Dicen que toda decisión que tomemos, tiene consecuencias en esta o en otra vida. Y sé que las que he tomado en la última semana, eventualmente la tendrán.

Observo pasmada las noticias en la TV a la mañana siguiente. Aren tenía razón, lo he juzgado mal y merece una disculpa. No solo han aparecido dos víctimas desangradas, han aparecido 4. Y las últimas dos apenas tiene dos horas de muerte según el reporte que acaban de transmitir. No es él.

—Te dije que él haría un desmadre anoche.

—Disculpa por no haberte creído.

—Tenías tus dudas, ya ahora están aclaradas.

Apago la televisión y me giro hacia él. Vuelve a tener su ropa de siempre puesta, debe de haberla lavado en algún momento de anoche. Mi estómago ruge, necesito desayunar.

—Voy a preparar el desayuno. — comienzo a caminar rumbo a la cocina mientras siento su presencia detrás de mí.

—¿Pensé que solo desayunabas buñuelos?

—Me encantan esos buñuelos, pero no tengo tiempo para ir hasta allá ahora, necesito comer algo urgente. — respondo mientras meto mi cabeza en la nevera y pienso que preparar.

—Yo iría, pero no puedo irme de aquí hasta que me lo pidas.

—Puedes abandonar mi casa, Aren—esta vez ni siquiera me percato del aire gélido o de sus ojos relucir en dorado. En cuanto mis palabras han abandonado mis labios, Aren desaparece. Transcurren unos minutos y el aún no llega. Que extraño. Cinco minutos después de su partida, el aire agita mi cabello y siento ese delicioso olor que me vuelve loca. Me ha traído los buñuelos—. Te has tardado. — le digo girándome hacia él.

—Tuve que esperar por mi pedido, tenían mucha demanda.

—Todos en New Orleans aman esos buñuelos. — respondo con una sonrisa.

Desayunamos en un silencio incómodo. Creo que debo pedirle disculpas. Ya lo he hecho por haberlo acusado por ser algo que no es. Pero lo que sucedió después. Solo recordar su beso hace que mi sangre comience a hervir en mis venas.

Pero entonces, al recordar sus palabras, todo se enfría dentro de mí. Miro el anillo en mi dedo donde reluce una runa cuyo significado desconozco. Acerco la mano para observarla mejor y entonces esta desaparece y se queda el anillo en blanco.

—¿Sucede algo con el anillo?

—Había una runa, pero ha desaparecido. ¿Sabes que significa?

—Es la runa de Odin, la runa de lo desconocido.

—Genial, justo lo que necesito ahora, ¿has terminado? —pregunto mientras el asiente.

Me levanto y me llevo los platos sucios conmigo. Yo que pensé que este anillo me iba a guiar, pero ya veo que no es así.

Aren no dice nada. Y mientras friego la loza, la ráfaga de aire a mi alrededor me indica que se ha marchado. Me giro y me dejo caer al suelo con mis manos llenas de espuma. Recuesto la cabeza contra la alacena y cierro los ojos. Quisiera que mi vida volviera a la normalidad, pero sé que eso no va a ser posible.

Hoy no trabajo en el bar, pero no tengo el día libre. Así que me dirijo hacia mi segundo empleo y el que más me gusta.

—¡Buenos días! —exclamo con entusiasmo mientras entro poniéndome el delantal en el café abarrotado.

—Dos ómnibus de turistas han llegado bien temprano, hoy estamos bastante ajetreados.

—Eso veo, ¿dónde me quieres?

—Afuera, ayúdame con los pedidos que me voy a volver loca. — el gesto que hace Mel me causa gracia.

—Enseguida.

Como mismo me había contado Aren, el Café Du Monde hoy tiene mucha demanda. Así que cojo un bloc y un bolígrafo y salgo a anotar pedidos.

—Estoy exhausta. — me dejo caer en una silla en la habitación de empleados mientras me deshago del delantal.

Son más de las 6:00pm, ya nuestro turno ha terminado. Estamos descansando antes de marcharnos. A pesar de que Mel es mi mejor amiga, no le he contado nada de mi encuentro cercano con el asesino que recorre las calles de New Orleans, no quiero preocuparla.

—¡Tu! Yo necesito un masaje en mis pies. — Mel se saca las zapatillas y masajea sus dedos.

—Deberías pedirle uno a tu novio, seguro que sabe dar buenos masajes. — sonrío bajito.

—Hoy no puedo pedírselo, está en un viaje de negocios, regresa el fin de semana.

—¡Oh no! —exclamo asustada sé lo que eso significa.

—¡Oh si! ¡Noche de chicas!

—¿No te fue suficiente con el festival?

—No es lo mismo, vamos a un club nuevo que abrieron, mi novio me dejó dos entradas.

Y lo pienso un instante. Necesito despejar mi mente. Necesito olvidar a Aren y sus cambios repentinos de humor. Y en casa, no creo que pueda hacerlo.

—¿Me prestas una ropa? No quiero regresar a casa hoy.

—¿Sucedió algo? —pregunta intrigada.

—Te contaré después de unas margaritas.

—¡Entonces te ha besado! —exclama por encima de la música.

—No solo eso, también me ha manoseado, pero nada más. Creo que es gay. — grito mientras me bebo lo que queda en mi copa y la relleno otra vez.

—Lo dudo. ¿Porque piensas eso?

—No lo sé Mel, ya no sé qué pensar. Un instante me está besando y me tiene prácticamente desnuda en la cama y al borde del orgasmo, y un segundo más tarde está del otro lado de la habitación lanzándome mi camiseta y desapareciendo en el baño.

—¡Guao! Eso debe haber sido bastante frustrante.

—Es un calienta bragas. Eso es lo que es. — doy un largo sorbo a mi trago.

—Necesitas mojar Lizzy, necesitas ligarte a alguien esta noche y quemar toda esa energía contenida.

Esta noche no me importa nada, sé que me he pasado ya de la cantidad de tragos que bebo normalmente. No me gusta emborracharme. Me gusta ser responsable de mis actos. Pero hoy necesito olvidarlo y eso solo se logra de una forma. Me termino lo que hay en mi copa.

—¡Vamos a bailar! —grito.

—Ese es el espíritu.

Salimos hacia la pista al ritmo pegajoso de Under Control de Calvin Harris ft Alesso. La música se mete debajo de mi piel y me hace sentir poderosa, sexy y atrevida. Me hace sentir que puedo ser capaz de lograr cualquier cosa.

Así que comienzo a mover mi cuerpo de forma seductora y me dejo llevar por la música olvidándome de todo y a todos.

Para la hora en que abandonamos el club, ya mi mente se ha despejado un poco. Mel y yo caminamos por el barrio francés rumbo a su casa. Vamos riendo a carcajadas de algo que ahora no recuerdo. Cuando llegamos allí ella se me queda mirando cuando me detengo afuera.

—¿Te quedas a dormir?

—Creo que debo regresar. Mañana te devuelvo el vestido.

—Espero recuerdes donde lo dejas. ¿Te pido un taxi?

—No, estoy bien. Nos vemos mañana.

Me despido de ella y comienzo a caminar rumbo a mi apartamento. Debería preocuparme que hay un vampiro asesino suelto, mas, sin embargo, no lo hago. Me siento protegida. Es la sensación más rara que he experimentado jamás. Mucho más rara que sentir la presencia de Aren cerca de mí. Debe ser el poder del anillo. Alzo la mano y lo observo, ahora en el reluce una runa. Necesito que Aren me explique qué significa cada una, de nada sirve mirarlo si no sé qué significa. Es frustrante. Y entonces me detengo repentinamente al llegar frente a mi casa.

«¿Y ahora que sucedió aquí?»

La fachada de mi casa está reparada. Los daños causados por el huracán, han desaparecido. Mi casa luce prácticamente nueva y sé quién ha sido el responsable.

He estado ahorrando durante estos dos meses y ni así el dinero ahorrado me iba a alcanzar para todas las reparaciones que Aren ha hecho aquí. No sin dejar de comer y pagar facturas.

Ver la casa de mi familia restaurada finalmente me provoca nostalgia y las lágrimas escapan de mis ojos. Las limpio muy rápido.

—No tenías que hacerlo.

Sé que puede escucharme perfectamente desde donde sea que está. He notado su presencia desde que salimos del club. Quizás también estuvo dentro, pero no me percaté.

—Según me has hecho ver, esta casa es importante para ti.

—Lo es, pero no debías hacerlo, he estado ahorrando para eso.

—Lo que ganas en tus trabajos apenas y te da para comer y pagar facturas Lizzy, tardarías años ahorrando para su restauración.

—Y tú lo has hecho en unas horas—me giro hacia él—. ¿Acaso eres un vampiro millonario?

—Ya te dije que ocupo cierto estatus en mi mundo, así que se puede decir que tengo dinero suficiente.

—Eres millonario entonces. —confirmo.

—Algo como eso.

Y sin embargo siempre usa la misma ropa. Excepto ahora que me fijo bien. Frunzo el ceño. Aren lleva unos jeans oscuros, casi negros y una camiseta de color gris que se ajusta a su cuerpo. Sus brazos fornidos lucen sus nuevos tatuajes. Realmente luce peligroso. El cabello lo trae recogido a la perfección. No tiene ni un mechón fuera de lugar.

Aparto mi mirada de su hermoso rostro.

—Gracias por todo lo que has hecho en mi casa, prometo que te lo pagaré.

«Aunque tarde una eternidad»

—No tienes que pagarme nada Lizzy. Si hace que te sientas mejor, no eres a la única que le he restaurado su casa—Lo miro enarcando una ceja—. En todas las ciudades que he estado, siempre he ayudado a las personas necesitadas, no eres la única afortunada de tener un vampiro velando por ti.

Creo que eso me hace sentir peor. El saber que ha habido otras. No es que esté celosa de los cientos de mujeres que debe de haber tenido. Que deben de haber sido bastantes. Por dios si tiene más de mil años.

Doy media vuelta y entro en la casa. Lo que menos necesitaba saber en este momento es que había hecho otras conquistas en otras ciudades. Pero siento mucha curiosidad por algo que dijo la otra noche y no pienso quedarme sin saber la respuesta.

—¿Puedo preguntarte algo? —me giro de repente y casi choco contra su pecho—. Lo siento.

—Puedes.

—¿Desde cuándo no tienes sexo? —me aparto lo suficiente de él para mirarlo a los ojos.

—¿Necesitas conocer esa respuesta para algo en particular?

—No. Solo pura curiosidad. — le doy la espalda y me dirijo hacia mi habitación.

Y entonces repentinamente me veo recostada a la pared. Mis manos han quedado sujetas a ambos lados de mi cuerpo y su rostro ha descendido hasta quedar frente al mío. Trago saliva mientras me pierdo en su mirada.

—No puedes preguntarme eso y marcharte como si nada antes de conocer la respuesta.

—¿Y es necesario que me acorrales de esta forma para responder?

—Solo quiero que me mires a los ojos cuando te responda.

—Adelante.

Su cercanía y el calor del contacto de sus manos sobre las mías, comienzan a acalorarme. Mi respiración comienza a acelerarse mientras me pierdo en su mirada.

—Hace dos años— no puedo evitar la sorpresa que seguro refleja mi rostro—. No esperabas esta respuesta, ¿cierto?

—No.

Eso explica lo sucedido la otra noche. Para un vampiro de su edad, imagino que contenerse debe ser algo bastante fácil de hacer. Sin embargo, cuando está junto a mí. No puede hacerlo.

—Desde que dejé mi mundo, no me he querido involucrar con nadie.

—Pero te has alimentado.

—Desde luego. Para alimentarme no necesito entablar una relación con nadie. Solo necesito su permiso.

—Lo sé.

—Digamos que mi relación con ustedes los humanos siempre ha sido egoísta—susurra contra mis labios. Cierro los ojos porque creo que va a besarme, pero no lo hace—. Los he utilizado solo para satisfacer mis deseos. —susurra cerca de mi oído haciendo que toda mi piel se ponga alerta.

—¡Aren! —jadeo—. ¿Qué estás haciendo?

—No lo sé. Honestamente no sé porque siempre termino pegado a tu cuerpo. Quizás solo es que soy egoísta. — siento su aliento cálido en mi cuello.

—¡Por favor! —exclamo en tono suplicante—. Márchate.

Se separa rápido de mí. Ahora me mira a los ojos deshaciendo el agarre de mis manos.

—¿Quieres que me marche?

—Si no vas a terminar lo que comenzaste, sí. No necesito que revoluciones más mis hormonas. Con lo sucedido anoche creo que fue suficiente.

—Muy bien. — se separa de mí y en un abrir y cerrar de ojos, ha desaparecido.

Dejo escapar el aliento. Le pongo el seguro a la puerta y me dirijo hacia mi habitación. Entro al baño, me suelto el cabello y lo masajeo un poco. Me deshago del vestido de Mel, y me pongo mi camiseta de dormir.

Me estoy cepillando los dientes cuando siento una dulce melodía de piano provenir de la habitación. Termino rápido y salgo hacia allí.

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Este capítulo está dedicado a CandyHuamaniAlegria

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