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9.- Historia

Nunca me imaginé verme en esta situación. Una situación un tanto comprometedora, de cierta forma. He leído novelas, cientos de ellas. Me he llegado a poner en el papel de las protagonistas y he llegado a pensar, ¿qué haría si estuviese en su misma situación? Pero nunca jamás las protagonistas de mis novelas han estado en una situación como esta antes. Miro fijo a Mel, que me mira expectante. Cuanto antes comience con mi historia, antes desayunaremos.

—Todo comenzó en el concierto, cuando me abandonaste y yo regresaba con dos botellas de agua. Al no encontrarte, decidí comprarme una botella de tequila y disfrutar de la noche a todo dar. No recuerdo en qué momento terminé bailando con el lobo, ni siquiera sabía que lo era. Estaba muy borracha mientras nos metíamos mano. No recuerdo como llegamos aquí. Solo recuerdo que entramos besándonos y desnudándonos por el camino hasta la habitación. Y al llegar allí, él estaba sentado en la cama. Recuerdo la forma perversa en que me sonrió, con una mirada llena de lujuria y deseo. Y entonces de repente estaba desnudo y se acercó a nosotros. Y entonces ambos tomaron el control de mi cuerpo y me poseyeron de de incontables formas, formas que ni siquiera sabía que se pudiesen poseer a alguien. No recuerdo quedarme dormida, pero si recuerdo las deliciosas sensaciones placenteras que me provocaron los dos. Dos bestias salvajes poseyéndome sin ningún tipo de control.

Y me quedo por un momento perdida en la fantasía que me acabo de inventar. Un trío. Si no me atreví a hacerlo con un humano, lo iba a hacer con dos criaturas sobrenaturales.

— ¿De verdad eso es lo que sucedió? —me dice abriendo mucho los ojos, creo que no se lo ha creído.

—No. El lobo me atacó porque estaba rabioso, casi me despedaza. El vampiro me salvó, me trajo aquí y me curó a mí y después al lobo que también lo habían mordido.

—Sí, como no. No te veo marcas por ninguna parte. Pero buen intento tratando de asustarme, eh. Se nota que es Halloween.

Lo intenté. Si no quiere creer la verdad, que le voy a hacer. Mejor que se quede con la historia del trio. Que hasta a mí me ha gustado.

—Ahora, si no tienes más curiosidad, vamos a desayunar que tengo un apetito voraz.

—Me imagino. Con tanta actividad física de anoche. — me dice golpeando mi hombro.

Cuando regresamos al comedor, Aren y el lobo están de pie, esperándonos.

—¿Aún no desayunan? —inquiero mientras me siento en mi lugar y Mel a mi lado.

—Estábamos esperando por ustedes. — ambos se sientan y se sirven en sus respectivos platos.

Y todos comenzamos a desayunar. No me pasa desapercibida la forma en que Mel mira al lobo y él la mira a ella. Le doy un golpe con el pie por debajo de la mesa y ella se queja mientras yo me río y continúo desayunando. Cuando terminamos, Aren recoge todo en un abrir y cerrar de ojos.

—Debo marcharme—dice Mel mientras se pone de pie y yo la acompaño hasta la puerta—. ¿Hablamos luego? —me pregunta y yo asiento mientras ella se marcha, no sin antes mirar en mi dirección.

Cierro la puerta y recuesto mi frente a ella con los ojos cerrados. Respiro varias veces antes de girarme. Al abrir los ojos, me encuentro con el lobo, cuyo nombre desconozco, y Aren, ambos sentados en el sofá de mi sala de estar.

—Creo que tenemos mucho de qué hablar. — les digo mientras los miro a los dos.

Camino hacia dónde están y me siento en una butaca a una distancia prudencial de mis dos invitados. No confío mucho en ninguno de los dos. Mucho no, en lo absoluto. Uno, me atacó la noche pasada y casi muero por su culpa. El otro, ya se ha alimentado de mi en dos ocasiones. Y no puedo confiar en alguien que apenas conozco y que puede matarme con mucha facilidad. Y, sin embargo, los dos se encuentran sentados frente a mí y han desayunado en mi casa.

—Creo que debería comenzar yo—dice el lobo interrumpiendo mis pensamientos y le dedico toda mi atención a lo que va a decir—. Siento mucho lo sucedido anoche. No recuerdo mucho, todo es una completa laguna en mi mente.

—¿Exactamente que sucedió? —le pregunto mientras el me mira frunciendo el ceño.

—No sé muy bien. Regresaba de comprar una botella de agua y eso es todo. No recuerdo nada después de que ese maldito vampiro me atacara y me mordiera—. dice algo enojado.

—¡Te mordió un vampiro! —exclamo asombrada. Esto no me lo esperaba—. ¿Qué ellos no deben pedir permiso para morderte? —pregunto mientras miro esta vez a Aren que se encuentra inmóvil y no ha reaccionado a nada de lo que el lobo a contado.

Así que, o sabe lo que está sucediendo en verdad y no quiere hablar, o no tiene ni idea.

—Sí, eso es lo normal, pero este era diferente.

—¿Diferente cómo? —le pregunta Aren, mientras frunce el ceño.

—No lo sentí acercarse, fue muy sigiloso.

—¿Entonces no tienes idea de quién fue el que te atacó? —le pregunto.

—Todo fue muy rápido. Me atacó por sorpresa y desapareció.

Aren luce pensativo.

—Solo te mordió, y no se alimentó de ti. — Aren no está preguntando, lo está confirmando y el lobo solo asiente en respuesta antes de hablar.

—No. Al parecer su intención no era alimentarse de mí. Y no lo entiendo, ustedes siempre muerden para alimentarse, ¿o no?

Aren no contesta y se queda con la mirada perdida, absorto una vez más. Como si supiera quien lo hizo. Pero no dice nada.

—Sí, eso es lo usual. — le contesta pensativo.

—De veras siento mucho haberte hecho daño—el lobo se gira hacia mí. Y puedo ver en su rostro que está apenado por lo sucedido—. Nosotros no somos agresivos, a menos que nos ataquen directamente y tengamos que defendernos. Pero incluso así, no perdemos el control como lo hice anoche.

—Lo entiendo. No fue tu intensión atacarme. No tenías control sobre ti mismo.

—¿Qué puedo hacer para enmendar lo sucedido? —pregunta suplicante mientras me mira a mí y después a Aren.

—Ya que lo mencionas, podría necesitar de tu ayuda. — contesta Aren.

—Lo que necesites, lo haré. Haré lo que sea con tal de arreglar el daño que he hecho.

No entiendo la insistencia del lobo por enmendar su error, pero quizás es algo de su mundo.

—Voy a necesitar la ropa que llevabas puesta cuando te mordió. Necesito ver si logro rastrearlo.

—Debe estar en el parque, donde me transformé.

—Esta noche iremos a ver si localizamos a quien te hizo esto.

—Como te llamas, por cierto. — le pregunto interrumpiendo la conversación de ellos dos.

—Warden. — me responde con una sonrisa.

—Un gusto en conocerte, dada las circunstancias —le digo sonriéndole también—. Soy Lizzy.

—Ha sido un placer conocerte también—y se dirige hacia Aren—. Gracias por salvar mi vida—. Se pone de pie y le tiende la mano.

—Debía hacerlo. — le contesta Aren devolviéndole el saludo.

—Nos vemos aquí a las 9:00 pm. Ahora debo marcharme, la manada debe de estar preocupada.

—Sí, deberías regresar con ellos.

Aren lo acompaña hasta la puerta y los observo. No hablan, pero antes de marcharse Warden mira en mi dirección. Después Aren cierra la puerta y regresa donde yo estoy, sentándose otra vez en el sofá. Tengo muchas preguntas e inquietudes que necesito que el responda y aclare, y no sé por dónde comenzar.

—Aren...—comienzo per el me interrumpe.

—Tenemos mucho de qué hablar, ven aquí. — me dice mientras palmea a su lado en el sofá. Es como si me hubiese leído el pensamiento. Y ya ha sucedido varias veces, lo cual resulta sospechoso, inquietante y perturbador. Según Mel los vampiros no tienen poderes. Pero tampoco pueden volar. Y ya he comprobado que este si lo hace. Entonces me pregunto. ¿Acaso él hace algo más que no haga el resto? Me le quedo mirando fijamente a su mano que descansa en el sofá—. No muerdo, Lizzy. — me dice con una sonrisa de lado que deja a la vista uno de sus colmillos.

No le creo. Ya me ha mordido varias veces. Aunque ha sido bajo circunstancias justificadas. Me levanto y me siento en el sofá, dejando un espacio entre nosotros dos. Aren me sonríe y comienzo a hablar.

—¿Warden es un alfa? —le pregunto porque no he entendido mucho de lo que han hablado.

—No. Por suerte para ti, es un lobo beta, el segundo al mando de la manada.

—¿Por suerte para mí?

—Si hubiese sido un alfa, no creo que hubieses sobrevivido.

—Aun no creo que esté viva. ¿Acaso no viste el tamaño de sus garras y sus colmillos?

—Los vi.

—¡En forma de lobo es enorme!

—Un alfa tiene el doble de su tamaño. —lo miro con los ojos abiertos de la impresión. ¿El doble? Pero si el lobo era enorme. No me imagino un alfa entonces el tamaño que llegaría a tener. No quiero ni saberlo—. Lizzy, no conoces mucho de mi mundo y creo que va siendo hora que conozcas algunas cosas.

Eso me recuerda que apenas conozco mucho de él y ya hemos intercambiado sangre en dos ocasiones. Así que creo que es momento de enfrentarlo y pedirle explicaciones.

—Ya que lo mencionas. Puedes comenzar por explicarme, quien eres y que haces aquí.

Creo que él sabe más de lo que me ha contado.

—Estoy persiguiendo a un asesino en serie. — me dice muy tranquilo.

—¡Como dices! —exclamo asombrada.

—En la corte, hubo una serie de asesinatos y estoy persiguiendo al culpable.

—¿Corte? Eso me suena a novelas de príncipes y princesas y castillos.

—Sí, es justo eso, pero de vampiros.

—¿Sabes quién es entonces? —pregunto, pero el no me responde lo que deseo escuchar.

—Vengo siguiendo su rastro de muertes por diferentes ciudades desde hace dos años.

—¿Dos años? —sería demasiada coincidencia. Hace dos años se abrió el portal en la ciudad.

—No fue una coincidencia que el portal se abriera. Él lo abrió y huyó a tu mundo. Y los seres de mi mundo no han parado de escapar hacia al tuyo desde entonces.

—¿El portal no se puede cerrar? —pregunto intrigada.

Si se abrió imagino que hay alguna forma de volverlo a cerrar. Pero si no lo han hecho, debe de ser por algún motivo.

—Para cerrarlo necesitaría tener el otro anillo igual a este. — me dice mientras me muestra un anillo que lleva en su dedo anular.

No recuerdo haberlo visto, pero en realidad no le he prestado mucha atención a sus manos. El anillo es de plata y tiene múltiples detalles intrincados que se entrelazan hasta la parte superior. Allí, un diseño de alas con otro diseño intrincado encima. En el centro, en forma oval, descansa una piedra de color azul zafiro. Alcanzo su mano y la sostengo entre las mías mientras deslizo mi dedo por la piedra, de la cual no aparto la mirada. De repente comienzo a ver algo más. Sobre la piedra comienza a relucir, en tono dorado, un símbolo extraño.

—Es muy hermoso— le digo sin apartar mi dedo del anillo—. ¿Qué significa este símbolo?

—¿Puedes ver una runa? —me pregunta con asombro.

—Sí. ¿Tú no la ves? —esto si es intrigante. Vuelvo a mirar al anillo, allí está.

—Las runas solo aparecen, en ciertas circunstancias.

—¿Qué circunstancias? —inquiero curiosa.

—El anillo fue creado por una bruja. Una muy poderosa. Le ayuda a quien lo porte, o lo toque en este caso, a guiarse o protegerse, depende de la runa. Cada una tiene diferente significado o uso.

—Como es posible que, siendo tu anillo, no puedas verla.

—Esa no puedo verla, porque la runa se te apareció a ti, no a mí. Tu eres quien lo está tocando. ¿Me la puedes describir?

—Es un círculo dividido a la mitad por una línea vertical. La división se sale del círculo y debajo tiene como una letra E, pero acostada sobre sus extremos— Aren sonríe sabiendo el significado de la runa que le estoy describiendo—. ¿Qué significa? —le pregunto con curiosidad.

—Es la runa del amor. Significa que debes dejar que la fuerza del amor, la más importante del universo, guie tus pensamientos, emociones y acciones.

—¿De veras? —es lo más absurdo que he escuchado.

—Aunque puede interpretarse de otras formas, ese es el concepto básico.

—Entiendo. —murmuro sin darle importancia.

No quiero ofender sus creencias, es por eso que no comento nada. Pero no pienso dejarme guiar por esos sentimientos. Estoy muy familiarizada con ellos, sé lo que es el amor. Amaba a mi familia. Pero lo sucedido hace 2 meses me demostró que el amor, es algo que te hace débil. Y no pienso sentirme de esa forma una vez más. No pienso volverme a enamorar. No quiero volver a sufrir.

—Las runas tienen diferentes significados, mayormente son para protección.

—¿Protección? ¿Necesitas protección? —inquiero alzando una ceja.

No creo que él necesite protección. No cuando exuda peligro por cada poro de su piel. En todo caso nosotros los mortales necesitamos protección de él. Anoche hizo una buena demostración de su fuerza y lo que puede llegar a hacer.

Y entonces me percato que aún estoy sosteniendo su mano. No sé porque aún no lo he soltado. Y tampoco soy consciente de lo que hago a continuación. Mis dedos acarician su mano sintiendo la textura de ellas. Son ligeramente ásperas y callosas. Sin embargo, al mismo tiempo transmiten seguridad y protección. Dejo de acariciar su mano y la suelto antes que la situación se vuelva un poco incómoda. Bueno, más incómoda.

—Tiene que ver más con las creencias de los vikingos. — me dice Aren interrumpiendo mis pensamientos.

Ah, eso lo explicaría todo. Explicaría también su edad.

—¿Eres un vikingo?

¿Acaso en su mundo existieron también?

—No creo que ya existan, pero sí, solía ser uno. Ya no tanto. No queda mucho de vikingo en mí. — dice con algo de nostalgia en su voz.

Ya sabía yo que ese porte y estatura era de un guerrero vikingo. O un dios nórdico, como dijo Mel. Se me escapa una risa mientras suelto su mano.

—¿Puedo ir con ustedes? —pregunto con la esperanza que no se niegue y poder ayudar en algo.

—No lo creo. — contesta con firmeza mientras se levanta del sofá y camina en dirección a la puerta.

—¿Por qué no? —insisto otra vez caminando hacia él.

—Porque es Halloween y será peligroso.

—Tendré a un lobo y a un vampiro para protegerme. — le digo con una sonrisa.

—Lizzy, no pienso ponerte en peligro de forma innecesaria. — me mira serio mientras llega a la puerta.

—No puedes hacer nada para impedir que yo vaya. Si no me llevas contigo, iré por mi cuenta—. Aren gruñe, se gira de forma brusca hacia un lado y le pega un golpe fuerte a la pared. El golpe hace que la pared se estremezca y cuando retira su mano, varios trozos de concreto y yeso caen al suelo. Donde estaba su mano, ahora hay un gran agujero decorando el salón—. ¡Genial! Eso era justo lo que necesitaba esa pared. Gracias por arreglarme la decoración—. le grito molesta mientras abandono la sala rumbo a mi habitación.

¿Pero qué mierda le sucede? Yo estoy tan involucrada en esto como lo está él. A mí es a la que casi despedaza un lobo rabioso. Y no me he quejado. Quiero saber quién es el culpable de lo que casi estuvo a punto de sucederme.

Estoy de espalda a la puerta de mi habitación cuando siento una energía muy fuerte detrás de mí. Es algo extraño. Es como un calor abrazador que me indica su presencia. Me giro lento y ahí está él. Recostado al marco de la puerta con su porte prepotente y los brazos cruzados sobre el pecho.

—Discúlpame, no debí haber actuado como lo hice. Mañana arreglaré el desastre—no le contesto, solo lo observo. No pienso hablar más con él—. Hay algo que creo que necesitas saber—lo miro ahora enarcando una ceja—. Es con respecto a que hayas bebido de mi sangre y yo de la tuya.

—¿Lo del vínculo? Ya lo sé, me lo has contado.

—Es diferente ahora, porque has probado mi sangre. Ahora serás capaz de sentirme también.

Entonces esto es lo que acabo de experimentar.

—Este vínculo, ¿se rompe alguna vez? —el solo alza una ceja—. Me refiero a que cuando atrapes al asesino, regresarás a tu mundo. ¿Qué sucederá con esta conexión entre nosotros?

—Imagina este vínculo como un hilo invisible que nos une. Siempre podrás seguirlo para encontrarme y viceversa. Pero en cuanto cruce el portal hacia mi mundo, el hilo simplemente se cortará ahí. La conexión desaparecerá. Además, que cuando mi sangre abandone tu sistema, esta conexión desaparecerá también.

—¿Eso cuanto tarda?

—De doce a veinticuatro horas, depende de cada persona. También debes saber que nada de lo que experimentes mientras estés conmigo, volverás a sentirlo.

—¿A que te refieres? ¿Hay mucho más además de sentir tu presencia?

—Puede que experimentes cierta atracción hacia mí. Cuando bebí de tu sangre, esa atracción comenzó a hacer efecto en ti y se debe haber intensificado ahora que tú también probaste la mía.

Eso tiene aún mucho más sentido para explicar esta terrible atracción que siento por él. Pero creo haberlo experimentado antes de que el bebiera de mí, aunque quizás fueron ideas mías y era solo el magnetismo natural de los vampiros.

—¿Es posible que me sintiera atraída por ti antes de que probaras mi sangre?

—Es normal que nuestras presas se sienten atraídas hacia nosotros.

Ahora todo tiene más sentido. Esta atracción que siento por él, no es real. Y entonces, ¿qué hago con todos estos sentimientos que se acumulan en mí interior? ¿Qué hago con todos estos pensamientos sexuales que inundan mi mente? Desde hace mucho tiempo que no pienso en sexo. Y el sueño de la otra noche, fue asombroso. Jamás me había sentido de esa forma. Tan viva. Eso sin dudas fue el mejor orgasmo que he experimentado en mi vida.

Aren deja escapar una risa y yo abandono mis pensamientos para mirarlo intrigada.

—¿Algo chistoso que desees compartir? —no sé porque, pero estoy por sospechar que él me está escondiendo algo.

—No, nada, es que recordé que debo hacer algo. Ahora si me disculpas, me marcho.

Da media vuelta y sale de mi habitación. Y me quedo allí, sola. Me hubiese gustado que me quedaran unos buñuelos del desayuno, así no tendría que ir hasta el Café Du Monde.

Salgo de la habitación y cuando estoy en la sala, veo una bolsa de papel sobre la mesa del centro. Me acerco a ella y la cojo en mis manos. Aún están calientes. Tengo que sonreír. No necesito abrirla para saber lo que hay dentro. Buñuelos. Y entonces frunzo el ceño. ¿Cómo lo supo? Mi pregunta solo tiene una respuesta.

Aren leyó mi mente.


El anillo de Aren

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Este capítulo está dedicado a HeidyDeFreites. YareimysCruzMartnez
  La espera se ha terminado. Disfruten del capítulo.

Espero les guste este capítulo. ¿Se imaginaban que Aren leía mentes?

Déjenme sus comentarios y no olviden votar.
Xoxo🐦⭐



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