15.- Consecuencias
Mi corazón se acelera cada vez más mientras lo observo. Se ha sacado la camiseta y los zapatos. Solo lleva los jeans y se ha soltado el cabello, que ahora cae desordenado en su espalda.
Nunca me había fijado bien en su cabello, pero tiene unas mechas naturales más claras. Está cerrando las cortinas de mi habitación, la cual ha decorado con enormes velas distribuidas por el suelo de forma aleatoria. Esto no me lo esperaba cuando le pedí que se marchara y el obedeció. O eso me hizo creer.
La voz de una mujer cantando comienza a escucharse de fondo cuando se gira hacia mí.
—He decidido afrontar las consecuencias de mis decisiones.
—¿Tus decisiones? —pregunto con voz entrecortada.
—Salvarte la vida, ha sido la decisión más difícil que he tenido que tomar—camina en mi dirección—. ¿Quieres saber por qué? —asiento con la cabeza—. Porque sabía que el olor de tu sangre, me iba a volver adicto a ti.
—Anoche dijiste que intentabas hacer lo mejor por el bien de ambos. — me cruzo de brazos algo molesta.
—Solo intentaba protegerte—se detiene frente a mí y acaricia mis brazos desde los hombros hacia debajo. Mientras lo hace me relajo y los dejo caer a ambos lados de mi cuerpo—. Pero esta atracción entre nosotros es inevitable. Sé que tú también la sientes, ¿cierto? —sus dedos acarician mi piel y llegan hasta mis manos donde los entrelaza con los míos.
—La siento. — susurro mientras el contacto de sus manos con las mías envía cientos de descargas eléctricas por mi piel.
—Si estás a mi lado, jamás te sucederá nada, lo prometo.
—No hagas promesas que no puedas mantener, cuando regreses a tu mundo no podrás protegerme.
—Cuando regrese a mi mundo, no necesitarás mi protección—susurra pegando su frente a la mía—. Baila conmigo. — me pide en un susurro alzando mis manos hacia su pecho.
No, no la necesitaré. Lo único que necesitaré cuando él se marche será una curita. Porque sin duda me dejará el corazón destrozado. Me pierdo en su mirada mientras me es inevitable negarme a su petición de baile. Así que cedo y me dejo llevar por la música.
—No era necesario todo esto. — susurro mientras miro a mi alrededor y me dejo guiar por el lento movimiento al ritmo de la canción.
—Quiero disculparme.
Alzo mi mirada hacia la suya. Sus ojos azules intensos me miran con sinceridad. Es la primera vez que escucho esta canción. Ni siquiera sé de dónde ha salido la música o las velas, pero ya veo que para este vampiro no hay nada imposible.
—No conozco esta canción.
—Se llama Perfect Mistake es de Sofie Letitre.
—Muy adecuada. — susurro en voz baja, pero sé que el pudo escucharme pues lo siento sonreír.
—En realidad, no es de mi música preferida, solo buscaba algo que pudiésemos bailar juntos.
Sube mis manos hacia su cuello y después baja las suyas hacia mi cintura apretándome contra su cuerpo.
—¿Qué tipo de música te gusta? —inquiero entrecerrando los ojos.
Y creo verlo sonreír mientras acerca sus labios a los míos.
—Mis gustos en música son algo más intensos. Aunque la ocasión ameritaba este tipo de música. Música sensual y provocativa.
Eso lo suponía. Su porte lo indica. Admiro su cuerpo fornido desnudo de la cintura para arriba. Así, lleno de tatuajes, luce mucho más peligroso que antes. Deslizo una de mis manos hacia su hombro. Su cabello roza mi mano y envía una deliciosa corriente hacia el sur de mi cuerpo.
—Imagino que sí. — respondo con una sonrisa.
—La última vez que bailamos, me excedí.
—Sí, lo hiciste.
—Solo intentaba protegerte, pero sé que esa no es la forma correcta de hacerlo. Ya sé que no tengo derecho ninguno para reclamarte como mía.
Las cosas han cambiado mucho desde esa noche. Ahora quisiera que el me reclamara como suya. Pero sé que no lo va a hacer. Ya lo ha dejado claro en varias ocasiones. Eso es lo que no entiendo. Como justo ahora. Su forma de mirarme, no es la de alguien a quien no le importe en lo absoluto. Y, sin embargo, dice que no tiene ningún derecho sobre mí. Se equivoca.
—¿Por qué dices eso? —me detengo en medio de la habitación.
—Porque somos de mundos diferentes Lizzy. Y sí, sé que suena como un viejo cliché—sus manos se aferran más fuerte a mi cintura—. Si pudiera reclamarte como mía, lo haría.
—Pues hazlo. — suplico en un susurro mientras Aren niega con la cabeza.
—No puedo. — confiesa en voz baja mientras comenzamos a bailar nuevamente.
—¿Entonces que fue todo lo del festival?
—Un pequeño espectáculo para el resto de los vampiros presentes. Solo quería que nadie más te tocara.
—Entonces, todo lo que dijiste de que al probar tu sangre era tuya...
—No es cierto, al menos no todo es cierto, no funciona de esa forma.
—No me vas a explicar, ¿cierto? —Aren rueda los ojos, pero al final termina cediendo.
—Es un ritual algo más complicado que involucra intercambio de sangre y de anillos, entre otras cosas.
Eso explica muchas cosas. Pero lo que me ha contado me deja algo muy claro. No puedo ser suya porque ya él pertenece a alguien más. Ya tiene a alguien esperando por él.
—Tienes a alguien esperando por ti, ¿cierto?
—Ya eso lo sabes. Pero porque presiento que no es eso lo que quieres saber con exactitud—agacho la mirada. El no necesita leer mi mente para saber lo que estoy pensando en este instante—. Lizzy, mírame—alzo la mirada hacia la suya—. Sí, tengo a alguien esperándome, alguien que de no haber sido interrumpida la ceremonia, sería mía.
—¿Te ibas a casar?
Sabía que estaba comprometido, pero no que su boda había sido interrumpida. ¿Qué estoy haciendo alentándolo a que traicione a su prometida? Intento zafarme del agarre de sus manos en mi cintura. Esto está mal.
—No—se aferra más a mi cuerpo—. No intentes huir de mí.
—No quiero seguir alentándote a tener algo conmigo cuando alguien más está sufriendo tu ausencia.
—No es así. Sí, me iba a casar, pero mi matrimonio no era por amor y ambos estábamos conscientes de eso. No había nada de atracción entre nosotros. Esto que siento por ti, jamás lo había sentido.
—Pero igual te vas a marchar.
—No puedo eludir mi compromiso. Siempre cumplo mis promesas.
—Llevas dos años evitándolo. — Aren se detiene de forma abrupta y me mira ahora con furia en la mirada.
—Juré sobre el cadáver de mis padres que iba a encontrar a su asesino. Y eso es lo que voy a hacer.
Esto no me lo esperé. Por eso se lo ha tomado tan personal.
—Lo siento, no lo sabía.
—Lo sé.
Afloja su agarre en mi cintura y vuelve a comenzar a bailar tirando de mi cuerpo contra el suyo.
—Los extrañas.
—Lo haré por toda la eternidad. Es la parte mala de la inmortalidad.
Se queda mirándome a los ojos, o es a los labios. No lo sé. Solo sé que su mirada me atrapa y hace que me sienta débil e impotente en esta situación.
—¿Cuál es la parte buena?
Pero él no responde mi pregunta.
La música cambia, el ritmo me es bastante familiar y se une al latido de mi corazón. Mientras la voz de Sia cantando Unstoppable se escucha de fondo, acerca sus labios a mi cuello dejando un beso húmedo sobre la yugular y desde ahí asciende hacia mi oreja donde tira del lóbulo haciéndome estremecer.
—Te deseo—susurra en mi oído—. Demasiado para tu propia seguridad.
—Y yo te deseo a ti. — susurro mientras me pierdo en su mirada.
Sus manos se aferran a mi cintura y se cuelan por debajo de mi camiseta. Me acaricia la espalda desnuda deslizándolas por mi columna vertebral. Y no lo puedo contener, se me escapa un gemido que rápido es silenciado por sus labios cubriendo los míos.
Me rindo a su beso enfebrecido y se lo devuelvo con la misma intensidad. Aferro mis manos a su cuello para no dejarlo escapar. Aunque sé que carezco de la fuerza suficiente para lograr que este vampiro no huya de mí una vez más. Pero al menos voy a disfrutar este contacto el momento que dure.
Su lengua se desliza en mi boca y se entrelaza con la mía. Jadeo una vez más contra sus labios y entonces me carga y me acuesta en la cama sin dejar de besarme. Entre sus besos enfebrecidos estoy comenzando a tener un Déjà vu.
—No te detengas, por favor. — suplico contra sus labios mientras lo sostengo por el cuello.
—Esta vez no pienso hacerlo, ya te dije que iba a afrontar las consecuencias de mis actos.
—Puedes no utilizar tu velocidad vampírica, me gustaría ser capaz de ver todo lo que haces.
Aren me sonríe mientras se sienta sobre sus rodillas en la cama. Tira de mis manos y me hace incorporarme también. Sin apartar su mirada de la mía baja sus manos hacia mi camiseta y la saca rápido por mi cabeza. Se queda admirando mi cuerpo semidesnudo. Creo escucharlo gruñir, pero no sabría decir. Lo observo mientras se muerde el labio inferior. La forma en que me mira transmite peligro y seguridad al mismo tiempo. Y no sé si lo hace con intención o no, pero es sensual y hace que mi vientre se tense.
Aren deja escapar una brisa de aire de su boca hacia mi pecho y mis pezones se tensan. Sonríe satisfecho con el resultado. Mi respiración se acelera. Me tiene excitada y deseosa de más y apenas me ha tocado.
Subo mis manos hacia sus hombros y su mirada se desplaza ahora hacia la mía. Y mientras lo miro a los ojos, deslizo las manos muy lento por su pecho y rumbo a sus bien esculpidos abdominales que se tensan ante mi contacto. Todo su cuerpo es duro como una roca. Entonces sin poderlo evitar bajo mi vista hacia sus jeans y frunzo el ceño.
—Estoy en desventaja aquí. — susurro mientras deslizo los dedos por la faja de su pantalón.
—Tendré que hacer algo al respecto. — responde seductor.
—Rápido por favor. — le pido y él me sonríe.
Y en un abrir y cerrar de ojos lo tengo de pie junto a la cama con solo unos bóxers negros los cuales tienen una pequeña corona en un extremo y sobre ella una letra A mayúscula. Ambos son en dorado. Me bajo de la cama y me detengo frente a él sin apartar la mirada ni por un segundo del diseño. Deslizo un dedo por la letra y es tejida sobre la tela.
—¿Tu ropa interior es hecha a pedido? —inquiero curiosa de saber mientras subo la mano hacia su abdomen y levanto la mirada hacia la suya.
Aren me mira con una media sonrisa en los labios.
—¿Estás interesada en mi ropa interior? —pregunta alzando una ceja.
Vuelvo a bajar la mirada hacia sus bóxers. Ahora si estoy interesada en su ropa interior. El curioso diseño acaba de pasar a segundo plano mientras observo la enorme erección prisionera dentro de ellos. ¿Cómo la pasé desapercibida?
Bajo la mano, deslizo lento mis dedos por encima de su erección y me gano un feroz gruñido de Aren. Su rostro feroz queda cerca del mío mientras me muestra los colmillos. Sus pupilas se han dilatado y sus ojos están negros en su totalidad. Es una clara declaración de peligro y que debería detenerme. Pero no le tengo miedo.
—¿No quieres que te toque? —pregunto mientras vuelvo a deslizar mis dedos por su dura erección.
El no responde, solo vuelve a gruñirme con sus colmillos aún expuestos. Debe acostumbrarse a mi toque y pienso dejar que lo haga antes de pasar a algo más intenso.
Continúo deslizando mis dedos, muy suave, por su miembro. Poco a poco los gruñidos van menguando hasta convertirse en gemidos de placer. Y entonces aumento el contacto de mi mano. Ahora la deslizo sobre todo su miembro. Aren ha cerrado los ojos y se ha entregado al placer que siente. Soy poderosa. Puedo doblegar a un vampiro de más de mil años con solo el toque de mi mano.
Y no voy a desaprovechar este momento en que él está así, distraído. Me agacho y deslizo sus bóxers hasta el suelo dejando libre su erección que queda a la altura de mi rostro.
¡Dios!
Mi respiración se acelera de anticipación.
Por suerte no puede leerme la mente.
—Mmmm canela y manzana —alzo la mirada y me encuentro con la de Aren—. No necesito leer tu mente para saber lo que estás pensando—me tiende la mano y la tomo para ponerme de pie—. Será en otra ocasión —desliza su mirada por mi cuerpo y me sonríe. Acerca su rostro al mío hasta que nuestros labios se rozan—. Creo que llevas la ventaja ahora.
Ni siquiera siento sus manos cuando se deshacen de mi ropa interior con un chasquido.
—Pero que...
No me deja terminar. Muy rápido me veo una vez más en la cama. Esta vez, estoy sentada a horcajadas sobre su cuerpo. Debajo de mí, siento su dura y palpitante erección, lista. Su cabello dorado oscuro cae a ambos lados de su rostro cubierto por esa barba que hace estragos en mi piel. Acerco mis manos hacia su rostro y las deslizo por sus mejillas preguntándome como luciría sin ella y con el cabello más corto. Creo que nunca lo voy a saber.
—¿Por qué estoy arriba? —pregunto mientras analizo la situación.
—¿No te gusta arriba? —pregunta de vuelta mientras sus manos me sostienen por la cintura.
—Arriba significa que yo llevo el control y no tu.
—Necesito que lleves el control Lizzy, al menos la primera vez. — me dice mientras me tiende un preservativo.
Lo sostengo mientras lo observo. Tenía pensado que en algún momento el cambiara de idea, que se arrepintiera como la última vez. Pero esto solo me confirma que está dispuesto a todo. Así que no pienso más en el asunto. Rompo el envoltorio y me levanto lo suficiente para colocarle el preservativo y volverme a acomodar sobre él. Apoyo las manos en su abdomen.
—No me gusta arriba—le confieso—. No me gusta llevar el control. —listo lo he dicho.
—No pasa nada—susurra—. Eso se puede resolver—rápidamente estoy acostada en la cama y el sobre mi—. Solo que requerirá más autocontrol de mi parte.
—¿Autocontrol?
—Para no morderte.
Abro los ojos de par en par. No estoy asustada. Lo deseo, como mismo dice él, demasiado para mi propia seguridad.
—Bésame. — le pido.
Y el obedece. Acerca su boca a la mía y comienza a besarme. Y al igual que el ritmo de la canción que va en crescendo, así mismo es la intensidad de su beso. Me entrego a él mientras enredo mis manos en sus hombros.
Aren abandona mis labios y besa mi cuello trazando un camino por mi cuerpo. Puedo sentir sus colmillos rozar mi piel a cada instante. Sus manos bajan hacia mis senos los aprieta, los masajea y entonces su boca las sustituye.
Me arqueo de puro placer contra su boca. Siento sus manos deslizarse por mi espalda sosteniendo mi cuerpo contra su boca que no abandona mis pezones. Estoy comenzando a perder la cordura. Contengo la respiración mientras los músculos de mi sexo se contraen. Nunca imaginé que esto fuera posible. Me muerdo el labio inferior mientras me concentro en el placer que crece y crece.
—¡Respira! —susurra contra mi piel.
—¡Ah!
Y lo hago. Vuelvo a respirar mientras mi cuerpo convulsiona con sus caricias. Desliza ambas manos por mis muslos y se acomoda sobre mi cuerpo. Su boca regresa sobre la mía robándome un beso que me devuelve a la vida.
Abro los ojos y me encuentro con los suyos ahora completamente azules.
—No dejes de mirarme—me pide mientras me sostengo de sus hombros y el comienza a hundirse en mi interior—. ¡No los cierres! —contengo la respiración mientras mis músculos se contraen a su alrededor— ¡Respira Lizzy!
—¡Oh Dios!
—Esto está por ponerse aún más intenso. — susurra mientras termina de hundirse en mi interior.
Gruñe y se queda quieto. Y se lo agradezco. Yo también necesito esta pausa. Ambos respiramos agitados y apenas estamos haciendo esfuerzo físico.
—Voy a moverme. — susurra y yo solo puedo asentir con la cabeza.
Su primer movimiento hace que yo grite. Se queda quieto una vez más, pero me parece verlo sonreír. Vuelve a moverse en mi interior y yo grito nuevamente sin poderlo evitar.
—¡No te detengas más! ¡Estas torturándome! —le pido en una suplica mientras me muerdo el labio inferior.
—En todo caso sería al revés—acerca su rostro a mi cuello—, entre tu olor mezclado y lo apretada que estás, no creo que aguante mucho. Y eso que tenemos una buena resistencia.
—No me importa cuánto dures, solo no te detengas. — suplico mientras enredo mis piernas alrededor de sus caderas.
Aren me sonríe mientras comienza a moverse ahora sin hacer pausas. Sus movimientos son lentos y sensuales. Y no voy a resistir mucho más, mis paredes se tensan a su alrededor. No puedo controlar los gemidos cada vez más altos. Aren acelera sus movimientos. Me aferro con fuerza a sus hombros. Si acelera una vez más no respondo de mí. Y cuando lo hace no puedo evitarlo más, entierro las uñas en sus hombros mientras el orgasmo me catapulta bien lejos del suelo hasta el mismísimo cielo.
—¡Lizzy! ¡No! ¡Espera!
Me aferro aún más a sus hombros, enterrando aún más mis uñas. Puedo sentir su sangre caliente debajo de mis dedos mientras los espasmos del orgasmo inundan mi cuerpo. Y entonces lo siento. Siento sus colmillos en mi cuello, atravesando mi piel.
Grito de puro placer y los gemidos escapan incontrolables de mis labios mientras mi vista comienza a nublarse de tanto placer. Sus manos aferran fuerte mi cuerpo mientras el orgasmo que comenzaba a remitir se aviva una vez más.
—¡Joder! —aparta su boca de mi cuello—¡Grrr! —Aren grita y gruñe mientras yo me dejo ir en un intenso orgasmo una vez más.
Y el sale de mi interior y se deja caer en la cama a mi lado. Pero no dejo de sentirlo en mi interior. Es tan extraño. Es como si aún estuviese moviéndose dentro de mí. Es un orgasmo interminable. Espasmo tras espasmo que me dejan sin fuerzas para respirar o para abrir los ojos.
—¡Lizzy! ¡Mírame! ¡Abre los ojos!
Los abro, pero apenas y puedo respirar o concentrarme en él. El orgasmo no abandona mi cuerpo, oleada tras oleada de placer indescriptible. No tengo idea de que está sucediendo con mi cuerpo.
—¡Aren!
—Necesito morderte otra vez o no se detendrá.
—¡Has que pare! —grito en medio de otro espasmo de placer.
Me retuerzo en la cama conteniendo la respiración ante el inevitable orgasmo que continúa creciendo. Siento sus labios en mi vientre. La barba rozando mi piel. Ni siquiera puedo procesar lo que sucede hasta que es demasiado tarde. Su boca comienza a devorar mi sexo mientras yo grito y comienzo a temblar de placer. Desliza la lengua varias veces por mi sexo. Me incorporo lo suficiente para observar lo que hace y me encuentro con su mirada zafiro intensa.
—¿Te puedo morder?
—¡Si! —grito con la respiración entrecortada.
Creo ver como levanta ligeramente la comisura de sus labios, mostrándome uno de sus colmillos, en una sonrisa antes de enterrar sus colmillos en mi pubis.
—¡Ah! —grito, pero no de dolor, y me dejo caer en el colchón.
Puedo sentir el latir de mi corazón justo en donde él está mordiendo. Y me dejo llevar por ese sonido. Es lo único que puedo escuchar. Y poco a poco comienzo a dejar de temblar y de retorcerme. Los espasmos comienzan a menguar y solo entonces el deja de morderme.
Aren se deja caer a mi lado y comienza a reír a carcajadas. Esto no me lo esperaba. Me incorporo y lo miro. Luce jovial y como si fuese un muchacho que acaba de hacer una travesura.
—¿Puedo saber que te causa tanta gracia? —inquiero divertida también contagiada por su risa.
El me mira y continúa riendo a carcajadas.
—Tu.
—¡Yo!
—Yep— se levanta de la cama y se tambalea para los lados—. Ups— se vuelve a sentar en la cama.
Acaso está...no puede ser. Me bajo de la cama y me paro delante de él. Aren alza la mirada y vuelve a comenzar a reír.
—¿Estás borracho?
—Creo que lo estoy—responde entre risas. Y su risa me contagia. Esto no me lo esperé nunca—. No puedes contarle esto a nadie. —dice señalándome, pero ni siquiera puede ver bien donde estoy parada.
—¿Qué cosa? —inquiero ahora conteniendo la risa mientras sostengo su mano.
—Que me he emborrachado.
—¿Tan malo es?
—No lo sé, nunca lo había hecho. Es la primera regla—hace una pausa—. No beber mientras alcanza el orgasmo.
—Ah. — ahora comprendo. Mel mencionó algo de que no lo hacían nunca. Ahora entiendo por qué.
Es la única forma en que se emborrachan. Y es algo divertido de ver. Aren se queda mirándome con la mirada algo perdida. Se pone de pie. Después de varios intentos con sus manos en el aire buscándome, encuentra mi rostro y lo sujeta con ambas manos.
—Déjame cerrarte esas heridas—aparta el cabello a un lado y desliza la lengua por mi cuello. Se agacha después frente a mí y repite lo mismo en mi pubis mientras yo contengo un gemido—. Listo—vuelve a sentarse en la cama y se deja caer de espalda—. Necesito cinco minutos. —dice mientras cierra los ojos.
Observo como su respiración comienza a normalizarse. Haciéndose más lenta a cada instante. Se ha quedado dormido. Me acerco a él y tengo que reír. Aún tiene el preservativo puesto en su miembro flácido. Contengo la risa y se lo retiro, lo anudo y voy hacia el baño para echarlo en la papelera. Ha sido una noche interesante y estoy agotada. Admiro mi rostro en el espejo. Tengo las mejillas enrojecidas y un brillo en la mirada que no tenía antes. Definitivamente mañana todos sabrán que he tenido sexo. Y cuando digo todos me refiero a Mel.
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Este capítulo está dedicado a DamatisCM
Espero les guste este capítulo. ¿Que creen que suceda ahora?
Déjenme sus comentarios y no olviden votar.
Xoxo🐦⭐
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