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It's not your fault

Mientras preparaban la comida se miraban en silencio, ninguna hablaba porque se supone que querían perpetuar el hermoso momento de amabas haciendo algo que les gusta hacer, cocinar, y por muy tonto que parezca ninguna decía una sola palabra tan sólo miradas que eran testigos de la atracción que sentían la una por la otra, claro, dos personas que no entendían nada creían que se miraban así porque si, sin ninguna razón aparente.

Sana sentía que se le salía el corazón cada que encontraba a Momo mirando cada movimiento que hacía, no sabía que es tan interesante, le latía el corazón con mucha fuerza, estaba siendo el centro de atención de la chica que le gusta y no podía pedir más, estaba siendo el mejor día de su vida, le encantaría ser lo suficientemente valiente como para darse la cuenta, acercarse y besarla, tomarla por sorpresa y volver a cree en el amor como cuando era una pequeña adolescente lista para entregarle el corazón a cualquiera, sí tan solo alguien le hiciera advertido de lo lastimada que saliera de todo eso no hubiera correspondido cada mirada, cada beso y cada palabra de amor bajo la lluvia.

Ella necesito a alguien que le dijera que el más cobarde y puro de corazón podía esconder la peor maldad, así fue el innombrable, Jeon Jungkook quien se salió con la suya y no pudo hacer nada al respecto porque huyo de ese mundo lleno de víboras al acecho.

"Veo que te encanta cocinas". Salió de sus pensamientos y le sonrió. "Disculpa si te distraje". Bajó la mirada y siguió con lo suyo, Minatozaki tenía intenciones de hablar pero al ver lo desanimada que estaba Momo de seguro su rostro no decía lo mismo que le daba, algo que casi siempre sucede pero como no lo ve prefiere dejarlo como está.

Solo que con Hirai no fue lo mismo, quiso hacerle saber que le encantaría escuchar su tierna voz. Gracias a eso se dio cuenta que estaba cayendo cada vez más profundo y no había cuenta atrás aunque la verdad quería seguir con ese sentimiento porque es extrañamente relajante y lindo de sentir. Se encontraba feliz, por primera vez, de querer a una persona que tal vez no sienta lo mismo por ella.

Era primeriza en estos temas, principalmente, que le gustaría una chica y la otra era que no le gustará que no daba señales, permanecía demasiado neutra para su gusto.

"Me gustaría hablar contigo". Mordió levemente su labio inferior tratando de drenar los nervios que sentía anta tal confesión, las mejillas de la pelinegra ardieron como el corazón de quién lo dijo, "Conocerte en poco más". Murmuró Momo estaba al borde del colapso, como le encontraba cuando las personas eran así de directas con ella siendo alguien incapaz de decir un simple, me gusta, en la cara.

No era la primera vez que sentía algo por una chica y no le decía nada por miedo a que la rechazara, lo peor de todo es que gracias al comportamiento que ella ha visto de Sana es que prefiere callarse lo que siente. Sí tan solo alguien le dijera que está loca de amor por ella y no por Mina, quién de seguro debe estar feliz con la casa sola, las cosas cambiarán tanto que de seguro le cedería su amor, corazón y ganas de estar en una relación duradera, siente que ya es lo suficientemente mayor cómo para estar con una personas solamente, y no con varías porque definitivamente ya experimentó lo suficiente.

"Nací el nueve de noviembre de mil novecientos noventa y seis, tengo una hermana mayor llamada Hana, es bailarina profesional". Ella también quería hacerlo pero prefirió cederle el puesto a su querida hermana ya que ésta la amaba más que ella o es lo que quería pensar para no sentirse mal por dejar de lado si gran pasión por la danza. "Mis padres y toda mi familia en general vive en Japón, me imagino que que la tuya igual". Hablar de su familia no estaba en sus planes, y tampoco iba a hacerlo se quedó callada escuchando su respiración agitada por los nervios del momento se supone que le toca a ella hablar pero, ¿Que iba a decir?, si familia fue una mierda con ella y lo único que desea es que se mueran.

"Tú familia es bastante grande". Dijo incómoda temía que se diera cuenta de la mirada que le lanzó, esa que decía que no era muy buena con el tema familia.

"Demasiado". Se ve tan feliz que eso la hace saber que la aman a pesar de su orientación sexual, se sintió bastante feliz por la mayor, la verdad es que nunca se había sentido bien por una persona que tenía una buena familia. "Aunque la verdad me gustaría que fueran menos". Ambas rieron, una con más gracia que otra porque se supone que otra vez le tocaba hablar de su familia. Y de la única persona que le gustaría hablar es de el retrato de su bisabuela que siempre permaneció colgado en la pared frente a la mesa en donde siempre se reunían a jugar.

"Nací el ventinueve de diciembre de mil novecientos noventa y seis, así que eres mayor que yo por poco, pensé que era por más". Se quedó callada por unos instantes era cierto, pensó que era mayor por más tiempo. "Luego de cumplir la mayoría de edad y por sus circunstancias de la vida decidí mudarme aquí". No dijo nada de su familia y le dolía no poder nombrarlos con la felicidad que Momo transmitió al hablar de la suya.

"Así que eres una chica independiente". Sonrió, quiso acercarse pero se contuvo, abrazarla sería mucho sobre todo con las ganas que tiene de besarla, no se puede quitar de la cabeza la texturas de los labios ajenos, como se sintieron sobre los suyos, cómo si una galaxia explotará en lo más profundo de su ansioso corazón. "Me agradan las personas así". Se miraron a los ojos, ambas con los corazones acelerados sin decir una sola palabra de lo que sienten.

Se consideran maduras u aún así lucha contra decir la cosa más sencilla del mundo.

"A mí también me agradas". Aclaró, le encantaba pasar tiempo con ella. "Y la comida ya está lista". Ambas celebraron aplaudiendo y luego se dieron un mini abrazo.

Eso lo hicieron sin pensarlo, tocarse y estar tan cerca, sus mejillas chocando entre sí y esa necesidad de voltearse para besarla, Sana estaba pasando por un momento difícil ya que no sabía que hacer, suspiró con los ojos cerrados sin importarle nada y se apartó lentamente sintiendo como su corazón latía con fuerza pidiéndole que lo hiciera pero es que es muy pronto para dejarse llevar por esos impulsos, no quiere arruinar uno de los mejores días de su vida solo por qué no se controló como debía, así le sonríe y hace como que nada de lo que sintió es real, su pecho se contrae y parece que su corazón no está jugando.

Frunció un poco las cejas mientras llevaba los platos a la mesa, le dolía bastante la cabeza, supuso que el dolor que sentía era normal ya que las veces que se contenía de hacer cosas se reflejaba en un dolor intenso en alguna parte del cuerpo, en éste caso la más importante que tiene ahora porque con esa es que puede pensar en las cosas que puede hacer y no tiene el valor suficiente.

"Sabes cocinar muy bien". Sana había hecho la mayoría de las cosas porque cuando ella acaso se desmaye se mantuvo en el sofá por algunos minutos antes de irla a ayudar, ya estaba casi todo listo y organizado, le impresionó bastante la rapidez y agilidad de Minatozaki para preparar la comida ella sola tan rápido, tal vez siempre lo ha hecho para Mina, mastica lentamente la comida es que cuando las cosas por fin están bien la recuerda y le enoja tanto que exista, le cae bien y eso empeora las cosas, porque sabe que es una excelente persona por como Nayeon habla de ella.

Le gustaría que tuviera algún defecto para poder sentirse bien consigo misma pero no hay nada malo en ella. "Mina me enseñó". La mayor sube la mitad lentamente de la comida y sus brazos se sueltan un poco, otra cosa buena para la lista es que era insoportable, apretó los dientes y sonrió sin ganas, Sana se dio cuenta de ello pero no le prestó atención porque lo encontró demasiado extraño, y puede que esté pensando en algo que le molesta, Momo se ve que es una chica muy ocupada en los negocios que se imagina aque tiene.

Tal vez las cosas no estuvieron muy bien con alguna y por eso está así, la mirada atentamente sin moverse. "Te enseño varias cosas". Sana asintió confundida, la verdad es que si sobre todo si era del hogar, se volvió buena gracias a su mejor amiga pero no entendía porque utilizaba ese tono, como si se enojara por la existencia entera de la pelinegra, se encogió de hombros y siguió comiendo probablemente todo estaba en su cabeza y estaba buscando algo para cortar la felicidad que tenía al estar en la casa de Momo compartiendo una comida que ambas hicieron mientras se sonrían cada que podían.

"¿Quién te enseño a cocinar?". Preguntó curiosa, como había dicho le encantaría saber cosas sobre la mayor y si eran básicas mucho mejor así no se le olvidaban.

"Mi ex novia". No le molestó para nada lo que dijo, total todos hemos aprendido de un amor pasado, por ejemplo ella a no confiar ni en su sombra, elevó ambas cejas mientras seguía comiendo causalmente el único platillo que Momo había hecho desde principio a fin. "De hecho es su comida favorita". Sonrió y lentamente lo apartó para comer otra cosa, Momo quiso reírse porque se dio cuenta del cambio de humor de la menor, no entendía muy bien el por qué y mucho menos porque se sentía feliz de verla actuar como una pequeña niña.

"Aprendiste muy bien". Masticó la carne con asco, la quería escupir pero no podía hacerlo sería caer bastante bajo por culpa de la ganas que tenía de ahorcar a la ex de Momo.

"También me enseñó a besar". Bromeó, a Minatozaki no le estaba agradando para nada el curso que estaba tomando la conversación, sabía que lo estaba haciendo para reírse porque era algo que se le daba muy bien pero la verdad es que no se encontraba de muy buen humor para compartir ese tipo de bromas que no le hacían nada de gracia, un dolor punzante en el pecho era lo que estaba sintiendo ahora mismo.

"Espero que no digas lo que yo creo que vas a decir". La cortó, no estaba jugando sus celos estúpidos llegaron a un punto en el que se le iba a ablandar encima para besarla. "Amo tu casa es bastante acogedora a pesar de que vives sola". Murmuró antes de seguir comiendo.

"¿Quién te dijo que vivía sola?". Dejó de masticar y subió lentamente la mirada esperándose lo peor. "Tengo dos cachorros que ahora mismo está cuidando Nayeon". Suspiró de alivio, se estaba esperando un "vivo con mi novia" que la destrozaría y la no estaría bastante porque la invitó a su casa.

Además están a solas siente que eso sería bastante inadecuado si tuviera novia. "De verdad que harás que me de un infarto". Apretó el puño debajo de la mesa, eso fue un golpe bajo del que deberá reponerse, es que hasta se mareó.

"Solo bromeo si estuviera con alguien no estaría detrás de ti". Murmuró para sí misma.

"¿Cómo?". Se encogió de hombros y siguió comiendo con una sonrisa en el rostro, no la había escuchado y le interesaba demasiado saber que fue lo que dijo por la sonrisa que se formó en su rostro, parecía estar burlándose de ella. "Bueno...no me digas". La miró coqueta esperando que eso ayudará pero tampoco, definitivamente iba a morirse por no saberlo.






La Sana modo celoso mi religión, espero les guste este cap, trataré de escribir más esta historia, porque se nota que les gusta y a mi me encanta.

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