Dream
Aunque durmió después del sueño que tuvo, nada podía quitárselo de la cabeza, horas y horas pensando en eso que casi le provoca un ataque en el corazón, nunca sintió eso por nadie ni siquiera por Jungkook y eso que fue su primer amor. Momo tenía algo distinto, eso que la hacía sonreír sin razón y colocar la mano en su pecho para comprobar que su corazón no saldría volando de su caja torácica.
Para su mala suerte tenía que ir al trabajo antes que Mina ya que le tocaba entregar algunos documentos que no logró terminar a tiempo, se asomó en la habitación de la menor sonrió un poco al verla dormir con los labios entre abiertos, tenía un gran dilema en su cabeza no sabía si debía decirle o quedarse callada para no arruinar todo, conocía a Mina y sabía que ésta si le decía una sola cosa pensaría que ama a Momo y que está dispuesta a darle hasta un hijo.
A veces era demasiado exagerada en ese tipo de temas, no es que no la ayuda a descifrar lo que sus sentimientos y pensamientos significan, si no que cree que por pensar en alguien lleva a querer casarte con esa persona, no era muy buena en esos temas del amor o más bien en qué le guste alguien, todo lo vuelve más grande de lo que realmente es.
Así que ella estaba descartada, no sería alguien a quien confiarle una formación tan valiosa como lo era soñar con una chica que es medianamente desconocida, que la ha estado siguiendo y beso al estar ebria, por todo lo que le contó Momo solo fue eso, un beso que no llego a mucho y que fue hasta incómodo. De solo pensarlo siente un nudo en su garganta, la vergüenza la invade, le encantaría retroceder en el tiempo y pegarse en la cabeza para no hacer semejante estupidez.
Pero era Momo y estaba bastante segura que no la haría sentir mal o incómoda por lo que sucedió esa noche, es más podía llegar a pensar que fue algo bueno la acercó a una persona que se ve de buenos sentimientos y que es guapa, sacudió la cabeza al pensar en lo segundo, claro no podía negar que quedó embobada por la perfección de la mayor, era una obra de arte que caminaba por las calles adueñándose de cada lugar por el que pasaba.
Hirai Momo era la mujer más hermosa que ha pisado la tierra, según Sana, y muchas personas alrededor de Corea y tal vez del mundo, con una belleza única e inigualable, capaz de dejarte en las nubes en medio de una carretera frente a un semáforo en verde y varios autos tocando la bocina para que reacciones.
Si, justo eso estaba pasando Sana estaba tan concentrada en cada facción de la pelinegra que no se percató que ha debía arrancar el auto y dejar que las personas de atrás siguieran con su vida cotidiana que se veía bastante ajetreada. Con ambas manos apretó con mucha fuerza el volante antes de presionar el acelerador y avanzar. De seguro las personas detrás suyo la odian por este tan despistada.
No la podían culpar, en su mente se alojaba un monumento, era la primera chica que beso siendo ella la partidaria, la que comenzó todo y pensaba que si no hubiera estado ebria no solo pasaría lo del beso. Mordió un poco su labio inferior y miró por el retrovisor, debía tomarse como algo bueno, el descubrimiento de una novedad que la está haciendo un poco feliz aunque es confusa y extraña, logra hacerla sonreír y sentirse distinta como alguien nuevo.
Puede que sea difícil de entender pero se siente renacida, tan feliz que es capaz de sonreír todo el día y nada la hará molestar, cada cosa que le está pasando se consideraría lo mejor para alguien. "Será un excelente día". Tenía la confianza de que así sería y su no era así, ella misma haría que los demás estén felices, porque ahora mismo es lo que sentía, ese sentimiento que te hace sonreír todo el tiempo y creer que hay miles de pajaritos recitando una hermosa melodía detrás tuyo.
El sol chocar contra tu rostro y las olas de mar chocando contra la orilla, estaba muy segura que haría lo posible para sacar a Mina de dónde se encontraba y llevarla a una playa lo necesitaba. Salió del auto mientras se acomodaba el cabello, optó por una vestimenta ligera un pantalón negro de gabardina, unos tacones del mismo color y por última una camisa de color blanco hueso. Quería sentirse un poco libre por eso estaba vestida de esa manera, el cabello suelto le daba ese toque un tanto atrevido y el escote discreto era le daba esa vibra segura y valiente que necesitaba para verse perfecta de pies a cabeza.
Casi nunca se vestía así y le agradecía al sueño que tuvo por hacerla sentir tan imponente, fuerte y decidida. "Buenos días". Como respuesta inclinó un poco la cabeza antes de entrar al ascensor, el policía de seguridad del edificio siempre la saludable, era una excelente persona y la hacía sonreír en los momentos que se sentía más estresada y agobiada.
Eso lo tendría cuando esté en un cargo más arriba, lo haría supervisor de todos para poder sacar al hombre que le hace tan mal. "Puto señor Oh". Rodó los ojos y las puertas del ascensor se abrieron, caminó como si estuviera en una pista de modelaje para luego sentarse donde estaba asignada y sentarse, extrañaría estas últimas horas a Mina pero no tenía de otra más que esperarla.
Lo más seguro es que llegue temprano, no podía vivir sin ella y eso le parecía muy adorable es que ni siquiera sabía diferenciar el azúcar con la sal, toda una pequeña idiota a los ojos de la peli gris que cada que quería cambiar de tema volvía a su mente Momo y esa media sonrisa que la estaba enloqueciendo.
"Hola Sana". Subió la mirada para luego agitar la mano en dirección a sus compañeras de trabajo, las cuales parecían estar hablando de algo interesante, por primera vez no se acercó a ella para saber lo que decían simplemente se sentó y encendió el computador con una pequeña sonrisa que no era muy notoria.
Así paso la mayoría de la mañana, aceptando contratos, rechazando otros, enviándole mensajes a Mina que llegará pronto ya que se sentía sola y firmando los papeles que se le acercaba. Técnicamente lo que hacía todo los días solo que con más tranquilidad y fluidez, tuvo una noche y madrugada conflictivo pero al parecer las cosas mejoraron en cuestión de minutos. "Todo bien, todo perfecto". Murmuró mientras desbloqueaba el teléfono y veía como en la parte superior de la pantalla le llegaba una notificación. "¿Y esto?". Una laguna del horóscopo se abrió, escondió el celular entre sus manos al percatarse de que varias personas pasaron detrás suyo. Miró hacía atrás y al ver que nadie se encontraba allí, encendió otra vez el aparato. "No dejes que tú cabezota arruine los buenos momentos". Se encogió de hombros antes de bloquearlo y dejarlo en el escritorio.
Era una completa estupidez, nunca dejaba que sus pensamientos irrumpieran sus decisiones, era muy segura de sí misma y nunca dejaría de serlo. "Sana". Miró a Nayeon quien la llamó moviendo la mano y señalando a su oficina, de seguro estaba en problemas pero no sabía el por qué.
No se había comportado mal, entregó todo lo que le pidió y discutió con nadie, hasta ahora, a veces tenía mal temperamento con las personas que se tardaban mucho en realizar un trabajo y como era tan fácil hacer que perdiera la paciencia en cuanto al trabajo ese estrés aumentaba cada día hasta que llegaba un punto en el que explotaba y comenzaba gritarle a todo el que se equivocara.
Entre más caminaba más sentía ese peso en sus hombros, ya lo sentía de unos noventa kilos en cada lado, arrastraba los pies y se encorvó un poco, abrió la puerta con los ojos cerrados esperando un grito pero no pasó nada solo Nayeon señalándole el asiento, ¿Y si la despedían? Eso pasó por su mente cuando conectó miradas con Im quien no parecía muy contenta con la vida y más con ella.
"¿Tienes algo importante que decir?". Esa pregunta la confundió bastante, no tenía nada que decirle pero por una extraña razón una necesidad creciente de contarle acerca de Momo se avivó en su interior, cosa que no la dejo contestar con eficacia aquella pregunta que todavía seguía dando vueltas en su cabeza.
Moviendo la cabeza dijo. "No, todo lo que me pediste te lo mandé con Gowon". La tierna y dulce compañera de trabajos de Sana, una de tantas que le parecía muy linda. "Si es porque Mina no ha llegado es que le toca llegar más tarde". Explicó, era lo único que ella creía que podía ser.
"Sana seré sincera contigo". Entre lazo las manos frente a ella y se inclinó un poco para acomodarse mejor en la silla. "Estuve leyendo los papeles que me mandaste". Lo que menos creía que sería, hizo algo malo en lo que más ama. "Y en varios dice un nombre de alguien que...no trabaja aquí". Inclinó un poco la cabeza hacía la izquierda confundida.
"¿De que hablas?". Entre risas comenzó a cuestionarse y recordar en quien estaba pensando mientras escribía en la computadora.
"¿Quién es Hirai Momo?". Era obvio que contenía una gran carcajada, Minatozaki se sintió derrotada al borde del llanto y frustración por tener que lidiar con el nombre de la chica del sueño, misma que la está volviendo loca. "¿Te hizo algo malo?". Lo peor de todo es que no le hizo nada, ni mano ni bueno como para meterse tanto en su ser. "No quiero ser metiche, solo te quiero ayudar porque parece que te estás volviendo loca, la mayoría de los párrafos tienen ese nombre". Mucho a su pesar tomó entre sus pequeñas manos el la hoja que contenía todos los errores señalados con resaltador fosforescente de color amarillo.
Entre más leía más se sentía estresada y abrumada por todas las estupideces que estaba contando en esos papales que le entrego a su jefa quién ahora la está interrogando para saber de quién se trata. "Ella es una persona que me ha hecho pensar últimamente". Nayeon elevó una ceja y le quitó el papel.
"Te lo preguntaré como amiga no como jefa". Tragó grueso, algo malo saldría de todo ésto y culparia el resto de su vida a la japonesa. "¿Estas interesada en una mujer?". Abrió la boca para contestar lo que siempre decía cuando le hacían esa pregunta pero nada, se quedó trabada pensando en Momo, en esa mujer que la estaba haciendo dudar de su sexualidad y de todo en general. Amar a una persona a primera vista solo pasaba en las películas que veía con Mina en la noche después de salir del trabajo. "Se que ya no somos muy cercanas pero estoy para ti cuando lo necesites, si quieres hablar de este tema o tienes dudas me llamas". No pudo ni asentir, su cabeza estaba cayendo en un hueco oscuro del que estaba segura que no saldría tan ilesa como quiere.
"A mí no me gustan las chicas y lo sabes". Lo dijo con obvia confusión, ¿De verdad no le gustaban?, ¿Por qué no podía dejar de pensar en una si se supone que no le atraían?. Se levantó del asiento. "Solo tuve un sueño con una fue insignificante pero no lo puedo sacar de mi cabeza y le disculpó por eso". Hizo una reverencia antes de abrir la puerta. "Buenas tardes Im". Y la cerró, subió la mano a su pecho para presionarlo, obligarlo a que no esté tan acelerado ya que no le gusta esa sensación de haber corrido un maratón. Salió de la oficina como pudo, en la acera en el área en donde todos fumaban en secreto. "Solo fue un sueño, nada más que eso".
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