20^᪲᪲࣪
[+18!!!]
Calor.
Fue el primer pensamiento que azotó la mente de Danielle mientras despertaba. Hacía demasiado calor, se estaba ahogando. Abrió sus ojos con pereza, parpadeando varias veces hasta acostumbrarse a la luz de la habitación. El cuerpo detrás de ella se removió, atrayéndola más cerca y Danielle soltó un quejido bajo cuando Haerin la sostuvo con fuerza.
El aroma a lluvia se percibía fuerte en toda la habitación. Sentía su garganta seca cada vez que inhalaba el aire cargado con feromonas pesadas, provocando uno que otro jadeo en la omega. Se removió contra el cuerpo firme de la Alfa, sintiendo la erección de esta presionarse en su trasero.
Miró sobre su hombro con algo de dificultad, Haerin seguía dormida. Sus mejillas enrojecidas le conferían un aspecto febril a su rostro, al igual que los cabellos negros pegados a su frente sudada.
—Omega.—la Alfa murmuró su jerarquía, llamándola entre sueños y la pelinaranja apretó los labios al sentir a su lobo responder el llamado, liberando lubricante entre sus piernas. Se maldijo a sí misma cuando el calor se volvió aún más insoportable, como si fuera su celo, más faltaba casi un mes para que este le llegara.
Quizás el de Haerin, pensó mientras deshacía un poco el agarre brusco de la Alfa sobre su cuerpo.
Volvió a mirar sobre su hombro, y una punzada de dolor atravesó su bajo vientre, junto con más lubricante natural que corrió entre sus piernas. A lo mejor su celo se había adelantado. Intentó contener un gemido cuando la erección matutina de la pelinegra se presionó contra ella.
Se dio la vuelta y bajó su pijama hasta la mitad de sus muslos con movimientos torpes, su quehacer viéndose interrumpido por momentos en los que la alfa le apegaba nuevamente a su cuerpo, manteniéndose en la posición de cucharita que Danielle tanto adora usar para dormir, sin embargo una que le resulta fastidiosa cuando sus motivos son otros.
Se apartó con cuidado del cuerpo de Haerin, quien todavía abrazaba su cintura.
Llevó la mano hacia atrás con dificultad, colando la mano por el pantalón de pijama de la Alfa. La tela cedió con facilidad, permitiéndole liberar la erección de la pelinegra y jadeó en satisfacción al sentirlo duro en su mano.
Masajeó con torpeza, la posición haciéndole difícil el mover su mano y se arrastró hacia arriba, buscando que su vagina quedara a la altura de la pelvis de la Alfa que gruñía en sueños tras ella.
Guió la erección hasta su entrada que palpitaba en anticipación. Se impulsó hacia atrás, hundiéndose en la Alfa y un gemido entrecortado se escapó de sus labios cuando entró el glande. La pelinaranja se impulsó aún más, pegando su cuerpo y tembló entre sus brazos cuando todo el pene de la Alfa estuvo en su interior.
—Diosa...—Mordió su labio inferior, comenzando a moverse torpemente. El roce en sus paredes enviando una sensación placentera que se arremolinaba en su bajo vientre y un grito de sorpresa se le escapó cuando giraron su cuerpo con brusquedad, quedando atrapado entre el colchón y la Alfa.
—¿Por qué no me despertaste?— Haerin le preguntó con la voz baja y adormilada a su espalda. Danielle se giró a verla avergonzada, con las mejillas ardiendo.
—No es justo que solo tú te diviertas, ¿no crees?
Un gemido alto se escapó de entre sus labios cuando la Alfa embistió en ella, penetrándola con fuerza.
—Perdón.— musitó en un jadeo, la risa de la pelinegra no se hizo esperar y la omega se derritió bajo el cuerpo de la Alfa cuando comenzó a moverse sobre ella, con las manos apoyadas a cada lado de su cabeza, el aliento caliente contra su oreja.
—»Haerin...
—Quiero verte.—la Alfa dijo ronca, con atisbos de su voz de mando.
La pelinaranja gimió en el beso que se le dio, aferrándose a la espalda fuerte de la alfa y cuando esta comenzó a moverse, enterrándose en ella, a la par que le sacaba uno que otro gemido. La miró a los ojos, el azul luchando contra el negro de sus iris, creando una combinación preciosa para la vista.
La Alfa golpeó en ella repetidas veces, y se corrió con un gemido entrecortado. La pelinegra la siguió después, con un gemido grave y Danielle abrió sus ojos amplios cuando sintió a la Alfa crecer aún más en su interior, estirándola hasta que se sintió doloroso.
¿la estaba anudando?
El pensamiento fue cortado por otra ráfaga de dolor, se removió por instinto, buscando alejarse de Haerin quien le gruñó con las cejas arrugadas y los ojos azules brillando en advertencia.
—Quieta.— Le ordenó con voz de mando y Danielle gimoteó debajo de ella.
La Alfa aferró las manos en su cintura, impidiendo cualquier movimiento por parte de la pelinaranja, que gimió bajito cuando sintió el semen de la pelinegra volcarse nuevamente en su interior.
—»Omega.— la Alfa le llamó y la aludida abrió sus ojos. Una mueca de preocupación se apoderaba del rostro de la pelinegra y Danielle sonrió, llevando su mano hasta la mejilla suave de Haerin.
[Fin del contenido+18!!! ]
—Estoy bien. Solo duele un poquito, Alfa.—Le dijo y miró enternecida a Haerin apoyarse en el toque con sus ojos cerrados.
La Alfa arrugó las cejas, apartándose del toque y Danielle le observó confundida como sacudía la cabeza y negaba. Cuando volvió a mirarla, la Omega se topó con unos orbes oscuros.
—¿Qué pasó?— sobre ella, Haerin lucía confundida, luciendo un poco perdida en la situación.
Intentó separarse más una fuerte punzada en su entrepierna y un quejido de Danielle la mantuvo quieta. Había anudado a la Omega, el pensamiento le golpeó con violencia.
Nunca había hecho eso antes, miró asustada el rostro de la pelinaranja, buscando alguna señal de dolor.
—Joder. Perdón, Dani.—Se disculpó y Danielle parpadeó confundida.
¿Se estaba disculpando por anudarla?
¿ no quería darle su nudo?
Sintió su garganta cerrarse ante la idea, su lobo gimoteando triste en su pecho.
—»¿Te lastimé? — La preocupación en su tono la relajó.—Perdón por anudarte, debe doler mucho. Lo siento, joder. Fue algo inconsciente. Mi celo será en unos días, mi lobo siempre aprovecha para tomar el control y...
—Hey, tranquila. — Danielle acunó sus mejillas, mirándola a los ojos.
—»¿Te preocupa que me hayas anudado? Está bien, tomaré un anticonceptivo y luego te daremos un supresor. — Haerin negó, acomodando su cuerpo y el de la Omega hasta que estuvo sentado sobre ella.
—No me preocupa haberte anudado, lo que me preocupa es que te haya lastimado. ¿Te lastimé?— volvió a preguntar y Danielle sintió su pecho revoloteando en felicidad. La Alfa no le estaba negando su nudo simplemente no quería lastimarla. No le estaba rechazando.—Diosa, por favor no llores. Prometo que dejará de doler dentro de poco.—
—No es eso. Estoy bien. No me lastimaste—-Le dijo, limpiando las lágrimas traicioneras que mojaban sus mejillas.
Haerin la miró con cejas fruncidas en confusión. Si no la había lastimado, entonces por qué estaba llorando.
—Todo está bien, Rin.— se inclinó a darle un beso, dejando caricias en sus mejillas y sintió a la Alfa relajarse debajo de ella, las manos de Haerin yendo a su cintura a dejar caricias.
—Aunque no me dolió tanto para ser mi primer nudo.— Haerin negó con una sonrisa.
—Eso es porque no estoy en celo. Mi nudo durante mi celo es mucho más grande que este.— la pelinaranja palideció, mostrándose aterrada y la alfa se rió poquito de su expresión. Joder, si era más grande iba a partirle.
—Estás bromeando, ¿verdad?—
Haerin negó con una sonrisa, mostrándose divertida y Danielle arrugó sus cejas con molestia, mostrándole su puño.
—»Si te sigues riendo de mi miseria, voy a golpearte muy duro, Kang Haerin —la Alfa alzó sus manos en rendición, más la sonrisa no desapareció de su rostro.
—No creo que sea una miseria, escuché por ahí que las Omegas prácticamente se drogan al recibir el nudo de los Alfa en celo.
Danielle frunció las cejas.
¿Escuchó por ahí? ¿Acaso Haerin nunca había anudado a nadie estando en celo?
—»Nunca he estado con otra Omega estando en celo.—admitió, leyendo la expresión de Danielle. En ocasiones la pelinaranja era como un libro abierto para ella.—Esto es lo más cerca que he estado de anudar a una Omega en mi celo. Siempre los paso solo en el hotel.— Danielle sonrió ampliamente.
—¿Es así?—Preguntó.
Haerin sonrió ante la expresión complacida de la Omega. Asintió y los ojos de Danielle brillaron en felicidad.
—»Buena Alfa.— Ronroneó, acercándose a marcar a Haerin con su aroma, quien se relajó, aceptando las atenciones de su Omega.
—¡Haerin-ah! ¡Danielle-ah! — las dos se tensaron cuando la puerta de la habitación se abrió de repente, la figura de Sullyoon mostrándose ante ellas.—¡Oh mierda! ¡¿Qué carajo?!—se giró, dándole la espalda a la pareja y Haerin gruñó, apurándose en cubrir con las sábanas el cuerpo de una sonrojada Danielle.
—»Perdón, no sabía que estaban... Diosa... La fiesta de cumpleaños de Nana empezó hace una hora, los invitados ya están todos aquí. Por favor vístanse y bajen.
—Está bien.— Haerin respondió por las dos, mientras Danielle cubría aún más su cuerpo.—Iremos dentro de unos minutos.
—Entonces las veo ahí.— Sullyoon murmuró, aún dándoles la espalda.
—Por cierto, cuñada.— Haerin arrugó las cejas al escuchar el tono con el que su hermana llamaba a Danielle.
—Buen culo.
—¡Kang Sullyoon!-— la Alfa pelinegra gruñó, el instinto mandándole que se levantara y castigara el descaro de su hermana.
Danielle puso una mano en su pecho mientras negaba, las carcajadas de Sullyoon se escuchaban a lo lejos y Haerin gruñó, recordando que la Omega y ella no podrían moverse durante un momento.
Les tomó una hora completa estar listas para asistir a la fiesta. Haerin arrugó las cejas al ver la cantidad de personas en el lugar, todo siendo el resultado del concepto equivocado que tiene su madre de "algo pequeño, solo para la familia". Al parecer tenía parientes en todo Busán.
Caminó hasta su abuela para desearle feliz cumpleaños. La mujer prácticamente las ignoró, incluyendo los regalos acumulados sobre una amplia mesa, toda su atención sumergida en una de sus amigas de toda la vida.
Bien, siempre y cuando disfrutara, ella no se quejaría de que su abuela le ignorara olímpicamente.
—Ten.— Danielle le extendió una copa de lo que parecía ser champagne. Haerin le agradeció con una sonrisa, dejando un beso en su mejilla.—Creo que te están llamando.
La Omega apuntó con la cabeza hacia un grupo de personas, de ellas solamente reconoció a Oh Hae-won, la amiga de la infancia de Haerin.
Danielle sintió un deja vu, como en cada fiesta a la que asistían siempre había alguien que pedía por la atención de Kang Haerin.
—Ve con ellas.— Le dijo. Haerin se giró para mirarla, sus ojos analizando la expresión contenta de Danielle.
—Estaré bien aquí. Hace tiempo que no ves a Haewon, ¿no? Ve con ella.— la Alfa asintió y Danielle comenzó a hacer planes mentales acerca de cómo podría entretenerse el resto de la fiesta.
—Ven conmigo.— Haerin tomó su mano, entrelazando sus dedos antes de comenzar a caminar hacia el grupo en el que encontraba la amiga de la Alfa.
Danielle mantuvo su expresión de confusión hasta que Haerin se dignó en darle una explicación.—No te dejaré sola. Eres mi Omega y vienes conmigo.— la pelinaranja sonrió ampliamente, dando un par de pasos rápidos hasta quedar al lado de la Alfa.
—Kang Jodida Haerin.— Hae-won sonrió, acercándose para atraer a la pelinegra en un abrazo que su Alfa correspondió con una sonrisa.—Te extrañé, hermana.
—No te pongas sentimental, Wonwon. Se supone que eres la frívola de la relación. Si lloras, lloro.— Haerin se burló y Danielle dejó ir unas risitas, llamando la atención de ambas Alfas.—-¿Recuerdas a Danielle?— Haewon sonrió, acercándose a darle un abrazo a la Omega.
—Cómo olvidarla.— la Alfa le sonrió.—La joya de Seúl. Cada día te vuelves más preciosa.— Haerin alzó una ceja.
—¿Estás coqueteando con mi Omega?
—Solo expongo la verdad.—la pelinegra sonrió sin gracia.
—¿Quieres que le exponga la verdad a tu Omega también?— Haewon le respondió con un gruñidito y Danielle se rió de la actitud de ambas.
—¿La joya de Seúl?— la Omega preguntó curiosa, y los ojos de Haewon brillaron al percatarse de su curiosidad por el epíteto.
— Haerin-ah solía decirte así.— confesó la Alfa y Danielle se giró a ver a la pelinegra, que fingía mirar el alrededor.
—»Siempre se refería así a ti. Cuando se comprometieron le pregunté como eras y, ¿sabes lo que me dijo?— Haerin le dedicó una mirada de advertencia a su amiga, quien le ignoró, continuando con la anécdota.—Dijo que eras como una muñequita hecha a mano. "—Es jodidamente perfecta, Wonwon. Como si la Diosa le hubiera dado la apariencia de uno de sus ángeles".— Las mejillas de Danielle ardieron.—-Creí que solo estaba exagerando pero luego te vi el día de la boda y me di cuenta de que Haerin se había quedado corta.
—Gracias.— Danielle murmuró algo tímida, ganándose una sonrisa por parte de Haewon.—¿La joya de Seúl? Eso suena muy pretencioso, mi amor.— la omega se burló y Haerin le hizo mala cara.
—No parecía molestarte hace unos segundos.— Haerin le dijo.
Danielle se acercó, dándole un corto beso en los labios que le quitó toda la tensión del cuerpo. La pelinegra sonrió cuando la Omega se sonrojó por un comentario que hizo Haewon tras el beso.
No importaba que pretencioso sonara, para ella, Kang Danielle era una joya. El mayor tesoro de todos, y ella se sentía como una idiota por no haberse percatado de ello antes.
💎
N/a
Al fin se dio cuenta, celebremos!!
Gracias por leer 😊
^᪲᪲࣪ᵐⁱᵘʷʷᵐⁱᵘʷ
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