I wish it was a nightmare
Habían sido dos días alucinantes en los que muy pocas veces salieron de la habitación, solo para lo necesario, no les basto el tiempo para demostrase lo mucho que se aman y que podían soltar todo ese amor con diferentes cosas, como por ejemplo la unión de sus cuerpos, las promesas de amor sobre sus labios fueron el sello que Sana necesitaba para darse cuenta de lo hermosa que era Momo, de lo afortunada que era por te era a esa mujer a su lado, lo que podía hacer, como podía demostrarle amor.
Todavía puede sentir la lengua de la contraria danzando por todo su cuerpo, sus labios, su aliento caliente que fluía por sus poros, sus delicadas manos y lo cálidos que se sentían sus dedos, la sensación de estar en el aire pero a la vez en lo más profundo del infierno, sus gemidos, los de Momo, sus jadeos, los de Momo, esas palabras sucias e impuras que salían de sus labios y no podían retener, aquellos sonidos obscenos de sus cuerpos chocando a un ritmo desesperante pero a la vez precioso, como su cuerpo se retorcía y sus pies se pegaban al colchón como si dependiera de ello.
Le avergüenza que la pelinegra la haya visto tan vulnerable, sin poder protegerse llevándose por aquellas sensaciones que había estado ocultando y reservando para explotarlas cuando fuera necesario, ahora se da cuenta que es hermoso, que eso que estuvo esperando es lo mejor que ha tenido en su vida porque se dio cuenta de que, por más que no es otra cosa que liberación sexual, tiene algo más, es la unión de dos almas desesperada por encontrarse, es el amor puro y crudo, tan frágil y desnudo que no tiene palabras para poder describir lo que se sintió pasar esos días con su preciada novia.
Eso sí, marcas quedaron, todo su cuerpo es un lienzo que Momo pinto con diversos colores, morado, rojizo, rosado y uno que otro azulado, sus dientes en diversas partes se quedaron impresos, en su abdomen, en sus muslos, en sus hombros y su cuello, sus pezones están rojos al igual que sus labios, al borde de romperse en mil pedazos, así se siente pero aunque es una mala sensación su corazón está feliz, tanto que palpita con fuerza y rapidez avisándole que las cosas que pasaron fueron por algo, para poder unirse más de lo que ya lo estaban.
Son novias y se aman, sonríe de tan solo recordar lo que le dijo Momo, esa confesión, la forma más linda e inocente de demostrar amor con palabras, era algo que estaba rondando por su cabeza pero no había sido capaz, como en muchas ocasiones, de decir algo al respecto, se lo mantenía para ella y buscaba formas para demostrarselo, bien es cierto que las acciones dicen más que mil palabras pero a veces esas palabras, escuchar ese tan esperando te amo, de la voz del ser más importante en tu vida, marca la diferencia.
Es abismal.
Sus mejillas se sonrojaron al bajar la mano por su cuerpo y darse cuenta de que seguía desnuda, la ropa no hizo falta en esos días, solo las sábanas y el cuerpo de Momo fueron suficientes para estar cálida, su rostro brillaba, su cuerpo igual, estaba siendo feliz con algo tan simple como lo es el sexo, cosa que pudo pasar antes pero ahora sabe que la espera valió mucho la pena y que era lo mejor ya que todo se sintió hermoso, como si fuera de un libro, quería seguir explorando su cuerpo pero al llegar a una zona en específico gimió de dolor.
Al principio las cosas fueron bastante lindas, besos, caricias y roces nada más que eso, fue suficiente, pero luego de esos las cosas cambiaron, necesitaban más sus cuerpos les gritaban de que debían ir más rápido o más fuerte, tal vez una que otra mordida o apretón, un dedo de más o un movimiento brusco, eso había dejado marca, acarició con cuidado su vientre y abrió un ojo, no sabía que era lo que pasaba pero sentía un extraño vacío, como si alguien faltará, no sabía muy bien que hora era pero sus ojos fueron directo al lado de la cama en el que no había nada.
Frunció las cejas confundida ya que se supone que Momo debería estar ahí pero no fue así, pensó que debía estar en el baño así que con mucho cuidado se levantó y apoyándose de la pared camino hasta éste, al abrir la puerta no encontró nada más que el reflejo de su pálido cuerpo lleno de marcas, se sonrojó, incluso más, y abrió la puerta, que vergüenza tener que verse así, lo peor es que en su mente estaba la idea de que Hirai se dio cuenta de ello.
Lo bueno es que hasta podría jurar que su abdomen estaba marcado, fue buena idea la rutina de ejercicio que Mina le mandó ya que se la pasaba haciendo nada en casa, miró el clóset y cerró los ojos debía ir hasta ahí por más que estuviera lejos, buscaría su ropa o la de Momo e iría a la sala para ver si estaba ahí, puede que esté haciendo el desayuno, se le da muy bien cocinar y de seguro cree que no debería caminar, cuando es justo lo que está haciendo, pero es para saber de ella, la extraña.
Miró de un lado a otro y sonrió al ver el suéter gris de algodón que a Momo le gustaba como se le veía, no entendía el por qué, era como cinco tallas más que la suya pero por alguna razón le gustaba, tal vez porque era de ella, tiene esa cosa rara, lo tomó y se lo colocó con cuidado, ahora debería ponerse algo debajo, un short era lo más recomendable ya que le duele todo el cuerpo y es lo más fácil para ponerse, tuvo tanta suerte que consiguió uno gris, solo que un tono más oscuro.
Al ponérselo suspiró, había sido un duro trabajo porque estaba bastante agotada y lo único que quería era dormir pero en los brazos de su novia, así que la buscaría, abrió la puerta y se extraño de no sentir el olor así que supuso que estaba sentada en la sala con los perritos, de seguro éstos pidieron atención, al bajar un escalón sintió como si todo su cuerpo estuviera en llamas, le dolía demasiado, cerró los ojos y se mordió el labio, apretó los dientes e hizo lo que no debió hacer, bajar las escalares super rápido sin importarle nada.
Se tropezó y cayó, entre abrió los labios y se quejó, se sentó y miró hacia todas partes, ni había absolutamente nadie solo Boo y Dobby dormidos uno al lado de otro, bajó la mirada a su rodilla y abrió los ojos como platos al percatarse que estaba sangrando, acercó las manos a la herida y casi vomita cuando vio sus dedos empapados de ese líquido rojo que tanto asco le daba, como pudo se levantó y caminó a su teléfono, sabía que lo había dejado ahí, siempre lo hacía, el mesón de la cocina si que era importante.
Lo encendió y marcó el número de Momo, quería saber en dónde estaba y por qué no dejó nada que le dijera en donde se encontraba, ni siquiera los buenos días, ya habían acordado que eso no pasaría y fue lo primero que hizo, le enojaba un poco pero haría como que no porque no quería enojarse, estaba de muy buen humor, sonrió al escuchar algunos pitidos y luego un suspiro, como si estuviera demasiado estresada para saber de ella o para que la llamarán, se sintió un poco mal por la mayor pero con el mismo entusiasmo de siempre la saludó.
"Hola mi amor". Se mordió el labio con fuerza, no parecía que debía llamar pero se sentia preocupada, las cosas estaban muy bien como para que de la nada las cosas cambiarán así, ¿por qué no podía seguir todo como estaba?. "¿En donde estas?". Hay tanto ruido que no puede escuchar, le preocupa en donde se encuentra pero esperara que le diga la verdad, parece demasiado callada para ser alguien que estuvo hablando sin parar por la felicidad que tenía, ahora volvió a ser la misma personalidad que adoptó de un día para otro. "¿Interrumpo en algo?".
"Estoy algo ocupada pero nada de que preocuparse, bebé". Ese apodo como lo dijo, se notaba que estaba siendo forzado por algo, mordió la parte interna de sus mejillas buscando la forma correcta de insistirle para que le diga que es lo que le pasa, se nota un tanto decaída y a la vez enojada, quisiera saber el por qué pero puede que no quiera decirle, bajó la mirada a su rodilla y notó que había una línea de sangre desde ésta hasta el inicio de su pie. "¿Te encuentras bien?". Claro que no lo estaba, parecía que estaba ocurriendo algo malo.
"Si". Contestó brevemente, había veces en las que pensaba que le estorbaba o que era una piedra en su zapato, pensó que las cosas estarían bien pero parece que no, tal vez fue importante solo para ella así que no debería estar pensando tanto en ello, se mordió el labio y suspiró, al sentarse en la silla de la mesa del comedor sintió un fuerte dolor en su rodilla, le dolía tanto que a penas y podía caminar. "Te llamé para saber si tú también lo estabas". Ahogó un grito en su mano, el dolor se hacía más intenso al pensar el tiempo.
"Estoy muy bien, excelente". Al escuchar el sonido de las teclas de una computadora se quedó en silencio cuestionandose si debía seguir en la llamada, si algo había aprendido en mucho tiempo es que cuando alguien está concentrado en su trabajo no se debe molestar porque es lo peor del mundo, ya que a ella le ha pasado y casi siempre equivocado, por lo que debe hacerlo nuevamente y es agobiante, pero a la vez tenía la necesidad en su cuerpo de preguntarle si todo estaba bien, porque era obvio que no, así sabría cómo actuar cuando llegue a casa.
"Siento que me estás mintiendo". Murmuró e hizo un mohín, le dolía el hecho de pensar que las cosas mejorarían después de eso, era obvio que el trabajo era la prioridad, que iba incluso antes que ella, le impresionaba porque eso no pasaba con ella, aunque disfrutaba y era obvio que su trabajo era muy importante, no estaba primero que sus seres queridos pero parece que Momo no piensa lo mismo, en cierto modo lo entiende pero le duele mucho, tanto que no sabe cómo fingir que no le afecta, su voz bajó al igual que su ánimo.
"No lo hago". Tan breve y cortante que pudo sentir como algo de quebró, apretó los labios al escuchar algo que la descolocó por completo "¿Quiere un café?", si se encontraba en una cafetería y tenía la laptop, se podría entender que lo estaba haciendo por el wifi pero no había razón, ellas lo tenían en casa y si era por que quería estar sola centrada en su trabajo, era el peor lugar para estarlo. "Necesito concentrarme en estos, así que...". Bajó la mirada y apretó la herida. "No me esperes despierta en casa mi amor, te extraño". Cortó la llamada.
Había cortado así de la nada, ella también la extrañaba, solo te iba esas grandes paredes que sentía que la estaban tragando, Boo y Dobby parecían tristes así que no se les acercó, de seguro estaban pasando lo mismo que ella, ese dolor lo sentía e incluso más, se sentía mal por ellos, dejó el teléfono en la mesa y se inclinó para soplar un poco la herida, tendría que salir a comprar curitas porque se habían acabado en el último golpe que se había dado en el brazo, tendría que dejar de ser tan torpe, estaba tan enojada con ella misma.
Una parte de mi quiere actualizar y la otra no quiere terminar la historia, es que la voy a extrañar mucho T.T
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