21^᪲᪲࣪
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Lee Hyein mira a su alrededor varias veces, inspeccionando el ambiente con cautela. Bien, estaba sola por el momento. Se agachó, tomando la caja escondida a un lado de su escritorio. Una sonrisa amplia surcó su rostro al ver los cupcakes. Tenía el paraíso entre sus manos.
— Hyein— la aludida dio un pequeño brinco sobre el asiento, la caja de dulces tambaleándose en su agarre.
—Perdón. No era mi intención asustarte.— Shotaro le dijo, con una sonrisa de hoyuelos. Hyein negó, restándole importancia con un gesto de la mano mientras volvía a mirar alrededor, cómo si buscara algo.
—No me asustaste, es solo que pensé que eras la señora Kang.— la Omega confesó, sus cejas fruncidas cuando añadió.—Lleva tres días seguidos extorsionándome. La muy maldita.—se quejó, llevando un cupcake a su boca para darle un mordisco. Revisó la expresión del Alfa, quien lucía nervioso y tenía las mejillas algo rosadas.—¿Querías algo, Shotaro-ah?
—Yo...vine a traerte esto.—le extendió una pequeña bolsa de la que Hyein no se había percatado.
—»Es para tu almuerzo. Me he dado cuenta que no estás comiendo saludable.— señaló los dulces y Hyein se sonrojó, algo avergonzada.
—Y pensé en cocinar algo para ti.—dejó la bolsa con comida sobre el escritorio y la Omega se acercó a tomarla.
—Me lo comeré todo. Muchas gracias, Shotaro-ah.—El Alfa asintió, sus mejillas mucho más rojas que antes.
—¿Quieres un cupcake? Hyunjin los compró para mí, pero puedo compartir.— Shotaro negó, dándole las gracias por ofrecerle el aperitivo.
—En realidad, yo quería...— perdió su voz a mitad de oración. Observó a Hyein, que comía tranquila, con sus ojos en él.
—»Me preguntaba si querías ir a cenar esta noche conmigo.—la oración fue dicha con rapidez, con un jadeo final que delataba que estaba conteniendo el aire cuando habló.
Hyein comenzó a toser con fuerza. El Alfa palideció al verla toda roja, ahogándose con la comida.
—¿Qué?—Las mejillas de la Omega eran dos cerezas redondeadas y apretujables que Shotaro quería morder. Una sonrisita nerviosa se extendió por sus labios, mientras rascaba su nuca, nerviosa.—¿Quieres que vayamos a cenar juntos?— Shotaro asintió.
—»¿Modo qué?— preguntó y el Alfa pareció confundido por unos minutos, antes de que comprendiera a lo que se refería.
—Modo cita.— respondió. Las orejas de Lee Hyein ardieron en vergüenza.
— Shotaro, estoy esperando un bebé.— le dijo, buscando hacerlo entrar en razón.
—Soy consciente de eso y aún así me gustas mucho, Hyein. —Respondió.
—»Si crees que me va a molestar tu cachorro ahora o en un futuro, estás más que equivocada.— la Omega apretó los labios, agachando la cabeza hacia los dulces.—Sé por qué me lo dices, los Alfas normalmente no aceptan cuidar a una Omega que tiene al cachorro de otro, pero no nos cortes a todos con la misma tijera, ¿sí?
—Shotaro, yo...—
—No te estoy presionando, puedes decirme que no si quieres. Solo no pongas a tu bebé como excusa, ¿bien? No me molesta en absoluto.— Shotaro admitió.—Entonces, ¿es una cita?—el Alfa preguntó. Hyein lo miró a los ojos, sintiendo sonrojarse un poquito.
—Es una cita.—confirmó y los ojos de Shotaro brillaron en felicidad.
—»Pero tiene que haber jugo de manzana en la cena, sino no acepto.—bromeó. El Alfa asintió varias veces, luciendo feliz.—Entonces, supongo que nos vemos esta noche, ¿no?
—Paso por ti.¿ A las ocho está bien?—Hyein asintió.—Bueno, nos vemos.— Shotaro se despidió con la mano, soltando un quejido cuando chocó contra un cuerpo firme por ir caminando de espaldas. Palideció un poco al ver de quién se trataba.
—Oh, lo siento, señora Kang. No vi por dónde iba.— se disculpó.
Haerin le hizo una señal con la mano, diciéndole que siguiera su camino mientras sus ojos estaban fijos en Hyein, quien escondía torpemente algo bajo su escritorio.
Demasiado tarde, Haerin ya lo había visto todo. Caminó con pasos firmes hasta el escritorio de su secretaria.
Hyein la miró con cejas fruncidas, Haerin admiraba su valentía al comportarse así con ella. Miró alrededor, además de la caja que tenía el logo de alguna pastelería, había otra bolsa en la que Haerin no se interesó.
—¿Cuántas veces te he dicho que no puedes comer en horarios de trabajo?— Haerin le preguntó y Hyein fingió confusión.
—No se de qué me habla, Señora Kang — la Alfa alzó una ceja, apuntando hacia su mejilla.
—Tienes merengue en la mejilla, Hyein. No intentes engañarme. —la Omega resopló al verse descubierta. Eso solo podía significar una cosa.
—Tienes que respetar las normas de la empresa, y sobre todo, respetarme a mí. Entiendo que estés esperando un bebé, pero tienes que responder ante las reglas al igual que todos. — Hyein bufó, rebuscando en su escritorio para dejar una leche sabor fresa sobre este, empujándola hacia su jefa, quien alzó ambas cejas.
—¿Crees que es justo que comas mientras tus compañeros de trabajo lidian con gastritis por estrés laboral? Todos en esta empresa son iguales, debes saber eso. No aceptaré...—
Las palabras de la Alfa se detuvieron cuando Hyein colocó un cupcake al lado de la leche. Haerin sonrió ampliamente, acercándose a tomar la pequeña merienda. Miró a Hyein en advertencia, apuntándole con uno de sus dedos mientras decía.
—Me haré el de la vista gorda por hoy. Que no se vuelva a repetir.— Hyein rodó los ojos, viendo a su jefa alejarse con lo que sería su merienda del día.
Kang Haerin había creado un mal hábito desde hace tres días al obtener comida a cambio de hacerse de la vista gorda con el hecho de que coma en la oficina.
La Omega tenía que traer consigo diario una leche saborizada de fresa si quería que fuera un soborno completo. No sabía por qué una jodida millonaria le robaba la comida a ella, una indefensa Omega embarazada, pero esperaba que le saliera un orzuelo a la mocosa de su jefa por hacerlo.
—Algún día el karma te lo cobrará, Kang Haerin. Algún día.— murmuró, comenzando a comer con tranquilidad después de haberle pagado el tributo diario a su jefa.
—Diosa, ¿por qué esto sabe tan rico?
—¡Hyein unnie!— la voz animada de Winter atrajo su atención. La vio caminar junto a Karina, dejando una carpeta sobre su escritorio.—Es el nuevo contrato que pidió la señora Kang—Hyein asintió, agarrando el cupcake en su boca para darle una ojeada al documento.
—»Oh, ¿trajiste el almuerzo?—Ella le preguntó, fingiendo inocencia. La Omega rodó sus ojos, sabiendo lo que se avecinaba. ¿Es que no iban a dejarla comer en santa paz?
—¿O fue cierto Alfa con hoyuelos quien lo trajo para ti, mhm?—Karina añadió y Hyein le hizo una mala cara a ambas.
Sus amigas rieron escandalosamente, mientras ella se pensaba si realmente se merecían ser las madrinas de su cachorro. Hwang Hyunjin y Lee Heeseung parecían los padrinos perfectos en esos momentos.
—»Ya, ya. Perdón. No te enojes. Pero fue muy lindo ver a Shotaro-ah sonrojarse cuando le preguntamos si la comida en la bolsa era para ti.— Winter asintió de acuerdo.
—Vi tonos de rojo en su cara que no sabía que existían.— Hyein no pudo evitar sonreír ante esto último.
— Shotaro-ah nos comentó que quería invitarte a cenar esta noche ¿Qué le respondiste?—Ambas chicas se inclinaron hacia ella, totalmente curiosas.
—Dije que sí.— respondió. Dos chillidos felices se escucharon y la Omega sonrió un poquito.—No estoy muy seguro de dónde nos llevará pero, no puede ser tan malo, ¿verdad? Es decir, Taro me dijo que no le importaba...— hizo un gesto hacia su vientre y las chicas asistieron en comprensión.—Eso era lo que me frenaba un poco de salir con él. No pienso estar con una persona que no acepte a mi bebé.
—Shotaro no es así.—Winter refutó y Hyein asintió, estando de acuerdo.
_Lo sé, y por eso acepté cenar con él.—confesó.— Shotaro es...-
—Alfa.—interrumpió Winter. Hyein negó.
—No, me refiero a que...—
—Alfa.—La voz de la Omega salió distorsionada. Alzó la mirada, encontrándose con los ojos de Winter de un verde esmeralda, su lobo manifestándose. Miró a Karina, quien lucía mejillas rojas y ojos vidriosos.
—Chicas, ¿qué sucede?
Winter jadeó, aferrándose al escritorio con fuerza y Hyein olfateó el aire cuando un aroma en particular llamó su atención.
Feromonas provenientes de la oficina de su jefa eran expedidas en abundancia, enviando un único mensaje.
Celo.
—Joder, pero faltan dos días para su maldito celo.— se quejó, rebuscando para encontrar supresores entre los cajones del escritorio.—Karina, llévate a Winter. Llamen a Shotaro, rápido.— ambas Omegas permanecieron estáticas en el lugar, con pupilas dilatadas y ojos enfocados en la puerta que abría paso a la oficina de la Alfa.—¡Chicas, ahora!—Ambas parecieron reaccionar con su grito, comenzando a salir con rapidez del piso.
Caminó con pasos rápidos hasta la oficina. Al abrir la puerta, las feromonas golpearon con fuerza. Frunció la nariz, agradeciendo al cielo que la única vez que su jefa presentara un jodido celo irregular, ella estuviera tan embarazada como para que su Omega no reaccione a ello. Aún así, el aroma de la Alfa era demasiado fuerte.
—Señora Kang— la llamó. Un gruñido ronco fue todo lo que le respondió y Hyein se apresuró en llegar hasta el escritorio, extendiéndole un supresor y una botella de agua.—Tome esto. Ya llamé a Shotaro para que se encargue de dejarla en el hotel de siempre.— Haerin se acercó a tomar el supresor, haciendo uso de la poca conciencia que le quedaba.
Desde que se presentó a los quince años, había tenido una lucha constante con su lobo para obtener el control. Haerin raramente cedía a las demandas de su parte animal, lo que había provocado que su relación con su lobo no fuera la mejor de todas y que este intentara tomar el control en cada oportunidad que tuviera.
Su cuerpo estaba febril, sentía su piel erizándose en un incómodo escalofrío. Cada uno de sus músculos tensos, y sus colmillos picaban por salir dentro de su boca. Una erección dolorosa se comenzaba a marcar en su entrepierna y la mente de Haerin estaba sumergida en un bucle interminable en el que una sola idea se repetía: Danielle.
Omega. Necesitaba de su Omega.
Su instinto que se mantenía alerta le avisó de la presencia que se avecinaba antes que las puertas de su oficina se abrieran con un alto estruendo, que sumó puntos al dolor de cabeza que estaba gestándose en ella.
—¡Hyein-ah!— la voz asustada de Shotaro se escuchó, el alivio reflejándose en su rostro al ver a la Omega bien, parado al lado de su jefa.—Su celo se adelantó. Eso nunca sucede.— Haerin gruñó ante la presencia de Shotaro, quien alzó los brazos.—Vengo a llevarla a su hotel, no haré nada.
Hyein arrugó sus cejas al recordar que debía llamar al hotel en el que la Alfa pasaba todos sus celos para avisar que iba. Nunca entendió por que su jefa pasaba sus celos solos teniendo en cuenta que tenía una Omega preciosa con la que llevaba casada cuatro años.
Era algo ilógico, a su parecer. Más a ella no le pagaban por pensar y menos por meterse en la vida de Kang Haerin, así que matuvo la boca cerrada.
—Asegúrate de acompañarla hasta su habitación en el hotel. Llamaré para que sepan que la señora Kang va en camino, así que no deberían tener problemas para entrar.— miró a un lado a Haerin, que parecía un poco más repuesta.—¿Necesita ayuda para llegar al auto?— la pelinegra negó.
—Estoy bien. El supresor está haciendo efecto.— Hyein asintió, mirando luego a Shotaro.
_Por favor, tengan cuidado.— Les pidió. Shotaro asintió, despidiéndose de la Omega con una mano mientras le aseguraba que le llamaría cuando dejara a Haerin en el hotel. Mientras iban ambos agradecieron que el camino al elevador y al auto estuvieran despejados. Pues, prácticamente se habían topado con unas diez personas, que solo reaccionaron con reverencias torpes y mejillas rojas cuando Haerin pasó por su lado.
Tuvo que apoyarse en Shotaro para caminar, a pesar de que su lobo gruñía ante la cercanía de otro Alfa. Sentía sus piernas acalambradas, al igual que su vientre. Su cuerpo ardía por la fiebre, dejándola débil y algo confundida.
—Con cuidado.—El jefe de seguridad le dijo, ayudándola a sentarse en el asiento trasero del auto.—¿Puede con el cinturón usted sola?— Haerin gruñó en respuesta.
—Estoy en celo, Shotaro. No lisiada.— le recordó y el Alfa se encogió de hombros, cerrando la puerta del auto para ir hasta el asiento del conductor.
Haerin luchó un rato con el cinturón de seguridad, terminado de ponérselo con algo de dificultad luego de unos minutos. Sus manos temblaban y su vista se estaba nublado poco a poco.
Al parecer su lobo había hecho gárgaras con el supresor que había tomado hacía unos minutos. Había olvidado la última vez que había tenido un celo así de fuerte, generalmente su lobo se calmaba con un supresor y un baño de agua fría.
Haerin sabía que esta vez su lobo no cedería tan fácil. Su Alfa le gruñía en el pecho, exigiendo algo que por primera vez ella estaba dispuesta a dar.
—La llevaré al hotel, señora. Lo más probable es que ya la estén esperando.— Shotaro dijo, escuchando los gruñidos que emitia Haerin desde el asiento de atrás. Se giró hacia ella cuando escuchó a la pelinegra murmurar algo entre dientes.—¿Dijo algo?— Haerin tragó en seco el nudo en su garganta.
—No—murmuró con voz baja, llamando la atención de Shotaro.—No me lleves al hotel.—El otro Alfa alzó ambas cejas en sorpresa.
—¿A dónde quiere ir entonces?
—A casa.— Haerin jadeó, aferrándose al borde del asiento cuando el dolor en su entrepierna se volvió insoportable. —Llévame a casa.
...
N/a
Mesa de regalos para el bby de Hye, pueden dejarlos aquí ->
Cooperación para comprarle comida a la multimillonaria Haerin aquí ->
Gracias por leer 😌🙌🏻
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