Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

3 ^᪲᪲࣪

—¿Cómo lo supiste? — Danielle no quería hablar de ello, si tenía que ser sincera.

Pero tenía a una Hanni preocupada a su lado, que hace unos minutos le había preparado un delicioso té de manzanilla para que se calmara, y sabía que hablarlo la haría sentir mejor, aunque en esos momentos la idea le apretara el pecho con insistencia.

—Estaba buscando una hoja para escribirte la receta. Tenía pensado venir porque Haerin dijo que llegaría tarde a casa. Fui a su oficina porque no encontré papel en la habitación; rebusqué entre uno de los cajones de su escritorio y había una carpeta con mi nombre —le contó, jugando con su anillo de bodas y esbozando una sonrisa triste mientras continuaba.—Me extrañó, así que saqué los papeles que había dentro y los leí. —La omega castaña sollozó.

—»Era una solicitud de divorcio.

—Joder —murmuró Hanni, acariciando la espalda de Danielle con suavidad. Su amiga había llegado a su casa con lágrimas en los ojos y el cuerpo temblando, sollozando que no quería perder a Haerin.

Ella no quería ser cruel; adoraba a Danielle con el alma, pero tenía en la punta de la lengua preguntarle qué estaba perdiendo exactamente. Su matrimonio con la alfa pelinegra siempre había sido algo unilateral: cuatro años en los que la omega castaña intentó obtener algo de atención por parte de Kang Haerin sin lograr nada.

—¿No crees que el divorcio es lo mejor para las dos? —le preguntó Hanni, y Danielle la miró como si hubiera dicho la mayor barbaridad.

—»No te lo tomes a mal, pero para Haerin siempre has sido un fantasma. Son como dos extrañas, y esa relación lo único que te ha hecho es daño a la larga. Por eso te digo que es lo mejor. Para ambas —Danielle negó.

—Yo amo a Haerin—dijo con seguridad. Y quizás era un poco masoquista, Hanni lo sabía. Pero en ocasiones adoraba cuando la omega hablaba sobre sus sentimientos por la alfa, pues eran las únicas veces que veía a Danielle actuar segura de sí misma.

—» Sé que mi matrimonio no es el mejor, pero no quiero dejarla.

—Ya, ¿y sabes si ella piensa lo mismo? ¿Si siente lo mismo por ti? —le preguntó Hanni, y Danielle agachó la cabeza, comenzando a jugar con sus dedos.

—» Mira, me dijiste que Haerin llevaba tres semanas en Tokio y esos documentos ya estaban en su estudio, así que lo del divorcio no es un pensamiento reciente —murmuró, y Danielle asintió de acuerdo—. Lo que me resulta extraño es por qué aún no te ha dicho nada.

—Haerin nunca ha estado conforme conmigo —murmuró la omega castaña. — Siempre ha aspirado a más y se ha visto estancada con una persona con la que no quiere estar, solo para complacer a sus padres y por las apariencias —musitó con tristeza.

—» Un divorcio en la alta sociedad siempre resulta en un escándalo que perjudica a ambas familias involucradas. Quizás por eso aún no me ha dicho nada acerca del... del divorcio.

Hanni asintió, encontrando sentido en las palabras de su amiga. Vio a Danielle tomar la taza de té nuevamente, sus manos temblorosas sosteniéndola para llevarla a sus labios y dar un sorbo. Meditó sus próximas palabras con cuidado; no quería dañar aún más el estado emocional de su amiga, y por ende, debía buscar las palabras adecuadas para aferrarse a la realidad sin resultar demasiado cruel.
La tarea se le hizo imposible.

—Quizás si fuera Reinnie esto no estaría pasando —murmuró Danielle con otra de esas sonrisas tristes que Hanni tanto odiaba. Se giró hacia ella, mirándola con el ceño fruncido.

Marsh Rei siempre había sido un tema delicado, sobre todo cuando Kang Haerin estaba involucrada en la conversación.

Hanni sabía que Danielle siempre se había visto a sí misma como la sombra de su hermana mayor. Todos a su alrededor las habían comparado, como sucede siempre en la alta sociedad coreana, y la omega castaña siempre había sido menospreciada, siempre había obtenido el segundo lugar.

Esto había marcado profundamente a su mejor amiga.

—¿Qué estás diciendo? —le reclamó con molestia, enojada de que Danielle todavía no saliera de ese bucle emocional en el que se siente inferior a su hermana, en el que se siente insuficiente.

—» No veo cómo sería diferente — Danielle sonrió sin gracia.

—Sabes que Reinnie siempre ha sido la mejor opción; Haerin la quería a ella y tuvo que conformarse conmigo —musitó, mientras el ceño de Hanni se fruncía aún más.

—Deja de menospreciarte, Danielle —las palabras de su amiga hicieron que Danielle alzara la cabeza hacia ella. Los ojos oscuros y pequeños de Hanni la escrutaban con molestia, en una reprimenda silenciosa en honor a todas aquellas veces que habían hablado de lo mismo.

—» ¿Sabes qué es lo único que tiene Marsh Rei que tú no? —le preguntó, y Danielle rió sin gracia.

—Todo —respondió con ironía, y a su lado escuchó a Hanni resoplar.

—Determinación —la corrigió, y Danielle permaneció en silencio, esperando sus próximas palabras

—» Eres pusilánime, Dani. Te faltan los cojones para ir por lo que quieres, y eso es lo único que puedes envidiarle a tu hermana.

—Hanni unnie, yo no...

—Sé que no le guardas rencor a Rei —le dijo, intuyendo sus palabras.
—Joder, eres demasiado noble y blanda de corazón para hacer algo así, pero tienes que entender que no eres menos que ella. Que tú también puedes tener lo que te propongas, solo tienes que ir por ello —le dijo, y aprovechó que, por primera vez, su amiga parecía tomarse en serio sus palabras

—»¿Quieres divorciarte de Haerin? —los ojos de Danielle brillaron de tristeza.

—No, no quiero. Pero yo no soy...

—¡Joder! ¡Que ese es exactamente tu puto problema, Danielle! —la regañó.

—» Eres más que suficiente para tu familia, para Haerin, para cualquiera. Y tienes que meterte esa idea en la cabeza —le dijo—. Si no quieres divorciarte de tu alfa, haz algo al respecto. No dejes las cosas a la deriva y date el valor que te mereces —le dijo emocionada.—Si quieres un cambio, tienes que empezar por ti misma.

Danielle se quedó con aquella última frase grabada en la cabeza. Pensó en ella mientras cenaba en casa de su amiga; cuando pidieron un taxi para ella porque se había negado a quedarse a dormir; pensó en el taxi de camino a casa y mientras abría la puerta de su hogar con la mirada perdida en las llaves.

Caminó a la cocina, recordando el desastre que dejó antes de irse a la casa de Hanni, y frenó en seco cuando vio la presencia de la alfa en el lugar.

Miró a Haerin de reojo, con su pijama puesta y la expresión tranquila, sin atisbos de querer preguntarle en dónde había estado o por qué llegaba a casa a esas horas.

Danielle sintió la necesidad de que Haerin lo supiera y no dudó al decir:

—Estaba en casa de Hanni. Me invitó a comer con ella y Minji unnie.—comentó, y Haerin hizo un sonido afirmativo, indicando que la había escuchado, sin preguntarle nada al respecto.

Danielle apretó los labios, sintiéndose ignorada por la alfa.

Si quieres un cambio, tienes que empezar por ti misma”, las palabras de Hanni resonaron nuevamente en su cabeza como un mantra, y un impulso la llevó a sostener la muñeca de la alfa cuando la vio avanzar para salir de la cocina.

Haerin se detuvo, con sus ojos impasibles sobre Danielle, quizás esperando sus próximas palabras.

La omega agachó la cabeza, fijando su atención en el anillo de casamiento en ambas manos. Dejó escapar el aire, sintiendo un pinchazo de adrenalina cuando se acercó a tomar las mejillas de la alfa, acercando sus rostros a centímetros.

La expresión neutra de Haerin cambió al instante, volviéndose ansiosa y confundida. Sus ojos oscuros le prestaron atención al rostro de la omega a centímetros del suyo, y Danielle sintió por primera vez en meses que existía para Kang Haerin.

Miró los labios rosados de la alfa, ligeramente entreabiertos y con ese tono rosado característico que tanto le gustaba. Danielle sintió la necesidad de besar a Haerin, a su esposa, a su alfa... y eso hizo.

Chocó sus labios de forma brusca contra los de la alfa. Ambas se quejaron por el contacto tosco, pero Danielle mantuvo sus labios presionados contra los ajenos. La vida le volvió al cuerpo cuando Haerin abrió la boca, devolviéndole el beso.

Gimió bajito, encantada con el contacto de sus labios juntos, y deslizó sus manos desde las mejillas de la alfa hasta sus hombros, sintiendo la tela suave del pijama bajo sus dedos.

Se separó a duras penas, con poco aliento y los ojos brillosos. Se fijó en la expresión confundida de Haerin; los labios de la pelinegra lucían ligeramente maltratados por el contacto previo, y sintió a su lobo revolverse contento al saberse el autor intelectual de aquel ligero rubor en las mejillas de la alfa.

—Te extrañé mucho —le dijo, dándole un corto piquito, y quizás estaba abusando un poco, pero por primera vez Danielle sintió que se merecía aquello. Se merecía todo.

—» Buenas noches —le dijo antes de alejarse del lugar con pasos rápidos y las hormonas revueltas, sintiéndose como una jodida adolescente.

Haerin, desde su lugar en la cocina, parpadeó, con los ojos siguiendo la silueta rápida de Danielle. Llevó dos dedos a sus labios, cosquilleantes por el anterior beso, mientras mantenía su expresión confundida.

^᪲᪲࣪^᪲

.
.
.
.
.
.
.

🖐🏻

Listo por hoy. 3/3

Nos vemos mañana con otro maratón 🫰🏻

ᵐⁱᵘʷʷᵐⁱᵘʷ

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro