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Put me in the sky, my love (4)

"Siete minutos en el paraíso o siete minutos en el infierno"
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Tocó la puerta y esperó metiendo sus manos en los bolsillos de sus skinny jeans, la puerta se abre siendo lo primero en ver, unos destellos azules, claro que no son los que esperaba. Pero aún así pone una sonrisa en su rostro y el alfa que está frente a ella vestido de traje se cruza de brazos.

-¿No que solo era un trabajo en equipo y nada más, jovencita? – su ceño está fruncido y el aroma a alfa la marea un poco. – Nayeon no está en casa.

Y como si el universo quisiera dejar en ridículo al pobre hombre, una omega con zapatos altos, falda y una camisa delicada aparece detrás de este. Tiene una sonrisa preciosa, un poco de brillo labial en sus labios, no lleva anteojos y su aroma está por todos lados. Tzuyu tiene que pararse recta para no caer de cara al piso y desmayarse, ni siquiera entiende por qué está tan afectada, pero sin duda la más afectada es su alfa.

-Mírala a los ojos, depravada, sus ojos no están en sus piernas. – el otro padre de la omega está detrás de esta con un traje igual de elegante al igual que su esposo.

-¡Papá! – Nayeon se queja y uno de ellos se va, el alfa Seokjin, quien Tzuyu tristemente se lamenta porque ha notado que es el padre menos celoso. - ¿Qué estás haciendo aquí, Chou? – tiene sus mejillas de un bonito carmín y solo por esta vez, Tzuyu se permite apreciarla.

-Quería preguntar si podías…- el otro alfa se cruza de brazos y uno de los hermanos de la omega aparece en su rango de visión, quien está parado a unos centímetros de ellos. - ¿Estás ocupada hoy?

-Ya te dije...- sabe que está por negarse y rechazarla nuevamente, pero tiene un pequeño as bajo la manga.

-No, no, no. – niega suavemente con su cabeza y puede apreciar el momento exacto en el que la omega lleva su vista hasta su cabello. Es una fiesta en casa de Dahyun porque es su cumpleaños y puedes llevar a tus amigas.

-¿Y por qué no le enviaste un mensaje? – el hermano alfa se une a la conversación y Tzuyu de alguna forma se siente nerviosa.

-Porque ella no quiso darme su número. – dice y rasca su nuca torpemente, se está comenzando a sentir como una completa idiota, además de que se siente rechazada e intimidada.

-Cariño, dale tu número a esta idiota o dile que vuele. Estamos llegando tarde. – el padre alfa se queja en lo último de la oración y desaparece de su rango de vista.

-¡Pero pa! – se queja con un adorable puchero en su boca y la alfa de Tzuyu tiene el impulso de querer besarla y morderla. – Tú, brujo, fuera. – emite un sonido parecido a un gruñido de gato y el alfa levanta las manos en el aire. Él también se va y las deja solas.

-Te ves… te ves bonita.- las mejillas de la omega se ponen un poco más rosadas por eso y hay una sensación cálida en el pecho de la alfa por solo verla.

-No pienso aceptar tus cumplidos y sí, iré a la fiesta porque ya me invitó Jeongyeon, a quién por algún extraño motivo tu amiga invitó. – La omega se apoya contra la madera de la puerta mientras pasa uno de sus brazos por detrás de esta. – Hoy es el cumpleaños de mi nana, no te entusiasmes por verme así el resto de los días.

Está a punto de cerrar la puerta y volver a ignorarla como lo ha hecho toda esta semana, pero Tzuyu apoya su mano en la madera de la puerta y su otra mano la apoya contra la pared, sus restos quedan algo cerca y ahora la omega tiene su misma altura. Cierra los ojos por inercia y larga sus feromonas inconscientemente. La omega aclara su garganta y ya no la siente tan cerca.

-Tampoco te daré mi número, imagino que no querrás tener el número de la omega avispona y caer en una maldición o una de esas mierdas. Cómo sea, espero no ver tu horrible rostro esta noche. – la omega se da la vuelta y la alfa se queda sin aire al ver las grandiosas curvas de esta. - ¡Qué alguien cierre la puerta y saque a ese bicho de aquí!

Ella va meneando sus preciosas caderas hasta que solo ve el rostro de un alfa castaño muy furioso. Él le cierra la puerta en la cara con un gruñido de fondo. La alfa solo puede volver a su casa muy confundida por todo lo ocurrido.

...

La música llenaba sus oídos junto con los murmullos, risas y gritos de las personas a su alrededor. Dahyun está en algún lugar perdida desde hace como una hora y está en busca de la omega que la vio llegar hace una hora o cuarenta minutos. Chaeyoung le dijo que debía avanzar en la apuesta antes de que llegue el baile o se quedará sin cita, también le recordó que le quedan solo dos semanas.

No es como si Tzuyu necesitara recordar que perdió una semana completa sin un solo avance, aunque por lo menos ahora sabe el nombre de la omega y puede mantener una conversación de más de treinta segundos. Finalmente, la encuentra en la ronda que está situada en medio del living, la omega está vestida con unos skinny jeans negros y un suéter muy ancho y largo.

Hay un pequeño sentimiento de decepción en el pecho de la alfa por eso y de alguna forma se vuelve más grande cuando no siente el aroma a cerezas y chocolate tan característico. La omega está entremedio de Ryujin y Sana, hablando con esa omega de baja estatura y rubia que recuerda haber visto el viernes al final del partido.

-¡Tzuyu! – su amiga Momo la llama desde la ronda y los hombros de la omega se tensan por eso - ¡Ven, vamos a jugar a siete minutos en el paraíso!

-Por supuesto, amiga. – camina hacia la ronda y está a dos personas de distancia de la omega quien ni siquiera se ha volteado a mirarla.

-Ya que te ofreces como tributo, serás la primera. – la beta dice y se toma su último trago de cerveza para dejar el envase en medio de la pequeña mesa ratona de allí, comienza a girarla y suelta alegremente. - ¡Veamos quién tiene la oportunidad de pasar siete minutos en el paraíso con Chou!

-O en el infierno. – escuchar decir a la omega a lo lejos quien tiene una cara aburrida y está un poco ajena al juego.

Y como si el destino nuevamente quisiera unirlas, la botella gira entre las omegas con miradas risueñas y betas esperando pasar unos buenos siete minutos con ella en un armario, pero todos bajan sus sonrisas y estancan su mirada en la omega que está muy metida en una conversación con su pequeño grupo. La botella la está apuntando a ella.

-¡Im es la afortunada! – Hirai grita y la omega gira su cabeza rápidamente mirando a la alfa pelinegra, todo su grupo hace lo mismo. Escucha un gruñido de parte de Ryujin

-Ella no hará eso, sería suicidio. – Jeongyeon tiene su mirada de odio clavada en la alfa de ojos color jade y puede ver a la omega cruzarse de brazos por eso.

La omega le dice algo al oído a la alfa y esta parece algo apenada y avergonzada, casi como si fuera un cachorrito regañado. Tzuyu se sorprende por eso, al parecer Nayeon tiene el poder de poner a todos los alfas a sus pies con una cara severa y un tono de regaño. Todo el oxígeno de Tzuyu se queda en sus pulmones cuando Nayeon camina hacia ella muy enojada.

-Oh no Tzuyu, ten cuidado con la avispa. – alguien de la ronda dice y Nayeon dirige su mirada de odio hacia el tipo quien palidece cuando cruza miradas con la omega.

-Solo estoy haciendo esto porque no pienso quedar como una omega estúpida frente a este par de inútiles. – la omega se para frente a ella y puede sentir una pequeña pizca de su aroma.

Ellas son llevadas hacia el armario de uno de los cuartos de invitados; ni bien la puerta se cierra la omega se apoya contra la pared y se deja deslizar hasta quedar sentada en el piso del lugar, lleva su cabeza hacia atrás para apoyarla contra la pared, dejando una gran vista de su cuello limpio. Por algún motivo eso envía ondas de calor hacia la parte baja de Tzuyu.

-Lamento esto, el medio inhibidor de aroma que me tomé está perdiendo efecto y pa Seokjin no tuvo tiempo de comprar más. - termina de soltar eso y la alfa comienza a sentir un aroma un poco más fuerte de cerezas y chocolate.

-No importa, yo no suelo usarlos y nunca escuché a nadie quejarse por eso. – escucha la risa sarcástica de la omega y la queda mirando, esperando cruzar miradas con ella. - ¿Qué?

-No seas estúpida Tzuyu, cómo si quisieras sentir el olor inmundo de la omega avispona. – ella tiene los ojos cerrados al hablar, pero aún así su aroma amargo es inevitable de ignorar en el aire.

-Lamento eso, lamento no haber detenido a mis amigas con esas bromas tontas. – dice algo apenada y se desliza por la pared al igual que la omega.

-No importa, - ella se encoge de hombros – Mis amigas siempre escuchan como hablo mal de ti. – no es algo que le sorprenda a la alfa, después de todo.

-¿Y por qué me odias tanto? – si es que quiere avanzar en la apuesta, debe saber qué camino tomar para dar los pasos correctos y no caer al rechazo innato.

-¿Estás bromeando? – la omega se incorpora en su lugar y abre sus grandes y resplandecientes ojos azules. – Eres un maldito estereotipo y tienes a cada omega bajo tuyo, enredados bajo tus dedos. Ni siquiera es como si tu maldito aroma a sandía y pomelo fuera el mejor del planeta. - lo último sale con un tono casi explosivo, más como si fuera algo personal que solo un comentario general.

La alfa no puede explicar el vacío que siente en su pecho al oír eso, como si unos cincuenta kilos de plomo se hundieran en su pecho y no la dejaran respirar correctamente, todas las alarmas de pánico son encendidas por su loba y ahora se siente inquieta y más rechazada que nunca antes. Esta omega la está dejando sin palabras.

-Pensé que olía a Whisky. – sin embargo no se permitirá verse vulnerable ante alguien que solo la hace ser mierda.

-Sí, lo haces. Pero solo un poco, cuando te pones arrogante y estúpida. – ella pasa sus manos por su rostro, limpiando de alguna forma la vergüenza que se está comenzando a sentir en el aire. - Perdón por eso, no fue muy educado de mi parte. Es solo…

-¿Te incómoda que huelan tu aroma? – sus pies se están rozando y eso envía una pequeña calidez al pecho de la alfa. – Nunca antes lo había olido hasta que fui a tu casa por primera vez.

-En primer año, antes de que compartiéramos clases juntas, los alfas estúpidos solían decir que mi aroma era muy dulce y molesto. Ella se encoge de hombros.

Sus miradas se encuentran finalmente y Tzuyu no puede explicar todo lo que está sintiendo ahora mismo, definitivamente el aroma de la omega no la está dejando actuar en sus cinco sentidos. Se arrodilla frente a la omega que sigue con sus rodillas a la altura de su pecho y tiene este gran suéter que de alguna forma deja ver una gran parte de su cuello limpio de marcas. A la alfa de Tzuyu de alguna forma comienza a molestarle eso. Nadie debería de ver su cuello, esos tontos alfas suelen ser muy sucios.

-A mí me gusta. – frunce su ceño por eso y sus pensamientos sin sentido. Las palabras escapan de sus labios y ruedan en las rosadas mejillas de la omega. – Disfruto mucho de tu aroma, a diferencia de como lo haces con el mío.

Una risa sincera, por primera vez, escapa de los finos y rosados labios de la omega, provocando sensaciones nunca antes sentidas en el cuerpo y alma de la alfa, todo esto es tan confuso. Todo su impulso de contenerse se derrumba con eso y mientras la omega deja caer sus piernas al piso, estirándolas y dejándose llevar por la emoción. La alfa se asoma a ella, pasando una de sus rodillas entre las piernas de la omega y otra dejada del lado izquierdo, una de sus manos se estanca en la cálida piel de la nuca de la omega y otra la sostiene del piso, no dejándola caer y aplastar a la omega de bonitos zafiros.

-¿Tzuyu? – la sorpresa en su tono es tan difícil de ignorar y puede sentir la tensión de su cuerpo bajo su mano izquierda porque sostiene su cálida nuca. - ¿Qué mierda estás haciendo? – ella habla en un tono bajo y sus rostros están a una mínima distancia.

Sin embargo, no está buscando besarla, no aún al menos – le dice su alfa-, solo se esconde en el cuello de la omega, aspirando fuerte y llenándose de su embriagante aroma. Suelta un poco de sus propias feromonas para hacer que el cuerpo debajo del suyo se relaje y lo logra cuando la siente tragar bajo su mano. Es increíble la manera en la que solo ocultarse en el cuello de la omega hace que su alfa quiera aparearse, nunca antes había experimentado algo así. Con ningún otro omega.

Ese sentimiento la asusta un poco, pero se deja llevar por el momento y lo bien que se siente el cuello de la omega bajo sus labios. Muy en el fondo sabe que su alfa está marcando a la omega con su aroma y al estar tan perdida y no contando con sus cinco sentidos, la deja pasar. Muerde un poco el lugar para probar una reacción y gana lo que quiere cuando la omega jadea y levanta su pierna izquierda haciendo que su rodilla choque suavemente entremedio de las piernas de la alfa y toque el bulto que se está propagando allí. Tzuyu gruñe por lo bien que se sintió eso.

-Tzuyu… yo….- De alguna forma el aroma de la omega se convierte lentamente en algo más dulce, un indicio de que está a punto de lubricar. – Tzu…- la alfa vuelve a gruñir por eso y por lo bien que luce su pequeña marca en el cuello de la omega.

Es increíble la forma en la que la alfa cree que podría correrse con solo oler a la omega, la forma en la que su estómago se siente lleno y cálido, un cosquilleo constante no la deja pensar correctamente y cuando sale de su escondite para ver el rostro de la omega, tan sonrosado, ojos cerrados y labios levemente hinchados por morder, la puerta suena en un golpeteo constante.

El cuerpo de Tzuyu rueda al piso al ser empujado y traído a la realidad, sus sentidos aún fallan un poco cuando ve a la omega levantarse rápidamente y escapar por la puerta. Momo la mira con una cara confusa y algo divertida. Esa es la última vez en ver a la omega durante la fiesta, escapando con sus aromas combinados, Tzuyu puede sentir el aroma de la omega sobre ella y no le incomoda en lo absoluto.

Eso comienza a golpearla en la cabeza el domingo por la noche cuando piensa en esos siete minutos y de alguna forma intenta convencerse de que esos realmente no fueron siete minutos en el paraíso. Su loba tiene la razón cuando le dice una y otra vez que pare de mentirse a sí misma, pero la ignora.

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