25^᪲᪲࣪
⌨️
—¿Estás así de aburrida?—pregunta con una sonrisa. A unos pasos de ella, su madre permanece sentada en el amplio sillón de su oficina, con toda su atención sumergida en el techo. Haerin no puede evitar dejar ir una risita cuando la escucha suspirar.
—¿Estás insinuando que no puedo visitarte, Kang Haerin?—su madre le pregunta, con una ceja alzada en un gesto elegante.—Si te molesta que venga a verte a tu oficina, entonces no vengo más. Sé darme cuenta cuando mi presencia no es valorada.— Haerin rueda los ojos.
—Eres tan dramática.— le dice y su madre le hace mala cara.—No me molesta que vengas a verme, es solo que a tu edad deberías tener otros pasatiempos que no sean acosar a tus hijos.—Soojin jadea ofendida ante sus palabras y Haerin se apresura a decir.—¿Quieres un nieto?—Pregunta, y desde su lugar en el sillón, su madre la mira con grandes ojos negros.
—¿ Danielle está...?— ella inicia, mostrándose sorprendida ante la idea y Haerin niega.—Entonces, ¿están pensando tenerlos?—la Alfa asintió.
—Lo hablamos ayer.— confesó, con las mejillas un poco rosadas.—Tengo la idea en la cabeza desde mi último celo y anoche hablé de eso con Dani. Terminó mucho más emocionada que yo a pesar de que durante un embarazo, ella es quien se llevará la peor parte.—Su madre asintió, entendiendo sus palabras.
—Entiendo todo pero, ¿por qué me dices eso? Es tu vida, Haerin. Si quieres tener hijos con ella, entonces tenlos.—su madre le dice, luciendo tranquila ante sus ojos.
—Sólo quería hablarlo contigo, ¿sabes? Contártelo.— Haerin se encogió de hombros, volviendo la mirada a los papales en su escritorio.—Supongo que solo estoy un poco aterrada, quiero formar una familia con Danielle pero me da miedo no estar preparada.—su madre resopló.
—Nunca se está totalmente preparado para un hijo, mi cielo. Ni cuando llegan de sorpresa, ni cuando los planificas. Es normal tener miedo, pero ya diste el primer paso, ¿no? Hablaste con tu pareja del asunto y ambas estuvieron de acuerdo. Eso es lo principal, el resto puedes aprenderlo en la marcha.— Haerin sonrió aliviada ante las palabras de su madre, sintiéndose tranquila.
—Gracias, mamá. Necesitaba mucho oír eso.—ella asintió, regresando a mirar el techo de su oficina.
Haerin apretó los labios, pensando cuales serían sus próximas palabras, más el sonido de una llamada entrante la interrumpió. Observó el contacto que se mostraba en la pantalla, un "Marsh Rei" con letras blancas y uniformes. Haerin frunció sus cejas, no esperaba una llamada de la hermana de su Omega.
—¿Rei-ssi?—Inició algo dudosa, y todo lo que escuchó fue un suspiro de alivio al otro lado de la línea. Observó de reojo como su mamá se removía en el sillón.
—Hola, Haerin-ah. ¿Cómo has estado?— la voz suave de Rei murmuró al otro lado y Haerin la escuchó sorber la nariz. Algo no estaba bien con la Omega.
—Bien, estoy bien. ¿Y tú?—Un silencio se apoderó de la línea antes de que Rei respondiera con la voz algo estrangulada.
—»No tan bien, la verdad.— admitió con la voz llorosa.—Llegué hoy a Seúl.— le contó y el primer pensamiento de Haerin fue el de que su Omega se alegraría mucho de ver a su hermana.—Perdón si estoy interrumpiendo tu trabajo, pero quería pedirte que nos viéramos cuando tengas algo de tiempo libre. Yo...necesito tu ayuda con algo, pero nadie de mi familia puede enterarse de esto, Haerin. Ni siquiera Danielle.
—¿No te estás quedando con tus padres?— preguntó curiosa y Rei no tardó en responder.
—No.—respondió.—Y no pueden saber que estoy en Seúl tampoco. Necesito que mantengas el secreto.— Haerin suspiró.
—Hoy estoy un poco ocupada y quedé en salir a cenar con Dani, pero mañana podemos ir a almorzar juntas y hablamos. Envíame la dirección del hotel en el que te estás quedando, pasaré por ti.— Rei suspira aliviada.
—Eso seria genial. Muchas gracias, Haerin-ah. Nos vemos mañana.— dejó el teléfono sobre su escritorio y miró a su madre quien aún seguía con la mirada en el techo. Presionó el intercomunicador y la voz de Hyein se escuchó al instante.
—¿Necesita algo, señora?
—Hyein, haz una reserva para almorzar mañana en el restaurante de siempre.—Le pidió y se incorporó luego de escuchar un "Entendido" por parte de la Omega.
No le daba muy buena espina el asunto que Rei quería tratar con ella, sobre todo teniendo en cuenta que no quería que nadie de su familia se enterara.
—Mamá, ¿quieres ir a almorzar conmigo?— la omega le dedicó una corta mirada antes de negar.
—Quedé en ir a almorzar con tu padre. De hecho, creo que llegaré tarde si no me apresuro.—Se levantó, acomodando su ropa antes de ir junto al escritorio de Haerin y dejar un beso en la mejilla de su hija.— Que tengas un buen día, mi cielo. Nos vemos después.
El sonido de sus tacones se escuchó mientras se alejaba. Cerró la puerta de la oficina de su hija, y sus ojos pronto se toparon con una Omega pelirroja sentada en un escritorio a unos metros de la puerta. Sonrió, caminando hasta ella y dio un toque sobre la mesa para llamar su atención.
—Oh, buenos días. Puedo ayudarla en algo, señora Kang.— la secretaria de su hija preguntó y ella asintió, mirando la puerta que llevaba a la oficina de Haerin y luego a la Omega con las mejillas sucias de lo que parecía ser chocolate.
Rebuscó en su bolso, extendiéndole un pañuelo. Hyein se sonrojó, aceptándolo para comenzar a limpiar los restos de chocolate que la mujer había apuntado con su dedo.
—Mi hija me invitó a almorzar mañana. Me preguntaba si serías tan amable de apuntarme en una hoja la dirección del restaurante, la necesito para que mi chófer me lleve ahí. — Hyein frunció las cejas y Soojin supo que la Omega estaba dudando un poco de darle la información.
—»Haerin no pudo apuntarla porque está muy ocupada, prácticamente ni me hizo caso ahí dentro —mintió, esperando que la chica se tragara su excusa barata.—Pero si no me crees podemos entrar y preguntarle.—los ojos de Hyein se abrieron amplios.
—No, no. No hace falta, puedo encargarme de eso.— murmuró algo nerviosa y Soojin sonrió ampliamente cuando le extendieron un papel con la dirección.—Hice la reservación para las doce, así que asegúrese de llegar a tiempo, ¿bien?— la Omega asintió.
—Muchas gracias.— Hyein murmuró un bajito "De nada", demasiado concentrada en limpiar los rastros de dulce de sus mejillas y aprovechó la oportunidad, alejándose del lugar con pasos rápidos y el papel apretado en sus manos.
Mantuvo su sonrisa todo el camino hasta el auto. Le indicó al chófer que la llevara a su casa mientras rebuscaba entre sus contactos. Creía que en algún momento había guardado el número, sólo tenía que mirar bien.
Marcó la opción de llamar una vez que lo encontró y se recostó en el asiento del auto mientras esperaba. Al cuarto timbre una voz cantarina respondió.
—¿Diga?— Soojin sonrió al escucharla.
—Hola, Danielle-ah.—la linea se mantuvo en silencio después de aquello. Supuso que era la última persona de quien la Omega esperaba recibir una llamada. —¿Cómo has estado, tesoro?—Preguntó y ya se imaginaba la mirada recelosa de su nuera.
—¿Necesita algo?— le dijo en su lugar y Soojin se removió satisfecha en el lugar. Así si que le gustaba, directa al grano. —¿Sucedió algo con Haerin?— el tono asustado en la voz de Danielle hizo que se apresurara en hablar.
—Ella está muy bien.— respondió. Te estaba llamando para preguntarte qué harás mañana, quería invitarte a almorzar si estás libre.— un silencio se escuchó al otro lado de la línea antes de que Danielle preguntara.
—¿Por qué?—inquirió, con un tono de voz algo receloso.
—Quiero que nos llevemos mejor.— siguió hablando cuando no obtuvo respuesta de Danielle.—No empezamos con un buen pie, y no me importaría terminar así. Pero a Haerin le gustaría que nos lleváramos bien y para eso, antes debo disculparme contigo por mi comportamiento, por las cosas que he dicho y hecho. —Admitió.—Por lo que pensé que podíamos ir a almorzar a un lugar bonito y hablar. ¿Qué dices?
—Sí, eso estaría bien. Tengo algo de tiempo mañana.—los ojos de Soojin brillaron en felicidad y no pudieron contener la emoción.
—¡Genial! Entonces te enviaré la dirección en un mensaje. ¿A las doce está bien para ti?—Preguntó ansiosa y la Omega hizo un sonido afirmativo.—Muy bien, entonces nos vemos mañana, tesoro. Cuídate.
Danielle terminó la llamada, mirando el celular en sus manos con un par de cejas fruncidas. Bien, eso había sido extraño. Pensó que Kang Soojin y ella morirían en guerra, pero al parecer la mujer estaba dispuesta a disculparse con ella y mejorar su relación.
La idea todavía no la convencía del todo, pero ella sabía bien usar sus cartas y estaba seguro que la mención de Haerin en la conversación estaba destinada a que no se negara.
Asistiría al almuerzo con ella, al fin y al cabo no tenía nada que perder. No es como si su relación fuera a empeorar más y aunque lo hiciese, estaba segura de que a ninguna de los dos le importaba. Con dicha idea su mente, el día pasó rápido, se arregló para ir a cenar con Haerin y pidieron su comida favorita.
—¿Está todo bien?— Haerin preguntó y al parecer, ella no había superado todavía aquella conversación con KangSoojin —No has probado tu comida. ¿No te gusta?— Danielle le dio una mirada a su plato, y luego otra a la Alfa que la veía algo preocupada.
—La comida está bien, es solo...—suspiró, viendo como Haerin dejaba de comer para prestarle atención.
—Tu madre me llamó hoy—Le contó y la Alfa se mostró casi o más sorprendida que ella por ese hecho.
—»Lo sé, a mi también me sorprendió. Me invitó a almorzar, quiere que nuestra relación mejore y dijo que iba a disculparse por su comportamiento.— Haerin alzó las cejas sorprendida.—Acepté ir con ella, pero me sigue resultando extraño.—
—Supongo que quizás yo tenga algo que ver con eso.— la Alfa murmuró.
—Digamos que le dije que hablamos acerca de tener hijos y ella como que reaccionó muy bien. Quizás solo quiere llevarse bien contigo para que la dejes ver a sus nietos.— Haerin bromeó y la simple mención de tener bebés juntas le relajó. Aún así, se permitió rodar los ojos mientras tomaba un poco de vino.
—Ella es muy exagerada. Nos llevamos mal, pero no por eso le prohibiría que viera a sus nietos.—murmuró con las mejillas rojas.
La conversación de los hijos es algo reciente que tiene a Danielle con el corazón acelerado en felicidad.
Había pasado hace unos días mientras recibía su dosis de mimos antes de dormir y de la nada Haerin había dejado de acariciar su cabello para preguntarle si le gustaría que tuvieran un cachorro.
Su aliento se le atascó en la garganta al escuchar aquello y miró a Haerin, quien solo se encogió de hombros con las mejillas rojas y una sonrisa nerviosa. Al final, Danielle no pudo dormir nada y tampoco dejó que la pelinegra lo hiciera, contándole todos los planes que tenía para cuando tuvieran un bebé.
A la mañana siguiente la Alfa le había dicho que concertaría una cita con el doctor de su familia para que ambas se hicieran un estudio para ver como estaba su estado de salud. Si todo se encontraba bien, Danielle dejaría de tomar sus anticonceptivos y pondrían en marcha el nuevo plan de los bebés.
—Amor, tienes las mejillas muy rojas. ¿En qué estás pensando?— Haerin le preguntó con una sonrisa y Danielle apretó los labios, demasiado avergonzada como para revelar sus pensamientos. —Si no quieres ir a almorzar con ella, no vayas y ya. No hagas algo con lo que te sientas incómoda, ¿bien?— Danielle asintió, agradeciendo en voz bajita por sus palabras.
Terminaron su cena al cabo de unos minutos para regresar a casa, con Haerin riéndose de los sonrojos que adornaban el rostro de la Omega a cada rato. Al llegar, se acurrucaron en el sofa mientras veían un extraño documental en la televisión acerca de las manadas de lobos en el parque Yellowstone.
Era acerca de un lobo negro que actuaba como casanova, apareándose con las hembras de otras manadas y corriendo hasta la carretera donde los Alfas de dichas manadas no se atrevían a poner sus esponjosas patitas.
— Dani, vamos a la cama, ¿mhm?— se dejó cargar por la Alfa, quien le llevó en un agarre nupcial hasta la habitación.—Amor, cambia tu pijama. Vamos.— Danielle gruñó cuando le dieron una nalgada como incentivo para que se levantara, más no movió un centímetro de su cuerpo de la cama.
Haerin termino cambiándole y poniendo su pijama. Danielle solo fingió dormir mientras la Alfa le cambiaba la ropa, y se acomodó en la cama cuando esta terminó de cambiarle. La escuchó murmurar alguna queja ante su actitud descarada que Danielle prefirió ignorar.
Se dejó en envolver por los brazos de Haerin una vez que se coló debajo de las sábanas, uniendo sus cuerpos. Danielle suspiró complacida, con el rostro escondido, el aroma a lluvia envolviéndola y en esos momentos, sentía que nada en el mundo lo podría dañar.
Absolutamente nada.
☁️
Ihhhhh......se viene drama 🐇
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro