Abrió los ojos de par en par y la luz le cegó, haciéndole entrecerrarlos pronunciadamente al conjunto que arrugaba con dificultad su nariz. Resopló, dándose cuenta que en sus orificios nasales unos tubos que posiblemente llegaban hasta su estómago o le proporcionaban oxígeno.

Un tanto alarmado miró en dirección a lo que tenía en frente, observando como estaba en un espacio que era dividido por una cortina azul.

No habían ventanas allí, solo a su izquierda un aparato que le mostraba los signos vitales y el sonido palpitante de su corazón, a la vez que marcaba las pulsaciones por segundo.

Movió su mano para intentar encontrar una forma de soportarse y poder levantarse de allí, pero no podía. Su cuerpo estaba acalambrado. Le ormigueaba completamente y se sentía decaído.

Parpadeo unas cuantas veces, para luego ver como corrían la tela, dando paso a una mujer que tenía un gorro y vestimenta azul, al mismo tiempo que un cubre bocas de la misma textura desechable.

Yoon gi esperó cuando esta se posó frente a él, después de revisar con arduo protocolo todo lo que le rodeaba. En seguida se percató de que el pelinegro tenía los ojos abiertos observándola.

Esta le dedico una mirada tranquila y empezó a realizar algunas preguntas debido a su pronto despertar.

ㅡ¿Recuerda su nombre?

Intentó abrir los labios resecos, hasta que lo logró.

ㅡMin Yoon Giㅡ respondió en un suave susurro.

ㅡ¿En que ciudad estamos?

ㅡ¿Seul?

La mujer continúo haciendo preguntas, comprobando que en algunas cosas el hombre se equivocaba. Lo había revisado nuevamente y le indicó que se mantendría en observación durante las próximas veinticuatro horas para evidenciar que su recuperación era efectiva y no recaería.

Durante ese tiempo Yoon gi se mantuvo sereno, pues quería tener las fuerzas para ver al menos a una persona que fuese a visitarlo.

En esa horas nadie apareció, dejándolo un tanto disgustado y quedándose dormido inconcientemente por los medicamentos que le eran administrados.

Pasadas las veinticuatro horas, Yoon gi fue trasladado a una habitación, de un espacio mediano. En un costado se encontraba un sofá de dos plazas y una mesita con ruedas. Al igual que otra más baja donde reposaba una lámpara y un teléfono.

Yoon gi al poco tiempo recibió a la que sería su enfermera, cual le informó que estarían en proceso para volver a estabilizarlo, junto a otro de los doctores de aquel hospital que se encargaba de rehabilitar a la personas.

El pelinegro no entendió en un principio porque todos hablaban como si todo estuviese diferente. Encontrando luego la respuesta en que había pasado unos meses en coma.

Su cuerpo había entrado en un estado catatónico por las altas tensiones y necesitaba motricidad nuevamente.

Luego de resolver todo aquel embrollo que no querían decirle directamente, se quedó dormido y despertó en la noche.

Esa noche había sido la más conmovedora en toda su vida.

Allí, en el sofá que estuvo vacío durante horas, se encontraba un cuerpo sentado y con la cabeza reclinada a un costado. Se quedó viéndolo para intentar descubrir de quién se trataba. Reconociendo al instante al pequeño rubio de abultadas mejillas que rescató.

Este llevaba un overol en mezclilla, con una camiseta a rayas debajo y una gorra que reposaba en su rodilla. Una manta color menta estaba a mitad de sus piernas, casi cayendo por completo al piso.

Yoon gi notó que por la única ventana que se encontraba en la habitación, la luz de lo que creía era la luna se colaba por la cortina. Vió un ramo de flores silvestres en un florero y la lamparilla encendida.

La puerta fue abierta, dando paso a otra persona alta con una abrigo holgado con capucha, que entraba con un pequeño vaso de papel cargado de café. Aroma que llegó inmediatamente hasta el mayor que se encontraba en la camilla.

Lo vio sentarse al lado de Jimin y moverlo un poco. Este despertó somnoliento, limpiando sus labios y mejilla, de donde había un camino de saliva y apretó los labios con enojo.

ㅡLo lamento. Buscaba algo de café para mantenerme despierto.

ㅡTe dije que podía quedarme yo a cuidar de Hyeong.

ㅡSabes que no te iba a permitir eso sabiendo que en cualquier momento despertará.

ㅡPero yo llegué primero.ㅡ reclamo Jimin con un puchero.

ㅡY yo soy más maduro que tu para estas cosas.

Jimin refunfuñó y se acomodó más en el mueble, subiendo sus pies sobre el regazo de Jungkook.

ㅡPues como eres tan maduro te quedarás a vigilar tu solo.

ㅡYa lo iba a hacer de todas formas.

Yoon gi sonrió ante las palabras de los dos chicos que se susurraban una y otra vez, como evitando hacer ruido para que no se despertase, aunque eso era lo que más ambos anhelaban desde unos meses atrás.

La noticia del coma de Yoon gi había llegado rápidamente por parte de su mejor amigo. Este se había dedicado a tratar de él, después que lo habían encontrado tirado en su casa y encontrar a una mujer fuera de si, que mantenía un cuchillo despues de haberse realizado unas pronunciadas heridas en sus muñecas.

Para suerte de esta y quizá también su propia desgracia, había sido interna y luego ingresada en un hospital psiquiátrico por llevar en su mente la locura de creer que la purga seguiría hasta que la raza humana fuera extinta.

Al parecer el haber ingerido carne humana le había afectado, o posiblemente ya estaba perdida en su desde hace mucho tiempo y la posible pérdida de su hijo le terminó de joder los cables en su retorcida cabeza.

Ho Seok salió de la ciudad a otras tantas para ayudar con los pa dientes en otros hospitales, dejando al mando a una de sus compañeras de trabajo para que le mantuvieran al tanto del estado de Yoon gi.

Jimin se había recuperado por. completo al igual que Jungkook y estaban de vuelta en la universidad.

Nam Joon trabajaba para mantener a su hijo estable, mientras este se encontraba en una guardería y aunque tenía contacto con los más jóvenes, no quería irrumpir para saber de Yoon Gi, pues aún sentía la culpa por la muerte de Seok Jin.

Los cuerpos encontrados en esa madrugada, muchos de ellos fueron incinerados, y los que fueron reclamados, quedaron sus cenizas en uno de los panteones.

Jimin y Jungkook eran los más cercanos al área donde se encontraba el pelinegro. Por lo que no dudaban en visitarles cuando les era posible y si lo podían en el día, trataban en la noche, pero allí estaban. Lo único negativo de todo era que Yoon gi permanecía en cuidados intensivos, hasta ese momento.

Podían verlo y saber que estaba bien.

Jungkook alzó la vista para ver em rostro de Yoon, cual se quedó viéndole a los ojos fijamente.

ㅡNo puede serㅡ expresó con suma felicidad y sonrió, haciendo un movimiento de manos sobre el muslo de Jimin para moverlo.

ㅡNo molestes, Jungkook. Necesito descansar.

ㅡYoon gi despertóㅡ señaló el castaño y el rubio se removió rápidamente viendo al pelinegro, que ahora tenía el cabello sobre la frente y desordenado, que los observaba con una sonrisa surcada en sus finos labios.

ㅡH-hyeong.ㅡ titubeó Jimin, bajando del sofá con rapidez para colocarse al lado del mayor de rodillas a la cama. ㅡ¿Estas bien?

Las lágrimas Yoon gi no las pudo contener. Sentía una felicidad inmensa embarcarme su cuerpo. Jimin era uno de los que pensaba moriría. Pero estaba allí delante suyo con una reluciente mirada, el cuerpo sonrojado y vivo. Ya no era más ese chico que estaba a punto de perder su último aliento en sus brazos.

ㅡJimin, Jungkook...

ㅡPor usted estamos así, Hyeong. Por usted ahora somos mejores y tenemos una oportunidad en la vida. Ahora es tiempo de que se recupere.

Ellos tenían una oportunidad. Una oportunidad que había luchado por darles, pues eran jóvenes y con un camino por delante.

ㅡNecesitamos que este bien o no podrá cumplir su promesa, ¿recuerda?

ㅡTe sacaré de aquí. Saldremos de esta te lo juro. Y cuando lo hagamos, te invitarte a comer. Saldremos a donde quieras

Cumpliré la promesa, aunque sea lo último que haga.

"Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos."

(Juan 15:13)