18 : besos calientes y una disculpa a medias
Lisa las hace escabullirse mágicamente por los pasillos y la lleva hacia los baños del segundo piso, estos están cerrados por hoy y tienen que encender las luces al entrar. Rosé solo sabe que llegaron mágicamente hasta allí porque estuvo todo el camino mirando como idiota la forma en la que el vestido se amolda perfectamente a la cintura de Lisa y como hace resaltar su bonito trasero.
Cuando Lisa cierra la puerta detrás de ella y escucha un clic ella se apoya contra la pared y se queda contemplando la manera tan delicada en la que la omega se da la vuelta contra la madera de la puerta y se le queda mirando. Toma aire y se alienta internamente para comenzar a hablar, pero cuando abre sus labios una omega con la mirada decisiva está caminando hacia ella.
Lisa choca sus labios contra los suyos y Rosé se sorprende por eso, se queda estática en su lugar por unos segundos mientras procesa todo y luego su alfa la hace reaccionar y responder el beso, con que para esto sí.
El beso es algo brusco y caliente, joder, muy caliente. Lisa se está presionando contra ella y tiene sus manos sosteniendo su rostro. Hay mucho desorden dentro de ellas y no se deciden por quien lleva el mando, aún así tampoco les da el tiempo.
Se separan con un chasquido húmedo y antes de que Rosé pueda procesar lo que sea que acaba de pasar, una fuerte bofetada es depositada en su rostro. Lisa se lleva rápidamente las manos a su rostro y tapa su boca, aparentemente la omega también está sorprendida por lo que acaba de hacer.
―Joder, lo siento, pero te lo merecías. ―Lisa tiene la respiración algo errática y las mejillas tan lindas y sonrojadas, la vista hace que el dolor en su mejilla se vaya.
―No importa, eso fue caliente ―respira y lleva su cabeza hacía atrás, mierda, necesita calmarse―. Lo siento, eso fue innecesario. ―se ríe nerviosamente y recibe una pequeña sonrisa de parte de la omega.
―JiSoo me contó lo de Jennie. ―frunce su ceño y la omega parece perdida por algo.
―¿Qué cosa? ―pregunta cuidadosamente mientras lleva sus dedos a sus labios, aún hay un poco de cerezas y chocolate. Sonríe por eso.
―Que Jennie fue quien planeó la apuesta y básicamente fuimos su cebo para poder llegar hasta JiSoo, pero de alguna forma todo se complicó. ―
¿Qué?, frunce más su ceño y aprieta el tallo de la rosa.
―¿Y por qué soy la última en enterarme? ―se queja y vuelve a echar su cabeza hacia atrás―. Joder, la voy a matar.
―Sin embargo, nunca me hubieras conocido ―Rosé sonríe tontamente y mira a los ojos a la omega, quien sigue hablando―. Pero esto tampoco significa que te estoy perdonando.
―Lo sé y lo siento, se que estuvo mal lo que hice y que debí parar desde el principio, pero con cada minuto que pasaba junto a ti mi alfa y yo nos enamorabamos más ―la omega desvía su mirada y un bonito sonrojo adorna sus mejillas―. Y también quiero decir que rompí la apuesta porque quería invitarte al baile y...
Rosé se pierde por un momento en la vista que tiene frente suyo, Lisa tiene sus bonitas clavículas brillando bajo las blancas luces del baño, una sonrisa tímida se desliza por sus finos y bonitos labios y cuando pestañea cubre sus bonitos ojos bajo esas pomposas y bonitas pestañas.
―¿Y...? ―Lisa insiste, se tambalea sobre sus pies, lleva unos bonitos zapatos que tienen poco tacón. Tan linda.
―Y yo... Yo... ―se aclara la garganta y traga, no puede creer que está a punto de decirle esto a la omega dentro de un maldito baño―. Sé que no es la forma apropiada, ni el momento apropiado y mucho menos el lugar apropiado, pero... ―divaga y Lisa rueda sus ojos con algo de cariño―. ¿Te dejarías cortejar por mí, Lili?
La voz de la alfa sale en apenas un susurro, pero Lisa parece escucharla, sus ojos se expanden, sus cejas se fruncen adorablemente y tiene los labios fruncidos. Recorre su rostro insistentemente como si estuviera buscando respuestas, como si todo esto fuera una simple broma. Joder, no lo es, Rosé quiere tanto a esta bonita omega como suya y la quiere para siempre.
―¿Estás intentando burlarte de mí o algo? ―la voz de la omega sale suave, pero tan desconfiada y débil a la vez―. Porque si es así, no me parece justo luego de que te dijera que me gustabas mucho.
―¿Qué? ¡No, no! ―niega efusivamente y lleva sus manos hasta el delicado rostro de la omega, no quiere lastimarla. El tallo de la rosa está pegado al rostro de Lisa y se ve adorable―. Lo digo en serio. Muy en serio.
Frunce su ceño y profundiza su mirada en esos hermosos ojos almendrados, no es fácil que Lisa vuelva a confiar en ella, pero quiere tanto que lo haga. Quiere un sí como respuesta y promete ser la mejor alfa del mundo, o al menos lo intentará cada maldito día.
―¿No hay ningún juego detrás de esto? ―ella pregunta con desconfianza, sus manos están apoyadas contra su pecho alfa y el toque quema un poco a través de la tela..
―Juro que no, soy solo yo intentando pasar el resto de mi vida junto a una bonita omega que huele a cielo y que tiene la sonrisa más hermosa y curativa del mundo.
Lisa se sonroja y desvía su mirada, las pestañas de Rosé pesan sobre sus ojos, se siente cálida y poseída por el amor.
―Entonces, no lo sé ―¿La está rechazando? Su alfa llora en su interior y se retuerce, no queriendo perder a su omega―. Primero quiero que me des la maldita rosa adecuadamente y luego quiero que me lleves a una bonita cita y lo pidas en un lugar que no huele a orina de alfa.
Asiente y sonríe como una tonta, al menos no dijo que no y está muy segura que esa respuesta se asemeja a un sí. Envuelve a la omega entre sus brazos para asfixiarla en un cálido abrazo. Su corazón late a una velocidad impresionante y su alfa aúlla de alegría mientras da vueltas persiguiendo su colita. Lisa la hace la alfa más feliz del mundo.
―¿Puedo besarte? ―pregunta antes de actuar, no quiere incomodar a Lisa en lo absoluto y aún no sabe si fue perdonada del todo. Lisa asiente suavemente con sus ojos cerrados y una dulce sonrisa sobre sus bonitos labios.
La besa lentamente para apreciar más el sabor a cerezas y chocolate, sus manos viajan a la bonita cintura de la omega y cuidadosamente la aprieta contra ella. Lisa gime débil contra sus labios y sigue su beso lenta y perezosamente, la omega lleva sus brazos hacia su cuello y la envuelve con su dulce aroma, extrañaba tanto esta sensación de calidez y comodidad.
―Extrañé besar a mi omega. ―rompe el beso y gruñe, sus ojos aún están cerrados y su nariz está pegada a la bonita y suave mejilla de la omega.
―Aún no soy tu omega ―Lisa se ríe y la acerca más contra su bonita figura―. ¿Puedes... Puedes olfatearme?
La pregunta la hace sonríe bobamente y asiente, hace un sonido de confirmación mientras reparte besos por la mandíbula de la Tailandesa, esa ni siquiera debería ser una pregunta. Su alfa ronronea dentro de su pecho y aúlla de alegría, ama tanto el cuello de la omega, es ilegal que no tenga sus marcas allí.
Se hunde contra la suave y aterciopelada piel, aspira con avaricia y gruñe ganándose un suave jadeo como respuesta, sus manos aprietan la marcada cintura de la omega y recorre con su lengua la cálida piel del cuello. El olor a cerezas y chocolate la marea, hay una pequeña pizca danzando entre sus papilas gustativas y a Rosé le encanta tanto todo esto, no se imagina haciendo esto con nadie más que no sea Lisa.
―Quiero marcarte con mi aroma ―gruñe y siente a Lisa sonriéndole contra su cuello―. No me gusta la manera en la que todos te estaban mirando, como si no fueras mía.
―Deja de decir eso... ―Lisa niega suavemente, su voz sale casi en un susurro.
―¿Por qué? ―pregunta entre medio de un gruñido, sabe que son destinadas, no hay porque negarlo.
Lisa reafirma el agarre contra su cuello.
―Porque harás que me moje y no quiero arruinar mi bonito vestido ―muerde suavemente el punto de unión de Lisa y ambas gimen ante el tacto. Un gruñido posesivo retumba en su pecho, que omega tan descarada le tocó.
―Pero si no salimos del baño, nadie lo notará ―se separa para ver la marca rojiza que dejó en la piel, sonríe, sabe que la marca se volverá color violáceo y todos sabrán de quien es la omega.
―Eres una maldita idiota, Park. ―Lisa se queja entremedio de una sonrisa que intenta ocultar, se separa de ella mientras se acomoda su bonito vestido.
Se queja por la pérdida de su omega y hace un puchero para que le tenga lástima y vuelva a sus brazos, queriendo mantener cálida a su omega. Lisa sonríe descaradamente y comienza a caminar hacia la puerta meneando sus bonitas caderas, joder, un día de estos la volverá loca. Intenta no pensar en la erección que se formó en sus pantalones por culpa de andar olfateando ese bonito cuello.
―Además, no quiero arruinar mis bonitas bragas. ―se atraganta con su saliva y Lisa abre la puerta para salir corriendo.
―¡Ven aquí omega descarada! ―la puerta choca contra el marco y comienza a correr hacia las escaleras para atrapar a su omega―. ¡No puedes decir eso y simplemente irte!
Lisa ríe mientras da sonoras pisadas con sus zapatos de tacón corto, para ser una omega en medio de la persecución de una alfa es bastante rápido, lo atribuye con que es una omega pura. Si no fuera por eso, Rosé ya la habría acorralado contra una pared y le hubiera comido la boca o el coño.
―¿Ya perdiste tu entrenamiento, alfa? ―Lisa se da media vuelta y luego sigue corriendo, Rosé casi se tropieza con sus propias piernas, su alfa se queja en un jadeo y sus piernas se sienten débiles.
Lisa se pierde entre medio del mar de estudiantes, sostiene su pecho mientras intenta calmar su agitada respiración, aspira el aire para encontrarla más fácilmente y se deja guiar por sus instintos. La omega está bailando sola entre medio de la pista, cuando la ve le sonríe descaradamente, pasa sus bonitas manos desde su cadera hasta su cintura y se menea suavemente. Aunque haya otros alumnos rodeándolas, Rosé siente que solo están ellas dos.
―¡¿No bailaras con tu omega?! ―Lisa grita entre medio de la música, ganándose la atención de algunos, pero ambas ignoran las miradas curiosas.
Se apresura a salir de su trance y se mete a la improvisada pista de baile para tomar las manos de Lisa entre las suyas y llevarlas a sus hombros. Lisa ríe suavemente y larga feromonas dulces que la envuelven como suaves mantas, lleva sus manos a la delicada cintura y acerca sus cuerpos. La omega jadea contra su pecho, de seguro sintió su erección y Rosé se permite enrojecer un poco por eso.
―¿Te pusiste feliz de verme, alfa? ―Lisa se burla contra su cuello y le deja un suave beso antes de envolver sus bonitos brazos omega en su cuello.
―Siempre estamos felices de verte, omega. ―se mecen suavemente con la música de fondo, al igual que las otras parejas.
En un momento de valentía desliza lentamente sus manos por la cintura de la omega hasta sus caderas y luego las baja un poco más hasta dejarlas en su espalda baja. En respuesta, Lisa se aprieta más contra su pecho y Rosé se sumerge en el dorado cuello para olfatear.
***
―¿Tus padres no me sacaran a patadas de tu porche si bajo? ―Rosé frena y pone el freno de mano mientras escucha la risa de Lisa de fondo.
―No si yo los detengo. ―ella niega con su cabeza, haciendo que algunos de sus suaves cabellos castaños se muevan.
―¿También puedo besarte antes de irme? ―hace un puchero y pone sus mejores ojitos de cachorro mientras Lisa rueda sus ojos con cariño.
―No lo sé, tuviste demasiados besos por hoy ―se queja haciendo un sonido dramático y se gana una risa por parte de la omega―. Pero primero, debes abrirme la puerta, tonta.
Como Lisa manda sale del auto y se da la vuelta para abrirle la puerta, extiende su mano con una sonrisa para que Lisa la tome y su alfa la felicita cuando lo hace. La mano de Lisa en suave y cálida contra la suya, como todo en ella. La omega baja del auto sosteniendo suavemente su vestido con su mano libre para no enredarse en la tela, cierra la puerta del auto cuando termina de bajar y lleva su mano libre a la espalda baja de la omega posesivamente.
―Me gusta cuando haces eso. ―Lisa sonríe, hay un poco de rubor sobre sus bonitas mejillas y brillo labial sobre sus bonitos labios. Rosé adivina que se los maquilló cuando se escapó para ir al baño.
―¿Qué cosa? ―desliza una sonrisa por sus labios e inclina su cabeza como una cachorra.
―Cuando pones tu mano en mi espalda baja o largas más feromonas para marcarme sigilosamente ―enrojece ante lo último, no esperaba que Lisa pueda notarlo―. Y sí, Park, puede notarlo, no te olvides que soy pura.
―L-Lo siento, Lili ―hace un puchero y acorrala a la omega contra la pared, Lisa suelta un jadeo cuando choca contra esta―. Es que no me gusta que los demás huelan tu aroma, me gusta cuando nuestros aromas se combinan, es como si solo me pusieran en el cielo con olerlos.
―Lunas, si hubiera sabido que ibas a ser una romántica ridícula hubiera elegido enamorarme de otra alfa. ―Lisa se ríe y gruñe ante eso.
―No nos gusta esa idea, a mi alfa y a mí ―niega y aprieta más a la omega contra la pared, su erección choca contra el muslo de la omega y ambas sueltan un jadeo―. ¿Solo un último beso, por favor? ―olfatea el cuello de la omega.
Lisa le da más acceso a la alfa y suelta feromonas más dulces y adictivas, Rosé solo se limita a aspirar con avaricia y no pueden culparla, su omega huele a cielo. La omega agarra su rostro con sus manos y la despega de su cuello a regañadientes, Rosé no se queja cuando unos suaves y dulces labios se estamparon contra los suyos.
Esta vez el beso es más brusco y caliente, sus lenguas se deslizan entre los labios de la omega y lleva su mano a la nuca para guiarla. Su otra mano viaja hasta la cintura de la omega y gruñe cuando siente la pequeña humedad que se está formando en la omega. La cavidad bocal de la omega sabe delicioso, las cerezas y el chocolate danzan a través de la saliva y se estancan en sus pupilas gustativas para llevarla a la locura y a la adicción.
―¡¿Estás intentando aprovecharte de mi hija?! ―Nickhun, el padre de Lisa abre la puerta y ambas se separan y saltan del susto.
Rosé oculta a Lisa contra su pecho y la aprieta contra la pared, en un intento desesperado de su alfa para que nadie vea a su omega. Un gruñido involuntario viaja a través de su pecho y es dirigido al otro alfa. Ambas se tensan es sus lugares cuando se da cuenta de lo que hizo, aclara su garganta y sus mejillas enrojecen.
―Lo siento, señor, eso fue... Fue... ―está segura de que parece una idiota boqueando para articular alguna palabra, pero se siente perdida en el calor del cuerpo de Lisa.
―Inesperado ―el alfa tiene el ceño fruncido y le está dando una mirada de muerte―. Jovencita, quiero que sueltes a mi hija y te retires antes de que te golpee.
―¡Papá! ―Lisa se queja desde su pecho, sale de su escondite con las mejillas rojas y los ojos brillosos―. No me hizo nada malo.
―¡¿No te hizo nada malo?! ―el alfa se queja y mueve sus manos exageradamente en el aire―. ¡Ella te usó para una apuesta! ―Lisa resopla y Rosé siente como su pecho se hunde lentamente.
―¡Y lo siento mucho por eso! ―se apresura a decir, casi suplicando.
―¡Con eso no me basta! ―el alfa lleva sus manos a su cintura y le da una mirada de reprobación.
―¡Papá! ¡Le diré a papi que estás exagerando otra vez! ―Lisa lo empuja suavemente y le da una sonrisa de disculpa―. Lo siento, creo que ya debes irte, pero luego hablamos.
Lisa empuja a su padre dentro y antes de cerrar la puerta se despide con un rápido beso contra sus labios. Bien, Rosé tendrá una noche llena de sueños húmedos donde hay una bonita omega con bragas de distintos colores. Su alfa se siente cálida y más relajada ahora que sabe que puede arreglar las cosas con su omega.
¡Gracias por leer!
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