This is not my Momo
"¿Segura que quieres hacerlo?". La miró a los ojos y se encogió de hombros, ya no sabía que decir porque aunque había tomado una decisión le costaba aceptarlo, asintió y suspiró, debía ser más fuerte para ir a visitar a sus suegros, esperaba caerles bien. "Si no quieres puedo cancelar". No le gustaría que haga eso porque se nota que está feliz por ir a ver a sus padres, sonrió y se inclinó hacía delante para darle un beso, habían comprado pizza ya que estuvieron toda la tarde eligiendo que iban a llevar, solo se quedarían un par de días, pero eso no les impidió llevarse más de lo que iban a usar.
Masticó y desvió la mirada a Boo, iban a tener que dejarlos solos por tanto tiempo, le daba un poco de pena hacerlo porque están acostumbrados a estar con ellas y cuando no lo están se sienten tristes, lo bueno es que la prima de Momo iba a quedarse esos dos días en la casa porque no se encontraba muy bien el divorcio, luego de todo ese tiempo en el que pensaron que debían hacer, le dijeron la verdad y tomó la decisión de separarse de aquel hombre antes de que siguiera haciéndole daño.
No quería que su bebé pase por todo eso, siente que si eso sucede termina alejándose y odiandola, Sana se siente bastante aliviada, es una buena chica que no merece lo que a ella le pasó, espera que Jungkook pague por todo lo que ha hecho. "¿En que tanto piensas?". La miró a los ojos y sonrió, no quería hablar del tema porque era bastante delicado, la única cosa que hacía que estuviera al borde del llanto y se encuentra bien, además de que tiene otros problemas incluso peores que el de Jeon.
Se quedaría en un lugar que está bastante cerca de la casa en la que creció, le iba a costar pero era lo que tocaba, a veces había que combatir los miedos directamente, se había cansado de sentirse con tanto miedo así que iba a hacerlo sin ningún problema, solo los malos pensamientos y recuerdos que todavía la agobian, pero buscaría la forma de estar feliz para que Hirai no se siente mal en ningún momento, debe hacerlo para compensar todo lo malo que ha hecho en estos últimos días, ahora es ella la que ha estado perdida en sus pensamientos.
"Que quiero ir a la cafetería a la que iba cuando estaba en la secundaria". La pelinegra sonrió en grande y asintió, obvio que la iba a llevar, a todos los lugares a los que quisiera ir porque si eso la hace feliz ella es feliz. "No soy tan fan del café helado pero es exactamente lo que quiero probar". No le gustaba tomarlo ya que le recordaba a su pasado, las veces en las que salía con sus amigas y éstas la obligaban a hacer cosas que no le gustaban o cuando tuvo que estar de la mano con Jungkook en la cafetería sabiendo las cosas que él le hacía, pero siempre con una sonrisa porque ya no quería que la golpeara.
Estaba harta de tener que cubrir los moretones y cortadas, tenía miedo de que alguien se diera cuenta y le preguntará porque no sabría qué decir, todavía no puede apretar el puño derecho como antes, recuerdas exactamente cuando el menor le piso la mano con todas sus fuerzas solo porque ella había intentado salir, quería ver a su madre, necesitaba un abrazo sin importar que fuera el más hipócrita de todos, tal vez pedirle ayuda aún sabiendo que no me haría caso y le ordenaría que volviera para ser una buena esposa.
En ese tiempo ni siquiera podía sentarse, todos sus muslos estaban destrozados, no había una sola parte de su cuerpo que ni tuviera alguna marca, un indicio de que algo malo había pasado, por ese tiempo dejó de comer, estaba tan delgada que le costaba caminar, aún con todo eso seguía con una sonrisa que le hacía creer a los demás que todo estaba bien cuando no era así, ella ya había muerto internamente, cada que lo recuerda siente un escalofrío que recorre todo su cuerpo.
"Sana". Le colocó la mano en el muslo provocando un chillido de dolor proveniente de la peli gris, pegó un brinco y se alejó asustada no sabía que había hecho pero parecía que le dolió. "Perdóname". Minatozaki la miró con los ojos llenos de lágrimas y bajó la mirada a sus piernas, negó lentamente con la cabeza, a veces sentía el dolor, sabía muy bien que no había nada. "¿Te encuentras bien?". Asintió sin despegar la vista de sus muslos, subió a sus manos y luego a abrazos, todo estaba como siempre, no entendía por qué le había dolido tanto.
Se sentía un tanto sensible. "No pasa nada". Sonrió sin mostrar los dientes y se acercó a la mayor para abrazarla, se escondió en su cuello y suspiró, tenía que calmarse. "Te amo". Hirai sonrió y sintió que se derritió por la voz de Sana, era la chica más dulce y linda del universo, la amaba tanto que no podía más, dejó el trozo de pizza en la caja y la abrazó, le dio leves palmaditas en la espalda. "¿Me llevarás a la cafetería?". Asintió, Minatozaki se separó y la miró a los ojos, la amaba tanto que era capaz de todo por ella.
Momo suspiró, estaba tan enamorada que haría lo que fuera para verla sonreír así fuera tener que subir una gran y empinada colina para que pueda tomarse un café frío que de seguro no le va a gustar, haría lo que esté en sus manos e incluso más para que esa sonrisa nunca se borre de sus rostro, está más que enamorada, la ama con cada fibra de su ser y es por eso que cumplirá cada uno de los deseos de la menor, así le cueste la vida, porque le gusta verla feliz.
No creyó que volvería a estar en ese lugar que le traía malos recuerdos pero ahí se encontraba, en el aeropuerto en el que dio por finalizada su vida en Japón para siempre, Justo ahí se encuentra, de brazos cruzados y una mirada que lo único que dice es lo arrepentida que está de haber bajado de ese avión, es que estuvo a punto de gritar que volvieran a Seul, ella no quiere estar ahí, siente que las paredes se están cerrando y que todo el mundo quiera agredirla solo por ser ella, aún sabiendo que eso ya acabó.
Las cosas en Japón han cambiado y ya no debería estar tan tapada como lo está en Corea, por más que hayan muchas personas que vean lo de ambas como lo peor que puede existir en el universo, a la mayoría de las personas les da igual porque no es su vida y así pueden seguir adelante como si nada, además de que en los últimos años se ha hecho más común ver a parejas del mismo sexo por lo que no es para tanto, ni es como que sea la gran cosa y la sociedad es bastante apática a todo.
Se podría decir que es libre en un lugar que detesta y que es presa en un lugar que ama.
Ni es para nada fácil estar en su posición, alguien que tiene tantos recuerdos malos ahora mismo tiene que tener una gran sonrisa para que las personas no crean que está obligada, cuando es así, pero no le gustaría que Momo se sienta mal por eso ya que se lo repitió muchas veces y fue ella la que lo elijo, sería tonto ahora estar tan mal pero es entendible porque no sabía percatado del daño que le podría hacer sentir hasta el aroma del lugar, porque nada había cambiado.
Todo seguía en el mismo lugar, con las mismas vibras de lugar en el que las personas vienen esperanzadas o se van tristes por dejar a sus familias atrás, en su casa está en el pequeño grupo que se fue huyendo de algo o de alguien, no fue por elección propia porque si hubiera sido por ella se quedaba ahí pero decenas de sucesos inesperados la hicieron huir de ese gran y hermoso sitio, es en lo que piensa para no sentirse tan mal por dejarlo sin pensarlo ni una sola vez.
Buscaba la libertad que sabía que en su casa no había y mucho menos al lado de ese nombre que no hizo nada más que romperla en mil pedazos, la persona que llegaba a ese país era alguien nueva, no la misma que todo el mundo podía dañar con tan solo un chasquido de dedos, era alguien que si podía hacer daño si se lo proponía y estaba lista para todo, porque nadie iba a cortarle la felicidad a la mujer que ama, es que ni ella se atrevía, por eso es que está en un lugar que detesta con todo su ser.
"Nos están esperando". Dijo con una enorme sonrisa se veía que tenía bastante ilusión de ver a sus padres. "No tengo tiempo para visitarlos por eso es que estoy tan feliz". Acomodó sus lentes oscuros y la tomó de la mano, al entrelazar sus dedos se sintió mucho más cómoda de lo que estaba antes, se podría decir que si estaba cerca de Momo estadía mejor, aunque tampoco tanto como le gustaría, su corazón sigue acelerado. "Espero que tú también lo estés". Lo estaba pero por su felicidad no por la de ella propia, aún así era sacrificios que estaba dispuesta a vivir.
No dijo nada con respecto a eso solo caminó en dirección a la salida para ir a la zona de taxis, tenía una gorra y un cubre bocas, no quería que nadie la reconociera, su excusa es que hay demasiado sol y ella no es fanática para nada porque su piel es muy sensible sobre todo la de su rostro, así que debía cubrirse lo más que pudiera, Momo se lo creyó por completo cosa que le preocupa porque lo más probable es que nunca vayan a la playa por eso, todo para no toparse con algún familiar y que la reconozca.
Entraron al taxi y frunció los labios al ver como la contraria comenzaba a aclarar la garganta y estirarse, no entendía que era lo que le estaba pasando como si tuviera que hacer algo importante, frunció las cejas y siguió con lo suyo, no estaría viendo las cosas raras que hace su novia por tanto tiempo, se mordió el labio inferior y miró hacia la ventana, cada lugar en el que pasaban eran millones de recuerdos que se clavaban en su pecho como pequeñas espinas que iban creciendo a medida que pasaba el tiempo.
"¿Cómo me veo?". La miró de reojo y casi le da un infarto, Momo no es de las chicas que se recojan el cabello y si lo hace no es por mucho tiempo, lo prefiere suelto y natural, tampoco es como que le preste mucha atención a eso, ahora lo lleveba recogido, parecía una pequeña bebé, casi se muere de ternura, lo único que hizo fue sonreír. "¿Crees que fue buena idea decolorarme el cabello así?". Aunque solo había sido una parte se le veía muy bien, asintió y le apretó el muslo para que se calmara, no entendía por qué se encontraba tan estresada.
Solo iban a ir a la casa de sus padres no era algo tan estresante como parece que se lo está tomando la mayor. "Mi amor, te ves muy bien". Habló con completa sinceridad.
"Quería parecer un poco ruda y desobediente". Quiso reír por como lo dijo pero no pudo hacerlo ya que al darse la vuelta se la encontró a escasos metros de su rostro. "¿Crees que soy ruda?". Movió las cejas de arriba hacia abajo, miró al conductor que estaba concentrado en el camino y luego volvió a donde estaba su mirada. "¿Soy la chica mala y tú la chica buena que debo corromper?". Bajó las manos a su abdomen y lo acarició.
"Momo...ya llegamos". Se separaron, éstas no eran cosas que su Momo hacia en un lugar público, se extrañó pero como le pareció divertido le siguió el juego, al salir del auto y tomar el equipaje le sonrió al conductor.
"Tome". ¿Así sonaba la voz de Momo en japonés?. claro que no, ¿por qué su voz estaba tan chillona?, no dijo nada, solo siguió como si nada, caminó a la puerta seguida de la pelinegra que la tomó de la cintura y la acercó, frunció las cejas por lo brusca que fue pero también lo dejó pasar, elevó el mentón y la puerta se abrió. "Mamá, papá". Minatozaki sonrió al ver que los señores también lo estaban haciendo, eran bastantes parecidos a su novia. "Ellas es Sana mi novia". Todo se quedó en silencio.
Éste no era el recibimiento que quería y mucho menos la Momo que conocía.
Uuuyyyy ¿Por qué creen que Momo actúe así?.
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