19.- Pesadilla
Un murmullo en la distancia me hace incorporarme. Me siento débil y sin fuerzas. Presto atención a mi alrededor y me percato de que no estoy en mi habitación. Veo borroso y difuso y la cabeza me duele mucho. Intento acercar mi mano a ella y es cuando me percato que no puedo. Me giro hacia mi mano derecha, la tengo esposada a la cama. La izquierda la tengo libre, pero igual no puedo moverme, no tengo fuerzas suficientes.
Siento el sonido de una puerta al abrirse. Giro mi rostro hacia allí y veo una silueta acercarse a la cama.
—¿Como estás?
Es su voz, pero sé que no es él.
—¿Quién eres? —apenas reconozco mi voz. Sale en un quejido lastimoso apenas perceptible.
—Sabes quién soy.
—No. No lo sé. Tú no eres Aren.
Siento una risa cerca de mí. Esa forma de reírse no es la de él.
—Nunca imaginé que te diría su verdadero nombre.
Su voz ha cambiado. Ahora se escucha más fría y peligrosa que antes. Debo escapar, debo reunir fuerzas y salir de aquí.
—¡Ayuda! ¡Por favor!
—Nadie te va a escuchar, puedes gritar todo lo que desees.
—Alguien vendrá por mí.
—¿Quién? ¿Tu amiga o tu novio?
—¡Deja en paz a Mel! —me gustaría poder percibir bien su rostro, pero me es imposible, lo veo difuso.
—Oh sí, seguro que lo haré, ella no me atrae lo suficiente, su sangre sabe horrible, además—siento un movimiento en la cama a mi lado. Su mano se acerca a mi rostro y lo acaricia. Siento repulsión al instante—. No la deseo como te deseo a ti, pero al menos me entretengo hasta que decidas ser mía.
—¡Jamás seré tuya!
—Eso lo veremos. Tarde o temprano cederás y te rendirás a mí. Terminarás suplicándome que me alimente de ti, ya verás.
—¡Nunca! ¡Aren me encontrará!
—Ja, ja, ja, ja—su carcajada es de las que infunden miedo—. Aren está muy ocupado en Dallas, además no te puede encontrar ahora, el vínculo entre ustedes ha desaparecido al alimentarme yo de ti, y además te has quitado su anillo, no debiste hacerlo. Con el puesto, yo no te podía morder. Ahora, nada me impide que me alimente de ti todas las veces que lo desee.
Y sin darme tiempo entierra sus colmillos en mi cuello. Grito, pero mi grito carece de fuerza, me siento mucho más débil y poco a poco comienzo a perder la conciencia.
Despierto con un terrible dolor en el cuello. Llevo mi mano libre hacia allí y toco. Las marcas están en el mismo lugar. Ni siquiera las ha eliminado. Toco al otro lado, también las tengo. Siento un dolor también en uno de mis muslos. Deslizo la mano hacia el lugar del dolor. Tengo dos incisiones marcadas ahí también.
Recuerdo la conversación que tuvimos anoche y ahora estoy más segura que nunca de que él es el asesino que Aren está persiguiendo. Por su culpa Aren está lejos de mí y no puede protegerme
Siento la puerta abrirse y alguien entra en la habitación. Entre mi vista nublada y los destellos de la luz de la habitación, que me parece muy intensa y molesta, puedo verlo. Se sienta a mi lado con una bandeja en la mano.
—Debes alimentarte. —me ofrece una cucharada.
Recaudo fuerzas de donde no las tengo y con la mano libre le doy un manotazo y la tiro lejos.
—¡Maldita! —me da una bofetada que me hace caer en la cama de inmediato—. Podemos hacer esto de dos formas, por las buenas o por las malas. Si no te alimentas, en menos de veinticuatro horas morirás. ¡Eso es lo que deseas!
—Prefiero morir a ser tu saco de sangre personal.
—Sabes que, dejaré esto por aquí—pone la bandeja en la mesita junto a la mano que tengo esposada—. Regresaré en la noche para mi cena. —se levanta de la cama.
—¿Vendrás todas las noches? —lo veo detenerse junto a la puerta.
—Veo que has perdido la noción del tiempo. Han transcurrido cuatro días desde que me alimenté de ti por primera vez. Cada vez que me alimento de ti pierdes la conciencia por más de veinticuatro horas. Será mejor que te alimentes, puede que no sobrevivas esta noche.
Siento la puerta cerrarse y las lágrimas comienzan a salir de mis ojos.
—¡Aren! ¿Dónde estás? —suplico en silencio.
Me incorporo y me siento en la cama. Miro la bandeja con ojos llorosos y la vista nublada. Necesito reponer energías. Necesito hacerlo por él. Tengo que ganar tiempo para que me encuentre. Acerco la mano a la bandeja. El cubierto no lo ha vuelto a colocar aquí, así que, con mi mano libre me llevo la comida a la boca. Me ha traído un filete, papas fritas y una bebida energética con alto contenido de hierro. También me ha dejado unas píldoras en un lado de la bandeja. Me las tomo sin pensar en nada y me vuelvo a acostar. Estaba famélica. Cuatro días sin comer es demasiado para un humano. Y el vendrá esta noche a alimentarse de mí una vez más.
«Aren, ven a salvarme.» —susurro en un gemido de angustia.
Su imagen en mi mente es lo último que veo antes de quedarme dormida.
Despierto con el movimiento de mi mano esposada. Abro los ojos ahora con algo más de energía y me encuentro con sus ojos oscuros. No tienen nada de color. Carecen de toda calidez y no transmiten absolutamente nada. Y por un momento me pregunto, ¿qué sucedió para que cambiara y se convirtiera en un asesino sediento de sangre?
Su aspecto, ha cambiado. Ahora luce totalmente diferente a cuando me engañó haciéndose pasar por Aren. Y lo pienso ahora que tengo la mente despejada. Si puede cambiar de apariencia, quiere decir que tiene poderes, como Aren. Lo que solo significa una cosa, tiene más de mil años.
Me saca la esposa y tira de mi mano. Me obliga a incorporarme y seguirlo hasta una puerta en la habitación. Cuando abre, me percato que es un baño. Hay una tina y ropa doblada en el lavabo.
—Tienes diez minutos. No intentes nada raro o será el último baño que tengas. Toca a la puerta cuando termines. —cierra la puerta de un portazo.
Me quedo mirando todo a mi alrededor. Pero no voy a perder tiempo asimilando que estoy en una lujosa habitación de hotel.
Me saco la ropa y me meto en la tina que ya está lista con agua y sales aromáticas. No es como si tuviese el tiempo de darme un baño relajante. No sé a qué se debe todo esto, pero pienso aprovechar el tiempo que me ha dado pues no sé cuándo lo pueda volver a hacer.
Me he lavado el cabello y me he dado un rápido baño. Cuanto estoy seca, me detengo a mirarme en el espejo de cuerpo entero que hay detrás de la puerta.
—¡Por Dios!
No es posible que haya cambiado tanto en solo cuatro días.
Creo que debo de haber perdido al menos unos cinco kilogramos. Mi cuerpo, está cubierto de mordidas, unas más recientes que otras. Y a su alrededor una ligera coloración verdosa amarillenta. Tengo marcas de morados, con forma de dedos apretando, en los brazos y en las piernas. Mi rostro luce totalmente demacrado. Las ojeras debajo de mis ojos son de un profundo color verdoso negruzco. Los huesos de mis pómulos, se marcan de forma notable al igual que los de mis costillas.
Pero hay algo más. En mis costillas tengo un tatuaje. ¿Cuándo sucedió esto?
Es una letra V, cortada de forma horizontal y vertical por dos líneas, y con un arco en su base. Quisiera saber que significa, o porque la tengo, pero esto solo me hace exasperarme más. Contengo las lágrimas que quieren escapar y me giro hacia la ropa que me ha dejado. Hay un vestido, que no pienso ponerme, no es de mi agrado. Miro la camiseta de Aren. Está manchada de sangre en varios lugares. Es lo único que me recuerda a él. Sé que me encontrará. Me vuelvo a colocar la camiseta sin importarme la sangre seca. De lo que me ha dejado, solo me pongo las bragas nuevas.
Toco a la puerta y esta se abre. Tengo la cabeza agachada. Lo primero que veo son sus zapatos de color negro, italianos. Deslizo la mirada hacia arriba; unos pantalones de traje, negros también. Está vestido para algo en específico. Trae una camisa blanca, ajustada a su cuerpo fornido, aunque no excesivamente musculoso, en la mano trae la americana. Me mira frunciendo el ceño.
—¿Qué sucedió con el vestido?
—No pienso ponérmelo.
—Como quieras, te quedarás aquí entonces—tira de mi mano hacia la cama y me vuelve a esposar—. Pensaba llevarte hacia la cena de compromiso de tu amiga Mel, pero ya que prefieres ponerte esa sucia ropa.
—¡No la toques! ¡Ni se te ocurra ponerle un dedo encima!
—Ja, ja, ja. ¿Y qué piensas hacer? —nada. No puedo hacer nada—. Solo para que tengas conocimiento, a tu amiga, ya le he hecho mucho más que tocarla—me responde con una sonrisa sádica—. Celebraré mi compromiso y después vendré por el postre. —dice abriendo la puerta.
—¿Compromiso?
—Ah sí, lo siento. —se gira hacia mi ý me sonríe de forma perversa.
Su cuerpo se envuelve en una luz intensa de color verde oscuro. Entrecierro los ojos pues no puedo mirar fijamente hacia allí. A medida que la luz se va a atenuando puedo observarlo bien.
¡No, no, no, no, no!
—¡Maldito! —le grito mientras forcejeo con la esposa.
—Creo que me traeré a tu amiga esta noche, así nos divertimos los tres juntos. —se marcha con una carcajada cerrando la puerta detrás de él.
—¡Ayuda! ¡Alguien que me ayude! —grito desesperada en un sollozo que sé que nadie puede escuchar.
Mel está en peligro y no tiene idea de nada. Su novio, Jackson, es un depredador peligroso. Uno que ha acechado a muchas mujeres y ha acabado con su vida también. Como mismo sé que acabará eventualmente conmigo. Pero ahora no puedo pensar en mí, solo puedo pensar en mi pobre amiga enamorada que caerá en las redes de un vampiro asesino en serie psicópata.
La cena, no la toco. No puedo comer absolutamente nada mientras transcurre el tiempo. Y solo miro a la puerta. Ya debe ser de noche y en cualquier instante, él cruzará por ahí y se alimentará de mí. Me siento en la cama a esperar con ansiedad. El tiempo transcurre y poco a poco me entra sueño. Intento mantenerme despierta, pero no lo consigo y me rindo ante el dios del sueño.
La puerta se abre con un estruendo que me hace sentarme en la cama de golpe. Estoy algo desorientada y no tengo idea de que hora es. Él entra furioso a la habitación.
—¿Qué hiciste?
—¡Que! ¡No he hecho nada! —grito mientras el me desata la mano.
—Puedo sentirlo, debemos marcharnos, aún no estoy preparado para enfrentarlo.
Tira de mi mano y me saca casi arrastrándome de la habitación.
Salimos a un pasillo y confirmo mis sospechas, estamos en un hotel. Caminamos de prisa rumbo al final del pasillo, supongo que está buscando las escaleras. Pero para mi sorpresa, en vez de bajar, subimos.
—¿Dónde me llevas?
—Lejos de él.
—¿Por qué? —eso es lo único que necesito saber.
Salimos a la azotea del edificio. El aire violento de la noche, azota mi cuerpo y siento frío al instante.
—Porque si no eres mía, tampoco lo serás de él.
Me muerde en el cuello con fuerza. Grito mientras él se aferra a mí y camina conmigo hasta el borde de la azotea. Deja de morderme violentamente. Me siento débil. Sé que es lo que va a hacer. Y lo prefiero mil veces antes que morir desangrada por este psicópata. Miro a mi alrededor intentando ubicarme en donde me encuentro. Y un edificio salta a la vista. Es inconfundible. El Empire State Building se levanta cerca de nosotros, así que debo de estar en la azotea de uno de los rascacielos del Centro de Manhattan.
Se sube al borde y tira de mi cuerpo hacia afuera. Me sostiene por el cuello mientras me suspende en el aire. Me sostengo de su brazo mientras intento respirar. Apenas tengo fuerzas para forcejear.
—¡Por favor! —exclamo en un gemido.
—Me hubiera gustado saborearte mucho más, pero no va a ser posible. Hasta nunca, deliciosa. —y me suelta.
No grito. No tengo fuerzas para hacerlo. Solo me dejo envolver en una paz mental que me abruma por completo. Mi mente se queda en blanco y mi último pensamiento es él.
«¡Aren!»
Su nombre es mi último pensamiento antes de cerrar los ojos.
El tatuaje
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Este capítulo está dedicado a RubiBautista651
Espero les guste este capítulo. ¿creen que Aren llegue a salvarla?
Déjenme sus comentarios y no olviden votar.
Xoxo🐦⭐
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