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Someone like you

"Hola". Se quedó mirándola como boba, debía contestarla pero un simple saludo se quedaría corto para lo que está sintiendo, Momo se ve guapísima en ese vestido negro tallado al cuerpo, y ella parece toda una pordiosera a su lado, sus mejillas se ruborizan al detallar más y más hasta que sus ojos recaen en el escote ajeno, es cuando decide desviar por completo la mirada a la cerradura de la puerta, coloca la mano ahí y hace como que está viendo cuando claramente quiere fallecer porque no tiene de otra más que mirarla como una boba, Hirai entró demasiado rápido a su cabeza.

La está volviendo loca, comiéndole los pocos pensamientos que la hacían razonar, suspiró al verla pasar cuando hizo un ademán para que lo hiciera, mientras cerraba la puerta apoyaba la frente en ésta, debía ser más fuerte pero las cosas que estaban pasando en su cabeza simplemente eran imperdonables, lo único que quería era acercarse, tomarla por la cintura y atraerla para pintar esos labios, y ver cómo terminaba ese labial, tal vez se volvía más suave, mordió su labio inferior y sacudió la cabeza tratando de alejar lo que sentía, debía controlarse porque la tenía en frente.

"Bienvenida a mi hogar". Se veía fascinada, no entendía el por qué, su casa es mil veces mejor, Minatozaki frunció un poco el ceño ya que no comprendía la emoción en los ojos de la pelinegra, tal vez porque estaba recordando lo que pasó esa noche en la que se besaron, una sensación extraña hizo que subiera la mano a sus labios, los sentía distintos como si todavía recordarán la sensación de los ajenos, jadeó un poco al dejar de sentirla y se quedó mirando a Momo a los ojos, parecía haberla sentido también porque cubría sus labios con las cejas fruncidas.

"Como lo recordaba". Sonrió, no sabía que la iba a ver tan feliz por ir a su casa, eso hizo que se sintiera mejor y más segura de sí misma, definitivamente era eso lo que necesitaba, ver a la otra y comprobar que se sentía cómoda, no era una cada muy lujosa o grande pero sí que habían puesto mucho esmero en la decoración, bastante "familiar" según Mina. "Tra-traje esto". No era la única nerviosa, Hirai sentía que se iba a desmayar cada que Sana la miraba a los ojos y sonreía, es que esa sonrisa aceleraba su corazón.

"Muchísimas gracias". Agarró la botella, se impresionó al ver que trajo la que tanto le gusta, entonces si le hacía caso a las conversaciones que tenían, sonrió inconscientemente era la cosa más linda que alguien había hecho por ella hace bastante tiempo, quería abrazarla para agradecerle que lo que le está haciendo a su corazón es lo opuesto a lo que creía pero prefirió mantenerse en silencio y demostrarle gratitud con una pequeña sonrisa, para no exagerar lo que en realidad quiere hacer que es abrazarla hasta que se le escape todo el aire, Momo era una buena chica.

"No sabía cuál elegir pero de la nada recordé que era la que te gustaba, también traje ésto". Detrás de su espalda, saco una rosa roja, abrió los labios lentamente iba a morir si seguía siendo así de linda con ella, hasta quiso llorar pero se contuvo porque no sería lo mejor, demostrarle lo conmovida que está con un apretón de manos es suficiente, se le quedó mirando, es que la mayor era la chica más hermosa que había visto en su vida, es que con tan solo verla sentía que sus ojos brillaban, la chica más hermosa del mundo frente a ella.

Con un gran corazón y ganas de ser el próximo amor de su vida, tal vez, no tenía nada para ella porque pensó que comprar ese ramo de flores que miró en la calle sería demasiado, eran amigas no eran novias y debía entenderlo, por eso es que no le compró nada pero ahora quiere morirse, llamó a Nayeon para que le dijera lo que le gustaba pero tampoco le compró las cosas que le gustaban, tenía miedo de que pareciera demasiado raro e invasivo acercarse a sus amigas para sacarles información de las cosas que le gustaban, no quería que Momo la viera como una loca.

"Que linda". Lo dijo sin mirar la rosa, era viéndola a los ojos para que supiera con ese simple detalle que no se estaba refiriendo a la flor si no a ella, con esos ojos grandes y marrón oscuros, es que no podía dejar de mirarla, como siempre se quejaba, como una boba concentrada en todo su rostro, tan brillante y lindo, igual de suave como el de un bebé tanto que lo único que quería era volver a tocarla, sentirlo en sus manos y poder acercarlo al suyo, necesitaba besarla.

"Solo contigo". Eso aceleró su corazón, otra ves diciendo eso, como en la última llamada que tuvieron, ambas estaban hablando de varias cosas hasta que llegaron a ese tema de que eran lindas la una con la otra, Momo le dijo exactamente eso y provocó que su corazón se reventara de felicidad porque con tan solo esas palabras que son tan insignificantes, llegó a sonreír todo el día porque se sentía especial, Momo la hacía sentir así, como si fuera la única persona privilegiada en el mundo, la que podía escuchar a la pelinegra decir lo importante que de seguro era para los demás.

"Aquí están los vasos". Le pasó uno a la contraria quién parpadeó para dejar de mirarla, no era la única que estaba embelesada por la belleza de alguien, Momo no dejaba de mirarla, sus labios, sus ojos, sus mejillas y cuello, cada cosa le parecía atractiva, no podía dejar de ver ese cuello, le gustaría dejar marcas en el, tal vez morderlo o apretarlo. "¿Momo?". Preguntó extrañada porque se le quedó mirando sin pestañear, se sentía avergonzada así que con toda la vergüenza del mundo depositó la mano derecha en el muslo ajeno, apretándolo un poco para ver si así podía volver a la realidad.

"Gracias". Se lo tomó de un solo trago, Minatozaki abrió los ojos impresionada, eso había sido mucho, es que de seguro le estaba ardiendo la garganta por como su rostro cambio por completo, apretó los labios y se acercó un poco más, las rodillas de ambas chocaron, se miraron a los ojos por unos segundos y luego miraron a distintos lugares al mismo tiempo. "Si que es fuerte". Comenzó a toser mientras subía la mano hasta su propio cuello y trataba de controlarse.

"No aguantas nada". Subió la mirada y miró como Sana se lo tomaba incluso más rápido que ella, cuando terminó la miró como si nada, eso sí que era bastante impresionante, pensó que no aguantaría y que se estarían riendo por eso en algunas horas, espera no perder el conocimiento porque si llega a besar a la peli gris sin poder recordarlo de seguro estará llorando por lo tonta que es. "Creo que está botella es muy poco así que...". Ella también había comprado, aunque no le gustaba el que tanto le encantaba a Momo lo compró, era un pequeño obsequio pero ahora que se da cuenta que de seguro la botella que se están tomando no va a durar nada pues tendrán que tomarse esa también.

Tal vez el alcohol le dará la confianza que necesita para ser más fuerte y lograr batallar con sus pensamientos, para así poder acercarse a Momo y por fin darle ese beso, volver a sentir esos labios que tanto extraña, no sería una locura porque cree que Hirai se va a dejar, un beso no es capaz de romper una amistad, claro, el problema es que a la final se separen y se den cuenta del error que cometieron, otra vez sobre pensando todo al punto que le duele la cabeza, no tiene reparo.

"Eres un sol". La abrazó, ella sí que no tuvo problema en demostrarle lo feliz que estaba con contacto físico, obviamente uno que no se esperaba y casi le da un infarto por tenerla entre sus brazos, su suave y tibia piel tocando la suya, sentía que se estaba quemando, las manos de Momo apretando su espalda, de un momento a otro los pensamientos se esfumaron y eso es lo que provoca cuando la tiene cerca, al tener un mínimo de contacto físico se le olvida hasta como se llama, pierde la cabeza por completo.

"Sonará un poco trillado pero...". Se separaron lentamente. "Solo contigo". Rió, cada que decía algo la volvía loca pero esa sonrisita en la que apenas y dejaba ver sus dientes la llevaba a la completa locura.

"¿Será este mi ser amado?". Preguntó antes de tomarse el tercer vaso, apenas estaban calentando pero Minatozaki, quién por si no se han dado cuenta no tiene tolerancia al alcohol, comenzaba a mirarla descaradamente, pensando en las cosas que debería hacerle si se lo permitía, con el vaso entre sus labios sonrió antes de hacer lo mismo que Momo, creía que podía llevar el ritmo de ésta pero estaba tan equivocada, es que ni se lo imaginaba.

"¿Crees en el amor?". Una pregunta que dejó a Momo viendo el suelo, no tenía ni la menor idea si creía o no en éste ya que las últimas relaciones que tuvo no fueron para nada lindas y mucho menos sanas, nunca ha tenido una así, de esas que cuando piensas en la persona sonríes como idiota, ella no ha tenido el privilegio de que alguien toque su corazón, mientras está en una relación, así como Sana lo hizo siendo amigas.

"Antes no ahora que me doy cuenta si...tal vez siempre he sido una loca por el amor y no lo sabía". Se cruzó de brazos. "¿Tu crees en el?".

"Pues...". Suspiró y miró a Momo a los ojos, se podría decir que nuevamente está creyendo en el pero sería una gran mentira si no le dice que ha estado completamente traumada gracias a su antigua relación fallida que la dejó tan rota que todavía no puede pasar por ese aeropuerto, siempre cree que la siguen y detesta quedarse mucho tiempo sola en casa, Jungkook se metía en ella de una manera que la enloqueció pero no de la forma linda en la que Hirai lo está haciendo, éste fue capaz de traumarla al grado de tener que ir a psicólogos para tratar de soltar un poco del terrible dolor que le ocasionó, tanto físico como emocional y sobre todo mental.

"Si no quieres hablar del tema pod-".

"Tuve un novio que abusaba de mi". Momo se quedó en completo silencio, atónita, quería matar a tantas personas en Japón que debía buscar ayuda. "Él me hizo creer que el amor es perfecto...pero cuando me tuvo me trató de lo peor". Tomó un poco, sintió como le ardían los ojos, quería llorar pero debía ser más fuerte que ese dolor que todavía se instala en su pecho cada que lo recuerda.  "Huí de Japón por eso...". Suspiró mientras veía como le temblaban las manos seguía teniendo miedo aunque no lo dijera tan seguido. "Un hijo de puta".

"Haré que debes de sentir eso". Frunció el ceño confundido sobre todo cuando la abrazó de la nada, se le escapó el aire por completo, pero por más extraño que fue todo, se sintió bastante relajada al estar, por segunda vez, entre los brazos de la mayor, es que hasta se acomodó mejor para estar más cómoda, sintiendo el aroma a durazno que tanto extrañaba, instintivamente cerró los ojos y se dejó llevar por los latidos apresurados del corazón ajeno, eran como música para sus oídos, una relajación completo, sobre todo cuando comenzó a tararear cerca de su oído, llevándola al extremo, había algo que le ocultaba desde hace bastante tiempo, eso que la hacía sonreír porque ella lo quería.

"Solo estoy buscando a alguien como tú". Dijo antes de acariciarle la espalda, si, ya lo había dicho.

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