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It's not your problem

El fuerte dolor de cabeza fue lo que provocó que sus ojos se abrieran un poco, recordaba la mitad de las cosas que sucedieron la noche anterior y le impresionaba el nivel de malestar que sentía en su cuerpo, no era común que estuviera así luego de una borrachera que ella denominaba como "normal".

Bajó las manos hasta las suaves sábanas de color morado pastel y las apretó un poco, maldiciendo por lo bajo el alcohol que le afectó tanto, frunciendo un poco el ceño logró sentarse con bastante esfuerzo ya que por una razón le dolía demasiado la espalda, supuso que fue por las incómodas sillas del bar. Un jadeo salió de sus labios al momento que retiró la manta que recubría la mitad de su cuerpo dándose cuenta que llevaba la misma ropa que el día anterior.

Nayeon la iba a matar por llegar tarde al trabajo pero pensaría en una escusa gigante para pedirle el día libre, tal vez una enfermedad leve no estaría tan mal, además la mayor también daba excusas absurdas. "Que raro...". Justo cuando pensó que nada malo le podría salir su teléfono comenzó a vibrar y sonar como loco, le resultaba extraño que eso sucediera porque nadie la llamaba esas horas de la mañana.

Al momento que sus dedos se arrastraron y sostuvo el artefacto tecnológico entre sus dedos se dio cuenta de la hora, las dos de la tarde marcaba el reloj, era tan tarde que le parecía absurdo. Volvió a cerrar los ojos por el brillo que tenía la pantalla y notó una llamada, el número ya estaba registrado pero no recordaba a nadie que tuviera agendada como Rapunzel.

Demasiado anticuado y tonto como para no recordarlo, se quejó un poco más agitando los brazos y piernas tratando de que todo estuviera en silencio, le encantaría eso porque el dolor de cabeza ya se está volviendo absurdamente terrible.

Chasqueó la lengua cuando todo quedó en silencio y se levantó, por un momento el suelo se sacudió con fuerza, cerró los ojos y trato de sostenerse de la cama pero no logró hacerlo y cayó sentada en el duro suelo. "Mi trasero". Hizo un mohín pronunciado, la peli gris era demasiado adorable. Con todas las fuerzas que tenía su desgastado cuerpo logró levantarse y justo cuando iba a entrar al baño volvió a sonar el teléfono, ésta vez miles de cortas notificaciones inundaron su teléfono como ráfagas que parecía que nunca acabarían.

Suspiró mientras su mano se posaba en el umbral de madera oscura de la puerta, sería un día bastante difícil y ajetreado por como estaba resultando, nadie la mando a tomar hasta que sintió que su hígado se le salía por los oídos. "¡Calla ese maldito teléfono!". El grito de su mejor amiga la asustó y confundió hasta que recordó que ésta también había ingerido alcohol y que era muy mala antes, durante y después de que hiciera contacto con su cuerpo.

Sana tenía dos opciones silenciar el teléfono pero eso haría que no le llegaran notificaciones de los demás y no quería perderse de una llamada o mensaje de Nayeon, también tenía la opción de atender solo que esa parecía ser demasiado fastidiosa para Sana quién no tenía interés por saber quién era ésa tal Rapunzel que la llamaba con tanta insistencia.

Así que, sin preocuparle lo que haría Mina si seguían las notificaciones a todo volumen, entró al baño, para poder lavarse los dientes y hacer pipi lo que siempre hacía, ya era normal como un hábito que llevaba desde hace bastante tiempo. "¡Sana juro que voy a licuarlo!". Rodó los ojos y enjuago su boca, la pelinegra era demasiado exagerada cuando no la dejaban dormir.

"Mina quédate quieta". La menor se quejó con desgano y cubrió su rostro con la almohada hasta que supo que no escucharía nada, tal vez moriría asfixiada pero era lo que menos le importaba se sentía muy mal como para estar pendiente de su vida.

Solo quería morir al igual que la mayor quién salió del baño para ir directo a la cocina y ver que podía preparar de desayuno, no podía tener el estómago vacío y menos Mina quien vomitaria por bastante tiempo ya habían pasado por eso unas cuentas veces y ya entendía como debía cuidarse ella y a su mejor amiga que como si hubiera escuchado lo que pensó salió corriendo al baño, unos segundos después Sana pudo escucharla vomitar.

"¿Estás bien?". Podría ser una pregunta estúpida y de una persona despistada pero no estaba de más saber sobre la salud de Mina quien levantó su pulgar para confirmar que estaba bien, Sana pegó la frente contra sus manos al escuchar su teléfono volver a sonar esta vez parecía que era más insistente que antes, le resultaba demasiado insoportable así que sin poder evitarlo atendió la llamada.

"Bueno". Una voz que no le resultaba conocida fue lo que escucho al otro lado de la línea.

Una pelinegra con la mirada fija en una pintura frente a su silla, de piernas cruzadas y sonrisa coqueta era quien la llamaba, y estuvo haciéndolo la mayoría de la mañana y tarde. "¿Quién es usted y por qué me llama?". El tono tan frío y molesto de Sana fue algo que impresionó a Momo quien elevó ambas cejas, no la recordaba tan ruda ni fría como lo estaba siendo ahora, tal vez había conocido a la chica ebria juguetona y coqueta, no a la capaz de contestar de mala manera.

"Necesito verte". No dijo su nombre porque para ser franca no le interesaba que lo supiera, solo quería que supiera lo que había hecho y más nada, hacerle pasar por un momento vergonzoso y acabar con todo lo que su cabeza le estaba gritando que hiciera. "Hay una cafetería por mi trabajo le daré mi dirección y nos encontramos por aquí".

Sana estaba atónita y bastante enojada, ¿Que se creía la chica al otro lado de la línea como para tratarla así y hablarle como si fueran amigas?, Pensó mientras sus dientes rechinaban por la rabia acumulada. No le interesaba si era mayor o menor solo quería que la tratará como lo que eran, dos desconocidas que debían comportarse como adultas y ser respetuosas, al instante logró notar lo tosca que era la mayor.

Aunque ésta no era así y tenía una mala idea acerca de la verdadera personalidad que muchos denominaban perfecta de la muy aclamada Momo. Claro no recordaba que ella misma le dijo que se tratarán así ya que desde hace unas horas la considero si gran amiga de copas por más que la pelinegra no había ingerido una sola gota de alcohol. "No iré a ninguna parte si no se quién es usted". Apretó los ojos por la risilla tan terriblemente perfecta de la otra que parecía tomarla como un chiste.

Eso sí era cierto, la peli gris le resultaba una chica graciosa y carismática capaz de hacerla sonreír en grande por su carisma, seguridad y sonrisa gigante, todavía no lograba comprenderla por completa pero sabía una sola cosa que era suficiente para ella.

"Soy alguien que necesita verte para poder aclarar algo pendiente". Ni siquiera tenía la descendía de tratarla de usted, a Minatozaki no le agradaba para nada el comportamiento de Momo, ni siquiera sabía cuál era su nombre y la trataba como si se conocieran de hace años. "No se qué es lo que te pasa, me diste tu número y ahora me tratas como a alguien que no conoces". Despegó un poco el teléfono de su oreja dejando escapar un poco de aire por lo sorprendida que estaba, era demasiado segura la chica rara.

"Es que no la conozco". No sabía que era lo que la enganchaba en la conversación extraña que tenía, pudo colgar hace unos segundos y estaría feliz de no haber cruzado palabras con la pelinegra fastidiosa. "No se qué es lo que le pasa pero me gustaría que me hablara con más respeto". Su mirada se cruzó con la de casi muerta que traía Mina, ésta se sentó justo frente suyo y le señaló el teléfono, quería saber quién era la chica que hizo que su mejor amiga se enojara, lo pudo notar por la vena que resaltaba en su blanco cuello.

"Sana por Dios que ayer tú y yo...". Y le cortó, no le interesaba lo que habían hecho, quería alejarse de la loca que la llamó con tanta naturalidad, además lo hizo por su nombre así que sabía quién era pero ¿Por qué ella no reconocía ni su voz?, definitivamente no volvería a tomar tanto por la seguridad de su identidad que no es secreta pero que pueda valer mucho.

"¿Quién era?". Decidió muy a su pesar pero para su bienestar ignorar la pregunta de Myoui quien se quedó mirándole la espalda ya que era lo único que podía ver desde ese ángulo. "Sana te estoy hablando". Hasta su nombre le recordaba a la pelinegra, siguió cortando la zanahoria con más fuerza al punto de que parecía que se iba a lastimar y si llegaba a hacerlo lo más probable es que se amputara el dedo y hasta parte de la mano por la velocidad en la que lo hacía.

"No era nadie". Respondió con desagrado. "Trata de no moverte mucho que luego vomitas". No le gustaría tener que limpiar el vómito de Mina de la encimera, luego ella vomitaria y sería doble vómito que limpiar.

"¿Segura de que no quieres decirme quién era?". El ser adorable no le quedaba para nada bien era demasiado empalagoso y muy extraño para una chica tan sexy como lo era Mina, claro a los ojos de Sana era la chica más adorable y a veces indefensa del mundo hasta hoy que parecía ser un zombie.

"Muchas veces he dicho que eres adorable". Comentó confundiendo a la contraria que solo quería saber el responsable de su gran enojo. "Pero hoy quiero arrancarte la cabeza del enojo que tengo así que callate y piensa en no vomitar". Recriminó antes de clavar la punta del cuchillo en la madera. "Más te vale no vomitar aquí, luego me toca limpiar". El recuerdo de la vez que limpió toda la casa la cual estaba llena de vómito la seguía acechando.

"¿Era Nayeon?". Mina parecía demasiado interesada en la mayor lo que provocó un pequeño dolor en Sana al recordar lo mal que la pasó su mejor amiga al enterarse de Jeongyeon. "No fuimos al trabajo y debe estar furiosa".

"Ella fue la causante de todo esto". Movió la mano para englobar el pequeño desastre que era su vida. "Además es capaz de mover la reunión para mañana, no es necesario que sea hoy". Tranquilizó, si la menor no la tuviera estaría perdida y lo sabía.

"Creo que voy a ir a...". Tuvo que cubrir sus labios para no vomitar frente a la peli gris sabía lo sensible que era.

Sana la miró irse con una expresión preocupada no le gustaba verla así de mal, inconscientemente desvió la mirada desde la puerta del baño hasta su teléfono, seguía pensando en la idiota chica de hermosa voz que la llamó, lo que más la sorprendía es como la tenía agendada, eso provocaba que su pensamiento volara porque puede que la chica sea hermosa al punto de tener nombre de una princesa.

¿Y si ese era su nombre?, Pensó mientras veía a Mina limpiarse los labios con el borde del enorme suéter azul que llevaba puesto. Se dio media vuelta y siguió caminando, ahora tenía demasiada curiosidad de saber quién era por más que la trató mal, es que no era para disculparse ni para hacerla sentir mal, solo quería saber de quién se trataba, de dónde venía esa voz tan confiada y esa actitud que no había visto en nadie.

"¿En qué tanto piensas?". Mina la saco de sus pensamientos y por más que este enojada en el fondo está agradecida, ya no quería recordar a la rara chica porque sabía que si lo hacía se volvería una pequeña obsesión.

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