Desire
Después de unos largos días en los que tuvo que trabajar tanto que le ardían los ojos y sentía que en cualquier momento iban a explotar, se quedó mirando las flores que estaban en el puesto de aquella adolescente que la miraba de reojo mientras masticaba un chicle, era impresionante como parecía que estaba en una serie de televisión, la miró de arriba hacia abajo y suspiró, no sabía cuales eran las que le gustaban a Momo así que elegiría las más comunes, las rosas eran hermosas y su color bastante atractivo así que todo estaba bien, de seguro le encantaría.
Recuerda la vez que le dijo que nunca le habían comprado un ramo de flores o por lo menos una sola, como toda buena novia quería ser la primera que lo hiciera, tuvo bastante suerte de pensar en ello y estar en el teléfono, era tan distraída que no se dio cuenta de que había un pilar y chocó tan fuerte que casi se parte la frente, al darse la cuenta se encontró a la chica que se le quedó mirando sin expresión alguna, le pareció bastante adorable hasta que miró lo que estaba vendiendo y se recordó, las cosas iban bien ese día.
"Dos rosas". Tampoco es que tenía mucho efectivo, la coreana la miró de arriba hacia abajo y se lo pasó de la mala gana, no entendía lo que estaba haciendo, la pobre de seguro había tenido un mal día porque por como estaba vestida no parecía ser una persona tan malvada. "Gracias". Sonrió y las acercó a su rostro, eran super lindas, caminó con tanta felicidad que sentía que había música a su alrededor, era un excelente día, con un gran cielo despejado y un sol que no era tan agobiante como las veces anteriores.
Saludó a la señora que estaba regando las plantas, ésta la miró raro, se encogió de hombros y dio un pequeño saltito antes de tocar la puerta, suspiró y sonrió en grande, no entendía por qué no le abría la puerta, cerró los ojos y se estiró un poco tenía dolor en la espalda porque no había dormido muy bien, tener a Mina arriba suyo no era tan lindo cómo antes ya que ésta había estado haciendo ejercicio y la sentía más pesada como si tuviera una pesa encima, miró hacia abajo, sabía que había una llave cerca de la alfombra.
Pero como Momo no se lo había dicho sería un poco raro que abriera la puerta de la nada además de que sería un tanto invasivo de su parte, está molesta consigo misma por no haberle preguntado si se encontraba en casa o avisarle que iría, últimamente ha dejado de lado su teléfono, más de lo que le gustaría, pero es que siente que tiene que descansar, su cabeza duele como nunca gracias a estar horas y horas pegada a una computadora, vuelve a tocar unas cuantas veces más hasta que no puede más y agarra la llave.
"Amor". Abrió la puerta y entró con una gran sonrisa cubriendo un poco sus ojos con las rosas, espero unos largos segundos antes de apartarlas y darse cuenta que su novia no estaba ahí, frunció los labios y suspiró se sentía tan triste que se sentó en el sofá mientras bajaba la mirada y veía las flores. "Pensé que estaba aquí". Hizo un mohín, sintió que algo se cayó detrás suyo y luego una maldición tan alta que era obvio que había alguien ahí, miró de reojo y vio a Momo en toalla, casi se le salen los ojos.
Hirai al ver que se encontraba ahí gritó y se tropezó con la toalla, ya que era más larga de lo que pensó, y cayó detrás del sofá en el que se encontraba Sana, ésta no quería ver porque si lo hacía de seguro la vería desnuda aunque algo de curiosidad hizo que se asomará un poco, la mayor estaba sentada viendo el sofá como si fuera la cosa más interesante del mundo. "No sabía que estás aquí". Susurró y subió un poco la mirada topándose con Sana quién sonrió, la quería matar por el susto pero no podía negar que se sintió feliz de que estuviera ahí.
"Te traje flores". Sonrió en grande y le enseñó una. "Que linda te ves". Susurró y se la pasó con cuidado, Momo se levantó y la tomó con una pequeña sonrisa antes de darle un pequeño beso en los labios. "Para la próxima te voy a avisar". Asintió lentamente se sentía bastante mal por asustarla de esa forma no creía que llegará a pasar porque lo más probable es que fuera ella la que se asustará porque es algo que siempre pasa pero no fue así, casi mata a su novia por estar sentada sin más.
De seguro creía que era como una broma pero no fue así ya que no sabía si estaba ahí y no quería volver a su casa porque le estaba comenzando a doler la cabeza, se mordió el labio inferior cuando la vio darse la vuelta e ir a su habitación, si que había un gran problema con eso, se estaba dando cuenta que pasaba algo en su interior, su corazón latía con mucha fuerza y de la nada sintió tanto calor que comenzó a jadear levemente, miró hacia todas partes y se dio cuenta que el aire acondicionado estaba encendido.
Eso que estaba sintiendo era algo que ya había experimentado antes pero que no lo quería admitir porque le daba mucha vergüenza, tenía que ir al baño a echarse agua fría en la cara pero a la vez no quería hacerlo porque estaba maquillada, no se notaba casi, solo que no quería arruinarse lo que había estado haciendo desde la mañana, era un buen inicio de sábado pero parecía que había algo que la estaba molestando un poco, echó la cabeza hacia atrás y un pequeño quejido salió de sus labios.
Abrió los ojos como platos y se cubrió la cara, no entendía que era lo que le pasaba o bueno si pero se negaba a aceptar que era eso, bajó las manos a sus muslos y se clavó un poco las uñas en la piel tratando de controlar lo que estaba pasando, las cosas debían ir como ya estaban sin tener que acelerar nada, se mordió con fuerza el labio inferior e infló las mejillas mientras se repite cientos de veces de que debía calmarse porque no quería asustar a Momo ya que parecía que había visto un fantasma o algo por el estilo.
"Hola". Se sentó a su lado y le dio un apretón en su muslo, se le quedó mirando como si hubiera hecho la peor cosa del mundo, con cuidado se apartó un poco y le regaló una pequeña sonrisa antes de darle la otra flor. "¿Que pasa?". Frunció las cejas y la empujó suavemente para acostarse encima suyo, el corazón de Sana latía tan rápido que Momo se asustó parecía que había salido corriendo por toda Corea en manos de veinte segundos. "Tú corazón está muy acelerado". Se apartó un poco e hizo un mohín, sentía que tenía la culpa de lo que estaba pasando.
Minatozaki le apretó las mejillas y negó con la cabeza debía controlarse, pensar que su novia era la chica más linda y adorable del mundo para que se le pasará, pero es que bajar la mirada y ver cómo los músculos de los brazos flexionados de Momo aparecían mágicamente tan rápido que no lograba controlarse, con cuidado se sentó y cerró los ojos, sentía que se le iba a reventar la cabeza así que solo apretó los dientes y sonrió para que la contraria no se sintiera tan mal, porque se veía en su rostro que no estaba feliz de lo que pasaba.
"Creo que estoy haciendo algo mal pero no tengo ni la menor idea". Suspiró y la abrazó, no quería que hablara ya que no iba a explicarle nada por vergüenza, es que su corazón latía con mucha fuerza por culpa de lo que estaba pensando, las cosas que pasaban por su cabeza no eran para nada adorables, no como la persona que le estaba haciendo un mohín mientras la miraba a los ojos buscando una respuesta del por qué parece que la quiere lejos, se acercó a sus labios y sonrío un poco. "No entiendo nada".
Parecía estar desesperada era lo que me transmitía su voz, le acarició la espalda y besó el cuello buscando como distraerla de lo que estaba pasando solo que esa simple acción hizo que estuviera peor, más si es que era posible, apretó los muslos. "Creo que tengo que ir al baño". Cuando estaba a punto de levantarse la mayor negó con la cabeza, no iba a dejar que se fuera sin darle aunque sea una sola explicación de lo que le estaba pasando si la vio bien cuando llegó, de la nada se puso así, necesitaba explicaciones porque no iba a dejar que se fuera, claro que no.
Esa era la Momo de antes que dejaba las cosas sin resolver o pensar por el simple hecho de tener miedo que la respuesta sea demasiado para su corazón, tiene que comenzar a afrontar todo lo que pasa en su relación ya que no quiere perder por nada del mundo a Sana porque es importante para su vida, la única chica que la ha hecho sentir tan bien que su corazón se siente feliz de tenerla consigo, así que no podría dejarla ir, no si era por su culpa.
La falta de comunicación siempre ha sido un problema para ella y se notó bastante al comienzo de lo que ellas creen que fue una rara relación, porque ninguna hablaba de lo que les pasaba cuando era bastante obvio que se gustaban, no quería que eso se convierta a repetir porque fue un año bastante difícil en el que no sabía cómo hablar o decir las cosas sin que pareciera un regaño, una ofensa o que algo le estaba faatidiando, cuando no era así, solo necesitaba explicaciones de lo que pasaba, no pedirá nada más que eso.
"Dime, ¿qué es lo que pasa?". Los ojos de Momo parecían estar fijos en los suyos así que se concentró en el color de estos dándose cuenta que son más lindos de lo que ella recordaba incluso sentía que podían llegar a manipularla al punto de querer decir que es lo que pasa pero es algo tan vergonzoso que prefiere guardarlo además de que no es algo que sea tan importante para su relación, lo puede ocultar por un tiempo hasta que sea necesario soltarlo, apenas estaban comenzando como para dar un paso tan grande.
Siente que ya era suficiente con el solo hecho de estar juntas y decirse apodos lindos, eso había sido un gran paso al punto de que se sorprendió que no haya pasado más de un año, porque si ambas eran demasiado lentas y siempre tenían miedo de todo así que se mantenían en silencio sin decir una sola palabra al respecto de las malas tomas de decisiones que tenían, tal vez porque si lo hacían dañaban a la otra, agradecen haber pasado por todo eso y que por fin estén juntas.
"Estoy bien". Sonrió y le acarició las mejillas, es que no entendía el por qué era tan linda. "Iré al baño". Hirai frunció un poco los labios y asintió, ya que no quería decirle prefería guardar silencio esperando que las cosas si estén bien como ella lo dijo.
Sana se levantó con cuidado y se fue al baño, al entrar se apoyó de la puerta y suspiró, un hermoso día que tuvo un contratiempo bastante difícil de superar, no quería obligar a Momo a nada, sabía que ésta casi nunca se daba cuenta de temas como ese así que prefería calmarse y esperar el momento correcto, se apoyó del lavabo y se miró en el espejo, debía aguantar, aunque sea un poco más.
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