Wrong
Se acuclilló ante la mujer, que sollozaba en un rincón en brazos de su esposo. Este la mantenía acurrucado en su pecho, pasando sus manos firmes entre las hebras de su cabello largo y diciéndole palabras de aliento al oído. La frente de la susodicha estaba perlada por el sudor y los temblores aumentaban cada segundo. Estiró sus dedos, colocándolos en el espacio donde iniciaba el crecimiento, notando entonces que la piel estaba en altas temperaturas. Si la mujer no recibía atención médica, se arriesgaba a una posible muerte.
Elevó sus ojos hasta Nam Joon, que no dejaba de prodigar cariño a su amada, plantando gastos besos en la coronilla. El hombre parecía estar afectado por lo que sucedía y no sólo sencillamente que su esposa estuviese enferma, si no por lo que estaba sucediendo fuera y les era imposible abandonar el almacén que hacía de su guarida.
ㅡLa fiebre está muy alta. No creo que tengamos lo que necesitamos aquí para bajarla.
ㅡY la solución es salir de aquí.ㅡ murmuró el moreno, correspondiendo al enfoque del mayor que le asintió en respuesta.
ㅡPero es imposible por lo que ya sabemos.ㅡ enfatizó Seok Jin frente a él.
El moreno miró a su esposa que tiritaba en su regazo. Sus ojos picaba por el retenido llanto y sus manos la aferraba como si se fuera a la vida en ello. Temía. Su cabeza no dejaba de desear que un milagro sucediera y ella estuviera bien, pero sabía que los milagros no sucedían de esa manera. Necesitaba encontrar una forma de ayudarla y no arriesgar la vida de su bebé y el de la misma.
La única alternativa que estaba entre sus manos era buscar socorro. Algún indicio de esperanza en un hospital, farmacia o lo que sea. Besó su frente y la apartó a un lado. Se sacó su chaqueta y la utilizó para recordarla en ella. Su pequeña dormía en otro costado en brazos de Jungkook que también seguía adolorido por la herida. Seok Jin le había realizado un torniquete, pero eso no sería suficiente para ayudarlo. Dos personas heridas eran un riesgo. Mucho más si se les presentaba en algún momento intentar escapar. Pues era evidente que no permanecerán allí toda la noche.
La depositó con calma en el suelo y se volvió al mayor.
ㅡTengo que buscar la forma de salvarla. No me quedaré de brazos cruzados aquí. Si deseas ayudarme, sígueme los pasos.ㅡ indicó, miró a todos lados en busca de una herramienta. A un costado, una barra de acero reposaba. La tomó con sus largos dedos y decidido, caminó hasta la puerta. Seok Jin lo tomó de la camiseta para encararlo.
ㅡ¿No crees que estas yendo muy rápido? Todos aquí están en peligro. Si alguno de esos asesinos se da cuenta que estamos aquí no dudará en atacar.
El moreno leyó la desesperación en los ojos del castaño, pero su determinación era más fuerte y no le importaba nada. La vida de su esposa pedía de un hilo.
Sacudió su brazo firme.
ㅡLo siento, Seok Jin. Se que estoy cometiendo un grave error, pero haré lo que sea a cambio de que mi hijo y ella estén bien. No importa lo que hagas o digas. Eso no me detendrá.
Seok Jin apartó la mirada un segundo viendo a donde se ubicaban los otros.
ㅡEsta bien, pero iré contigo.ㅡ agregó el mayor. Antes de retomar el paso, caminó hasta Jungkook y un grupo que estaba reunido. ㅡIremos a buscar medicamentos, por favor mantengan la puerta cerrada hasta que volvamos. A menos que no diga mi hombre o el de Nam Joon no abran.
Todos asintieron al unísono.
Luego de ver que todo estaba en orden, decidieron abrir la puerta. Observaron a todos lados en busca de una señal negativa, pero todo estaba demasiado silencioso. Nam Joon cruzó el umbral e hizo una señal A Seok Jin para que saliera junto con él.
El moreno paseaba sus ojos por todos lados, agudizando el oído para intentar recibir algún sonido extraño.
Sus pasos eran cortos y silenciosos, miraban entre los ventanales y pasillos para no recibir alguna sorprenda.
Después de caminar largo y tendido cubriendo su boca y nariz con un amaño para no sentir el horrible olor a sangre y putrefacción, entendieron que allí dentro no había nadie. Al menos con vida.
El silencio es letal cuando se lo propone. Puede denotar tristeza y dolor a la vez, pero también este afirma muchas cosas. Nam Joon era una persona que amaba del estar a solas en ocasiones. Aprovechaba esos pequeños momentos par a meditar con calma y recordar el pasado. Siempre tenía a un lado una copa para sentirse más calmó y aunque no lo hacía siempre era una pequeña rutina que llevaba guardada cuando su esposa no estaba.
En la soledad sientes que eres dueño de tus propios pensamientos y sentimientos, puedes dominante a ti mismo, puedes ver que está bien o mal. Puedes dar pie a pensar en un futuro mejor. Sin embargo; aquella soledad en específico les estaba dejando sentir el peligro a lo inminente. Era como si después de esa soledad viniera una tormenta tan poderosa que le azotaría sin piedad y derivaría todos los ladrillos de su casa, como en el cuento de los créditos.
Tomó una bocanada de aire y cruzó al fin la puerta principal de la plaza. La calle estaba oscura, los faroles parpadeaban y otros ya no existían. Los cristales de estos estaban dispersos en el concreto, dando la loción de que alguien los había roto. Sangre por todos lados, y gritos lejanos.
¿Cuándo acabaría aquella pesadilla?
¿Cuál era la razón ante ese desastre?
Era como si el mismo infierno existiera en la tierra.
Continuó el paso y se detuvo abrupto, chocando con el mayor tras él. Unas carcajadas se escuchaban a lo lejos. Esa parte en la que estaban yacía en penumbras, sólo dejándole ver dos siluetas. El terror se apoderó de su pecho cuando vió el porte. Sus caras y cuerpo estaban bañados en el líquido carmín. En una de sus manos sostenían una hacha y una especie de tridente con puntas.
ㅡ¡Joder!ㅡ siseó Nam Joon, llevando su mano atrás, al pecho de su compañero e intentó aplastado contra la pared. ㅡRetrocede lentamente.ㅡ le susurró a Seok Jin, con los ojos aún puestos en los dos que se reían con macabra complacencia, al parecer incapaces de ver a los dos que trataban de esconderse de ellos.
Seok Jin no emitió ruido y atacando la orden, empezó a retroceder despacio. Sus pasos eran torpes a causa de que las piernas le temblaban. No estaba preparado para vivir algo como eso y su cabeza no dejaba de gritarle que huyera, de la misma manera que su corazón se encogía en su pecho.
Paso tras paso era una interminable tortura para ambos chicos, ante la amenaza que tenían delante.
Los hombres se detuvieron y empezaron a jugar y balancear las armas con maestría. Empezaron a hacer movimientos circulares, como su estuvieran en una danza indígena y gritaron al suelo para luego reír nuevamente.
Un crujido despertó el sentido de uno de ellos.
El grito de alerta en la mente de Nam Joon fue despertado y cuando los ojos del que sostenía el hacha se cruzaron con los suyos.
ㅡ¡Corre!ㅡ gritó el moreno al más pálido y corrieron a la dirección contraria.
La intención de ambos era escapar e intentar que no los atrapasen, pero por desgracia su suerte no era realmente buena. Los dos sujetos eran relativamente rápidos.
Uno se colocó frente a Nam Joon y el otro frente a Seok Jin en indicio de atacar con sus increíbles armas. El que llevaba el hacha la giró sobre su mano con agilidad y brindó una sonrisa tan grande y diabólica que hizo al más alto estremecer.
ㅡNo vamos a divertir mucho, ¿no Mark?
El otro soltó una carcajada.
ㅡ Vamos a jugar.
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