II; BESIDE YOU
Esta historia puede contener lenguaje inapropiado y violencia, se recomienda discreción.
Los personajes y el mundo donde esta historia se desarrolla son en mayor parte propiedad de J. K. Rowling.
2; a tu lado
"Otro día, y estoy en un lugar nuevo.
Hice una promesa de que voy a volver a casa pronto.
Tráeme de vuelta, tráeme de vuelta contigo."
(5 SECONDS OF SUMMER)
—¡No podemos seguir así, profesora!— chilló James Potter— Si realmente es mi hermana la que está en esa camilla, usted tiene que dejarnos hablar con ella. Despiertela con un hechizo—
Minerva Mcgonagall, directora de Hogwarts, observó al mayor de los Potter. A la mujer, los años ya le comenzaban a pesar; y dentro de ella sufría por ver a la siguiente generación Potter pasar por aquello.
Recordaba los años del padre de los chicos, la incontable cantidad de veces en las que el muchacho había arriesgado todo por el mundo mágico. Se preguntó quién podría dañarlos a ellos.
Incluso mantenía en su memoria a la niña, la misma que la había abrazado con fuerza durante sus cumpleaños y que le cantaba la canción de la estrella.
—Lo siento, señor Potter— habló, solemnemente— Sea o no sea su hermana, la señorita en la enfermería se encuentra terriblemente cansada y en un estado que no debemos ignorar. Si la despertamos, podríamos causar un grave daño a su salud —
Hacía más de tres horas que la chica se había desmayado en el gran comedor, siendo llevada inmediatamente hacía la enfermería por los profesores. Había sido limpiada de la sangre, y lo que Minerva vió parecía casi un recordatorio de todo lo que habían sufrido en el pasado.
Era una chica de cabello rojizo, con pecas distribuidas estratégicamente por toda su cara, menuda y pálida.
El parecido que compartía con Ginevra Potter era increíble.
—Tiene que ser Lily—habló Louis, mientras sostenía el libro de latín que Albus les había mostrado en la cena.
Todos rápidamente lo observaron, ansiosos.
—Lo que Roxanne gritaba significaba lirio, Lily. Y luego yo recibí las mismas flores. Ella ha llegado como si hubiese salido de una matanza, pero han asegurado que no tiene ningún rasguño y que la sangre no puede ser de ella— pasó una mano por su cabello rubio— volvió de la muerte como venganza, porque nosotros dejamos que ellos salieran solos y pasó eso—
Eran solo conjeturas disparatadas y Hugo se lo hizo saber con un gruñido, estar juntando piezas de un rompecabezas que parecía una completa locura no era correcto.
No entendía lo que allí sucedía, estaba claro. Se había comenzado a consumir a sí mismo, por la culpa creciente.
Solía evitar pensar en el recuerdo, el que le había sido quitado y llevado lejos. No se preguntaba a sí sobre aquella tarde y estaba viviendo con ello lo mejor que podía.
Hay manera extrañas de lidiar con la muerte de quienes amamos, incluso aunque resulten ser personas que no recordamos por completo.
Envidiaba al resto de su familia, quienes veían el reloj en casa de los Potter con una tristeza infinita. La foto de la niña permanecía en una de las manecillas, una sonrisa enorme que se había parado en "la madriguera" y nunca había vuelto a avanzar.
Rose estaba dormida en el hombro de Albus, ambos sentados en el banquillo fuera de la enfermería. Hugo permaneció allí, apoyado en la pared y mordiéndose las uñas con impaciencia.
—No se revive de la muerte, señor Weasley — la profesora quiso creer que aquello era cierto, que todo era una mera coincidencia de acontecimientos.
—Los magos más temibles y poderosos han tratado de evadirla, de engañarla. Una niña de cinco años, sin magia, no sería capaz de hacer algo así. Ahora, agradecería que acompañasen a Rosebud hacía los cuartos de las mujeres, y que cada uno vaya a dormir; mañana deberán concurrir a las clases en su horario habitual—
Sin dejar que ninguno agregara nada, incluso cuando James ya había abierto la boca para hablar, Mcgonagall entró en la enfermería.
Había un recuerdo en particular que a Lily le asustaba mucho de sí misma; el único al que se había logrado aferrar lo suficiente como para que no se lo quitaran.
Ella estaba corriendo, junto a un niño cuyo nombre nunca había logrado recordar, el cabello de ambos cubierto por la nieve que caía de los árboles. Veía una sombra, como ella abrazaba al niño, y como todo se desvanecía en el mismo color que su cabello.
También oía su nombre, confuso y aterrador en los labios que temblaban.
Estaba soñando con eso desde hacía semanas, todas las noches el recuerdo de su propia muerte la atormentaba. Y sabía que todo acababa ahí, su alma drenada del cuerpo que aparecía en sus visiones.
—Tienen una larga conexión con la muerte Minerva— la voz de una mujer la asaltó, mientras Lily veía el momento donde el niño la tomaba de la mano para tirar de ella mientras corrían. —Si él pudo sobrevivir al maleficio asesino, ¿no podría haber una razón lógica para que esté viva?—
—Es mucho más profundo, me temo— el niño frenaba, haciéndola parar a ella también. Su cara convirtiéndose en horror puro.
—Han pasado nueve años, en el que todos creímos que había muerto como los recuerdos de Hugo demostraban—
Y en el sueño, veía una vez más como se aferraba al niño, abrazándolo con fuerza. No sabía que corría por su mente en ese momento, que tipo de pensamiento suicida la había obligado a tirarse hacía él y estrecharlo en sus brazos.
Se veía caer.
Pero no recordaba el dolor, y la niña no se sentía ella misma luego de tantos años.
Y en el rojo del sueño, del mismo tono que su cabello y que su propia sangre derramada, Lily despertó. Abriendo sus ojos de par en par, aterrorizada de los nuevos recuerdos que se agolpaban en su mente, asfixiandola.
De repente su mente se vió llena de cosas. Que duraron una milésima de segundo antes de comenzar a desaparecer más rápido de lo que habían llegado.
Gritó, a todo pulmón. El único grito que no había podido hacer luego de haber muerto, todo el dolor escapándose de su pequeño cuerpo adolescente.
Cuándo se calló, con las manos aún a los lados de su cabeza tirando de su cabello, todo pareció esfumarse nuevamente. El tormento que había durado nueve años pareció terminar, y ella notó que realmente había despertado.
Pero su nombre, el mismo que había oído tantas veces en su sueño, no quería salir de su boca. Había, quizás, recuerdos que habían sido olvidados y borrados de ella. Pero lo recordó a él durante unos instantes.
—Scorpius— murmuró, en su lugar; y trato de guardarlo en algún lugar de su mente.
Tenía que encontrarlo y avisarle del peligro. Sin embargo, ella no podía recordar de que clase de peligro se trataba.
Pero todo se le fue arrebatado.
¿Dónde se habían ido todos sus recuerdos?
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