Esta historia puede contener lenguaje inapropiado y violencia, se recomienda discreción.
Los personajes y el mundo donde esta historia se desarrolla son en mayor parte propiedad de J. K. Rowling.

07; fiesta
"Estoy llorando, estoy riendo.
Creo que estoy muriendo.
Es mi fiesta y lloraré si quiero."

(MELANIE MARTINEZ)

La habían levantado con un pastelito, al cual Lily extrañamente no le había podido encontrar el gusto algo que posteriormente fue aclarado con el argumento de que James había sido el cocinero.

Sus padres parecían extasiados con que, ese día, su revivida hija estuviera cumpliendo quince años. Habían cantado a todo pulmón una versión del feliz cumpleaños, alternando en ella gritos bajos de emoción y una extraña balada que no le sonaba conocida.

Cualquier muggle hubiera creído que aquello se trataba de un ritual satánico.

—Tienes que entusiasmarte, Lily— le dijo su madre Ginny, mientras le peinaba con cuidado el cabello rojizo. Siempre había pensado que era parecido al color del fuego de la chimenea, un color similar a la sangre de sus recuerdos.

Mentalmente se preguntó si debía hacerlo, si debía sonreír y fingir que aquello la divertía. No lo hacía, simplemente avanzaba a través del día con torpeza.

Estaba sentada en la cocina, a la hora del almuerzo. Lentamente, comenzaba a confiar de a poco en la gente que la rodeaba todos aquellos días.

Fue James, de cabello negro y ojos avellanas, quien recibió un extenso bombardeo de preguntar por parte de Lily en aquel día.

—Jamie— ella lo observó unos segundos, mientras mecía sus pies en el aire debido a la altura del banquillo en el cual estaba.—¿Por qué se supone que son especiales los cumpleaños?—

Durante un breve instante James Potter se quedó en shock, la pregunta inocente de su hermana menor lo tomó por sorpresa. A veces podía seguir viendo en ella a la pequeña niña que había sido arrebatada de su vida.

Siempre la había cuidado y querido, por lo que haberla desprotegido lo hacía sentirse verdaderamente culpable la mayoría del tiempo.

—Celebramos el nacimiento de alguien, en este caso tú — se acercó a ella, dejando de lado la olla en el fuego.—Festejar el cumpleaños de alguien con esa persona es una forma de demostrarle lo especial que es, un día para agradecerle por entrar en tu vida—

Y, aunque Lily quiso guardarlas para sí, las palabras se escurrieron fuera de su boca—Entonces no se festeja a alguien muerto—

A veces James quería entenderla, colarse en sus pensamientos o ver el mundo desde la perspectiva de la chica. Pero, incluso aunque trataran, era algo extremadamente difícil de conseguir.

—Algunos lugares lo hacen, pero no en su cumpleaños— dio por acabada la conversación al darse vuelta, demasiado inquieto como para prestar su completa atención en la preparación de la comida.

A lo largo del día ella recibió una increíble cantidad de regalos, objetos extraños y únicos envueltos pésimamente en su mayoría. Muchos habían estado desde la mañana, siendo enviados otros por lechuzas mensajeras.

Incluso Lily había recibido regalos de su club de fans, aunque este solo consistiera en un ramo enorme de flores dirigida a la familia Potter.

Ellos habían hecho uso de todas sus influencias para mantener en secreto el regreso de Lily, debido a que sabían que aquello podría crear una conmoción en el mundo mágico.

Aunque ella solo quería el crup, aquel que se le negó hacía poco más de un mes debido a que no tenían un permiso para tenerlo, y todos los regalos le parecieron banales en su mayoría.

Y cerca de las cuatro de la tarde su familia comenzó a llegar, logró reconocer a unos pocos y el resto simplemente se abalanzaba sobre ella para abrazarla con fuerza.

Empezó a cansarse de ser el centro de atención.

Incluso allí estaban los amigos de sus hermanos, una colección extraña de muchachos y muchachas que aunque no la conocían bromeaban con ella.

Tenía ganas de llorar, repentinamente todo lo que ella quería hacer era deshacerse en lágrimas y llorar todo lo que le fuera posible.

Pero todos ellos esperaban algo. Querían que riera, que vibrara, querían verla sonreír cuando ella simplemente no podía hacerlo.

Se sentía agotada, mientras simplemente trataba de alcanzar expectativas que estaban demasiado lejos de sus límites.

Se sentía enojada.

Hubo nombres que memorizar y rostros que instalar en su memoria de manera permanente.

Luego de la cena los adultos les habían dejado el salón de juegos para ellos, una cantidad de adolescentes que gritaba y alborotaba los pensamientos de Lily.

— Tienes que tratar de divertirte, Lilu— era Fred quien le hablaba, un muchacho moreno y de cabello castaño oscuro con un extraño subtono pelirrojo.

Se suponía que los Weasley eran conocidos por aquel color particular de cabello, pero ellos eran un curioso grupo diversificado de actitudes y tonos nuevos en la famosa familia.

Los buscó, los leyó. Se preocupó en memorizar detalles extraños, en buscar razones para lo que le había pasado.

— Me siento bien— contestó ella automáticamente a la única pregunta que el muchacho no había dicho.

Quería huir.

— Fred, no la molestes— fue Albus quien lo empujó un poco, aunque con un tinte de diversión en su voz. — Lily necesita acostumbrarse a las reuniones familiares—

El azabache dió por terminada la reunión, pero para ese entonces Lily ya había comenzado a llorar sin siquiera quererlo.

Las manos le temblaban y ella solo pudo cerrarlas en puños.

No entendía que era lo que le pasaba. Sus propias reacciones eran inentendibles la mayoría del tiempo, y los sentimientos que la atosigaban solo resultaron combustible.

—¿Por qué lloras?— Rose la miró notablemente confundida. —Chicos, dejen de molestarla—

Rápidamente todos la estaban mirando, la escaneaban.

El cuerpo de Lily reaccionó y ella se apresuró a ponerse de pie para huir.

— No pasa nada — la voz le temblaba también.—Necesito aire—

Era incontenible.

Era como un pequeño animal rabioso que solo crecía y crecía ante la situación.

—Quiero irme— murmuró Lily, con lágrimas aún en la cara y el ansía amplificándose dentro de ella. Quiero huir, se dijo a sí misma.

Fue Albus quien la tomó del brazo para detenerla.— Podemos hablarlo, Lils, es tu cumpleaños—

—¡Quiero irme!— chilló, desesperada. Pasaron solo unos microsegundos antes de que una luz violeta apareciera en el lugar donde Albus tocaba, justo antes de que volara prácticamente al otro lado del cuarto y pegara contra un sillón.

Oyó gritos ahogados, ojos pegados a ella.

Huyó.

Salió corriendo del lugar con el corazón zumbándole en los oídos y simplemente ignoró las voces que le hablaban e imploraran que volviera.

Llegó entonces al cementerio. Un pequeño lugar en Godric Hollow al que ella probablemente se sentía totalmente atraída.

Lo había visto al pasar con el auto cuando volvieron de Hogwarts, tiempo atrás. Y por alguna razón lo había fotografiado mentalmente para tenerlo en su memoria.

Entonces se acercó a las tumbas.

James Potter.

Lilian Potter Evans.

Y justo frente a ellos, justo detrás de ella.

Lilian Luna Potter.
"Que la muerte sea solo tu siguiente gran aventura".

Se sentó, apoyando su espalda en su propia tumba, y cerró los ojos.

Entonces ella lo descubrió enterrado en sus pensamientos, el deseo de sus padres que estaba escrito en la piedra se había vuelto realidad.

La primera aventura de Lily había empezado al morir toda su pureza.

Tercera y última actualización de hoy. Hay cosas casi imperceptibles arregladas, para comprender mejor la historia.
Estoy contenta de poder compartir con ustedes esta historia, muy rebuscada y que espero que les termine gustando tanto como a mí.
Probablemente este subiendo un capítulo a la semana, los días domingo.