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The girls...

El día no había empezado como ella esperaba, sus planes se desbarataron cuando Nayeon le dijo que no podía ir a visitarla y hablar con ella del "tema", si, ese tema era Hirai Momo porque no había podido sacarla de su cabeza desde el sueño que solo Im y ella sabían que paso.

No quiso decírselo a Mina porque ha estado ocupada saliendo de vez en cuando con alguien que no conoce y que no ha podido preguntarle porque cada vez que intenta saber quién es recuerda que Myoui es bastante inteligente y que ella le preguntará que fue exactamente lo que sucedió con Momo, y aquel secreto que oculta con Nayeon así que trataría de mantener eso con un candado en el interior de sus pensamientos para que no pase nada malo y no lo vaya a decir porque conociéndose le saldrá en un pésimo momento.

Como todos los viernes la pelinegra estaba haciendo ejercicio en la sala, costumbre que apareció cuando comenzó a salir con esa chica extraña que solo ha visto de lejos, le encantaría preguntar pero tampoco era tan invasiva en la vida de su mejor amiga, prefería esperar que le dijera cuando quisiera a tener que molestar para que le diga algo de lo que probablemente se arrepienta de saber.

No había pasado tanto tiempo desde la última vez que vio a Momo pero incluso con tan poco tiempo como un mes lo veía eterno, algo pequeño en ella le decía que probablemente serían muy buenas amigas y otra pequeña parte más grande que la anterior le decía que si llegaban a ser algo más que amiga no estaría mal.

La sociedad podría no aceptarlas pero su núcleo de amistades si y eso era suficiente para tener una vida completamente feliz, tal vez tres hijos, un gato o perro, ver televisión todos los domingos y prometerse cenar todos los días en familia, sin objeciones.

Era lo que ella deseaba tener con alguien pero no con una persona de su mismo sexo, solo que las circunstancias y la persona de la cual se siente extrañamente atraída es una chica de nombre Hirai Momo por la que juró ir a terapia para buscar ayudar profesional, no es que le parezca malo ser homosexual pero toda su vida estuvo reprimiendo ese sentimiento, sus padres, familiares, amigos del pasado y tal vez su propia vergüenza la orillaron a creer que no lo era.

A veces prefería la compañía de femeninas en vez de hombres que le demostraban que no había posibilidades de una atracción hacia ellos, las mujeres olían a vainillas, los hombres se forzaban a oler a perfumes súper caros que no le quitaban ese olor repugnante.

Las chicas tenían manos suaves, los chicos no.

Las mujeres como ella que sin capaces de pagar lo que se les antoje son felices con la compañía de alguien, los hombres prefieren tener varias mujeres.

Prefería los labios femeninos, la mayoría estaban pintados con un labios rojo y otros con uno color natural, se vestían como a ella le parecía más atractivo, eran su tipo ideal, amaba ver películas con contenido lésbico porque sentía cosas.

Ese hormigueo que sintió al ver a Momo, el que no ha dejado de hostigarla desde que no la ve, por el que gime en voz baja en las noches, ese que la hace ver pornografía lésbica solo por pura curiosidad.

Ella estaba mal, era lo que creía y merecía estar en el infierno por comportarse de esa manera, nadie la aceptaría, sería una rechazada social, su mundo se acabaría si decide ir a dónde se encuentra Hirai y besarla hasta que no puedo respirar, sentir como a sus pulmones se les escapa el poco aire que les quedaba y morderle ese provocativo labio inferior el cual mordía de vez en cuando.

"¡Mina!". Gritó de la nada, necesitaba despejar su mente y la única capaz de ayudarla con eso era su mejor amiga que en cuanto escuchó ese grito salió corriendo hacia la había para socorrerla. "¿Fideos o arroz?". Preguntó con las mejillas sonrojadas, Myoui la miró entre cerrando los ojos super confundida porque ese grito fue de desesperación no de indecisión o un llamado.

"Lo que te guste más, hoy iré a una pequeña fiesta". Asintió y bajó la mirada pero no tenía su teléfono así que no tenía con que pedir la comida. "Tú teléfono se está cargando, lo dejaste en la cocina desde hace dos horas y luego me saludaste como ida en el mundo". Recordaba cada cosa que decía, se despertó con Momo en la cabeza y un sueño que no se comparaba a los anteriores, ésta vez no solo hubo besos y sonrisitas. "¿Te pasa algo?".

Claro que le pasaba estaba completamente embobada con el cuerpo de una chica que de seguro no sentía nada por ella, al estar tan aburrida en la noche buscó hasta las tres de la mañana el Instagram de la mayor y cuando por fin lo encontró estuvo dos horas más viendo todas las fotos que había publicado.

Desde lo que ella cree que es su familia hasta ella después de hacer ejercicio, en varias ocasiones se vio tentada a pinchar el corazoncito pero no lo hizo porque parecería una loca stalker que necesita su suministro nocturno de Momo y si era asi, solo que no podía aceptar lo estúpida que se estaba volviendo por una chica como la pelinegra.

De piel suave y blanca, cuerpo tonificado y labios abultados, de seguro eran suaves y delicados. "¿Sana?". Subió la mirada confundida, sus cejas se fruncieron al igual que sus labios tenía un serio problema. Debía solucionarlo pero Nayeon decidió ir con Jeongyeon en vez de con ella, aunque claro era la novia y tendría cosas más importantes e interesantes que hacer que con ella. "Te estás yendo de una manera que ni yo sé que te sucede". Se sentó cerca de su cuerpo.

No quiso hacerlo pero sus ojos bajaron a los senos de Myoui. "Tapatelos que es un poco incómodo tenerlos así". Asintió y se cruzó de brazos de una manera en la que no se viera absolutamente nada.

Minatozaki se lo agradeció con una sonrisa sin dientes, labios pegados al igual que los ojos, era una imagen bastante adorable que Mina respondió con un apretón de mejillas que provocó un quejido ronco de la mayor que impresionó a la japonesa. "¿Segura que estás bien?". Asintió con los ojos todavía cerrados. "Puedo quedarme aquí y ver películas". Negó e hizo un mohín. 

Quedarse sola un día de vacaciones no era tan lindo cómo parecía, pero necesitaba concentrarse en ella y esos pensamientos que abundan de la pelinegra, no es que deteste pensar en ella si no que eso provoca que este en otro universo, uno en el que parece que no la quieren.

"Tú sal con la chica sin nombre y yo estaré aquí viendo películas, tal vez venga Nayeon pero si quieres no viene". Dijo con rapidez, Myoui se le quedó mirando y rió un poco esa era la Sana que conocía no la que se la pasaba todo el día callada pensando en cosas que no entendía.

"No tengo ningún problema que venga". Murmuró y se aclaró la garganta todavía hablar del tema le resultaba un tanto incómodo. "¿No tienes nada que contarme o alguna preocupación?". Aunque no lo quería decir de frente sabía por lo que estaba pasando Sana, no estaba muy segura si era lo que realmente pensaba pero de que le gustaba alguien le gustaba, porque la manera en como se estaba comportando era de una enamorada empedernida incapaz de pensar en otra cosa que no sea la persona.

La miró a los ojos y negó pero no fue mucho el contacto visual, fueron unos segundos nada más. Si se le quedaba mirando tal vez diría la verdad y lo que la está atormentando cosa que no le estaba gustando para nada porque era exactamente lo que no quería hacer, su cabeza estaba loca y lo único que deseaba es que Mina se fuera para no estar pensando en decirle el secreto que ha estado ocultando por tanto tiempo.

"Me traes del helado que me gusta". Fue una sugerencia que parecía más mandato que otra cosa, sonrió y guiñó tratando de parecer linda, adorable, como una tierna bebé que necesita la ayuda de alguien mayor. "Creo que tú "amiga" llegará pronto". Se quedó por un rato haciendo comillas con los dedos, aguantando la risa por la expresión que tenía Mina, sus ojos estaban parcialmente más abiertos de lo normal y trataba de ocultar el sonrojo que era bastante evidente.

Se levantó y se fue dejándola sola en su habitación, otra vez con sus pensamientos ya era bastante común que eso sucedería los fines de semana, Mina ya había encontrado a una chica con la que pasar el tiempo y ella se quedó sola, ahora se lamentaba por tener un círculo de amigos tan pequeño, consistía en Mina, Nayeon, algunas compañeras de trabajo que no pasaba de un hola, los vecinos no eran sus amigos, de vez en cuando escuchaba que hablaban más de las dos y las tachaban de asquerosas lesbianas.

Y ese era el final de su grupo de amigas, Momo, ella no era su amiga era algo así como su raro interés amoroso el cual no la lograba convencer por completo, solo la había visto dos veces como para estar así de clavada por alguien que no siquiera la ha visto de esa manera. Se le nota demasiado que no es de esas chicas que buscan a alguien para pasar el rato.

"Puede que me este volviendo loca y por eso es que siento esto por ti". Susurró hacía la ventana, viendo en dirección a la casa contraria, no es que tuvieran una vista espectacular, bajó la cabeza y miró sus manos, las de Hirai eran más grandes, eran capaces de cubrir las suyas y se sentían tan cálidas cuando recordaba las veces que se rozaron.

Una sonrisa fugaz surco sus labios la cual tuvo que reprimir para no parecer una estúpida, así se sentía pero tampoco lo quería aparentar.

Mordió su labio inferior y se quejó, no le importaba ser completamente homosexual lo que más le preocupaba es que le guste una persona que en ningún momento le dijo que quería tener algo con ella aunque tampoco esperaba eso de Momo porque acababa de conocerla.

"¡Ya me voy!". Escuchó lo que presuntamente era un grito, se levantó decidía a hacer una pregunta que no estaba en sus planes al comienzo del día.

Corrió y abrió la puerta. "¡Espera!". Eso sí que era un grito, se escuchó en toda la casa y de seguro que en toda la cuadra. "Tengo una pregunta antes de que te vayas". Mina asintió y miró disimuladamente hacia el auto que la estaba esperando. "¿Cómo supiste que te gustaban las mujeres?". Myoui se encogió de hombros pero luego recordó todo lo que sintió.

"Pues...". Rascó su nuca. "Creo que siempre tuve ese sentimiento pero lo oculte por miedo al rechazo de la sociedad". Asintió y se quedó esperando un poco más. "Una vez vi a una chica y me di cuenta que me gustaban más que lo que yo veía como gusto hacia un hombre no era cierto, me di cuenta que era lesbiana y ahora soy muy feliz". Aseguró subiendo la mano y apoyándola en el hombre de Sana quién mordisqueó sus uñas.

Ella estaba sintiendo exactamente lo mismo pero por vergüenza es que no lo decía, la verdad es que le importaba muy poco que pensaba y decía la sociedad, después de todo lo que pasó se dio cuenta que es mejor vivir la vida como una quiere no como los demás quieren que la vivas. "Gracias". Nunca agradecía por ese tipo de cosas pero esta vez sí que sentía que debía hacerlo, porque fue de gran ayuda para su entendimiento sobre el tema.

Mina asintió lentamente y abrió la puerta. "Un momento...". Miró por el rabillo del ojo a una peli gris quien tenía una gran sonrisa. "¿Te gustan las chicas?".

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