
Parte 9.-
Hola... regresé.
Aquí les dejo un capítulo largo porque se lo merecen.
Por cierto, amo este capítulo. Espero ustedes también.
El amor es sostenerse el uno al otro, incluso cuando ya están rotos.
Cuando Taehyung tenía nueve años sus padres se separaron.
A lo largo de aquel año, las discusiones entre ellos se habían intensificado hasta el punto de gritarse y azotar las puertas para dar por cerrados los conflictos que los acechaban al llegar la noche y tener que verse en la mesa para cenar. Habían dejado de darse los "buenos días" y las "buenas noches", y el hecho de que su padre se mudase a una habitación aparte sólo dio la puntada final al desenlace ya previsto.
Sin embargo, Taehyung sólo tenía entonces nueve años y una parte de sí realmente había creído que sus padres podían solucionarlo, que el amor que se tenían podía con todo. Había creído ingenuamente que volverían a ser la familia de antes: amorosa y ruidosa a la par, con salidas al parque y paseos largos de fin de semana en los que compartían risas, tradiciones, bromas y amor.
Grande fue su decepción cuando una tarde de domingo los sentaron en la sala y con el mayor tacto que pudieron reunir, siendo la primera vez en semanas que los veían hablar civilizadamente entre ellos, les contaron su decisión. Su madre les había dicho una y otra vez que no quería que pensasen que habían sido culpables de esa situación y que todo era porque ellos ya no podían entenderse y que querían dejar de lastimarse.
Taehyung no tenía que ser un genio para saber que esas palabras simplemente escondían un "nos dejamos de amar".
El proceso de separación fue tan rápido como doloroso; de un día para otro Taehyung dejó de ver a su padre todos los días para limitarse a unos simples ratos el fin de semana, su madre comenzó a trabajar y pasar menos tiempo en casa con ellos. De un día para otro, dos de las sillas del comedor se quedó vacía y el silencio reinó en su hogar por muchos años antes de que se acostumbrasen a él.
Su padre se había vuelto a casar poco después de la separación y Taehyung vio a su madre romperse una y otra vez debido a ello, las lágrimas se incrementaron a medida que la ausencia de su padre se hacía cada vez más permanente. Las preguntas alrededor del amor y el sufrimiento le acecharon casi al mismo tiempo que la noticia de que tendría un nuevo hermano o hermana.
Su madre había arrojado una copa contra la pared cuando su hermana colgó la llamada y les contó la noticia; Taehyung se sintió en aquel instante tan fragmentado como los cristales que cayeron en el suelo de la sala. ¿Qué significaba un nuevo hermano o hermana? Lo único que sabía era que aquello daba por muerta cualquier esperanza de todos en esa habitación.
Mamá al fin pondrá el seguro a la puerta cada noche, dejará de esperar que regrese.
Papá se ha ido... una parte de mamá se fue con él.
Se sintió como perderlos a los dos al mismo tiempo y de golpe, como si le hubiesen arrancado del puerto seguro de su infancia y lo hubiesen lanzado a una tormenta en alta mar, donde el único desenlace posible era el ahogarse. Ahogarse como sólo un niño de nueve años puede hacerlo ante cosas así: dejando de hablar, escondiéndose de las miradas de los demás y aguantándose las lágrimas cada vez que iba a la casa de alguno de sus amigos y veía como aquellas familias seguían intactas.
Taehyung había perdido a su familia, la había visto romperse en simples trozos que iban cada uno por su lado.
Ahora, años después de aquella tarde de domingo, la sensación de pérdida se había asentado en su estómago. Ahora, no podía evitar ver en su futuro otra cosa que aquello que había acabado con sus padres y con su pequeña familia; el paso de los años lo único que había hecho era reafirmarle que el amor se acababa con el tiempo, que nunca era para siempre y que al final, del amor sólo quedaban las cenizas y la rutina.
El matrimonio de sus padres, el amor que un día vio que se tenían, sólo le habían enseñado que había una fecha de expiración para todo y que era inevitable luchar contra el destino.
Entonces, ¿cuándo acabaría todo esto?
.- Ya está todo listo, hyung – la voz de Jungkook le distrae del hilo de sus pensamientos pesimistas, consiguiendo que levante la mirada del blanco suelo del área de urgencia – He hablado con el doctor a cargo, dice que estás listo para irte ya mismo siempre y cuando guardes reposo unos días. Me ha dicho que, ante cualquier dolor de cabeza, debemos volver.
El menor se pasa la mano por el cabello por enésima vez en los últimos minutos, dedicándole una sonrisa tensa que a Taehyung le provoca deseos de cerrar los ojos y suspirar con el cansancio que parece adormecer todo su cuerpo. Puede escuchar las voces revolverse en el fondo de su mente, los distintos ruidos del lugar en el que están convirtiéndose en simple ruido vacío y molesto.
Taehyung se siente cansado. Más cansado que nunca.
¿Cómo es que ha dejado que Jungkook le convenza para dejar el hospital sin tener noticias de Joon Seok? La sensación de culpa le abruma brevemente porque sabe que debería de estar junto a la camilla de su novio, velando por su recuperación y no en el lobby de espera, junto al hombre que su pareja tanto acusa de meterse en su relación.
Pero es que... es Kookie.
¿Cómo podía Taehyung negarle algo a Jungkook?
.- ¿Estás listo para irnos? – Jungkook pregunta con suavidad, como si le hablase a un niño asustado y a lo mejor, no está tan lejos de serlo, pero Taehyung no quiere aceptarlo.
No quiere aceptar que sí se ve en el espejo, verá la misma imagen rota de su madre.
Taehyung no quiere mirar a Jungkook a los ojos y ver la imagen de su padre pidiendo perdón antes de abandonar su familia, antes de dejarlos a la deriva. No quiere mirar lo que lo ha atormentado desde que ha comprendido lo que significa amar; porque ese ha sido el miedo que lo ha acompañado desde que Jungkook se instaló de manera permanente en su corazón.
El amor se muere, siempre se muere en alguno de los dos.
A lo mejor era por eso que trataba de cumplir con todos los deseos de Joon Seok, tan sólo era una manera de garantizar que el amor de su novio permanecería intacto, que Taehyung no se convertiría en su madre ni sería abandonado de nuevo como su padre. A lo mejor era por eso que le resultaba imposible creer en las palabras de Jungkook.
Porque Jungkook no podría amarlo para siempre, porque Taehyung nunca podría mantenerlo a su lado y el menor terminaría por irse.
.- Hyung... ¿estás bien? – las manos frías de Kook acunan sus mejillas mientras sus ojos escanean su rostro con preocupación, las lindas facciones del menor se fruncen a la espera de su repuesta, pero Taehyung se ha quedado sin palabras – Me estás asustando, TaeTae. Creo que iré por el doc...
.- No... no te preocupes – le contesta al fin, tratando que la sensación de ahogo desaparezca de su pecho a la vez que una calidez extraña se instala en él producto de tener al menor tan cerca – Es sólo que estoy cansado, ha sido un día... un día muy largo, ¿no crees?
Jungkook suspira antes de dedicarle una sonrisa tímida que le vuelve a dejar sin palabras porque es esa la sonrisa que tanto le gusta del menor, la sonrisa que desde su infancia le ha sostenido incluso cuando el abismo está demasiado cerca. Es la sonrisa de conejito de la que ha estado enamorado por tantos, tantos años que quisiera tatuársela para nunca perderla.
.- Lo ha sido, pero ahora estás bien, ¿vale? – los pulgares de Jungkook acarician sus mejillas al mismo tiempo que sus palabras le acarician el alma – Ahora estás conmigo y yo voy a cuidarte, nunca dudes de eso.
Taehyung quiere creerle, quiere creerle más que nada.
Porque cuando Jungkook se inclina hacia él, dejando que sus frentes se apoyen y que sus narices se rocen, ambos cierran los ojos para perderse en el aliento del otro. Porque en ese instante, Taehyung se olvida de que existe Joon Seok y se permite creer en que Jungkook realmente podrá sostenerle, que podrá pegar todas las partes que se han quebrado de él.
.- Vamos a casa.
Casa... casa siempre será dónde estás tú, Jungkookie.
La habitación de Jungkook seguía siendo la de un niño de siete años.
Eso es lo único que es capaz de pensar cuando el menor de los dos lo guía dentro tras pasar un tenso silencio con los señores Jeon en la estancia de entrada. Taehyung casi quiere cerrar los ojos y rememorar el último momento que estuvo ahí con claridad: Jungkook sentado al estilo indio sobre el suelo, jugando con su Nintendo Switch mientras se despedía de él sin alzar la vista el juego.
Había pasado tanto desde ese entonces... casi un año, no lo sabe bien.
.- Ven, hyung – la voz de Jungkook es un susurro suave, casi como el tono que utilizó en el hospital, sus dedos se entrelazan mientras con la mano libre cierra la puerta, dejándolos sumidos en la oscuridad de la habitación – Vamos para que puedas dormir un rato.
Taehyung no dice nada, ni siquiera le agradece que no lo haya llevado con su madre y sus hermanos, incapaz de enfrentarse a ellos. El silencio de los Jeon era más soportable que la mirada reprobatoria de su hermana, la indiferencia de su hermano y el vacío de su madre. Así que deja que Jungkook encienda una pequeña lámpara que ilumina con suavidad el espacio y convierte todo en algo tan íntimo que le provoca deseos de llorar.
El menor le sonríe con la timidez que le ha caracterizado desde la infancia y antes d que Tae sea capaz de decir algo más, las yemas de sus dedos acarician su piel bajo la tela de su camiseta y provocan en él escalofríos placenteros que sólo ha sido capaz de sentir con el menor. Jungkook toma el borde de la tela para alzarla lentamente, dejando expuesta su piel canela ante sus ojos grandes y brillantes.
.- ¿Q-qué haces?
Jungkook sacude su cabeza sin dejar de sonreírle: .- Te pongo cómodo para dormir, TaeTae.
Las palabras mueren en su garganta al mismo tiempo que alza sus brazos para que la tela al fin caiga al suelo, junto a sus pies. Entonces tiembla levemente cuando los dedos hábiles de Jungkook desabrochan el botón de sus jeans, dejando que la tela se resbale suavemente por su cadera y sus piernas, dejándolo ante sus ojos sólo en bóxer.
.- Tranquilo, hyung... sólo soy yo – no nota que ha comenzado a temblar hasta que Jungkook trata de calmarlo, sus dedos alejándose de él para comenzar a quitarse también su ropa, dejando caer capa tras capa al suelo, exponiendo lentamente cada porción de piel a sus ojos.
Jungkook es tan hermoso que la imagen le resulta irreal.
Cuando los ojos del menor vuelven a él, la sensación le resulta tan íntima que Taehyung siente el impulso de taparse, pero se repite que no es la primera vez que se han visto de esa manera, se repite que Jungkook y él crecieron juntos y tan cerca que conocen sus cuerpos muy bien. Casi tan bien que el deseo de tocar la piel pálida del menor, que el querer descubrir sí algo había cambiado, le provoca un cosquilleo en los dedos.
.- Siempre me ha gustado tu cuerpo, Tae – Jungkook susurra mientras con la yema de su dedo índice recorre la piel de su cuello, su clavícula y luego bajando por su brazo - ¿Recuerdas que solías decirme que no te gustaba tu pancita de bebé, hyung?
.- Kookie...
.- ¿Alguna vez te dije que siempre me ha parecido adorable de ti? – el menor sacude la cabeza sin dejar de sonreír, acercándose un poco más a él – Creo que nunca te dije lo mucho que me gusta como nuestros cuerpos son tan diferentes, hyung. Me gusta ver en el espejo el contraste entre los dos y que... tan sólo comprobar lo perfecto que somos uno al lado del otro.
Las manos de Jungkook suben hasta sus hombros desnudos, acariciando su piel mientras los ojos del menor brillan para él, Taehyung traga saliva sin saber cómo reaccionar. Su pulso se ha acelerado considerablemente y cuando las manos del menos vuelven a bajar, ahora cerrándose alrededor de su torso, Tae contiene el aliento.
La frente de Jungkook descansa en su hombro, su aliento chochando con su piel.
.- E-esto no está bien, Kook...
.- Hyung... sólo déjame un momento, por favor...
Un momento, sólo tú y yo.
.- Tengo novio – la frase brota mecánicamente y le resulta dolorosa, casi como un chirrido en sus propios oídos, pero es la verdad y la idea de estar cometiendo una falta contra Joon Seok le provoca malestar – Tengo novio...
El silencio que se instala le resulta asfixiante y segundos más tarde, Jungkook ya ha dado dos pasos hacia atrás, soltándolo. Los ojos del menor brillan menos que antes y una mueca triste surca su rostro por un momento, tan fugaz que Taehyung duda de que la ha visto.
.- Sí, lo sé... lo sé – la voz es un susurro y antes de que pueda decir algo más, Jungkook se gira, su mano cerrándose en la suya otra vez y jalándolo con suavidad – Vamos a dormir.
Entonces, Taehyung deja que el menor lo guíe hasta su cama con lentitud, deja que le meta bajo las sábanas de Iron Man que desde su adolescencia han adornado sus noches al mismo tiempo que se acomoda a su lado, cubriéndolos a la vez. Los posters de superhéroes rodean las paredes de un azul pastel, preservando aquel toque infantil que Jungkook prefiere esconder del mundo exterior.
La estantería llena de figuras de acción, el armario lleno de ropa blanca y negra, el escritorio con pilas de papeles y libros que el menor no ha terminado de leer, la batería que brilla desde una esquina, las botas y zapatillas desperdigadas sin orden por el suelo y la fotografía de los dos que adorna su mesa de noche... Taehyung conoce de memoria cada rincón de esa habitación porque pasó días y noches enteras en ella.
Habían construido fuertes, inventado historias en las que el mundo se acababa y sólo quedaban ellos dos como supervivientes, tantas veces que habían gritado sin control y se habían reído tan fuerte que les había dolido el estómago; eran las paredes que preservaban todo lo frágil de su ser. Taehyung había sido completamente libre encerrado en ese lugar, tan sólo Jungkook y él compartiendo la merienda que la señora Jeon les hacía cada tarde.
Tan sólo nosotros dos... ¿cuándo, Kookie, dejamos de ser sólo nosotros dos?
La pregunta no sale de sus labios mientras deja que su cuerpo actúe automáticamente, su brazo rodeando los hombros de Jungkook para atraerlo hacia su pecho, una de las piernas del menor anclándose sobre su cadera a la vez que su brazo abraza su torso, el calor de su cuerpo mezclándose a la perfección con el suyo.
¿Cuántas veces no habían compartido un momento como ese? ¿Por qué se sentía entonces tan inalcanzable e irreal?
No quiere responderse eso, así que se limita a aferrarse al cuerpo más tonificado del menor, pero que resulta frágil y sumiso a su tacto. Jungkook suspira con gusto cuando sus dedos se entierran en sus cabellos oscuros, peinándolo con la ternura que siempre le ha provocado el menor. El aroma de Kookie lo embriaga momentáneamente y es incapaz de dejar de pensar cómo parecen estar hechos para estar simplemente así.
.- Hyung, se supone que soy yo quien debe cuidarte – la voz de Jungkook brota adormilada contra su piel - Déjame hacerlo.
Una sonrisa, una que hace mucho tiempo no brotaba de él, adorna su rostro: .- Está bien, Jungkookie... Justo ahora, justo así, estás cuidándome.
El menor no contesta, en cambio, un suave ronquido le confirma que se ha quedado dormido. La sonrisa se ensancha, sus ojos se clavan en el techo donde unas pocas estrellas de pegatina brillan para él, sus dedos no dejan de jugar con el cabello de Jungkook, su piel no deja de quemar con el tacto de sus cuerpos juntos y su corazón no se calma incluso cuando piensa que no debería de sentirse así, no cuando Joon Seok está en una habitación de hospital.
Sin embargo, trata de enviar lejos la imagen de su novio, trata de grabarse a fuego ese instante.
Taehyung podía preservar ese momento en su memoria para siempre, podía traerlo de regreso tan intacto como el presente (ellos dos bajo las sábanas, con sus piernas enredadas, los latidos sincronizados, la mejilla de Jungkook sobre su pecho desnudo y su dulce aroma colándose por su nariz desde su enredado cabello) cada vez que lo necesitara.
Podía guardarlo para sí porque sabía que tarde o temprano, regresaría a dónde debía estar y ese lugar no era otro que junto a Joon Seok.
Hola,
Ha pasado mucho tiempo, lo sé.
No creo que sea sano para mí hablar del porqué estuve tanto tiempo ausente, sin embargo, quiero disculparme con ustedes por ello. Quienes leyeron la nota en mi perfil se harán una idea, aunque me gustaría decirles aquí que: estoy de regreso en serio, comprometida con cada una de mis historias y ustedes.
No tengo mucho más qué decir por el momento, la verdad.
Con relación al capítulo, sólo puedo decir lo hermoso que me resulta y que lo amo profundamente. Creo que es de las cosas más bonitas que he escrito, aún cuando tiene una carga de tristeza brutal. A lo mejor porque es el reflejo de toda la historia, de todo lo que nuestro Tae ha tenido que pasar para que, así sea por un momento, pueda tener a Jungkook en sus brazos.
En fin, creo que lo único extra que tengo por decir es que no pierdan la fe con ésta historia. He leído varios comentarios sobre cómo Taehyung no tendrá un buen final o que no ven cómo las cosas van a mejorar; tengan claro que yo no puedo prometerles un final de cuentos de hadas ni siquiera un final feliz; no creo en esos finales, creo en los finales realistas, los que están empapados de la verdad y la vida.
Eso, sin embargo, no quiere decir que nuestro Tae no podrá llegar a ser feliz. La vida, así como implica dolor, también implica felicidad. No olviden eso.
Ahora, sin mucho más, me voy.
Gracias. Gracias de verdad.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro