parte única
One shot inspirado en "Put On A Smile" de Silk Sonic.
Pueden marcar errores si encuentran alguno.
Seokjin sonríe alzando su vaso con hielos lleno de whisky, siente que se le resbala de las manos a causa del agua que este despide por la manera rápida en la que el hielo se descongela gracias a su contacto con el calor del alcohol.
Seokjin sonríe y sus mejillas se sienten tensas.
Es sábado por la noche e invitó a sus amigos a tomar unos tragos, Namjoon y Hoseok solo habían aceptado por la condición que el mayor puso, que él pagaría las rondas que tomarían ahí. Seokjin en verdad necesitaba salir de casa, donde más que seguro, se sentía ahogado. Llevaban varios sábados así, en los que Jin pagaba las cuatro rondas de sus amigos hasta que ellos decían que eta suficiente y debían volver a casa, con una sonrisa tensa él los dejaba ir y les agradecía su compañía.
Él en verdad estaba tratando de poner una maldita sonrisa en su rostro para no preocupar a nadie. Aún si estaba muerto por dentro, él en serio intentaba.
Varios sábados en los que Seokjin optaba por embriagarse para ver si así podía olvidarse de todo lo sucedido aquella noche donde su corazón pareció quebrarse en mil y un partes, el cual pareciera que nunca volverá a su forma original.
Y es que él había amado tanto a Jungkook -aun lo hacía- que su repentina ruptura lo había dejado a la deriva. ¿Como el muchachito había mandado todo a la mierda por un chico de su clase? Seokjin sacrificó muchas cosas por él, claramente el menor nunca se lo pidió pero Jin había entregado más que su corazón en aquella relación, había hecho hasta lo imposible por mantener feliz y complacido a su dulce novio, menor que él por 5 años, pero nada pareció ser suficiente.
Amor, dinero, tiempo, cariño y mucho más fue lo que él le dio a Jungkook, pero al joven pareció no serle suficiente. ¿Qué tenía Taehyung que no tuviese él? Probablemente un pene más grande, Jin se ríe ante su pensamiento y niega con la cabeza cuando sus amigos le miran con una ceja alzada, preguntándose qué era lo que pasaba por la mente de su amigo.
—Creo que ha sido suficiente por hoy.
Namjoon miró su reloj dándose cuenta que eran las 3 am y probablemente su madre no le abriría la puerta de su casa por ser tal hora, y todavía tenía que pasar a dejar a su novio en su propia casa.
—¿Se van ya? —La voz de Seokjin salió ahogada, él creía no haber tenido suficiente, su mente seguía inundada en recuerdos de Jungkook por lo que él sabía que el alcohol no había hecho efecto en él.
Hoseok asintió con un puchero, tomando la mano de Namjoon. Seokjin asintió también, sonriendo dulce pero falsamente a ellos, por lo que los dejó ir, diciendo que nuevamente él pagaría todo lo consumido esa noche.
La pareja lo abandonó diciéndole que cualquier cosa que sucediera ellos estarían pendientes de sus teléfonos por alguna emergencia. Seokjin aseguró que no pasaría nada.
—Hola, hyung ¿otra noche divertida? —Jimin sonrió demasiado brillante para él detrás de la barra de la discoteca, pasando el trapo húmedo por ella.
Seokjin se encogió de hombros, tomando hasta la última gota de su vaso.
—¿Te sirvo otro?
Y antes de esperar su respuesta, el rubio ya estaba llenado su vaso con hielos nuevos y más licor. Gracias, Jimin, tu siempre me entendiste, pensó.
—Jimin, necesito que vayas a la entrada, Yoongi está preguntado por ti.
El bajito gruñe molesto, secando sus manos en su delatan. No podía creer que su novio no lo dejara trabajar tranquilo, de todos modos estaba tan enamorado de él que termina por sonrojarse y apurarse a ir a la entrada para ver qué se le ofrecía a su querido y lindo novio, de todos modos tenía 20 minutos de descanso y los tomaría ahora.
—Puedes decirle a Gyeom que te atienda, hyung —es lo último que dice antes de caminar apresuradamente a donde se le solicitó.
Seokjin simplemente le sonríe en respuesta, siguiendo con su mirada a su amigo.
Error. Pensó rápidamente.
Su ojos se aguaron y los apartó rápidamente de aquella escena, volviendo a mirar al frente. Rascó sus cabellos, buscando calmarse, o tal vez consuelo para si mismo. Definitivamente debió irse con Namjoon y Hoseok.
El pesar de su corazón se sintió duro como roca, haciéndolo apoyarse en la barra de granito frente a él. Apretó los ojos y escuchó aquella voz que antes fue la más dulce melodía que tanto adoraba, ahora no era nada más que un triste recuerdo para él.
—Hola, Gyeomie —La voz de Jungkook resonó en sus oídos como si acabara de gritarle al oído, haciéndolo mirar hacia otro lado, quería huir de ahí pero sus pies se sentía pesados, la realidad era que solo quería respirar su perfume una vez más.
—Hola, Kook, pensé que mamá no te había dado permiso de salir hoy.
La risa de Jungkook le hizo cosquillas en la espina dorsal. La había extrañado tanto.
No. La extrañaba, cada día que pasaba era una tortura para él el no poder oír la dulce y aniñada sonrisa del menor. Y es que... habían parecido tan felices cuando estuvieron juntos ¿qué había cambiado?
—¿Jin?
El aludido se congela en su lugar, sin embargo voltea al llamado, sonriendo para él.
—Jungkook —y suena más a un suspiro.
—¿Estás solo?
Seokjin asiente, mirando su vaso a medio beber, meneándolo y haciendo que los cubitos de hielo tintineen.
—Jin, yo...
Trata de hablar pero Seokjin niega, no está dispuesto a escuchar nada sobre esa noche.
—Estoy bien, Jungkook.
—No lo estás... te conozco.
Y vaya que lo hacía. Dos años de relación eran más que suficiente para conocer cada una de las debilidades del otro.
—Creo que es mejor que me vaya —el mayor saca su cartera para pagar su extensa cuenta.
—Yo invito.
Seokjin se ríe, negando con la cabeza.
—¿Pagarás lo de Nam y Hobi también?
—¿Ellos están aquí? —sus ojos brillaron ante la mención de sus antes amigos también.
Brillaron como alguna vez lo hicieron por Seokjin.
—Se han ido ya, te dije que estoy solo.
Jungkook sonrió, sonrojado de caer en cuenta de eso. Seokjin sonrió también.
Sonrió de verdad sintiendo cálido en su pecho, recordando todas las veces que juntos habían sonreído así. Y es que Jungkook era la única razón por la que Seokjin sonreía en verdad, la única razón por la valía la pena sonreír.
—Jungkook.
El menor alzó la mirada, viendo los ojos del mayor convertidos en critales, brillaban pero no de la manera que él quería.
—¿Si, hyung?
—Yo...
Rápidamente la cabeza del menor se movió en negación, apartando la mirada, mordiendo sus labios en un acto de nerviosismo.
—No lo digas.
—Tengo que.
—Jin... —pidió en modo de súplica.
—Te extraño.
Jungkook sorbió su nariz, mirando un como su hermano le servía una copa, gracias a dios él sabía que era lo que quería. Tomó todo de un trago, y se dio cuenta que las palabras de Jin ardían mucho más que el licor en su garganta.
—¿No dirás nada?
—¿Qué quieres que te diga? ¿que también te extraño?
Jin masticó el hielo, riéndose.
—No precisamente, puedes decir lo que sea, solo... no te quedes callado.
—No puedo, Jin.
El ceño del mayor se frunció, confundido al ver la mirada rota de Jungkook.
—No puedo hacerte esto... perdón por todo.
—No tienes porque pedir perdón.
—Mierda, Jin, deja de ser tan benevolente conmigo, no me hace sentir mejor.
—¿Qué puedo hacer para hacerte sentir mejor?
Jungkook se ríe irónicamente, no creyendo lo que Seokjin decía. O en verdad si lo creía, porque él mayor era así, siempre buscando el bien y la felicidad del más joven.
—Seokjin, por favor... te engañé. Me encontraste en la cama con Taehyung, por favor hazme sentir miserable como es debido.
Ahora es Jin quien se ríe de la manera que el de pelo negro lo hizo hace unos segundos atrás.
—Sabes que jamás podría.
—Por favor, Jin. Hazme sentir mal, dime que soy una basura, que hice todo mal...
—Tal vez yo fui el que hizo todo mal. Por algo búscate refugio en Taehyung.
Y ahí, frente a todos, Jungkook sollozó lastimero. Yugyeom se dio cuenta de eso pero creía que era mejor no meterse si no era necesario, además sabía que esas lágrimas derramadas las tenía merecido por cómo había actuado.
—Yo también te extraño. Te amo, Jin. Pero nada de esto es justo para ti ni para mi.
—Sé perdonar —se acercó a él, tomando su rostro entre sus manos para ponerlo a su altura.
—No quiero que me perdones. Quiero que me odies, que me aborrezcas y no quieras verme más.
—No me pidas algo que jamás podré hacer, Jungkook. Para bien o para mal, te amo y no me importa nada más que tenerte a mi lado.
El menor llora aún más, con la cara rota de dolor. Bien, si Jin estaba aplicando la psicología inversa en él para hacerle doler, lo estaba logrando y mucho.
—¿Qué no te das cuenta? Eres mi única razón por la que vale la pena sonreír, Jungkook.
Era verdad. Llevaba meses sonriendo falsamente, con el rostro tenso y las mejillas duras, dos meses viniendo cada fin de semana a este bar, pagar la cuenta por sus amigos y fingir que todo estaba bien era su nueva rutina. Incluso creía haber olvidado como se sonreía en verdad hasta que escuchó la voz de Jungkook.
Aunque sea por unos segundos, él había recordado lo bien que se sentía sonreír de manera genuina.
—Déjame ir, por favor. Olvídame, te hice-te hago daño.
—Me haces más daño estando lejos de mi.
—Seokjin...
Un suspiró salió de los labios del menor antes de que la frente del más alto cayera sobre la suya, sintiéndose caliente pero a la vez acogedora. Jungkook miró los ojos cerrados de su ex-amor, con las pestañas húmedas debido a las lágrimas.
—Siempre te voy a extrañar. Sé que hace rato te pedí perdón pero... prefiero que nunca me perdones. Si me vas a odiar por lo que te hice, lo aceptaré. Aceptaré todo lo que venga de ti.
—Entonces acepta mi amor y mi perdón.
—Todos menos eso. Tengo que irme... Tae me está esperando.
Toma las manos del mayor, apartándolas de su rostro suavemente. El corazón de Seokjin se astilla aún más con la mención de su reemplazo.
—Quiero agradecerte por todo lo que me diste y lo que me hiciste sentir.
—Puedo seguir dándotelo si tú me lo pides.
Jungkook hipa del sollozo, negando con la cabeza.
—Por favor quédate con el recuerdo de lo que fuimos. Tengo que confesarte que te amo y extraño como a nadie, pero mi mejor castigo es estar lejos de ti.
—Jungkook...
—Quiero que seas feliz, mucho más que yo. Sé que algún día me olvidaras y tendrás a alguien a tu lado que te merezca y respete, no como yo lo hice.
Su voz se quiebra, ahora sí, se aparta. Ambos se notaban rotos y perdidos, pero Jungkook no parecía dar su brazo a torcer y aceptar lo que Jin le ofrecía.
Amor, cariño, consuelo y compañía, algo que antes tuvo solo para él pero no lo supo valorar como era debido.
—Sé feliz, Jin.
La mano del mayor recorre el brazo de Jungkook, inyectado en tinta y sonríe a medias, recordando cada uno de ellos, incluso él había pagado varios de esos. Notó unos nuevos y probablemente el que ahora sostenía su mano durante las sesiones era Taehyung.
—Sé que es egoísta pedírtelo pero no hay otra manera de que lo hagas, lo sé... Pero sé feliz por mi ¿si? sonríe por mi, sal adelante por mi... olvídame.
Seokjin sonrió grande, mostrando sus lindos dientes, haciendo el corazón de Jungkook estallar debido a eso. Él en serio amaba la sonrisa del mayor más que a nada, era de las cosas que lo habían hecho enamorarse de él.
Entonces, asintió. Haría lo que sea que Jungkook le pidiera, incluso si este le pedía lo que más le dolía... dejar de amarlo. Pero le obedecería, porque la única razón por la que valía la pena sonreír era Jungkook, nadie ni nada más que él.
Viéndolo sonreír, Jungkook sabe que todo está hecho y todo terminada ahí, ahora sí, podía irse tranquilo. Besa su mejilla sonoramente, soltando un par de lagrimas antes de alejarse y tomar sus bebidas para dirigirse a donde Taehyung le esperaba.
Voltea una vez más a ver al mayor, quien con una sonrisa plasmada en sus lindos labios saca dinero de su billetera para pagar su importe consumido. Y con eso, Jungkook asiente con el corazón palpitando lenta pero fuertemente dentro de su pecho.
Ahora sabía que Jin estaría mejor y viviría feliz, aún así si no fuese a su lado.
Aún así si ni él mismo Jungkook nunca podría encontrar la felicidad y el amor que alguna vez Seokjin le brindó.
*
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