✧c.-019 [2/2]
N/A: Este capítulo es otro de mis favoritos, me gusta demasiado. Sin embargo, esta semana se me está haciendo un poco cuesta arriba y ni siquiera puedo disfrutarlo bien xD
Cap dedicado a Sonrmy_x ♡♡
Hoy os recomiendo 'The Hurt Game' de The Script, canción que conocí gracias a un FMV y ahora no puedo sacarme de la cabeza.
[...]
Cuando Jungkook volvió al interior del recinto, tras haber estado hablando con Jimin acerca de aquel gato que se encontró en medio de la carretera, al cual había logrado llevarse al veterinario más cercano, recomendado por el propio Jungkook, encontró que TaeHyung era una persona completamente distinta a la que vio segundos antes de irse.
Y es que, el castaño, tal vez, se había pasado de copas durante su charla con Dante, rememorando situaciones que ambos vivieron cuando TaeHyung no era más que un novato. Y, quizás, sólo quizás, ahora estaba un poco borracho. O un poco bastante.
"Todavía me acuerdo cuando ese fotógrafo estaba tan enamorado de ti, que fue a todos los desfiles de ese año, sólo para verte. Era súper mono."
"¿El que conocimos en Paris?" Cuestionó, un poco confundido. Dante asintió. "Pero ese chico no estaba interesado en mí, Dante, sólo quería hacer su trabajo."
Dejando escapar una leve carcajada, el italiano negó. "Claro, por eso siempre usaba su pase como fotógrafo para sentarse junto a ti, ¿no? Porque no estaba ni un poquito interesado en ti."
"No..." Susurró, sus ojos gradualmente ampliándose conforme se daba cuenta de la realidad, casi tambaleándose. "¿Estaba interesado en mí?"
"Y tanto que lo estaba, cariño..."
"Jefe." La voz de Jungkook sonó, apareciendo junto al castaño en el momento exacto en que este se iba accidentalmente hacia atrás, poniendo una mano en su espalda baja. Jeon frunció el ceño, extrañado ante tal torpeza.
"Oh, Jungkook, has vuelto." El castaño le observó, sus ojos grandes y brillantes. "¿Dónde te habías metido?"
TaeHyung ni siquiera se vio afectado por aquel gesto, permitiendo que la mano de Jungkook se quedara sobre su cuerpo por tiempo indefinido, únicamente observándole con una mirada que el azabache no había visto nunca en él. Claramente, ese no podía ser su jefe.
"Salí a hablar por teléfono. Esta mañana, antes de ir yo a recogerte, mi amigo se encontró con un gatito solo en mitad del arcén, cuando volvía de fiesta. Le dije que fuese a la clínica veterinaria de mi socio, así que me ha llamado para decirme que el gatito está allí."
Los labios del castaño se entreabrieron, necesitando un par de segundos para reaccionar, antes de asentir. "Ow... ¿Está bien?"
"¿Mi amigo?"
"El gatito." Susurró, nuevamente tambaleándose hacia un lado. Confundido ante su evidente estado de embriaguez, algo que jamás pensó ver, Jungkook lo sostuvo más fuerte, prácticamente pegándolo a su cuerpo.
"Está bien, sí." Le dijo, viéndole sonreír bobamente. Él miró a Dante, su cabeza ladeada. "¿Cuánto ha bebido?"
TaeHyung le miró de inmediato, levantando el dedo índice e hipando. "Yo no he bebido."
"Ya..." Asintió, ni siquiera molestándose en hacerle ver que estaba creyéndole. Dante soltó una risita, negando sutilmente.
"En realidad, no pensé que unas cuantas copas pudieran afectarle tanto. No las he contado, pero tampoco han sido demasiadas... El chico ha pasado unas seis veces." Explicó, encogiéndose de hombros. TaeHyung soltó un bufido. "Aunque de haberlo sabido, le hubiera frenado. Está un poco perjudicado, la verdad."
"Que no estoy borracho... Estoy bien, sólo un poco mareado." Aseguraba, viéndose extremadamente ofendido ante aquellas acusaciones.
Al ver que nadie tomaba en serio su palabra, soltó un bufido, chasqueando la lengua y apartando a Jungkook, lo que le hizo perder el equilibrio notoriamente, tambaleándose. Jeon sostuvo su cuerpo una tercera vez, mirándole con las cejas alzadas. Él suspiró.
"Bueno, a lo mejor sí que he bebido un poquito, pero muy poco. Casi nada."
"Sí, claro, se ve perfectamente." Bufaba el azabache, tratando de ocultar su sonrisa. "Pero por el bien de tu reputación, tu dignidad y mi futuro como asistente, será mejor que nos vayamos al hotel. Ya es tarde."
Volviendo a resoplar, TaeHyung chasqueó la lengua, soltándose del agarre una vez más. "Que no... que estoy bien, déjame. Quiero- quiero quedarme, todavía no hemos terminado de hablar, ¿verdad, Dante?" Titubeó, enfocándose en su amigo, quien era incapaz de entenderle, al haber usado su lengua natal para comunicarse.
"No te entiendo, cariño, pero el chico tiene razón, debes irte."
"Vámonos, jefe." Pidió Jungkook, tendiéndole la mano al mencionado, quién se negó rotundamente, echándose hacia atrás, sin ser consciente de que uno de los camareros iba en su dirección. "Cuidado-"
Aquella fue la única palabra de advertencia que Jungkook pudo darle a su jefe, antes de que este chocara estrepitosamente contra el camarero, quién cayó al suelo. Todas las copas volcaron sobre la bandeja, empapando su atuendo por completo, para que un segundo después, se hicieran añicos contra el suelo.
Debido a la cantidad de personas reunidas allí y la música que sonaba por los parlantes, el estruendo que las copas hicieron al romperse, junto al chillido que Dante emitió, sólo lograron captar la atención de unos pocos presentes.
"Lo siento mucho, señor, no le he visto." Procedió a disculparse, aquel alma inocente, comenzando a sudar frío.
Negando, TaeHyung miró al pobre muchacho con los ojos ensanchados, sin saber dónde meterse. "No... Ha sido mi culpa, l-lo siento, ¿estás bien?"
"Jungkook, llévatelo de aquí antes de que alguien pueda darse cuenta de cómo va." Indicó Dante, mientras ayudaba al camarero a incorporarse.
El azabache asintió, agarrando a TaeHyung cuidadosamente para que este no rozara los cristales que le rodeaban, sacándolo de allí y llevándoselo consigo.
"Trata de que no hable con nadie, para evitar malas impresiones, más que nada." Le dijo el italiano, por lo que Jungkook volvió a asentir, aferrándose a la mano del jefe.
"Vámonos."
Comenzó a jalar de TaeHyung, en un intento por que su tambaleo al caminar no fuera demasiado evidente, pegándolo a su cuerpo para estabilizarse.
"Eh... ¿Dónde me llevas?"
"Al hotel." Respondió, asegurándose de que nadie estuviera pendiente a ellos.
"Pero quiero quedarme aquí."
"No, no quieres, créeme." Aseguraba, observando como debían de pasar por una aglomeración de personas obligatoriamente, por lo que suspiró. "Quédate en silencio, no hables con nadie que puedas conocer."
TaeHyung se quejó. "Oye, yo debería decirte eso a ti. Soy el que da las órdenes."
Jungkook movió la cabeza a modo de negación, cambiando de lado al castaño. "En estos momentos no, no estás en condiciones."
"Siempre estoy en condiciones..." Bufó, cruzándose de brazos torpemente.
Con éxito, el azabache logró sacar a su jefe de aquel recinto, soltando un suspiro prolongado, una vez salieron por la puerta. Fuera, en los jardines, no había casi nadie, sólo un par de señores con traje fumando y algunas modelos que él desconocía.
"Oh, ese es Armando." Comentaba TaeHyung, haciendo un intento por separarse de Jungkook e ir hacia el mencionado, quien se encontraba a unos metros de distancia. El azabache impidió su marcha.
"¿Dónde vas?"
"No le he saludado, es Armando, el fundador de la marca. Armando Lasauca. No puedo irme sin decirle adiós, él fue quien nos envió los trajes." Explicó, señalando a sus espaldas, cada vez que mencionaba aquel nombre.
Jungkook negó, sosteniéndole la mano. "Me da igual quién sea ese tal Shizuka, no puedes hablar con nadie, jefe."
"Armando Lasauca, no Shizuka, Jungkook." Le corrigió, con el ceño fruncido. "Y tengo que hacerlo, es el fundador. Sería una falta de respeto irme de aquí sin-" Quiso repetir, pero para ese momento, el mencionado ya había perdido la paciencia, terminando por tomar a su jefe por los muslos traseros, elevándolo y dejándolo sobre su hombro. "¡Jungkook!"
"¿Dónde está nuestro coche?" Decía, buscándolo con la mirada, ignorando a TaeHyung por completo, mientras se encaminaba hacia el final de la calle, donde estaban todos los coches que se dedicaban a transportarlos.
"¡Suéltame, Jungkook! ¡¿Qué crees que haces?!"
"Evitar que hagas el ridículo, para que luego digas que no soy un buen asistente."
"¡Que me sueltes! ¡No puedes tratarme de esa forma, soy tu jefe!" TaeHyung le golpeó la espalda. Él hizo una mueca de dolor leve. "¡Jungkook!"
"Haz el favor de no seguir utilizando mi espalda como saco de boxeo."
"Pues suéltame." Gruñó, sin parar de golpearle.
Las cejas de Jungkook se alzaron. "¿Que te suelte? ¿Estás seguro?"
"Te voy a despedir, lo prometo."
"Vale." Encogiéndose de hombros, accedió, apartando sus manos del castaño y sintiéndole deslizarse por su espalda en dirección al suelo. TaeHyung gritó su nombre, por lo que volvió a sostenerle.
"¡¿Qué haces?!"
"Lo que me has pedido."
Jungkook continuó con su camino, ignorando los reclamos de TaeHyung por segunda vez, únicamente asegurándose de que no terminaba de cabeza en el suelo, mientras él se dedicaba a buscar algún coche disponible.
Era incapaz de asimilar la situación, como si jamás se le hubiera pasado por la cabeza aquella posibilidad. Y es que, siendo honesto consigo mismo, el hecho de que su jefe estuviera borracho en medio del after party de un desfile, no entraba en sus planes semanales. Mucho menos tener que hacerse cargo de él.
"Y luego se atreve a decir que el niño pequeño soy yo..." Bufaba, negando con la cabeza. "¿Dónde se supone que está nuestro coche?"
"Te envié un mensaje con el número de la matrícula en caso de que tuviésemos alguna emergencia. Debes tenerlo por ahí." Respondía el castaño, en voz baja; prácticamente derrotado. "¿Puedes dejarme en el suelo, por favor? Estoy mareado."
Suspirando, Jungkook accedió, agachándose lo suficiente como para que TaeHyung pudiera tocar el suelo. "Si lo pides así, claro que te bajo, jefe."
"Gracias... Qué considerado."
"¿Ves? Para que luego te quejes." Dijo, manteniendo una mano alrededor de su cuerpo, al mismo tiempo en que buscaba el mensaje que contenía la información del coche en su teléfono. TaeHyung trató de soltarse. "Quietecito, jefe, Dante me ha ordenado que me encargue de ti."
Una vez más, TaeHyung soltó un leve gruñido, observándole con los labios apretados. "Pero tú no tienes que obedecer a Dante, si no a mí, que soy tu jefe."
"No te ofendas, pero ahora mismo tienes menos autoridad sobre mí que una lombriz."
"¿Estás seguro?" Sus cejas se alzaron, pasándose la lengua por los labios. "Porque hasta donde sé, tengo la capacidad de cambiar tu estado laboral de la noche a la mañana si me lo propongo, y créeme que ganas no me faltan."
"Oh... Amenazando con despedirme por no dejarte actuar bajo los efectos del alcohol... Eso es muy poco ético de tu parte." Mostrándose decepcionado, Jungkook asintió. "Mañana cuando estés sobrio te lo recordaré, ya verás como te sientes tan culpable que hasta me subes el sueldo."
"Los cojones."
"Con esos te dejo hacer lo que quieras, siempre y cuando los trates con cariño." Jungkook se encogió de hombros, finalmente encontrando la información que necesitaba y procediendo a buscar el coche., ignorando la sorpresa en los ojos de TaeHyung. "Ya tengo la matrícula, es ese de ahí. Vamos."
Llevando a su jefe hasta la misma camioneta que los había traído al desfile, se vio en la obligación de jalar de él en varias ocasiones, hasta que finalmente pudo localizar al conductor, quién no tardó en bajarse del coche para abrirles la puerta.
"Al hotel, por favor." Pidió, una vez se subió a los asientos traseros, junto con TaeHyung, luego de ponerle el cinturón. "Mi hijo está un poco perjudicado por el alcohol."
La mano del castaño se estampó casualmente contra su pecho desnudo. "No soy su hijo, soy su jefe. No le hagas caso al tonto este." Dijo, ya prácticamente arrastrando las palabras. El chófer asintió, poniéndose en marcha.
Para cuando llegaron al hotel, aproximadamente quince minutos después de haberse subido a aquel coche, TaeHyung se encontraba casi dormido, cabeceando en contra de su voluntad. Ni siquiera era dueño de sus movimientos, tampoco de lo que decía. Sentía que la cabeza le daba vueltas, parpadeando muchas veces para enfocar su vista, pero aquello tampoco funcionaba.
La camioneta aparcó junto a la puerta, Jungkook siendo el primero en bajarse, quitándose su cinturón y haciendo lo mismo con el de TaeHyung.
"¿Tengo que pagar algo?" Le preguntó al chófer, una vez este aparcó.
Él negó. "No, descuida."
"Genial, muchas gracias. Vamos, jefe."
"No quiero..." Lloriqueó, sus ojos luchando por no cerrarse, hasta que él mismo se rindió, cerrando los párpados.
Oyó un suspiro, para luego sentir como un par de brazos se adueñaban de su cuerpo, jalando de él hacia fuera y cargándolo. Jungkook cerró la puerta como pudo, mientras sostenía a TaeHyung, dejando escapar un suspiro.
Jungkook sabía que estaba trabajando por encima de sus posibilidades. Asistente, chófer, niñera... Todo en una misma noche. Luego, TaeHyung aseguraba que era un completo inepto, pero de ahora en adelante, fácilmente podría recordarle este día. Ahí, seguro que se mantendría en completo silencio, lo cual significaría una victoria para él en toda regla.
La cabeza del castaño cayó con sutileza sobre su hombro, mirando hacia esa dirección y viendo a su jefe profundamente dormido. Tenía suerte de ser físicamente atractivo, sobre todo ese tipo de atractivo que eran totalmente el tipo de Jungkook, porque de lo contrario, le hubiera dejado a su suerte.
"Jefe, ya hemos llegado al hotel, ¿dónde tienes la tarjeta de tu habitación?" Preguntó, con la esperanza de que este le respondiera. Sin embargo, fue recompensado con nada más que silencio. "Si no tengo tu tarjeta, tendré que llevarte a mi habitación."
En respuesta, por segunda vez, sólo obtuvo un silencio sepulcral, por lo que sus cejas se alzaron, mirando a TaeHyung, quien yacía dormido.
"Tú mismo, mañana no quiero quejas." Decía, encogiéndose de hombros. Ya prácticamente se había acostumbrado al olor a alcohol que emanaba el traje de TaeHyung, aún empapado de champagne.
Al cabo de un par de minutos, Jungkook entró en su habitación, tras haber tenido algunas complicaciones en el ascensor, acompañado por un suspiro agotador. Era fuerte en cuanto a musculatura se refería, pero haber cargado con su jefe dormido durante casi toda la noche, equivalía a media sesión en el gimnasio. Y eso que TaeHyung ni siquiera era pesado.
Lo primero que hizo, nada más llegar, fue depositar a TaeHyung en la cama, mordiéndose el labio inferior al observarle.
"Cuántas veces habré soñado con este momento desde que entré en tu puñetera empresa, jefe..." Murmuró, lamentándose por su falta de suerte, mientras deshacía la cama en un extremo e intentaba cubrirle con las sábanas.
Cuando TaeHyung estuvo tapado hasta el cuello, volvió a suspirar, dándose la vuelta y quitándose los zapatos. Nunca pensó que podría estar tan agotado, pero tras haber madrugado más que en toda su vida, estar quince horas encerrado en un avión para viajar a la otra punta del mundo, y aquel despropósito de desfile, sumándole el hecho de haber tenido que cuidar de su jefe borracho, Jungkook podía quedarse dormido de pie.
Lamentablemente, parecía ser que aún no era el momento.
Mientras se quitaba la cadena que colgaba de su cuello, escuchó a alguien lloriquear, teniendo que darse la vuelta de inmediato, sólo para ver a TaeHyung con una mueca de desagrado y sentado en la cama.
"¿Qué pasa?" Quiso saber, manteniendo el ceño fruncido.
"Mi ropa está mojada... Huelo a alcohol, no puedo dormir así." Decía, frotándose el rostro. Ni siquiera parecía ser consciente de que aquella no era su habitación.
"Estabas dormido hasta ahora, mucho problema no has tenido." Le recordó, por lo que TaeHyung lloriqueó aún más fuerte. "¿Quieres que te deje una camiseta? Traje un par en caso de emergencia."
Lentamente, el castaño asintió, con la mirada perdida en el suelo. "Sería todo un detalle..."
Asintiendo, Jungkook terminó de quitarse la cadena del cuello, yendo hacia su equipaje de mano y guardándola en el bolsillo más pequeño, luego abriendo el grande, en busca de una de sus camisetas. Sacó la primera que vio, lanzándosela a TaeHyung.
"Gracias." Este murmuró, sus manos débiles, sin fuerzas, procediendo a quitarse la camisa.
El azabache tenía muy claro que ver aquello sería un momento inolvidable en su vida, pero no podía aprovecharse de ello, así que inmediatamente fue hacia TaeHyung, impidiéndole que continuara con dicha acción, empujándole hacia atrás y cubriendo su cuerpo con la manta, haciendo presión en una esquina.
TaeHyung no dijo nada al respecto, desvistiéndose como podía. Primero, se deshizo de aquella camisa, permitiendo que cayese al suelo en cuanto estuvo fuera de su cuerpo y poniéndose la camiseta que Jungkook le había prestado. Suspiró. Luego, se desabrochó los pantalones, mientras volvía a lloriquear, dando pequeñas patadas para despojarse de aquel par infernal. Una vez fue libre, otro suspiro brotó de sus labios. Estaba agotado.
"¿Ya?" Jungkook cuestionó, soltando la sábana en cuanto él asintió.
"Sí... Gracias." Susurraba, acostándose de lado sólo para observarle. Sus ojos brillantes, mirándole como nunca antes. Jungkook sufrió un escalofrío, que se intensificó cuando TaeHyung le regaló una sonrisa. "¿Dónde vas a dormir?"
"En ese sillón, me niego a que mañana me despiertes a gritos porque te pienses que nos hemos acostado." Bufó, oyéndole reír, mientras se agachaba para agarrar la ropa ajena. Entonces, unos dedos se posaron en su rostro, lo que le hizo elevar la vista, encontrándose con TaeHyung.
Kim tenía una mirada dulce en su rostro somnoliento, lo que volvió a causarle un escalofrío. El verdadero TaeHyung, el sobrio, nunca le miraría así.
"Eres muy considerado cuando quieres, Jungkook, me gusta." Le dijo, haciéndole reír esta vez.
"No digas esas cosas, TaeHyung, mucho menos si mañana vas a arrepentirte de ellas."
El mencionado se encogió de hombros, mordiéndose el labio inferior, aún sin soltarle. "Aún no es mañana... Así que todavía no me arrepiento." Dijo. Y, por tercera vez, Jungkook fue sacudido por un escalofrío.
Saliendo de aquel agarre prácticamente en contra de su voluntad, el azabache negó, mordiendo el interior de su mejilla.
"A dormir, jefe. Me lo agradecerás." Casi le ordenó, poniendo una mano en sus ojos, para que estos se cerraran. Tan pronto como hizo aquello, TaeHyung fue enviado directo a un profundo sueño.
Jungkook no tardó en maldecir de manera silenciosa. El alcohol era su peor enemigo, en definitiva.
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