Start
Tomó los palillos entre los dedos, preparado para comer el manjar que se disponía en la mesa de la cocina. No recordaba la última vez que había visto tanto esmero. Amaba como su madre, cada que llegaba después de meses de entrenamiento, le recibía con una calurosa bienvenida, tal como le gustaba. Comida hecha en casa, muchos abrazos y besos.
Ella siempre había sido tan bella, dedicada y amorosa. También un gran ejemplo de superación. Lo había tenido muy joven a sabiendas de que sería humillada, incluso por su propia familia. Ella jamás quiso abandonarlo. Lo amó y cuidó hasta el cansancio. Pasaba noches en vela cuando enfermaba y trataba de darle todo lo que necesitaba. No podía pedir más. Él le agradecía por haber elegido, por aceptarlo. Por no dejarlo a un lado cuando tuvo la oportunidad de hacerlo. Era la mujer más maravillosa del mundo y no cabía duda de ello.
Recibió otro beso húmedo en la mejilla, al tiempo que llevaba la cuchara a su boca, probando el caliente caldo.
ㅡMamá, por favor deja de hacer eso. Ya no soy un niño.ㅡ fingió molestia, tragando el bocado y estregando las cejas.
ㅡPara mi siempre serás mi bebé. No importa si llegas a tener cien años.ㅡ indicó con una dulce sonrisa, apretándole la mejilla izquierda. Acompañó a su hijo en la mesa y empezaron a dar conversación de todo lo ocurrido durante el tiempo que Yoon Gi no había estado en casa. Ya había pasado tiempo desde su última visita y necesitan estar al día aunque su vida no fuese tan interesante, se dedicaban a hablar de una manera confiada y comida para ambos.
ㅡ¿Dónde está, Choi Baek?ㅡ cuestionó el pelinegro, buscando con sus ojos al mayor.
ㅡSe fue a ayudar al padre de Seok Jin. Ha estado muy mal de salud en estos días. Sabes que tu primo no puede dejar el local sólo mientras él este así. Deberías ir a visitarlo cuando descanses.
Yoon Gi asintió, más por la palabra descanso que por la idea de ir a ver a su primo. Ellos habían terminado muy mal antes de que se fuese. Realmente su relación no era muy comunicativa y cariñosa que digamos. Se la pasaban la mayoría del tiempo peleados, pues ninguno quedaba de acuerdo en nada. Seok Jin decía que él era demasiado gruñón y Yoon Gi que el contrario era demasiado alegre para su gusto... Pero, en fin. Era su primo, su sangre y el tenía que soportarlo tal cual era, aunque eso conllevara soportar su irritable comportamiento extravagante.
Los dos, madre e hijo, continuaron hablando de cosas triviales. De como le estaba yendo en el ejército, de su próxima partida, de las visitas a sus amigo que haría pronto y de su deseo inmenso por dar una vuelta, para despejar su mente. La comida había pasado rápidamente entre la conversación. Al fin El menor se puso de pie y se disculpó con su madre. Debía darse una ducha y reposar el cuerpo.
Entró en la habitación, que había sido suya en la adolescencia. Aún estaban todas sus cosas allí intactas. El mismo edredón, las paredes blancas y los adornos entre azul, negro y gris que reflejaban lo serio que siempre había sido. Recordando los viejos momentos vividos en aquella habitación, se dispuso a dejar la bolsa a un lado. Tomó con sus dedos el dobladillo de la camiseta negra y la sacó de su torso firme.
Como olvidar las noches que pasaba desvelado junto a Ho Seok y Jin delante de la pantalla, jugando vídeo juegos. O las veces que se pusieron a llamar a algunas chicas que les habían dado el número al que en ese tiempo era un reluciente castaño y ruidoso Hobie.
Que decir de su primera vez siendo un terrible pervertido a escondidas de su madre y padrastro. Se había sorprendido y conocido por primera vez al ver un cuerpo femenino, pero para su desgracia, fue descubierto y sermoneado. Luego, por cosas del destino, sus increíbles amigos se habían dado cuenta de ello y burlado en su cara.
Si, no servía para hacer travesuras y lo había descubierto después de muchos intentos. Sólo se quedaba quieto viendo a aquellos dos: amigo y primo hacerlo todo. Reír o morir de vergüenza ante sus ocurrencias.
Cuando eres un adolescente haces muchas cosas que al principio son aparentemente vergonzosas, pero cuando llegan esos recuerdos es incluso cómico creer que viviste algo como eso alguna vez.
Se terminó de desvestir, y salió del dormitorio para ir directo al baño. Se duchó y vistió la ropa que había llevado, para luego volver a la habitación y recostarse en la cama. Respiró profundo varias veces, llenándose de los recuerdos y tratando de vencerse al cansancio.
Unas horas más tarde, estaba en su vehículo directo al restaurante que ahora tenía a cargo su primo. Cuando aparcó, salió y entró al local, analizando con ojos curiosos todo lo que le rodeaba. Las paredes ya no eran de color pastel como antes. Ahora enmarcaban un sólido azul claro con cuadros en todos blanco y negro. Los asientos y sillas eran negros. Todo aquello se veía muy elegante. La fiel característica de los Kim.
Se acercó a la chica que atendía la caja y se inclinó a modo de saludó.
ㅡ¿Se encuentra, Kim Seok Jin?ㅡ preguntó el pálido con las manos resguardadas en los bolsillos delanteros del pantalón de mezclilla.
ㅡSi, Señor.ㅡ respondió con mirada de ojos amables y sonrisa ladeada. ㅡ¿Desea que lo llame?ㅡ el pelinegro asintió ㅡ¿Cuál es su nombre?
ㅡMin Yoon Gi.ㅡ contestó sin ganas, con los ojos recorriendo la estancia más detenidamente y pasando por alto las personas que ocupaban los asientos del local. Le interesaban más los detalles y cambios impuestos en uno de sus lugares favoritos. Uno de los lugares en los que pasó mucho tiempo antes de entrar al servicio militar y decidir luego ser un soldado.
ㅡPuede tomar asiento. ¿Desea algo de tomar?ㅡ Yoon Gi apartó la mirada de lo demás, volviendo a posarla en la mujer delante suyo; la que no dejaba de hacerle expresiones tiernas como para llamar su atención.
ㅡUn café estará bien para mi.ㅡ respondió e ignorando a la chica de cabello rubio, dió media vuelta para sentarse en uno de los asientos contiguos a la puerta y ventana de cristal.
Unos minutos más tarde, su primo se acercaba a su asiento. Había cambiado mucho. Su cabello estaba más largo y brillante. Sus labios abultados resaltando sobre sus mejillas regordetas y una sonrisa siempre alegre que servía como sustento a su gran apariencia de personalidad dulce, eléctrica y cariñosa.
Yoon Gi se alzó de la silla y le sonrió tenue. El mayor le correspondió, extendiendo sus rosados labios y mostrando unos relucientes delanteros. Sin darle crédito a rechistar, apretó al más bajo en un abrazo caluroso apartando de luego, pues conocía lo incómodo que se sentiría Yoon Gi cuando se trataba de recibir ese tipo de afectos en público.
ㅡVeo que has hecho un gran trabajo con el restaurante.ㅡ inició Yoon Gi una conversación casual.
ㅡ¿Te gusta? Creo que era lo que necesitaba para seguir adelante. Tuve que hacer mucho para lograrlo, y ya vez.ㅡ dijo Seok Jin, apoyándose en la mesa con el pecho hinchado de orgullo.
ㅡSe ve diferente y muy fresco.ㅡ miró nuevamente a su alrededor y cruzó sus brazos sobre el pecho. ㅡ¿Cómo sigue nuestro Tío?
ㅡEstá mejor. Estable, por ahora. ¿Cuándo volviste del ejército?
ㅡHoy, pero no podré estar aquí por mucho tiempo. Pronto me llamarán a alguna misión posiblemente.ㅡEl castaño asintió, viendo como una de las empleadas caminaba hasta la mesa y depositada en café ante Yoon Gi. El pelinegro sorbió. ㅡEs mejor de como lo recordaba.ㅡ murmuró el mayor, tomando nuevamente de la taza para degustar el toque dulce al principio y amargo al final. Estaba al punto justo.
ㅡNuestras recetas siguen siendo las mismas, pero con algunas cosas mejoradas. ¿Quieres probar algo? Aún te debo una disculpa por nuestra última discusión y quiero que pruebes algo preparado por mi como símbolo de paz.ㅡ propuso el castaño.
El pálido sonrió, deleitado con la bebida y alzó sus gatunos ojos oscuros a su primo. Asintió sin querer pensar en otra cosa y observó que se incorporaba.
ㅡEntonces me voy a la cocina. Ponte cómodo. Volveré en unos minutos.
Y esta era otra a de las cosas que los caracterizaban. Así como peleaban, así volvían a reconciliarse. Eran tal para cual. Como la uña y la mugre.
Relajado, se tomó la bebida, mirando por el ventanal a las personas que caminaban de un lado a otro. El invierno se estaba acercando y el frío empezaba a sentirse en el aire. La gente se abrigaba para impedir pescar un resfriado o algo peor. Sin embargo; ese aspecto había cambiado para él. No sabía si era algo bueno o malo desarrollar la pérdida de sensibilidad. Los arduos entrenamientos que realizaban a altas y bajas temperaturas le habían pegado fuerte en algunas partes del cuerpo. Su sistema empezaba a perder ligeramente la capacidad de sentir dolor, calor o frío y su cuerpo más que nada se estaba tornado rígido. No le gustaba padecer aquello, pero había aprendido a sobrellevarlo porque sus superiores le decían que era una bendición. El no pensaba lo mismo.
ㅡPor favor, escúchame. ¡No podemos seguir aquí! Tenemos que irnos Vamos a morir si permanecemos por más tiempoㅡ gritó un chico de cabello castaño a otro rubio delante de él, que trataba de soltarse de su agarre.
ㅡ¡Suéltame, Jungkook! Y deja de estar hablando tonterías. Yo no iré a ninguna parte.ㅡ indicó el rubio, con molestia, para luego alejarse del castaño.
ㅡPero, Hyeong... Es la verdad. Vi en las noticias lo que están anunciando.ㅡ murmuró el menor, cabizbajo.
¿De qué estaba hablando ese chico? ¿Porqué decía que todos iban a morir? ¿Como que lo había escuchado en las noticias? Se cuestionó un Yoon Gi con las cejas fruncidas.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro