10.- Posesión
Estoy sentada en la sala de estar cuando alguien toca a la puerta. Son casi las 8:00 pm así que debe ser Warden. Sé que no es Aren. No siento esa conexión que tira de mi hacia él. Me levanto y abro la puerta. Es el lobo. Aún no hay señales de Aren por ninguna parte.
No he sabido nada de él en todo el día. Y el descubrimiento que hice esta mañana, aún no ha sido aclarado. Estoy deseosa de verlo nuevamente para que me explique.
—¿Aún no llega? —pregunta mientras lo hago pasar.
—No, no ha llegado.
Warden pasa y se sienta en el sofá.
—¿Quieres algo de beber?
—No gracias—no sé qué decirle. En realidad, no sé de qué hablar con un hombre lobo, o un lobo, o un hombre en general. Hace mucho tiempo que no hablo con ninguno—. ¿Qué tal tu día? —me pregunta mientras yo me siento en la butaca frente a él.
—Aburrido. —confieso mientras él me sonríe.
—¿Tu amiga no ha pasado por aquí? —me pregunta mientras lo miro curiosa.
—¿Mel? —no es como si tuviese muchas amigas que el conozca.
—Sí, esa misma.
—No. —¿para que él quiere saber de Mel?
—Tu amiga, ¿tiene novio? —ah ya sabía yo por donde venía el tema.
—Su novio es un vampiro, así que, yo tú, mejor no me involucro ahí. — le digo mientras me levanto y camino hacia la puerta.
—Si tiene novio, no pienso involucrarme. — me dice mientras alza sus manos a modo de rendición.
Le sonrío antes de girarme hacia la puerta y abrirla. Y una mirada azul penetrante conecta con la mía. Solo entonces me percato de lo que acabo de hacer. De forma inconsciente mi cuerpo sabía que él estaba en la puerta antes de que tocara. Esto es increíble.
Está vestido justo igual que esta mañana y comienzo a preguntarme si no tiene otra ropa que ponerse que no sean chaquetas de cuero negras, camisetas blancas y jeans desgastados.
—¿Estás lista? —me pregunta deslizando su mirada por mi cuerpo.
—Sí. — el me mira frunciendo el ceño y da un paso dentro de la casa.
—Necesitas cambiar tu vestuario, no quiero que pesques una pulmonía.
—¿Qué tiene mi ropa? —le pregunto mientras me miro lo que traigo puesto.
Una bermuda azul claro, una blusa de cuello v de color negro, de tirantes que termina un poco más debajo de mis senos y unas converse.
—Necesitarás ponerte unos pantalones y una chaqueta de cuero.
—Eso lo puedo solucionar. — le digo mientras salgo rápido hacia mi habitación.
Abro el armario y saco unos jeans negros y ajustados que me coloco a toda velocidad. Perfecto. Salgo hacia la sala donde Aren me espera.
—¿Y Warden? —pregunto mirando en todas direcciones al no verlo en la sala.
—El Alfa lo llamó, se encontrará con nosotros allí.
—Estoy lista, pero mi chaqueta quedó destrozada anoche.
—Por suerte para ti, he venido preparado. — me dice mientras me brinda una leve sonrisa.
Y en un parpadeo, desaparece levantando una ráfaga de aire y vuelve a aparecer frente a mí.
—Esto es para ti.
Aren me entrega una bolsa de color rosa muy llamativa. Espero que lo de adentro no tenga el mismo color. Odio el rosa. Abro la bolsa y me encuentro con una chaqueta de cuero negro, muy parecida a la que tenía.
—¡Gracias! No debiste haberte molestado.
—No es molestia, además que la necesitarás. ¿Nos vamos?
—¿Cambiaste de opinión? —le pregunto mientras me coloco la chaqueta que me queda perfecta.
—Prefiero tenerte junto a mí. Así podré protegerte mucho mejor que a varios kilómetros de distancia.
—Sabia decisión.
Salgo hacia afuera seguida de cerca por Aren y me detengo de forma abrupta en la acera cuando la veo. Aparcada junto al bordillo hay una bestia de motocicleta. Es negra y dorada y su porte es imponente igual que el de su dueño. Me giro hacia atrás y lo miro.
—¿Tienes una motocicleta? —le pregunto con curiosidad.
¿Porque alguien que puede volar, necesitaría una motocicleta?
—No me gusta mucho volar. — es su única respuesta.
Pasa por mi lado y se acerca a la moto. Coge un caso del manillar y camina hacia mí. Yo solamente lo miro mientras el me coloca el casco integral. Esta es la primera vez que me colocan un casco y será la primera vez que monte en una motocicleta. Lo observo ponerse el suyo y después con una agilidad increíble, monta en la motocicleta apoyando ambas piernas a los costados en el suelo. Definitivamente la motocicleta está diseñada para él.
—Sube. — me dice mientras endereza la moto y le quita la pata.
—Nunca he montado en moto antes. — le digo mientras me acerco a él.
—Solo debes poner un pie aquí—me señala— y pasar la pierna por encima, sostente de mí.
Coloco una mano en su hombro, subo un pie donde me ha indicado y cruzo la otra pierna sobre el asiento. Una vez sentada, me sostengo con ambas manos de sus hombros. Estoy sentada a más altura que él y sin embargo, no sobrepaso su estatura.
Intento encontrar donde colocar mi otro pie, pero no puedo hacerlo. Aren suelta una mano del manillar y me sostiene la pierna.
—El calapie, está por aquí arriba. — me dice mientras mueve mi pierna hacia arriba y la coloca en su lugar
La posición es algo incomoda, pero imagino que es solo cuestión de acostumbrarse. Por otra parte, al estar el asiento un poco más elevado hace que mi cuerpo involuntariamente se pegue a la espalda de Aren. Siento una de sus manos cogiendo una de las mías de su hombro y la baja hasta su cintura.
—Sostente de aquí. — me pide mientras yo lo obedezco y hago lo que me pide.
Me abrazo de su cintura y me pego aún más a él.
—¡Lista! —me dice mientras arranca el motor.
El ronroneo recorre todo mi cuerpo y mi corazón se acelera de anticipación.
—¡Lista! —le grito mientras me aferro más fuerte a él y veo su mirada reflejada en el espejo retrovisor.
—Bájate el visor— y en cuanto lo hago, el hace lo mismo con el suyo prohibiéndome mirar sus ojos. Acelera varias veces y cuando está seguro de que estoy bien preparada, la moto comienza a moverse. El aire frío de la noche comienza a azotar mi cuerpo a medida que aumenta la velocidad. A pesar de que llevo una chaqueta, siento un poco de frío y me aferro más fuerte a su cuerpo. Si pudiera metería mis manos por debajo de su chaqueta para entrar en calor. Pensar en eso, me hace recordar como luce su cuerpo debajo de la chaqueta y comienzo a acalorarme—. Puedes soltarme cuando quieras—su voz hace que me concentre en el lugar y la situación. Ni siquiera me he percatado que hemos llegado al parque. Sé que hemos llegado porque ya no siento frío, y porque no siento el ronroneo del motor. Subo el visor del casco—. ¿Necesitas ayuda para bajar? —me tiende una mano para ayudarme.
—Creo que puedo arreglármelas. — le respondo mientras me sostengo de sus hombros y bajo con facilidad de la moto.
—Ya eres toda una experta. — me dice mientras yo le sonrío.
Lo observo poner la pata y recostar la moto. Se saca el casco y con una mano se acomoda el pelo hacia atrás. ¡Dios! Ese simple gesto hace que cientos de mariposas revoloteen en mi estómago. Pero sé que debo ignorarlas. Nada de lo que él me hace sentir es real. Cuelga el casco en uno de los espejos, antes de bajarse de forma elegante de la moto. Se acerca a mí en dos pasos, me saca el casco y lo cuelga en el otro retrovisor.
—Vayamos a disfrutar del festival. — me dice mientras me pasa un brazo de forma protectora sobre los hombros.
Y comenzamos a caminar en dirección a la música.
—Pensé que estábamos en una misión. —lo miro levemente.
—En cuanto llegue Warden. Mientras, disfrutemos de la música del último día del festival.
Aren me conduce entre la multitud hasta un lugar en que la música se siente bastante fuerte y todos bailan al ritmo de la intoxicante mezcla. Y yo no me quedo atrás. Me aparto de Aren y comienzo a bailar al ritmo de la música. No me importa nada más. A medida que entro en calor, me tengo que sacar la chaqueta y la anudo en mi cintura mientras continúo moviendo mi cuerpo. Y llega un momento en que se hace un enorme silencio y la música se detiene. Y de repente estalla la multitud en gritos y silbidos.
—"Damas y caballeros démosle la bienvenida a Alan Walker y Halsey"
¡Oh Dios! ¡Oh Dios! ¡Oh Dios!
¡No lo puedo creer!
Esto es mejor de lo que imaginaba que sería. Dos de mis cantantes preferidos juntos en el escenario. Creo que no puedo aguantar la euforia que me invade en estos momentos. Ni siquiera sabía que estarían aquí. Así que disfruto de este momento, aunque sea de lejos y mirando hacia las pantallas.
La canción termina más rápido de lo que hubiese deseado. Halsey se despide del escenario y es sustituida por Jamie Miller mientras Walker continúa ahora con un tema de su nuevo disco. Las luces se apagan por completo y toda la multitud saca sus teléfonos, o pulseras fluorescentes para alumbrar. Los acordes lentos de Running Out of Roses comienzan a inundar mis oídos y comienzo a mover mi cuerpo lento al ritmo de la suave melodía.
—¿Bailamos? — su pregunta hace que deje de mover mi cuerpo.
Su voz en mi oído no debería de haberme sonado tan sensual. Pero lo hace. Me había olvidado por completo de él mientras disfrutaba de la música.
—¿Quieres bailar esta canción? —no sé cómo se puede bailar una canción de música electrónica en pareja.
—Yo te mostraré como. El ambiente es perfecto para hacerlo, ¿no crees?
—Si tu lo dices. —murmuro.
Pero él tiene razón. Se ha creado un ambiente romántico se podría decir y esta canción es una de las pocas de Walker que es lenta. Asiento con mi cabeza y siento sus manos enredarse en mi cintura. Su cuerpo se pega al mío por detrás y comienza a mover sus caderas. Y yo me muevo a su ritmo y al ritmo de la música. Todo a mi alrededor ha desaparecido. No existe nada más que la sensación de su cuerpo pegado al mío y el toque de sus manos en mi cintura.
—Lo haces muy bien. —susurra mientras apoya el mentón en mi hombro.
La música ha pasado a segundo plano mientras siento un calor abrazador comenzar a inundar todo mi cuerpo. Sé que debo ignorar estas sensaciones y sentimientos que el despierta en mí. Pero es muy difícil cuando hace cosas como estas. Sus manos bajan desde mi cintura, se cuelan debajo de la chaqueta y se aferran a mi vientre. Contengo el aliento en cuanto siento su contacto en mi piel. Su toque es cálido, pero ahora es diferente y no tengo idea de porque lo siento de esta forma. Su toque es ardiente, como si sus manos quemaran en mi piel.
—¡Aren! —su nombre escapa de mis labios en un leve jadeo apenas imperceptible.
—Respira Lizzy, no dejes de respirar. — susurra en mi oído en un tono seductor que me quita el aliento.
Dejo escapar una exhalación y respiro profundo. Y entonces lo siento. Un olor embriagador. Es un delicioso e intoxicante olor a mar que inunda mis sentidos.
—¿Qué estás haciéndome? —le pregunto en una súplica mientras contengo el aliento.
—Estoy dejando un punto claro aquí. —me dice mientras me gira entre sus brazos.
Dejo de sentir el calor de sus manos en mi vientre. Ahora estamos uno frente al otro, aún estoy moviendo mi cuerpo al ritmo de la música y el también. Y ahora sus manos se cuelan por debajo de la chaqueta y me acaricia la espalda baja haciéndome estremecer.
—No te entiendo. — inquiero frunciendo el ceño.
—Quiero que todos sepan que eres mía y que nadie puede tocarte.
—¿Soy tuya? —eso ha sonado demasiado posesivo de su parte—. ¿Desde cuándo?
—Desde que probaste mi sangre.
—No sabía que eso me convertía en tu propiedad. — le digo apartándome de sus caricias.
—¿Qué haces? —pregunta frunciendo el ceño ante mi rechazo.
—No soy propiedad de nadie. Me salvaste la vida y yo te salve la tuya, estamos a mano. No te pertenezco a ti ni a nadie—. le contesto furiosa.
—¡Lizzy!
—Esto fue un error. Venir aquí esta noche ha sido un error. Si hubiese sabido que te comportarías así, te hubiese dejado morir.
Me aparto de él y salgo caminando a paso veloz, furiosa. Como se atreve. Su arrogancia no conoce límites. Sé que no llegaré muy lejos. Él puede encontrarme donde sea.
Cada vez me alejo más de la multitud y de Aren. Y agradezco que me esté dando espacio. Lo necesito en estos momentos pues tengo mucho en que pensar. Y también sé que él puede escuchar todos mis pensamientos, o eso creo. No llegué a preguntarle para confirmarlo. Pero estoy casi segura. Camino sin rumbo alguno y a medida que me alejo comienzan a desaparecer las luces y la música se va a atenuando.
—Lo siento—escucho su voz muy cerca. Miro en todas direcciones, pero no logro verlo—. ¿Qué puedo hacer para enmendar lo que hice? —vuelvo a buscar en todas direcciones, pero no hay rastro de él.
—No lograrás que te perdone tan fácilmente. Ni siquiera logrando que me saque una foto con Walker y Halsey.
—¿Eso es lo que deseas? ¿Solo con eso me perdonarías?
No creo que lo perdone, además que es imposible que logre eso.
—Puedes salir de tu escondite, no me gusta hablar sin mirar a la otra persona a los ojos.
—Pensé que querías espacio, y es lo que te estoy dando.
—¿Dónde estás? —le pregunto al vacío ya que no lo encuentro por ninguna parte.
—Donde mismo me dejaste.
¡Que!
—¿Cómo es posible entonces que te escuche tan cerca de mí?
—No te estoy hablando de forma directa. Me estás escuchando en tu mente.
—¿Los vampiros tienen poderes? —creo que Mel no conoce todo acerca de los vampiros.
—No todos.
—Esto es una idiotez. Puedes venir hasta donde estoy para hablar como dos personas normales.
—¿No estás enojada conmigo?
—Lo estoy. Pero no me gusta hablar así. Cualquiera va a pensar que estoy loca conversando conmigo misma—una ventisca de aire revolotea y mueve mi pelo desordenándolo en todas direcciones. En menos de un parpadeo lo tengo frente a mí. Me brinda una leve y casi imperceptible sonrisa. Me cruzo de brazos y él se queda a dos metros de mí—. Entonces, puedes volar y tienes telepatía en ambos sentidos, para hablar y leer mentes, ¿o me equivoco en esto último?
—También puedo hacerlo. — Aren confirma mis sospechas.
Y entonces todos los pensamientos que he tenido desde esta mañana regresan a mi mente. Ahora entiendo su sonrisa antes de abandonar mi habitación esta mañana. Escuchó todo lo que pensé con respecto al sexo. Y de seguro en este instante lo está haciendo otra vez.
—¿Qué tipo de vampiro eres? —inquiero extrañada.
—Uno común y corriente. Y viejo. — agrega esto último con cierto tono de cansancio.
—No te creo. No creo que seas un vampiro ordinario.
—¿Conoces algún otro vampiro para confirmar eso? —inquiere ahora mientras da un paso en mi dirección.
—No. Pero estoy casi segura que eres otra especie diferente a los que hay en la ciudad. Mel tiene bastante conocimiento de los seres sobrenaturales de la ciudad y según ella los vampiros no pueden volar, así que imagino que mucho menos hacer lo que tú puedes hacer.
—Tu amiga tiene razón. No todos los vampiros pueden hacer lo que yo hago. Pero tampoco es que haya muchos vampiros de mi edad en la ciudad, ¿o sí?
Él tiene razón. Según Mel, ningún vampiro de la ciudad tiene más de mil años.
—¿Entonces tus poderes tienen que ver con tu edad? —es lo más lógico después de lo que he experimentado después de beber su sangre.
—Creo que te comenté, que, en parte tienen que ver — da otro paso en mi dirección. Es cierto, ya me lo ha comentado, pero omitió ciertos detalles. Y creo que todavía continúa ocultándome cosas. Sé que no soy quién para exigirle que me cuente todos sus secretos. Él me ha confiado su verdadero nombre y no pienso utilizarlo para sacarle información—. De verdad lo siento Lizzy, discúlpame por mi comportamiento.
Mientras me pierdo en su mirada dejo de pensar y me percato que no estoy enojada. Frunzo el ceño.
—¿Siempre puedes saber lo que piensan las personas?
—Solo cuando me concentro en una persona, puedo saber en qué está pensando.
—¿De veras deseas tanto que te perdone?
—Sí. — contesta con firmeza dando otro paso en mi dirección.
—No leas más mi mente y lo haré. — me gustaría que mis pensamientos continuaran siendo míos cuando estoy junto a él.
Aren me mira alzando una ceja y eso es todo lo que obtengo de su rostro. No habla. Solo me mira valorando lo que le estoy pidiendo.
—¿Qué estás pidiendo con exactitud? —acaso se está haciendo el tonto o quiere jugar con mi mente.
—Que no leas más mi mente, Aren.
El aire a mi alrededor se vuelve helado en cuanto he pronunciado su nombre. Una ráfaga de viento me recorre por completo. No sé si fueron ideas mías, pero me parece ver los ojos de Aren relucir por un instante en un tono dorado. Como un pequeño destello en medio de la oscuridad que nos rodea.
—Como lo desees. — me dice haciendo una leve reverencia ante mí.
Y entonces me percato de lo que acabo de hacer. Acabo de utilizar su nombre para ordenarle que haga algo cuando me prometí que no lo haría. No sabía que esto iba a ocurrir. Necesito revertir la situación que he creado.
—Lo siento. No me he dado cuenta de lo que he hecho, hasta que lo hice. — Aren me mira sin apartar su mirada de la mía.
—Sé que no tenías intención de decir mi nombre para obligarme a algo.
—¿Cómo puedo revertir lo que hice?
—No puedes. "Si el nombre has usado y el poder conjurado, no te arrepientas ya pues no hay vuelta atrás."
—¿Has hecho una rima?
—En realidad, no. Es mucho más antiguo que eso. Tiene que ver con nuestra creación, cosas de las brujas.
—¿Me cuentas esa historia? —eso sí sería una historia digna de escuchar.
—No creo que sea el momento para eso, en otra ocasión—Aren se gira hacia atrás y lo veo mirar hacia los arbustos—. Ya era hora de que llegarás. —no está hablando conmigo.
Warden sale de entre ellos sacudiéndose el follaje y resoplando.
Cuando Aren dijo que seguiríamos el rastro y buscaríamos las ropas, nunca imaginé que Warden vendría en su forma lobuna.
—Hola. —lo saludo pero solo recibo una mirada penetrante de su parte.
En el lugar que estamos, hay más iluminación y puedo apreciar mucho mejor su tamaño y pelaje. Y debo reconocer que es hermoso. Su pelaje no solo es marrón, también es gris y eso me llama la atención. Luce radiante y esponjoso como el de los adorables cachorros de malamute o husky siberiano. Y me pregunto si es tan suave al tacto como el de ellos. Lo miro atenta y Warden alza las orejas en mi dirección y gira la cabeza hacia Aren. Al parecer están hablando por telepatía.
—Ya le has pedido disculpas, ¿qué más quieres hacer? —le pregunta frunciendo el ceño y escuchando lo que este le responde.
—¿Qué es lo que desea? —le pregunto ya que supongo que están hablando de mí y no me entero de nada.
—Quiere pedirte disculpas de forma oficial en su forma lobuna, si estás de acuerdo.
No tengo idea de cómo pide disculpas un lobo, pero creo que estoy a punto de descubrirlo.
—De acuerdo, si hace que te sientas mejor—le respondo al lobo que me no aparta su mirada de mí Warden da un pequeño aullido antes de caminar en mi dirección. A medida que se acerca a mi puedo ver que su tamaño es impresionante. Cuando llega donde estoy, parado derecho en sus cuatro extremidades, su cabeza queda a la misma altura de la mía. El lobo hace una reverencia ante mi agachando su cabeza hasta mis pies. Miro a Aren sin saber que hacer—. ¿Qué debo hacer? —le pregunto sin entender nada de lo que sucede.
—Acariciarlo y decirle que lo perdonas por lo que hizo.
Acerco mi mano a su pelaje y deslizo mis dedos por este. No sé si el que tenga la sangre de Aren corriendo por mis venas ha hecho algo, pero esta caricia se siente celestial. Su pelaje es suave y esponjoso, mucho más que el de los cachorros que tanto me gustan. Entierro mi mano en su pelaje y la deslizo por toda su cabeza y hacia su cuello y cuerpo mientras me muevo a su alrededor. Sonrío como idiota por lo que estoy haciendo y miro a Aren. Pero él no sonríe en lo absoluto, no comparte mi diversión y no entiendo por qué. Termino de acariciarlo y regreso frente a él que aún continúa con la cabeza agachada.
—Te perdono por lo sucedido. — le digo mientras le acaricio el hocico con dulzura.
Warden alza la cabeza y entonces, como si fuese un cachorro, recuesta su cabeza a mi hombro y la desliza por este antes de dar media vuelta hacia donde está Aren. Imagino que esto sería como una forma de decirme gracias. Al menos, es lo que entiendo, pues Aren no me habla.
—Vamos, hacia el lugar que ocurrió todo. — me dice mientras se gira y comienza a caminar.
Camino detrás de él y Warden lo hace a mi lado.
¿Qué sucedió?
¿Porque Aren está así tan extraño conmigo?
Este vampiro tiene un serio problema de bipolaridad o de personalidad múltiple. Cambia muy rápido de un estado a otro y eso solo me da dolor de cabeza. Cuando siento que estoy llegando a conocerlo un poco o a entenderlo, hace o dice algo que me deja aún más estupefacta que antes. Y sinceramente, no necesito a alguien así en mi vida en estos momentos.
Lo que más me gustaría es que todo volviese a la normalidad. Que la vida monótona que tenía hace apenas 72 horas, regrese.
Pero sé que eso va a ser imposible. Ahora tengo que asumir que un vampiro, altamente posesivo, puede saber dónde estoy en todo momento. Y sí, no me ha pasado por alto que él es así, es parte de su personalidad. Su forma de cuidar a los demás, de cuidarme a mí, es demasiado sobreprotector.
No sé si esto es algo bueno o malo, pero si estoy segura de una cosa. Nadie es mi dueño ni puede decirme lo que debo o no hacer con mi vida. Yo guío mi propio destino y eso solo me corresponde a mí. Nadie nunca tomará las decisiones importantes de mi vida. Nunca lo han hecho y no lo van a hacer ahora. Ni siquiera un vampiro sexy y atractivo con problemas de temperamento.
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Este capítulo está dedicado a TheruningMax
Espero les guste este capítulo. ¿Que creen del comportamiento de Aren?
Déjenme sus comentarios y no olviden votar.
Xoxo🐦⭐
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