10.- Conocimiento
Las consecuencias de nuestras acciones, al final, terminan alcanzándonos. Y las que he tomado en las últimas horas, han acabado por dar conmigo. Era inevitable. Tarde o temprano, nos hallarían.
—¿Acaso creíste que no te encontraría? —pregunta con voz serena y calmada.
Está sentado en el extremo de la habitación.
—Sabía que lo harías, tarde o temprano. —respondo mientras me giro hacia la mesita de noche y enciendo la luz.
—¿Tienes idea de lo que tuve que hacer para poder salir de palacio sin que los guardias me vieran?
—No, no la tengo. Pero no debe de haber sido tan difícil, estás aquí.
—Lo estoy. ¿Puedo saber porque saliste huyendo?
—No podía seguir en el palacio—hago una pausa mientras lo miro a los ojos—. No puedo seguir en tu mundo, no pertenezco a él.
—Y, sin embargo, no vas en dirección al portal, vas en dirección totalmente opuesta.
—Debo hacer algo antes de marcharme. Hice una promesa.
—¿Y decidiste hacerlo sin mí? —pregunta molesto.
—Tú tienes otros compromisos.
—Y piensas que podrás rescatar a una bruja tu sola.
—Me tiene a mí—Warden entra en la habitación encendiendo la luz—. ¿Qué haces aquí?
—Lizy y yo necesitamos hablar, preferiblemente en privado.
—No, no lo necesitan. Tu debes marcharte. —Warden se interpone entre Aren y yo posesivamente.
—Warden, te lo advierto. No te gustará verme molesto.
—Márchate, ya la has hecho sufrir bastante. ¿Es que no lo ves? —le grita mientras señala en dirección hacia mí—. No me hagas utilizar tu nombre, porque lo haré sin pensarlo y más nunca podrás tocarla.
Creo que a Aren no le ha gustado esta respuesta. Le gruñe a Warden mientras le muestra los colmillos y se coloca en posición de ataque. Y Warden hace lo mismo, se agazapa y le gruñe de vuelta mostrando sus colmillos también, pero sin transformarse en un lobo gigante.
—¡Suficiente los dos! —grito levantándome de la cama e interponiéndome entre ellos.
Y entonces la puerta se abre y entra el dueño del hospedaje.
—Tienen dos minutos para largarse de aquí, no los quiero ver más en mi establecimiento, solo molestan a los clientes.
Y con la misma se marcha dejando la puerta abierta.
—¡Ven lo que han conseguido! —les grito furiosa mientras recojo mi mochila de los pies de la cama y me meto en el baño de la habitación.
Abandonamos el hospedaje rápidamente. Warden se ha disculpado con el dueño y le ha compensado con una generosa cantidad de dinero por las molestias. Cuando llegamos al auto, me subo a la parte trasera. Aren intenta sentarse junto a mí, pero no lo dejo.
—No quiero saber de ninguno de los dos hasta dentro de muchas horas, así que te sientas delante y arreglan sus problemas de temperamento en silencio. —cierro con un portazo y pongo seguro.
Acomodo la mochila en el extremo del asiento y me acuesto reposando mi cabeza sobre ella. Necesito descansar para después poder pensar que haré con el vampiro posesivo que no me deja en paz, a pesar de que ha dejado muy claro que, entre él y yo, no podrá haber nada más.
Me acurruco más, pero creo que ya he dormido suficiente. Abro los ojos, el auto aún se está moviendo. Una manta me cubre completamente. No tengo idea de que hora es, pero el sol afuera está bastante alto.
Me incorporo y los observo a los dos. Van en silencio. Deben haberse percatado que desperté, pero ninguno dice nada.
—Buenos días. —murmuro mientras un bostezo escapa de mis labios.
—¿Dormiste bien? —me pregunta Aren girándose hacia mí.
—Algo incómoda, pero estaba agotada. —no le sonrío, quiero que sepa que aún estoy molesta con él.
—Te dije que debíamos ir a otro hospedaje. —murmura Warden hacia Aren.
—Tu solo conduce—lo regaña—. En la villa podremos descansar mejor.
—¿Villa?
—Sí, en unas horas llegaremos al pueblo de las brujas, ahí podremos descansar.
—Si es que hay alguien que nos brinde hospedaje. —murmuro en voz baja.
Aren me mira, pero no dice nada con respecto a lo que decía el diario de que las brujas habían desaparecido.
—¿Tienes hambre? —me pregunta Aren de repente.
—¿En serio? ¿Cómo se te ocurre preguntarle eso a una humana que lleva más de doce horas durmiendo? —responde Warden algo sarcástico.
—Por favor, no se peleen por mí. Eso es lo último que necesito—les grito mirándolos a los dos alternadamente—. Sí, tengo hambre, ¿podemos parar para comer algo?
—Ya hemos parado para abastecernos, te he comprado algo. —me dice mientras me muestra una bolsa de papel.
Se la quito de las manos ilusionada, pensando que dentro hay unos deliciosos buñuelos, pero no. Solo hay una hamburguesa doble con papas fritas y una soda.
—Estaba esperando unos buñuelos, pero con esto bastará.
—No puedo complacerte en eso. Donde nos detuvimos nos los hacen, ni siquiera sabían que era. La dependienta me miró como si estuviese loco.
Eso es algo que me hubiese gustado ver. Contengo la risa mientras almuerzo mi hamburguesa.
—¿Nos falta mucho para llegar? —pregunto mientras le doy un sorbo a mi soda.
—La ciudad está unos kilómetros más adelante.
Y entonces me quedo mirando su forma de vestir. La ropa oscura y glamurosa con la que siempre lo veía, ha desaparecido. Nada de colores de la realeza. Ahora viste unos jeans desgastados y una camiseta de manga larga de color gris claro.
—Porque el cambio. —le pregunto señalando su vestimenta de colores a los cuales no estoy acostumbrada—. Pensaba que no podías usar otros colores que no fueran los de la realeza.
—No debo, pero no quiero que todos me reconozcan, es mejor pasar desapercibido.
—¿Y crees que lo lograrás con tu estatura y porte? —Aren se mira frunciendo el ceño.
—Eso espero.
No creo que haya muchos vampiros con ese físico que tiene él, o con su estatura. Miro por la ventanilla todo el resto del trayecto. Al parecer para un vampiro decir unos kilómetros más adelante, no es el mismo equivalente que para un humano. Varias horas más tarde, cuando el sol le queda poco para ponerse, comienzo a ver en la distancia la silueta del pueblo. A medida que el auto se acerca, la ciudad cobra más vida. Y cuando entramos en ella me quedo impactada por el tamaño de esta.
Nos detenemos junto a una fuente en el centro del pequeño pueblo. Nunca la palabra pequeño se utilizó de forma tan literal. El pequeño pueblo consta de una tienda, un supermercado y diez casas. Y todas, sin excepción lucen descoloridas y abandonadas. Y me recuerdan a New Orleans. Todas tienen paredes gruesas, arcadas y balcones de hierro fundido. Creo que estoy algo confundida. El mundo de Aren es creado por las brujas, sin embargo, podría decir que es una copia, en algunos aspectos, del mío.
La hierba de los patios ha crecido en exceso y las plantas trepadoras se han ido apoderando de la pequeña ciudad por todas partes. Aren se baja del auto y se detiene en la acera destrozada por las raíces de los árboles que han crecido sin control.
Me bajo del auto también y me detengo a su lado.
—Esto confirma lo que está escrito en el diario. Desde hace mucho tiempo aquí no vive nadie.
—La ultima vez que estuve aquí, no se parecía en nada a esto. —murmura Warden que se une a nosotros.
—¿Antes de marcharte? —le pregunta Aren girándose hacia él
—Sí, vine a despedirme de una amiga.
—¿Eras amigo de una bruja? —le pregunto con curiosidad. Pero el solo sonríe ladinamente—. Ya sabía yo que sí eras un mujeriego—le respondo golpeándolo en el hombro—. Olvídate de Mel.
—¡Hey! No puedes culparme por como era hace diez años.
—¿Eras? ¿Acaso has cambiado? —inquiero levantando las cejas y cruzándome de brazos.
—Bueno, he mejorado—lo vuelvo a golpear—. Cuando encuentre la indicada, lo sabré. —me grita mientras yo niego con la cabeza, creo que Warden, no tiene remedio.
—Deberíamos registrar las propiedades, ver si hay rastro de algo.
—Buena idea, si nos separamos cubriremos más terreno. —digo rápidamente mientras comienzo a caminar en dirección a la casa que está al final del pueblo.
No puedo estar cerca de Aren. No quiero estar cerca de él. Su presencia comienza a perturbarme.
—¿Tanto te molesta su cercanía? —Warden viene a mi lado.
—No tienes idea.
Me molesta, pero no de una forma incómoda. Más bien Aren es un recordatorio constante de lo que siento por él y no es correspondido, simplemente porque no somos del mismo mundo.
Warden se queda por el camino y yo continúo. La casa que está al final me llama mucho la atención. Es la que menos arbustos aparenta tener. Cuando me detengo frente a ella, sé por qué me ha llamado la atención. Es una copia fiel de mi casa. Esto no puede estar bien. Pero hay algo mucho más extraño, y es que es la única de todas que no tiene enredaderas ni hiedras cubriéndola en su totalidad. Me apresuro y entro en ella. Subo los escalones hacia el porche y abro la puerta. Y me veo en la sala de mi casa.
¿Cómo es posible esto?
Me adentro más, todo luce descolorido, y cubierto de polvo por todas partes. Camino hacia la cocina y es exactamente como la de la casa donde nací. Esto es demasiada coincidencia. Salgo y me dirijo hacia las habitaciones. La primera puerta está cerrada, así que continúo hacia la segunda. Más de lo mismo. Es como si mi casa la hubiesen transportado desde allá hasta aquí.
Vuelvo a girar por el pasillo e intento abrir nuevamente la puerta cerrada, esta vez, cede. Me adentro en la habitación oscura totalmente. Intento encender la luz, pero esta no funciona. Salgo hacia la cocina en busca de algo que me ayude a alumbrar mi camino, pero no encuentro nada, si quiera linternas.
Mientras regreso nuevamente hacia la habitación, la luz que escapa por la puerta que he dejado abierta, hace que me detenga en seco.
«Algo muy raro está sucediendo aquí.»
Entro precavidamente en la habitación totalmente iluminada. Es un pequeño estudio. Tiene una mesa bastante grande en el centro, donde hay muchos papeles esparcidos. Y un escritorio en un extremo de la misma con una silla detrás. Las paredes están cubiertas con estantes. A un lado hay libros y al otro, frascos. Me acerco al estante de los frascos y deslizo mis dedos por ellos. Todos están identificados con el contenido en su interior. Sostengo uno de los frascos en la mano.
—Muérdago. —susurro en voz baja.
—Quisiera saber porque esta es la única casa que está alumbrada de todo el pueblo.
Doy un salto y suelto el frasco. Pero este no llega a tocar el suelo nunca, ya que Aren lo recoge rápidamente a medio camino.
—¡Me has asustado! —lo golpeo por el brazo— ¿Encontraste algo en las otras casas? —le pregunto mientras el devuelve el frasco al estante.
—No pude entrar en ninguna. Las enredaderas no dejan avanzar hacia la puerta. Me intriga, ¿por qué esta es la única a la que tenemos acceso? —pregunta mirándome fijamente.
—No me preguntes a mí, no tengo idea. —miro en todas direcciones—. ¿Dónde está Warden?
—Le pedí que vigilara afuera, no me gusta para nada estar en territorio de las brujas, mucho menos cuando ellas no están.
—Pensé que te llevabas bien con las brujas.
—Sí, lo hacía. Pero por mi culpa, ahora ellas no existen—Aren se recuesta a la mesa—. Juré protegerlas, Lizy, y no he cumplido mi promesa.
—No sabías lo que iba a suceder, no puedes culparte por algo que no estaba a tu alcance. —le toco el brazo reconfortándolo.
—Hay algo que aún no te he contado de las brujas, y no creo que lo hayas leído en el diario—presto atención a lo que está por decirme. —Las brujas no son tan comunes como el resto de las especies que habitan el reino. Solo nace una cada quinientos años, aproximadamente. —ahora tengo curiosidad.
—¿Cuándo fue que nació la ultima bruja? —inquiero curiosa.
—Hace seiscientos treinta años.
—No entiendo. ¿Las brujas no podían tener hijos?
—Sí, los tenían, pero no todos desarrollaban poderes mágicos al alcanzar la edad adulta.
—¿No debería haber más personas en este pueblo entonces? —Aren se queda mirándome fijamente, creo que no desea contarme más—. ¿Qué sucedió con los que no desarrollaban poderes? —pregunto con miedo de conocer la respuesta.
—Las brujas, siempre son mujeres. Así que los niños que nacían y todas los que no desarrollaban poderes al llegar a los 18 años, eran eliminados.
—¡Los mataban! —exclamo impactada.
Aren se queda en silencio.
—Al no desarrollar poderes, eran prácticamente humanos. Vivían, se enfermaban y eventualmente morían.
—Y no se les ocurrió que podían alimentarlos a ustedes.
—En un principio, sí. Pero entonces descubrimos que su sangre, era mortal para los vampiros. Esa era la única magia que poseían. Las brujas al ver la clase de poder que tenían sus hijos no mágicos, decidieron que los eliminarían a todos. Si los vampiros morían, no tendrían quien las protegiera.
—Pero igualmente nadie las protegió cuando te marchaste. ¿Acaso no era un deber de todos los de tu especie?
—Con el pasar de los años, la protección de las brujas quedó solo a mi cargo. Al ser yo su protector, a nadie se le ocurría hacerles daño. Pero mi sed de venganza me cegó al ir detrás de mi hermano. No sabía que el tiempo transcurría diferente en ambos mundos. Y por mi culpa, ahora todas están muertas.
—No todas, aun queda una viva.
—No creo que ella quiera saber de mí. Las brujas son muy recelosas. Y yo rompí mi promesa.
—Pero ahora vas a salvarla y restaurar lo que hiciste mal—acaricio sus mejillas y levanto su mirada hacia la mía—. Aún puedes cumplir con tu promesa.
—Solo espero que ella pueda perdonarme— Aren se queda mirando mis ojos fijamente. — ¿Tus ojos siempre han tenido ese color?
—¿Qué color? —inquiero curiosa.
Mis ojos son de color avellana y sé que pueden verse de diferentes colores, depende de la luz y de quien los mire.
—Verdes.
—No son verdes completamente, debe ser la iluminación. —suelto su rostro y me alejo de él.
—Debe ser.
Me dirijo hacia los estantes donde están los libros acomodados. Lucen antiguos. Deslizo mis dedos por ellos y saco uno.
—Linaje y descendencia. —el libro es bastante grueso.
—Una lectura ligera. —murmura Aren mientras se separa de la mesa.
—No pienso leerlo completamente, quizás si hablara de los símbolos. —lo dejo sobre la mesa.
—Pasaremos la noche aquí, debemos revisar en todas las notas que hay sobre la mesa y los libros a ver si encontramos algo.
—De acuerdo—me le quedo mirando pensativa—. ¿Sabes quién vivía aquí?
—Sí, la más antigua y menos poderosa, era la que llevaba todos los registros y toda la información acerca de cada una de las brujas que han existido. Así que todo lo que quieras saber de ellas, aquí lo encontrarás.
Eso es interesante. Seguro que debe de haber algún libro que hable acerca de los símbolos. Pero ahora necesito saber algo importante acerca de la bruja de ojos dorados. Y la respuesta está en el libro que acabo de dejar sobre la mesa.
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Este capítulo está dedicado a LillyLizeth
¿Que creen que está sucediendo?
No olviden dejarme sus comentarios y su voto.
Xoxo🐦⭐
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