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Something's wrong

¿Que era lo que les había pasado?.

Esa pregunta se la ha estado haciendo desde que Momo dejó de ir a casa a las horas que se supone debería estar, siempre alargando su trabajo o diciéndole que llegaría tarde por una reunión sorpresa, ya habían sido muchas más de las que podía llegar a permitirse creer, todo comenzó cuando una noche le dio la penosa noticia de que debía estar más tiempo en el trabajo, lo entendió, ya que había estado bastante tiempo con ella así que ahora le tocaba al trabajo y estaba bien, porque también lo estaba haciendo.

Las cosas en donde trabajaba se hacían más pesadas de lo que imagino que alguno vez estarían pero es porque ahora hay personas interesadas y eso le gusya bastante aunque sea más trabajo que dos personas, Mina y ella, podían llegar a tener, no le importaba porque debía ser fuerte y hacerle saber a los demás que podrían con eso y mucho más, aún así eso no ha hecho que le avisé a Hirai cuando va a tener que llegar más tarde o temprano, algunos días debía quedarse en la casa de Myoui para terminar todo el trabajo.

Pero parece que cada una de las cosas que dice no son para nada importantes para Momo, porque ésta no le contesta se la pasa pegada al teléfono cuando llega o a la computadora, no recuerda la última vez en la que hablaron como dos personas civilizadas, una iba por su lado y la otra por el suyo, es como si fueran compañeras de piso que no se conocían o nunca quisieron tener algún tipo de roce, más allá que el que ya tenían por vivir juntas, al principio se lo tomó como algo normal porque eran los primeros días, los más difíciles.

Después de eso, cuando ya habían pasado más de dos meses, no se lo estaba tomando tan bien como creía y quería saber el por qué de todo pero nunca decía nada, Momo se había encerrado en una burbuja de trabajo que parece que nunca iba a reventar, se mantenía en silencio por demasiado tiempo o dormida porque de seguro estaba cansada, ni ha querido inspeccionar más allá de lo que puede ver a simple vista porque tiene miedo de conseguir algo que le rompa el corazón o que parezca que no le tiene la suficiente confianza.

Pero es que estar viendo el reloj y que esté diga que son las tres de la mañana no la está alentando mucho a pensar en cosas buenas, entiende que el trabajo es una de las cosas más importantes en la vida de la pelinegra pero sabe muy bien que respeta las horas de sueño ya que siempre se despierta terriblemente mal cuando no duerme las horas que necesita, los dolores de cabeza se vuelven recurrentes y el consumo excesivo de café la está preocupando, ya no hay besos, ni caricias ni siquiera una sonrisa que me diga que las cosas van bien y eso la desanima.

La última conversación que tuvieron fue respecto a su primera vez, eso que le hacía sentir cada que la veía en ropa interior o se acercaba más de lo que creía que debía hacerlo, habían llegado a un acuerdo pero al parecer se les debía olvidar al día siguiente, tenía mucho miedo de lo que estaba pasando porque no era para nada normal, así lo sentía, su corazón le decía que había algo que no cuadraba y que tenía que preguntar pero el voto de silencio de Momo se ha alargado más de lo que creyó.

Siendo una chica que hablaba mucho y siempfe le mandaba mensajes de dónde se encontraba, de la nada cambia y ni siquiera le desea los buenos días, había algo que estaba mal, muy mal, muchas cosas pasaban por su cabeza pero no terminaba de entenderlo con claridad, porque todas siempre tenían un final malo y no tenía las fuerzas necesarias para poder combatir con ellos, se encontraba bastante mal, no lo podía negar, a veces no cenaba por estar al pendiente del teléfono o no dormía esperando que llegará en diversos lugares de la casa.

Suspiró y cerró los ojos mientras le acariciaba la cabecita a Boo, éste la miró de reojo y se montó en su regazo apoyando las patas delanteras en su pecho para luego lamerle las mejillas, abrió un poco los ojos y sonrió, agradecía que la haya despertado porque si se volvía a quedar dormida en el sofá terminaría con la espalda destrozada. "Eres un buen chico". El pequeño ladró y se acurrucó, volvió a acariciarle la cabecita y miró de reojo a Dobby, este se encontraba dormido con las patitas desparramadas por el sofá, eran sus fieles compañeros, han estado con ella en todo momento.

Agradece tenerlos porque por lo menos cuando llega del trabajo sabe que habrán dos hermosos perritos esperando por ella, saltando super animados mientras movían las colitas tan rápido que parecía que bailaban, saltando y dando vueltas, eran los únicos que la hacían sentir bienvenida porque si es por Momo parece que no la quiere en casa o que le da igual que esté o no ahí, eso hace que le duela el pecho, el simple pensamiento de creer que le estorba a su novia es la cosa más dolorosa que ha experimentado, conoce muy bien a la mayor pero no a ésta versión.

Espera que no sea la persona que será por el resto de la relación porque de seguro no acabará para nada bien lo que tienen, se encontraba tan desanimada que de sus ojos salieron pequeñas lágrimas, llegó un punto en el que comprendió que debía dejar de esperar pero aún así seguía ahí esperando que volviera para aunque sea sonreírle, sea lo que sea que le está pasando debe ser algo que no le resulta fácil de sobrellevar así que daría su mayor esfuerzo para hacerla sentir bien aunque sea con sus boberías, como dibujarle algunas cosas y dejarlas en la mesa al lado del desayuno.

No le importa que hayan muchas veces en las que Momo no toca la comida y se va directo sin ni siquiera despedirse, ha decidido tomar el metro para poder llegar rápido al trabajo porque una vez la esperó y nunca se presentó, se dio cuenta de que no debía esperar a nadie y que debía hacer las cosas ella misma es por ella que ha buscado entretenerse, jugar con los perros, limpiar la casa, preparar nuevas recetas y ver series, todo mientras no está la mayor, sobre todo los días que tiene libre.

Que no son muchos pero si los suficientes como para extrañarla, cuando está en el trabajo no tiene mucho tiempo para pensar pero eso no quita que Hirai siga en su cabeza, que vea el teléfono varias veces para comprobar que no le ha contestado ninguno de los mensajes que le ha mandado, eso la hace sentir tan mal que cuando lo recuerda unas fuertes ganas de llorar se apoderan de ella pero no puede hacerlo, tiene que ser fuerte incluso temiendo lo peor, porque puede que nada vaya bien, que su amor se haya acabado tan rápido como comenzó.

Al fin y al cabo no es tan divertida como para que Momo quiera estar con ella por mucho tiempo, puede que se haya aburrido tanto que prefiere estar sola ya sea trabajando o saliendo porque la verdad es que no sabe en donde se encuentra, ha querido llamarla pero no es capaz de hacerlo porque no quiere interrumpir lo que sea que esté haciendo, además de que siente que es algo sumamente invasivo, ella no es de esa clase de personas así que tiene que aguantar todo lo que está pasando, no es tan difícil.

Solo cerrar unos cuantos segundos los ojos, dejar que su cuerpo se relaja al punto de sentir que se adormece y tener la suerte de caer en un buen sueño en donde pueda estar bien con Momo, para poder sonreír y ser feliz aunque sea por unos instantes, eso era lo que estaba esperando que sucediera pero sentía que ésta vez las cosas no iban a ir como ella deseaba, sintió una fuerte presión en su pecho y un escalofrío recorrió su cuerpo, frunció las cejas confundida pensando que no se trataba de nada más que no fuera una pesadilla.

Apretó los ojos ojos y se sacudió al sentir que algo la alzó. "Soy yo". Sonrió un poco aliviada al saber de quién se trataba, nunca pensó volver a escuchar esa voz que tanto le gustaba, esa que la hacía sentir tan feliz y que provocaba cientos de cosas en su corazón. "Te he dicho que no me esperes en ninguna parte de la casa, que duermas y no te preocupes". No era cierto, nunca lo había hecho si no le hablaba hace demasiado tiempo, ni era adivina para saber que era lo que había en su cabeza o no quería que hiciera, se limitó a apretar los labios.

El silencio se hizo presente, estaba sumida en sus pensamientos sin abrir los ojos, podía escuchar la respiración pesada de Momo y los latidos de su corazón, se alegró un poco al comprobar que iban tan acelerados como los suyos, en cada escalón podía notar como el agarre de los brazos de la contraria se apretaba cada vez más hasta que sintió como si le estuviera rompiendo las costillas, jadeó y se mordió el labio inferior preocupada de la fuerza excesiva de la pelinegra, que ella recuerde no era así.

"Perdóname por todo el tiempo que llevó en el trabajo". No dijo nada, le dio la espalda y se cubrió con la sábana. "Solo espera un poco más". Hirai se quitó la ropa y se metió en las sábanas para acercarla, al abrazarla notó como se tensaba y eso le dio ternura, la forma en la que actuaba era digna de una bebé. "Te prometo que voy a pedir un día libre para que estemos juntas, sin que nadie nos moleste, solo tú, Dobby, Boo y yo". Al sentir como le dejaba pequeños besos en la nuca se dio cuenta de que debía ceder.

Así que se dio la vuelta quedando cara a cara, sus ojos se conectaron e inmediatamente sonrieron. "¿Lo prometes?". Levantó el dedo meñique, Momo asintió y levantó el suyo, al entrelazarlo dieron un pequeño besito a las puntas de éstos y luego se besaron, laa mariposas en el estómago de Sana no se hicieron esperar, las delicadas alas rozaban las paredes de éste haciéndola suspirar, Momo sonreía y le acariciaba las mejillas esperando que pudiera perdonar su falta de atención por todo éste tiempo pero espera que agradezca lo que está haciendo, es algo que lo cambiara todo, espera que para bien.

"Una semana es lo que necesito para que todo esté listo". Aunque Sana ya no quería aguantar otros siete días más, tuvo que hacerlo porque era lo único que le quedaba, luego de un rato hizo un mohín el cual fue besado por Momo ya que ésta se sentía demasiado culpable por lo que de seguro estaba pensando la peli gris, era alguien con mucha positivismo hasta que las cosas se volvían oscuras, puede llegar a entender por qué de su miedo, no fue fácil en el pasado pero ella no es así y nunca lo será porque va a cuidarla con su vida.

"Una semana". Levantó el dedo. "Espero que comas bien, duermas bien y...". Sonrió un poco al ver que la contraria se había quedado profundamente dormida, era la chica más adorable del mundo, subió un poco la mano y la posó en la mejilla izquierda de la mayor, acariciándola suavemente. "Prométeme que vas a volver a ser tú porque tengo miedo que cambies". Bajó la mirada un tanto triste, se acercó y acurrucó en el cuello ajeno, Momo se había vuelto su lugar seguro y eso le daba mucho miedo, más del que quería.

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