꒰🦊꒱ Capitulo 7.
Eran las tres y media de la mañana cuando se despertó.
La presencia de War faltaba a su lado y se preguntó a sí mismo en qué momento se había quedado dormido y el por qué el Omega aún no había regresado a la cama. Se levantó con pereza, buscando algo con lo que cubrir su desnudez para bajar hasta la cocina.
Tomaría un vaso con agua y regresaría a dormir. Su garganta estaba seca por beber tanto y quizás en la mañana le esperaba una buena resaca.
Bajó las escaleras en silencio, las luces de la cocina estaban encendidas y pronto la figura de War se mostró frente a él, de cuclillas a un lado de la mesa, sosteniéndose de ella mientras sobaba su pecho. El aroma dulce a chocolate estaba descontrolado, un poco amargo y revuelto con emociones negativas.
-War.-Lo llamó y un quejido se escuchó por parte del Omega. Se apresuró a llegar hasta él, tomándolo de los brazos para intentar levantarlo y una palmada en su mano lo sorprendió.
-No me toques.-Le dijo en un jadeo y Yin parpadeó confundido. Sus ojos topándose con un par de supresores esparcidos sobre la mesa. Fijó la vista en el Omega, con el cuerpo tembloroso.
-¿Qué te pasa?-Le preguntó, sintiendo en su pecho la razón por la que War se encontraba así.
-¿Qué le dijiste?-La voz baja del Omega le preguntó y Yin parpadeó confundido.-A mi Omega, ¿qué le dijiste?-Le preguntó nuevamente y el Alfa tragó antes de responder.
-Me pidió un cachorro y después una marca. Me negué a ambos.-Le contó, caminando hasta quedar frente a él y colocarse de cuclillas para estar a la misma altura. Una sonrisita nerviosa se formó en los labios de War.
-Ah, es por eso.-Musitó, como si no tuviera importancia.-Perdón, mi lobo es un poco caprichoso y...-War jadeó cuando una punzada de dolor atravesó su pecho. Llevó la mano al lugar, dando palmaditas.-Cree que se lo merece todo y cuando no le das lo que pide siempre se comporta así. Creo que lo he malcriado demasiado. Perdón si te hizo pasar un mal rato.-Se disculpó y en el fondo Yin sabía que quien debía ofrecer disculpas era él, no War.
-Déjame ayudarte a subir a la habitación.-Le ofreció las manos y el Omega se alejó de él con rapidez, como si Yin fuera la peste personificada.
-No, no hace falta.-Le dijo, sin mirarlo a los ojos. Yin lo vio jugar con el anillo de casamiento y sabía de sobra que War hacía aquello cuando estaba tenso y ansioso.-Mi lobo está un poco resentido contigo, estar cerca de ti solo lo empeorará por el momento.-Yin asintió a sus palabras, ignorando a su propio lobo que le exigía consolar al Omega.-Deberías ir a dormir, mañana tienes trabajo, ¿no?-El Alfa asintió, levantándose.
Observó al Omega sentarse en el suelo, con el cuerpo encorvado y dejando ir uno que otro quejido de dolor. Arrugó las cejas, saliendo de la cocina. Si el lobo de War estaba resentido con él, no había nada que pudiera hacer para ayudarlo. Como había dicho el pelinegro solo empeoraría las cosas y sentía que ya había hecho suficiente molestando al lobo del Omega.
Se dejó caer en la cama, con los ojos fijos en el techo y la imagen de los papeles en uno de los cajones de su estudio llegó a su cabeza. No había tenido la oportunidad de entregárselos a War.
Desde que su abogado se los dio, pensó dárselos después de aquella visita a su familia pero el Omega enfermó con gripe casi por un mes. Después fue su viaje a Tokio por tres semanas, por lo que hizo planes de dárselos cuando regresara y ahora el lobo de War estaba resentido con él porque se había negado a darle una marca y un cachorro. Pedirle el divorcio sería ponerle la cereza al pastel.
Cerró los ojos, intentando conciliar el sueño, con su lobo gruñéndole en la cabeza, reclamándole el haber lastimado al Omega. Su lobo se había acostumbrado al de War, lo había reconocido como suyo y ahora le reclamaba cada vez que el Omega entristecía debido a sus acciones, lo que era algo que sucedía con frecuencia.
Gruñó, removiéndose molesto en la cama. La culpa calándole profundo en los huesos y era algo ridículo, Yin lo sabía. No podía darle una marca, menos un hijo a War si tenía pensado terminar con él. Sería demasiado cruel de su parte.
Nuestro Omega está sufriendo.
La voz de su lobo murmuró en su cabeza y Yin suspiró, cerrando los ojos, concentrándose para reprimirlo.
Al cabo de los minutos logró callar la voz molesta de su lobo en su cabeza, solo entonces se permitió descansar, buscando conciliar el sueño. Cuando abrió nuevamente los ojos, faltaban siete minutos para las cuatro. Yin gruñó en la oscuridad, maldiciendo en silencio a War y a su lobo.
Se levantó de la cama, bajando las escaleras con pasos rápidos y no tuvo que avanzar mucho para encontrarse con el Omega. Estaba en el sofá, acurrucado en este mientras se quejaba entre sueños. Yin suspiró, doblándose para pasar una de sus manos por debajo de sus rodillas y otra en su espalda, haciendo un corto esfuerzo para levantarlo del sofá y lo escuchó gruñirle con los ojos cerrados.
-Omega.-Lo regañó en tono Alfa y otro quejido se escuchó por parte de War.-Si duermes en el sofá, lastimarás tu espalda. Te llevaré a la cama para que duermas allí.-Le dijo, caminando con cuidado mientras subía las escaleras. Mirando de vez en cuando el perfil del Omega.
Una vez en la habitación, lo dejó en su lado de la cama, cubriendo su cuerpo con las sábanas para acostarse a su lado luego. War abrió los ojos, mirándolo con orbes oscuros y brillantes. Su piel lucía pálida y su frente estaba sudorosa, con los labios maltratados por sus dientes.
-Ven aquí.-Lo llamó, abriendo los brazos y los ojos del pelinegro se abrieron amplios, luciendo estupefacto.-Intentaré ayudarte a calmar a tu lobo. A pesar de que está resentido conmigo, sigue reconociendo a mi lobo como su Alfa. Quizás pueda ayudarte a calmarlo y que no siga haciéndote pasar un mal rato.
War parpadeó varias veces, asimilando sus palabras con cuidado. Yin se estaba ofreciendo a ayudarlo, le estaba brindando el contacto y la atención que siempre quiso y él se quedó congelado en el lugar ante la idea, mirando con ojos grandes al Alfa frente a él.
-No tienes que aceptar si no quieres. Solo me ofrecí porque pensé que...-No pudo terminar de decir porque pronto tuvo el rostro del Omega enterrado en su pecho.
War jadeó en alivio, sintiendo la felicidad estremecer su cuerpo e ignoró las quejas de su lobo, aferrándose al torso de Yin.
El castaño dudó, más terminó llevando una de sus manos a la espalda del Omega, dejando caricias vagas en toda su extensión y sonrió al escucharlo ronronear bajito. Era como un pequeño cachorro en busca de afecto y la idea de cómo War había terminado sintiendo afecto por él a pesar de cómo se había comportado en todo el tiempo que se conocían le resultaba un poco ilógica.
Yin sabía que no merecía dicho afecto, más le resultaba reconfortante que el Omega no lo odiara por completo. Su lobo era un asunto aparte, el aroma ácido que desprendía War era un buen recordatorio de que había rechazado a su Omega y que este estaba más que resentido con el humano. Más no podía hacer algo al respecto más que intentar ayudar a War a controlar lo que él mismo había provocado.
-¿Mejor?-Le preguntó, liberando más de su aroma, buscando reconfortar al lobo del contrario.-Si no funciona, entonces dímelo y me iré a dormir a otra habitación.-Yin le dijo, bajando la vista hasta el cabello azabache revuelto de War y su lobo podría matarlo, apuñalar su pecho con pequeñas agujas cargadas de veneno pero él no se separaría del Alfa así la vida se le fuera en ello.
-Está mejorando, se está calmando un poco.-Le mintió, sintiendo su lobo quejándose y exigiéndole que se separara del Alfa que los había rechazado, mas War llevaba años siendo masoquista. Podría soportar un poco más de dolor.-Gracias, Yinie -El aludido suspiró, atrayendo más al Omega a su cuerpo al sentirlo temblar en sus brazos.
-Es mi culpa en parte.-Murmuró.-Si no hubiera bebido mi lobo no hubiera tenido el control, tampoco te hubiera instado a dejar libre a tu Omega y nos estaríamos ahorrando esta situación.-Afirmó, sus ojos en los cabellos suaves del Omega. Acercó la mano, dejando cortas caricias y se ganó un suspiro de alivio de parte de War.
-Ya, si yo no lo hubiera dejado salir tampoco estaría sucediendo así que la culpa es compartida, supongo.-War murmuró bajito, inhalando el aroma a lluvia del Alfa.-Quizás si lo estoy consintiendo demasiado, pero siempre ha sido fácil de llevar y me gusta darle lo que se merece.-Él dijo y la frase se sintió conocida para Yin.
Ya sabía de donde el lobo de War había sacado aquellas palabras que le había dicho anteriormente.
-Bueno, supongo que es mejor tener un lobo malcriado que uno que lucha constantemente contigo por el control.-Le dijo y una risita baja se escuchó por parte del Omega.
Yin hundió la nariz en su cabello, sintiendo el aroma del shampoo mezclarse con la esencia natural de War.
-Lo reprimes mucho, por eso siempre lucha contigo por el control.-War le dice y el Alfa sabe que sus palabras están cargadas de sinceridad.-Además, tu lobo es muy encantador. Si lo escucharas más seguido, estoy seguro de que tuvieran una mejor convivencia. Lo que pasa es que los dos son iguales de tercos.-Yin alzó las cejas, la curiosidad picándole en el pecho.
-¿Cómo es mi lobo contigo?-Le preguntó, buscando la mirada del Omega y cuando la encontró lo vio sonrojarse hasta las orejas.
Tu lobo me adora, pensó War mientras veía los ojos curiosos del Alfa.
No respondió nada, volviendo a esconder el rostro en el pecho de Yin, esta vez su Omega no se quejó, quizás dándose por vencido en su rabieta y disfrutando de las atenciones que le estaban dando.
-No me vas a responder.-Murmuró, viendo al Omega negar escondido en su pecho.-Bueno, no me cuentes. Entonces no te diré como es tu lobo conmigo.-War se rió.
-A diferencia de ti, tengo una buena relación con mi lobo, Yinie. Ya sé como se comporta contigo.-Le dijo y Yin arrugó sus cejas.
No le daba mucha curiosidad saber que le había dicho el Omega de War a este acerca de él, teniendo en cuenta que la mayoría de las veces que coincidían no había ropa de por medio.
-Buenas noches, Yinie. Descansa.-La voz de War sonó amortiguada en su pecho y el Alfa complació a su lobo cuando este le exigió que apretara al Omega entre sus brazos, quien sonrió feliz, aferrándose al castaño.
Deberíamos hacer un berrinche más seguido. ¿no crees?. escuchó a su lobo decir y War se sonrojó hasta las orejas, su aroma disparándose.
Cállate, se quejó y lo último que escuchó fue una risita de su Omega antes de que los envolviera la inconciencia.
War es demasiado bueno (':
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