17.- Sorpresas
Creo que ha sido suficiente para una mañana. Aren me ha dejado todo muy claro. Bastante claro después del segundo orgasmo en la ducha. Me desea con la misma intensidad que yo a él. Ni siquiera me acordé que Mel estaba en la cocina preparando el desayuno. En mi mente solo había cavidad para una cosa. Placer.
Cuando logré salir hacia la cocina, Mel se encontraba sentada en una silla a la mesa, con una taza de café en las manos. No me dijo nada, ella solo me miró, miró su reloj, alzo una ceja y continuó bebiendo el café.
Me acerqué a la mesa y me senté a devorar los buñuelos. Alcé la mirada hacia ella que solo me miraba, apenas sonriendo.
—Buenos días, Mel— anuncia Aren entrando en la estancia, completamente vestido—. Gracias por los buñuelos.
Se sienta a mi lado y comienza a devorar un buñuelo también mientras sus piernas por debajo de la mesa rozan las mías. Tengo que contener el aliento mientras desayuno.
—Mel—necesito hablar para no pensar en Aren—. Gracias por tu preocupación.
Pero no me pasa desapercibida la mirada de Mel, que se desplaza de Aren hacia mí. Sé que está intrigada por saber. Aren deja escapar una risa contenida y yo me giro hacia él, intrigada. ¿Qué habrá visto en la mente de Mel? Pero no me da tiempo a preguntarle nada. Se pone de pie.
—Si me disculpan, debo atender unos asuntos pendientes. Las dejo para que hablen a solas. — y desaparece de la habitación, sin decir nada más.
Me acaba de abandonar el muy traidor. Seguro que acaba de leer la mente de Mel y sabe lo que me espera.
—Que considerado Aren el dejarnos solas para hablar.
—Es un traidor, eso es lo que es. — murmuro en voz baja.
—¿Dijiste algo?
—No nada. ¿Qué tal tu día?
—Mucho mejor ahora que sé que estás bien. Más que bien diría yo.
Termino el buñuelo que tengo en la mano y tomo otro, pero no pienso tener esta conversación aquí. Así que me levanto y comienzo a caminar rumbo a la sala.
—Ni te imagines por un segundo que vas a escapar a esta conversación Elizabeth.
—Sé que eso va a ser imposible, solo voy a acomodarme. — me dejo caer en el sofá mientras ella se sienta a mi lado.
—Y bien, comienza a hablar.
—¿Qué quieres saber con exactitud? —inquiero sin tener idea de a que se refiere. Su novio es vampiro, no es como si ella no supiese como es el sexo con un vampiro.
—¿De dónde salieron todos esos tatuajes? Según creo recordar, no tenía absolutamente ninguno.
—Es una historia algo alocada, pero tiene que ver con este anillo—le digo mostrándoselo—. Es su anillo que le brinda protección y en cuanto me lo dio a mí su cuerpo se llenó de runas.
—¿Por qué te lo dio a ti?
Me le quedo mirando y dudo si contarle o no lo sucedido la otra noche. Mi encuentro cercano con el asesino.
—¿Viste las noticias últimamente?
—¿Lo del asesino? Sí, lo vi. ¿Por qué crees que me he preocupado tanto?
—Bueno, no quería preocuparte, pero...
—¿Qué sucedió?
—Durante mi último turno me crucé con él. Aren me ayudó a escapar.
—Me alegra que estés viva, no sabes cuánto. Lo que nos lleva a la cuestión de la conversación. ¿Exactamente que sucedió entre ustedes? Bueno, ya sé que tuviste una experiencia previa...
—Déjame detenerte ahí, debo confesar algo— la interrumpo, creo que Mel se merece que le cuente la verdad de todo lo que me ha sucedido. Ella no puede seguir viviendo en las sombras. Debe saber lo que sucede en verdad—. La historia que te conté, del trío, eso nunca sucedió.
—Oh, que decepción. Pero me contaste que no quería nada contigo, que se había apartado de ti.
—Lo sé. Ni yo misma sé que sucedió. Después de nuestra noche del club, me lo encontré al llegar a casa y le pedí que se marchara. Cuando lo tengo cerca, altera mis sentidos de una forma que jamás pensé fuera posible.
—¿Te sientes atraída por él?
—Creo que sí, pero no estoy segura. Su sangre corre por mis venas y sé que la atracción es una consecuencia.
—Pero no se marchó, ¿cierto?
—Pensé que lo había hecho, pero no. Me dijo que iba a afrontar las consecuencias de sus decisiones.
—¡Dime que te reclamó como suya!
—No. No lo hizo.
—No entiendo nada. Te ofrece su protección, pero no te reclama como suya.
—Según él, no puede hacerlo porque ya está comprometido. Pero si ha dejado algo claro, es que me desea con intensidad.
—¿Exactamente qué sucedió?
—No hagas preguntas que conoces la respuesta. Tuvimos sexo. Sexo alucinante y extenuante.
—Lo sé. Los escuché en el baño. No son para nada silenciosos.
—¡Oye! —la golpeo en el hombro.
—¡Estoy bromeando! No tengo super oído para eso.
Nos reímos a carcajadas. Pero vuelvo a retomar mi actitud seria pues aún no le he contado todo.
—Aún debo contarte algo más—Mel deja re reír y me mira—. Esa noche del festival, lo que te conté que me había sucedido, lo del trío no, lo otro.
—Sí, ¿qué hay con eso?
—Que eso fue lo que sucedió.
—¡Que! Estás de broma, ¿cierto?
—Lo digo muy en serio Mel—se gira hacia mí y comienza a examinar mis brazos en busca de alguna marca que le indique que lo que le cuento es cierto—. No las vas a ver, son casi imperceptibles a menos que tengas sangre de vampiro en tu sistema. — le digo mientras subo mi mano hacia el antebrazo donde puedo ver las ligeras marcas en mi piel
—Lo voy a matar, te juro que en cuanto lo vea lo mato. — dice furiosa mientras se levanta del sofá.
—¿A quién?
—Al lobo.
—No es necesario—la tomo por el brazo y la hago sentarse otra vez—. El no tuvo la culpa y ya se ha disculpado.
—¿De quién fue la culpa entonces?
—Del vampiro asesino que anda suelto.
—Ahora entiendo la preocupación de Aren por ti.
—Sí—la miro fijamente—. Hay algo más que debo contarte que desconoces— Mel me mira expectante—. Aren, además de volar, puede leer mentes.
—¡Que! ¡Imposible!
—Créeme, no lo es. Ya lo he comprobado, varias veces.
—¡Oh Dios! Ahora entiendo porque me sonrió antes de marcharse.
—¿Qué estabas pensando en ese momento? —me intrigan sus pensamientos.
—Estaba intentando descifrar cuantos orgasmos habías tenido para dormir más de veinticuatro horas seguidas.
—¡Oh por Dios! —siento mis mejillas arder.
Mel se levanta del sofá y camina rumbo a la puerta.
—Por suerte para ti, te cubrí el trasero en el turno de ayer, pero no puedo hacerlo esta noche ya que no trabajo allí—. abre la puerta mirando hacia mí.
—Gracias Mel, por todo.
—Para que están las amigas.
—¿Algún día me piensas presentar a tu novio?—le pregunto de repente. Nunca lo ha hecho—. Quizás podríamos salir los cuatro juntos.
—Se lo comentaré cuando regrese, no te prometo nada, él es muy reservado, no le gusta compartir con los de su especie.
—¿De veras?
—Sí, es muy extraño. Pero es muy atractivo y seductor. Ya sabes cómo son los vampiros—. me guiña un ojo y desaparece.
Sí. Estoy comenzando a tener una idea bastante clara de cómo son los vampiros. Al menos de cómo es uno en específico.
Otro turno de mierda en el bar. Día de partido. No me gusta cuando hay partido. Todos beben demasiado y siempre se sobrepasan con las meseras. Y no quiero tener otro problema por darle una cachetada a un cliente, que al final, siempre tiene la razón. Excepto que no la tiene si te toca una nalga. Por suerte, he terminado la noche sin ningún percance. Y hoy no me toca cerrar.
Así que termino con mis mesas, me saco el delantal y la camiseta y recojo mis cosas con una sonrisa en mis labios.
—¡Robert, me marcho!
—¡Ten cuidado! —me grita desde atrás del bar.
Salgo hacia afuera y miro en todas direcciones buscándolo.
—¿Se te ha perdido algo? —escucho su voz por encima de mi cabeza.
Me giro hacia el frente del bar y levanto la mirada. Por suerte ya a esta hora las coloridas luces de la fachada se han apagado, de otra forma sería muy difícil distinguir donde se encuentra. Está parado sobre el techo con un aire de vengador o de vigilante.
—Sabía que estabas cerca.
Aren se eleva en el aire, flotando. Su ropa ondea con el aire al igual que su cabello suelto. Desciende con elegancia y suavidad hasta el suelo frente a mí.
—¿La puedo acompañar? —me pide ofreciéndome una mano.
—Desde luego.
Uno mi mano a la suya, tira de mi hacia su regazo y me carga.
—Espero no le moleste volar. — me dice con una leve sonrisa.
Y diciendo esto se eleva en el aire y me lleva rápidamente hasta mi casa. Desciende en el frente muy suave. Y yo le sonrío.
—Gracias por el vuelo.
—Cuando guste—entonces me mira muy serio—. Debemos hablar, Lizzy.
El tono de su voz es de preocupación.
—Tu dirás.
—Me tengo que marchar de la ciudad.
Trago el nudo que se acaba de formar en mi garganta. No esperaba que él se marchara tan pronto.
—¿Qué sucedió?
—Hablemos dentro. — me pide mientras coloca la mano en mi espalda baja y me conduce hacia el porche de entrada. Abro la puerta y me acomodo en el sofá. Aren se agacha frente a mí y toma mis manos entre las suyas.
—Me estás asustando. — susurro.
—Hace una hora a habido un reporte de un asesinato en Dallas, todo indica que se está moviendo. Al menos es lo que parece.
—¿Cuándo te marcharás? —sus dedos recorren las palmas de mis manos enviando una deliciosa corriente por ellas.
—Dentro de una hora. Cuanto antes lo haga, más posibilidades tengo de atraparlo.
Observo nuestras manos juntas. Debo devolverle el anillo. Aparto mis manos de las suyas y me saco el anillo del dedo.
—Toma.
—No. Quédate con él. Prometí que te protegería y sé que, con él, lo estarás, aunque yo no esté cerca. Vendré por el cuándo lo necesite en verdad —me lo vuelvo a colocar—. Es posible que dejes de sentir mi presencia pues estaremos bastante lejos.
—Lo entiendo. — susurro.
—Ven aquí. — me estrecha entre sus brazos y yo me acurruco contra su pecho.
No quiero que se marche. Sé que dije que no iba a tener estos sentimientos por nadie más, pero lo que estoy sintiendo por este vampiro no es normal.
—No quiero que te marches—suelto de repente—. No quiero perder a nadie más.
—No me vas a perder, voy a regresar.
—No, no lo harás, ya me hicieron esa promesa una vez.
—Lissy, mírame—Aren me levanta la mirada. Desliza sus dedos por mis mejillas llenas de lágrimas—. Es muy difícil que me pierdas, soy un vampiro, ¿recuerdas?
—Te amo, Aren. — me pierdo en su mirada.
Él no dice nada, solo me mira y después de un segundo une sus labios a los míos en un breve y fugaz beso que me deja sin aliento.
—Entiendo lo que estás sintiendo, pero es muy probable que este cúmulo de emociones sea producto de mi sangre corriendo por tus venas. No es real.
—¿Cómo puedes estar tan seguro?
—Porque no eres a la primera que le sucede esto. Ya he escuchado esas palabras cientos de veces. Cuando mi sangre abandone tu sistema, no pensarás igual.
—¿Quieres apostar? —no creo que su sangre me afecte de la misma forma que afecta al resto.
Lo he notado. Sé el poder que tiene su sangre, que me hace mejorar mi visión, y mis sentidos. Pero en cuanto a lo que siento por él. Eso siempre lo he sentido desde el instante en que nos conocimos. Solo que ahora esos sentimientos se han intensificado y he decidido afrontarlos. A pesar de lo que sé que significa confesarle mi amor a alguien.
—Desde luego que si—se separa un poco de mi—. Dentro de setenta y dos horas máximo, te volveré a preguntar que sientes por mí. ¿Qué vas a apostar?
—Mi casa y todo lo que poseo. — respondo con firmeza.
—De acuerdo, es un trato. — responde extendiendo su mano.
—¿Y qué apostarás tu?
—Seré tuyo. —esto es algo que no esperé que dijera.
—De acuerdo. — estrecho mi mano con la suya mientras me pierdo en su mirada.
Tira de mi mano hacia su cuerpo y me estrecha contra él.
—Conozco mejores formas de cerrar tratos.
—¿Con sangre?
—Hum, tentadora. Pero no creo que resistas a este paso si me alimento de ti todos los días. Así que tendrás que conformarte con solo sexo, nada de mordidas, ni arañazos. — me advierte en tono risueño esto último mientras me sonríe levemente.
—No prometo nada. — respondo con una sonrisa.
Aren une sus labios a los míos. Su beso es posesivo, para nada delicado. Su boca devora la mía sin compasión. Nuestros alientos se mezclan. Gimo contra sus labios mientras subo mis manos hacia su cuello y tiro de él más hacia mí.
—Alguien está ansiosa.
—Te vas en menos de una hora—respondo con la respiración acelerada—, pienso aprovechar y disfrutar cada segundo.
Vuelvo a unir mis labios a los suyos mientras sus manos se aferran a mis nalgas y me carga con mucha facilidad. Enredo mis manos en su cintura mientras continuamos besándonos. Aren camina conmigo y solamente abro los ojos cuando me baja en mi habitación. Hoy al parecer se va a tomar las cosas con calma. Nada de velocidad vampírica.
Me desnuda, a diferencia del beso, con una lentitud impropia de su especie. Se deshace de mi camiseta y su boca se desliza desde mi cuello, por mi pecho. Puedo sentir su lengua húmeda deslizarse entre mis senos en su camino hacia el sur. Desliza el short por mis piernas y continúa con sus besos de una pierna a la otra. Me empuja ligeramente, solo lo justo para hacerme sentar en la cama. Me sonríe arrodillado desde el suelo y se deshace de mis zapatillas antes de levantar mis piernas para deshacerse del short.
Sus besos continúan ahora ascendiendo por mis piernas. Mi respiración ya es incontrolable. Inclino mi cabeza hacia atrás cuando sus labios alcanzan mi cuello nuevamente. Y dejo escapar un gemido. Lo empujo y abro los ojos perdiéndome en su mirada, ahora consternado.
—Creo que estoy en desventaja. — susurro mientras me pongo de pie y dirijo mis manos hacia su chaqueta.
Me deshago de ella rápido, dejándola caer al suelo. Su cuerpo musculoso se marca a la perfección debajo de la camiseta. Deslizo ambas manos por su pecho hasta alcanzar la cintura de sus jeans. Cuelo mis manos por debajo de la camiseta y comienzo a subirla por su torso. Me inclino hacia él y comienzo a besar su cuerpo. Deslizo la lengua por su camino feliz hasta su ombligo, donde trazo varios círculos antes de continuar. Mis manos van ascendiendo y mi boca sigue el mismo camino detrás de ellas. Beso, muerdo y hundo mi lengua entre cada uno de sus músculos. Y me deleito sintiendo sus gemidos. Para cuando llego a su pecho, estoy de pie, termino de subir su camiseta y el me ayuda a deshacerse de ella. Me mira y se apodera de mi boca. Y lo dejo, por unos segundos al menos, que lleve el control.
Enredo mis manos en su cuello y tiro de su cabello hacia atrás lo que provoca que su boca se separe de la mía con una sonora carcajada.
—Voy a seguirte el juego, al menos hoy.
Deslizo mis manos por sus hombros y lo empujo hasta que choca contra la pared. Tiro nuevamente de él hacia mi mientras me pongo en punta de pies. Muerdo sus labios y bajo besando su piel hasta la cintura de los jeans. Mis manos, van adelantadas a mi boca y ya han comenzado a deshacerse del botón y el zipper.
Para cuando mi boca alcanza su cintura, ya mis manos están deslizando los jeans por sus piernas musculosas. Cuando llego con él al suelo, Aren se deshace de ellos.
Miro hacia arriba mientras me sostengo de sus piernas. Estoy arrodillada frente a un vampiro caliente como el infierno y peligroso como un gran depredador. Y no tengo miedo. El corazón late desbocado. Lo deseo, con más intensidad de lo que he deseado nunca a nadie.
Su mirada se ha oscurecido de deseo. Apenas y percibo el azul de sus iris. Y mientras nos miramos puedo ver sus manos acomodarse en la cinturilla de sus bóxers. Y sin apartar su mirada de la mía y muy lento, los desliza por sus piernas liberando su impresionante erección. Por un segundo me quedo mirándola con solo una idea en mente. Por suerte para mí, él ya no tiene acceso a mis pensamientos.
—¿Puedo tocar? —pregunto. No quiero que me rechace otra vez.
—Puedes tocar todo lo que desees.
Esto es claramente una invitación.
Me inclino hacia adelante. Con una mano me aferro de su pierna y enredo la otra en su miembro. Alzo la mirada. Aren no a gruñido esta vez, pero tiene la cabeza inclinada hacia atrás entregado al placer. Tiene los ojos cerrados y sus manos a ambos lados de su cuerpo. No me toca y creo saber porque no lo hace. Está controlando su fuerza.
Deslizo la mano varias veces por su extensión ganándome una serie de gemidos. Continúo mirando su rostro de facciones duras y mandíbula cuadrada como se descompone de placer ante mi toque. No pienso dudar con mi siguiente movimiento. Acerco mi boca y deslizo la lengua por su extensión.
—¡Fy faen! —deja escapar en un gemido. No sé qué quiere decir, pero no me detengo. Vuelvo a repetirlo varias veces antes de introducirlo en mi boca—¡Føkka! —muevo mi mano en la base y chupo varias veces más hasta que el me acaricia suavemente la cabeza—. ¡Por favor, detente! —su voz es una súplica y obedezco al instante. Me pongo de pie mientras deslizo la lengua por mis labios. Aren tira de mi hacia su cuerpo y me besa con desesperación—. Necesito estar en tu interior—. murmura contra mis labios—. ¡Ya!
—Aún tengo ropa. — murmuro con una leve sonrisa.
Aren desliza su mirada por mi cuerpo. Una mirada cargada de lujuria y desesperación. Sus manos se dirigen hacia mi sostén y se deshace de él como por arte de magia. Sus manos ahora se deslizan por el contorno de mi cuerpo hasta llegar a mi ropa interior. Su mirada no se aparta de la mía. Por un segundo creo que va a volver a destrozar mis bragas, pero no lo hace. Las desliza por mis piernas hasta el suelo y después se incorpora.
Me carga y camina conmigo hacia la cama, donde me acomoda en el centro de esta y el sobre mí. Abre mis piernas y se acomoda en mi entrada sin apartar la mirada de la mía.
—Lizzy, no tengo preservativos—no puedo creer que lo esté diciendo justo ahora—. No saldrás embarazada mientras no intercambiemos sangre, ni tampoco tengo enfermedades que...
—Confío en ti, Aren. — susurro mientras sostengo su rostro entre mis manos.
—¿Lo haces?
—Sí. — confirmo muy segura de lo que siento, aunque él diga lo contrario.
—Entonces hasta el fondo, Vakker.
Y sin preámbulo ninguno, se introduce en mí haciéndome gemir. Esta vez no se detiene o se toma su tiempo. Comienza a moverse en mi interior con una constante cadencia que poco a poco comienza a enloquecerme. Sale casi por completo y después entra hasta que nuestros cuerpos colapsan. Mi cuerpo está reaccionando a sus movimientos. Me aferro de sus hombros, controlando mis uñas. Enredo mis piernas en su cintura y bajo una de ellas hacia sus nalgas donde presiono con el pie para alentarlo a que entre más en mí.
—¡Aren! —dejo escapar su nombre en un gemido y esto solo hace que el jadee también de placer.
Estoy perdiendo el control sobre mi cuerpo. Mis paredes se aprietan a su alrededor a cada instante más. Él gime, yo también. Aren se aparta el cabello del rostro y apoya sus manos a ambos lados de mi cabeza. Tengo que cerrar los ojos ante la inminente oleada de placer que está comenzando a arrebatar mis sentidos.
—¡Abre los ojos! —me pide en un gruñido.
Al hacerlo, tengo su rostro pegado al mío. Su nariz rozando la mía. Su mirada es de un azul intenso y no aparto mis ojos de los suyos. Tengo los labios entreabiertos para respirar mejor y Aren también. No creo que aguante mucho más.
—¡Aren! —gimo de forma audible mientras mi cuerpo está comenzando a ceder ante los espasmos de placer.
—¡Vakker! —y no lo soporto más. Me dejo ir con un grito—. ¡Abre los ojos!
Y al hacerlo, veo su rostro descomponerse de placer. Aren expone sus colmillos y gruñe mientras lo siento llenándome completamente.
Es la primera vez que no utiliza protección. Se ha sentido diferente. No sé si porque fue con un vampiro o porque la fricción piel con piel hace que todo sea más intenso. Con unos cuantos movimientos más, Aren se detiene, sale de mi interior y se deja caer a mi lado.
No tengo fuerzas para pensar o hacer absolutamente nada. Estoy agotada, solo quiero descansar durante más horas de las que en realidad puedo disfrutar. Lo siento moverse a mi lado, pero apenas puedo mantener los ojos abiertos. El cansancio está venciéndome.
—Descansa, vakker. — vuelve a repetir la misma frase y lo observo como en una nebulosa depositar un beso en mi frente.
Me acurruco en la cama, sintiendo el intenso olor a mar. Entreabro los ojos y veo una silueta por la habitación, pero nada más. Me dejo vencer por el sueño con una sonrisa de felicidad en mi rostro.
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Glosario de términos:
Fy faen! : ¡Joder!
Vakker: Hermosa
Føkka: Fuck
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Este capítulo está dedicado a marilay990218
Espero les guste este capítulo. ¿Creen que los sentimientos de Lizzy son reales?
Déjenme sus comentarios y no olviden votar.
Xoxo🐦⭐
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