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VI; IN THE DARK

Esta historia puede contener lenguaje inapropiado y violencia, se recomienda discreción.
Los personajes y el mundo donde esta historia se desarrolla son en mayor parte propiedad de J. K. Rowling.

06; en la oscuridad
"Así que, dime,  ¿quién eres en la oscuridad?
Muéstrame las partes que me puedan asustar."

(CAMILA CABELLO)

Estaban jugando a algo llamado Quidditch, si, lo mismo a lo que Albus la había invitado, en el patio trasero de la casa.

Ella, sin embargo, solo podía observar de lejos como ellos sobrevolaban sobre su cabeza con las escobas y se pasaban pelotas de un lado a otro.

Aún no terminaba de entender a lo que el juego apuntaba.

Los veía agitarse, gritarse, y lanzarse aquel objeto redondo como si tuvieran toda la intención de herirse entre sí.

Ella se sumergió en el olor del pasto cortado, y la sensación hormigueante de que le producía el sol en la piel. A los ojos de Lily todo parecía atemorizante y fantástico, al mismo tiempo; pero también le transmitía una sensación de familiaridad que estaba segura de nunca haber sentido anteriormente.

Sus primos llevaban al menos tres días a su alrededor, y la tensión en el ambiente resultaba altamente disgustaste por algún motivo.

No podía evitar culparse a sí misma y su presencia sombría.

Cuando se aburrió comenzó a caminar por el jardín, agachándose esporádicamente y mirando las pequeñas flores amarillas.

No se atrevió a tocarlas, aún recordaba las que habían muerto bajo su palma en el bosque. Y siempre volvía a sentirse desolada por ello.

—¿Lily?— Rose Weasley, una de sus primas, estaba parada detrás de ella sosteniendo un vaso de jugo— Tia Ginny me ha pedido que te traiga esto—

Rose era bonita y agradable, pero generaba rechazo en la persona de Lily.

Había algo terrible en el ambiente cada vez que ella estaba cerca, casi como si el aire se espesara a su alrededor y algo le advirtiera que se aleje.

Tomó el vaso entre sus manos y lo bebió lentamente antes de agradecerle, dejándolo seguidamente sobre la hierba.

Pasaron los segundos, mientras quitaba su mirada de ella y la colocaba nuevamente en el suelo.

—¿Estas bien?— preguntó Rose, arrancando y tomando una de las flores entre sus dedos.—De pequeñas nosotras jugábamos mucho aquí. Solíamos levantarnos temprano y recoger muchas flores, entonces mientras desayunábamos las enredábamos entre sí con ramitas y hacíamos coronas—

Lily no quería escuchar sobre lo que había sido, porque repentinamente el pecho le ardía.

—¿Fueron felices?— preguntó entonces, pasando el dedo por el pétalo de una de las flores. No se miraban entre sí, quizás porque ninguna se atrevía.

Se refería a las niñas, a sí misma. Desde que había vuelto nunca se había sentido remotamente alegre, y aquello era lo más doloroso.

Porque se supone que debería serlo.

—Los adultos la pasaron fatal, ahora lo sé; pero en su momento no entendíamos demasiado, algunos éramos muy pequeños y no sabíamos cómo sufrir. Y bueno, los tíos debían ser fuerte porque aún estábamos aquí—

Rose podía recordar a la perfección todo lo que le había costado entender que ella no volvería nunca. —Pero a pesar de todo, estás aquí y estamos completos de nuevo—

Lily se preguntó si ella realmente estaba allí.

La mayor de las dos se levantó, sacudiendo un poco su regazo.— Cuando ellos terminen de jugar vamos a ir al callejón diagon, te aseguro que te gustará ir a comer helados—

Y se alejó sin más.

La habían hecho tirar polvos y gritar algo, aunque Lily estaba segura de lo había dicho de la forma equivocada.

Se encontró a sí misma llena de ollín, tropezando fuera de la chimenea donde había acabado cayendo. Era un lugar sombrío, con al menos una centena de objetos extraños abarrotados contra las paredes.

Lily se vió a sí misma caminando con torpeza hasta la puerta, porque se sentía pesada y devastada repentinamente. Ese lugar no le transmitía un buen sentimiento.

Sin embargo hubo algo que la atrajo hacia uno de los estantes, donde una pequeña pulsera de opal brillaba bajo la luz parpadeante del lugar. Estiró la mano para tomarla, sin embargo el fuerte ruido de la chimenea.

Harry Potter parecía espantado, prácticamente corriendo hacia ella. —Eres igual a tu padre, claramente. También acabé aquí una vez— se acercó hacia Lily, para tomarla del brazo con cuidado.

Asintió levemente, dejándose llevar fuera del lugar.

—El callejón Knockthurn— presentó Harry —Usualmente son los magos tenebrosos los que vagan por aquí, debido a que es el lugar ideal para encontrar objetos oscuros. —

Tembló al escuchar aquello.

Oscuridad, estaba cansada de ella. La oscuridad a menudo iba de la mano con la impureza, con la suciedad, con la corrupción; y  aquel era el sentimiento que ella tenía desde que había despertado.

Sentía como que estaba siendo consumida.

El grupo de personas, a quienes se encontraron en la entrada al callejón Diagon, rápidamente se dispersó. Lily fue agarrada de la mano por Albus y James, como si aun permaneciera siendo una niña.

—Podemos ir a ver libros de hechizos en Flourish y Botts— ofreció Rose, quien llevaba la delantera— Scorpius me ha dicho que iba a estar comprando con su madre hoy, ¡quizás lo cruzamos!—

—¿Y Hugo?— preguntó Lily, mientras su vista iba deslizándose por algunas tiendas.

—Hoy no se sentía bien— aseguró Rose— Aunque quizás iba a venir a la hora de la cena, a mamá no le gusta que esté solo en casa—

Caminaron un poco, hasta que Lily paró frente a una tienda de animales. En una pequeña jaula, había un pequeño animal agazapado, un perro blanco con algunas notas marrones dispersas en el pelaje.

Lily se soltó de las manos de sus hermanos, metiéndose rápidamente en la tienda.

—¿Quieres ver alguno, Lilu?— preguntó James, y por primera vez pudo verla sonreír mientras los ojos le brillaban.

—Ella quiere el crup— Albus se acercó a la jaula del animal, ante la atenta mirada de la vendedora. Una señora regordeta, con cabello de gato visible en su delantal.

Tomó el crup, una imitación mágica de un perro Jack Russell solo que con una cola doble que lo caracterizaba. Era pequeño, demasiado.

Lily lo agarró cuando su hermano se lo pasó, con cuidado. El cachorro abrió sus ojos, mirándola.

Y la oscuridad se alejó un poco.

Lamento las tardanzas, acá un nuevo capítulo. ¿Que opinan de la novela por ahora?
Los leo.

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