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Perfection

Si ya era malo estar en el suelo con un fuerte dolor en la espalda peor era ver a una chica que te veía de rodillas como si fueras un fantasma, esa mirada no se había separado de su rostro desde hace un par de minutos y realmente le resulta extraño tener que estar viéndola directamente a los ojos ya que esa mirada la aterroriza un poco, aunque no es tanto eso lo que siente, es un especie de revoltijo en su interior que se agranda por cada movimiento de las cejas de la contraria.

Aún cuando no puede ver muy bien éstas por el flequillo que las recubre está segura que siguen arriba y se pregunta cómo no le puede doler mantener una expresión fija por tanto tiempo. Sus ojos se han conectado por milésimas de segundo y la chica que seguramente es mayor por como está vestida, parece que le quiere mirar el alma u otras cosas, por como sus ojos se agrandan.

No tiene muy claro que es lo que la hace sentir nerviosa, claro nada excepto la belleza de la contraria, tan radiante y juvenil que le resultó un pecado verla por mucho tiempo, la verdad es que todo le resulta un pecado, el abdomen ridículamente marcado de ésta, sus brazos fuertes y piernas bien trabajadas, resulta que ese revoltijo al que ella hace llamar dolor es otra cosa distinta.

Se siente extremadamente amenazada por la mirada oscura que le está dando y su cuerpo muy dominante la doblega, la hace encorvarse un poco y fruncir las cejas buscando dentro de ella algo que le haga decir "bien Sana, esta chica no te hará sentir así", pero nada, su cerebro parece haber renunciado y sus ojos divorciado de su control. Siente como si todo su cuerpo se haya separado y no solo por el dolor evidente en cada uno de sus músculos por chocar con algo que ella cree que es una mole, si no por la pelinegra.

Puede que sea por lo jodidamente sexy que es o por como alterna en dar leves suspiros y entre abrir los labios, cree que es una completa tonta por como está actuando, y si, a los ojos de muchos lo es ya que no se ha movido ni un centímetro desde que se enteró de con quién había chocado pero no le importa en lo absoluto.

Le gustaría poder salir de ese bucle interminable que para ella es bastante sofocante pero resulta que la única persona que la puede ayudar también está petrificada detrás suyo, nada parece poder ayudarla ni siquiera la niña que paso a un lado de ella y la miró con esa típica mirada de "y que hacen estás viejas", que dejó pasar por el simple hecho de parecer una piedra a punto de ser destrozada por un martillo al cual ella llama chica de bonitos ojos cafés o negros, le gustaría saber con exactitud como son.

Las mariposas en su estómago vuelven a revolotear y está segura que si la sigue mirando ocurrirá eso que no quiere que pase, lo mismo que ha estado evitando por más de cuatro años consecutivos pero parece que todo lo que se había prohibido se está cayendo por una desconocida, ¿A caso tiene super poderes?. Sonrió en su interior al hacerse esa pregunta tan chistosa, si, puede que los tenga pero de esos que solo sirven para hacer que las chicas se derritan lo que no es un súper poder muy útil. Aunque si es promiscua puede que sea su mayor virtud.

Sus ojos bajan enseguida a los labios de ésta y se mueven, tal vez este diciendo que una manda de rinocerontes está muy cerca de ellas y que debe correr o que un asesino serial se acerca a ellas con una moto cierra, sus opciones son ridículas demasiado para ser una chica mayor de edad rozando los treinta años pero es que quiere pensar en todo menos que le está coqueteando o diciendo una simple frase que romperá toda la película que tiene.

¿La super chica salva a una pobre princesa?

Su yo que reside en su cerebro toma nota y parece muy feliz al crear fantasías que no la ayudarán en nada, lo bueno es que alimentan a su imaginación a ser más absurda de lo que ya era. Siente sus ojos picar por las pequeñas gotas de lluvia, lo primero que hace es mirar como Mina corre hacia una tienda y se refugia ahí. Trata de levantarse pero no sabe que decir o hacer e incluso se le olvidó como caminar y hablar, correr hasta ver, no sabe que le está pasando a su cuerpo ni mucho menos la razón de los latidos desenfrenados de su corazón alocado el cual nunca había latido así, por absolutamente nadie.

Ni siquiera por su tonto ex, el recuerdo de éste la hace fruncir un poco el ceño y volver a la realidad, el sonido de los autos y personas corriendo vuelve, las gotas de lluvia impactando ferozmente en el duro suele la despiertan por completo de ese pequeño transe que tuvo, vuelve a mirar hacia arriba ya que por alguna razón el agua que cae del cielo no está impactando por todo su cuerpo y la ve.

En medio de una fuerte luz de un auto a la chica culpable de su acelerado corazón y manos sudorosas. No sabe cómo agradecerle ni mucho menos como levantarse sin tropezarla y caer otra vez, mueve un poco los pies y abre la boca torpemente dice algo que suena más como un balbuceo que otra cosa.

"Levántate Sana, está lloviendo muy fuerte". No le hace caso a su nombre, enseguida se levante y limpia su pantalón que está lleno de barro y corre junto con la pelinegra que sabe su nombre por alguna razón que obviamente desconoce. Cuanto entró toda empapada, a punto de estornudar porque de seguro fue la que se resfrío o por el frío que había dentro del lugar en donde Mina la recibió con una sonrisa burlona que decía tantas cosas por las que seguro le reclamaría más tarde, volteó a ver a la pelinegra y se cruzó de brazos tratando de buscar una explicación del por qué actuaba como si la conociera.

"¿Quién eres?". Su voz salió ronca, un tanto rasposa su garganta dolió un poco lo que hizo que tragará con dificultad antes de mirarla a los ojos esperando una respuesta.

"¿No sabes quién soy?". Negó lentamente confundida, hasta que su cerebro decidió servir por unos segundos en los que pequeños recuerdos se conectaron en su cerebro, quedando tan bloqueada como hace unos minutos que de seguro fueron eternos para todos sobre todo para ella que seguía sin mover un solo músculo luego que sintió la mano de la más baja tocar su hombro.

Ese movimiento tan amable la hizo suspirar y reprimir un jadeo de sorpresa por la manera en como comenzó a sobar aquel lugar con tanta fuerza, la suficiente como para hacerla ronronear en su interior. Quería decirle lo bien que lo hacía pero estaba segura que sería super extraño como lo que está pasando. Sabía que si fuera otra persona la empujaría y gritaría, tal vez se iría de ese lugar levantando el dedo del medio mientras suelta maldiciones y una apenada Mina va detrás suya aguantando las ganas de reírse en su cara pero esta vez es distinto, no sabe el por qué solo que se sienta más tranquila.

Sus ojos divagan por el rostro ajeno con una pequeña sonrisa formándose en su rostro radiante, no sabe por qué está actuando de esa manera pero se siente extrañamente tranquila. "No se quién eres". Aseguró aún cuando su cerebro le estaba dando razones para decir que probablemente si la conoce pero no la recuerda.

Se siente tonta y un tanto despistada, comenzó a sentir por la forma en como la mirada la chica frente suyo, parecía que le quería pegar y luego reírse por horas o tal vez reclamarle, no tenía muy en claro que era lo que la contraria le estaba queriendo decir así que solo se le quedó mirando con aquellos ojos de perro regañado que siempre le servían para algo. "Es muy conveniente de tu parte". Volvió a fruncir el ceño esta vez con más fuerza, estaba enojada la estaba tratando de mentirosa o eso insinuaba con una delicadeza y elegancia que muy pocos tienen, eso hace que algo se abre en su interior y la haga suspirar mientras cierra los ojos y trata de parecer tranquila.

"¿A que te refieres con conveniente?". Claro que sabe el significado de la palabra pero no está segura el por qué la implemento, se quejó un poco por el fuerte dolor de cabeza que sabía que persistirá si sigue ahí viendo como una chica mucho más baja que ella la mira como si la quiere matar y enterrar, tal vez viva para que muera sofocada y sin poder hacer absolutamente nada.

La contraria elevó una ceja antes de soltar una risa ronca que erizó su cuerpo, lo sintió como un mecanismo de defensa más que un arrebato de hormonas, y es que le parecía tan sexy, con el cabello mojada levemente sonrojada, labios entre abiertos, pudo ver un poco sus dientes y una parte de ella le gustaría probar que tanto aprietan, eso la hace tratar grueso y desviar la mirada de la persona que parece una celebridad.

De esas que te hacen dudar sobre tu sexualidad, aunque ya estaba más que claro a qué bando pertenecía. "Me parece muy conveniente que no me recuerdes Minatozaki". Su apellido, lo odiaba pero sonaba tan caliente en los labios ajenos de un color carmesí, relamía los suyos con un poco de desesperación, comenzaba a pensar que actuaba como una idiota extrema, ya que su corazón latía a una velocidad barbara. "¿No me recuerdas?". Pareció más in reclamo que una pregunta, no entendía su insistencia, ya le había dicho que no la conocía y no tenía ningún recuerdo de ésta o bueno uno claro que la haga decir la primera palabra del abecedario por mucho tiempo mientras se ríe de sí misma por lo tonta que fue.

"¿Cuántas veces debo decirte que no te recuerdo?". Silencio incómodo, rodó los ojos y resopló, no era tan fácil de enojar pero la pelinegra si que tenía un don para hacerla odiar al mundo entero o apreciarlo de una mejor forma. "Si fueras importante ya te hubiera recordado". Mina volteó a ver con reproche a su mejor amiga, eso no se decía podía lastimar los sentimientos de aquella chica que la ayudó a pasar la calle.

"Sana creo que no es un buen momento para discutir". La nombrada mira de reojo a su mejor amiga y se cruza de brazos frente a ella. "Déjala que diga quién es". La peli gris asintió a regañadientes pero enseguida se retracto al ver la mirada que le lanzó a Mina, había sido suficiente.

Una mezcla de rabia se instaló en su pecho y abrió la boca lista para gritarle pero se quedó callada cuando conectaron miradas, se sintió como una pequeña chica que cambiaba de parecer y humor cada dos segundos porque no sabía cómo controlarse.

"Mina creo que no es buen momento para que te metas". Otra vez a la defensiva.

"¿Puedes dejar de ser tan grosera con todo el mundo?". Sana quiso pegarle pero la mirada que le lanzó Myoui fue suficiente como para quedarse callada e ignorarla. "Pensé que eras una buena chica pero Dios pareces que vas a matar a todo el mundo". Ya no le parecía tan perfecta como antes, ahora le resultaba alguien con un aspecto hermoso pero que no paraba de decirle que era grosera cuando fue ella la grosera por tratarla como si la conoce hace años.

Eso le recordó a la chica que la llamó y que todavía recuerda, Hirai Momo, esa tonta desapareció de la nada y lo agradece. "Callate". Murmuró.

"Creo que fue suficiente con que me colgaras la otra vez". Entre cerró los ojos confundida. "Si Sana, soy Momo".

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