12 Conociéndonos
04:05pm
El sol brillaba, los pájaros cantaban y la brisa era agradable, fresca. Era como una escena de cuento fantástico, a escepción de algo.
Unas nubes acechaban a lo lejos.
Jung Kook estaba en el patio de la fuente, la cual ya no contenía agua. Tenía un pequeño bloc de hojas y un lapiz de color rojo en su mano.
Dibujó el paisaje, o un intento de ello. Le gustaba dibujar, pero a veces cuando no salía como esperaba, arrugaba y tiraba las hojas.
Wendy estaba a su lado, sosteniendo una botella de jugo de frutas que el niño estuvo tomando.
Le resultaba una maravilla verlo tan tranquilo y metido en su dibujo garabateado.
—Te está quedando muy bonito, dibujas muy bien.
—Es el patio, me gusta mucho—dijo mientras seguía dibujando.
Hizo varios rayones más y cuando terminó se lo dio a la enfermera.
—Dice que lo tire, no le gusta.
Ella no dijo nada y se lo guardó, le mintió y dijo que luego lo tiraría a la basura.
Al rato la puerta se abrió. Yoon Gi asomó su cabeza y miró al pelinegro, haciéndole seña con su dedo para que se callara la boca.
Wendy estaba distraída mirando hacia otro lado, por lo que no vio a Yoon Gi. Éste corrió a esconderse tras un arbusto, para observar todo.
Se había escapado otra vez porque estaba aburrido y quería ver volar los pájaros. Pero esas nubes negras que se acercaban no le decían nada bueno.
—Será mejor que entremos, está a punto de llover —dijo la chica levantándose.
—Quiero estar un rato más, por favor.
Ella suspiró y accedió a dejarlo quedarse unos minutos más ahí. No quería dejarlo solo porque temía que le pasara algo, pero ya había tomado su medicación y estaba muy pacífico e inofensivo.
—Está bien, en cinco minutos vuelvo—le dijo y se marchó por la puerta.
Yoon Gi ahora salió de su escondite y se fue a sentar junto al pelinegro, quien lo observaba detenidamente.
—¿Crees que llueva?—le preguntó al otro y éste se encogió de hombros —Yo creo que sí... Siempre que veo esas nubes acaba viniendo una tormenta. ¿Te gusta la lluvia?
—N-no sé...
Kook no comprendía por qué ese niño estaba siendo tan comunicativo con él, cuando habían tenido algún que otro malentendido debido a ese suceso en ese mismo lugar.
—Creo que empezamos con el pie izquierdo —le extendió la mano—.Soy Min Yoon Gi, tengo 11 años y no tengo padres.
Jung Kook dudó de si estrechar o no la mano; pero acabó por hacerlo y muy tímidamente.
—Yo... Soy Jeon Jung Kook, tengo 7 años y...—agachó su cabeza—Tampoco tengo padres.
Sus dos manos se juntaron en un apretón suave y luego se soltaron.
—Creo que todos los niños que hay aquí fueron abandonados —dijo riendo triste—.Y seguramente nadie nunca nos vaya a querer.
—¿Por qué dices eso?—lo miró de reojo.
—¿Quién quiere a los locos? Pues nadie. Yo estoy loco, tú estás loco...
—Yo no estoy loco—murmuró frunciendo sus cejas.
—Por algo estás aquí; además de que hablas con un número —enarcó una ceja—¡Hablas con un número!
A lo que Yoon Gi se refería no era precisamente un número tal cual se lo imaginaba. No tenía ni la menor idea de lo que Kook realmente veía. El número era sólo un nombre.
—No es un número—dijo Kook, ahora mirándolo —.Se llama así...
—Claro. Como digas, Jung Kook.
—¡Es verdad!—gritó—¡Él se enojará contigo, deja de burlarte!
—¿Enojarse? Que miedo—rio el rubio, un tanto egocéntrico.
Kook le tapó la boca con su mano a Yoon Gi y miró a sus alrededores preocupado.
—No hables—le susurró —.No quiero que te haga daño...
Se miraron un buen rato el uno al otro. Yoon Gi no entendía como algo que no existía podía hacerle daño. Pero la mirada del niño era de puro miedo.
Quizás estaba en lo cierto y él podía hacer algo, o no.
Jung Kook apartó su mano de la cara del rubio y desvió sus ojos hacia la fuente.
—Todos piensan que no es cierto—dijo serio—.Pero él es real. Yo soy el único que lo ve y lo oye.
—Lo siento—se disculpó Yoon Gi dudoso de sus palabras—.Yo... No comprendo.
—No hay nada que comprender. Sólo deja de burlarte, porque no es divertido...
Se quedaron en silencio. Kook miraba hacia la fuente y Yoon Gi no dejaba de mirarlo a él.
Las nubes negras fueron acercándose hasta que empezaron a caer pequeñas gotas.
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