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Desappear

El rubio fue sujeto con firmeza, siendo elevado del piso y soltando un jadeo en el acto. Estuvo a punto de quedarse perdido en el repentino cansancio y sueño que le había caído de un segundo a otro en espera del mayor. Sus ojos se precipitaron a todas direcciones y entonces chocaron con la pálida silueta del mayor que miraba a otro lado y le sostenía fuerte de un brazo y dejaba dos dedos largos y delgados en torno a sus gruesos labios. Jimin frunció el ceño por la acción del mayor que no dejaba de prestarle atención a otra cosa.

ㅡ Vaya que hiciste algo justo en la vida. Nos has traído al mejor lugar del área sólo para obtener chucherías.ㅡ expresó sarcástico uno de los integrantes del grupo, que en total eran seis, tirando todos los comestibles que reposaba en un estante más cercano.

ㅡMas te vale y respetes, Kai. Sabes que tengo permitido hasta de lo que menos te imaginas para hacer en está noche.ㅡmurmuró el castaño mayor apretando el mango de uno de los cuchillos de tres que llevaba sobre sus muslos. El menor se disculpó con una venia y empezó a dispersarse por el local.

ㅡEl jefe está de mal humor.ㅡ susurró otro de cabello mitad rubio, mitad rosa.

ㅡNi que lo digas. No ha encontrado lo que quiere y sabes que eso lo enoja.

ㅡ¿Y cómo rayos vamos a encontrar a ese sujeto?

ㅡEl jefe tiene información sobre él ¿o no recuerdas lo que nos dijo en la reunión?ㅡ el de cabello bicolor asintió rascándose la nuca y volvió hacía adelante apartando la sofocante máscara que yacía en su rostro. Los dos jóvenes continuaron con su expedición y se detuvieron en un costado donde posaban los refrigeradores con bebidas energéticas y colas.

Yoon Gi como pudo le había arrastrado a una esquina y agachado, mientras el vigilaba que los sujetos se adelantara un poco más para poder salir por el gran hueco de la pared, sin embargo sus súplicas eran en vano. Los enmascarados no dejaban de dar vueltas en toda la tienda y no entendían que rayos buscaban en realidad.

ㅡHyeong...ㅡ susurró Jimin a espaldas de Yoon Gi. El pelinegro atendió a su llamado por un momento. Estaba un poco más pálido de lo normal, sus ojitos estaban entrecerrados por el agotamiento físico y psicológico. El lo sabía a ciencia cierta que el chico no estaría nada bien, pero su mente terca le insistía en que no importará que debía protegerlo.

Acuñó sus mejillas en sus palmas. Estaban calientes.

ㅡNo ahora, Jimin. Por favor.ㅡ sopló muy cerca. El chico parpadeo dos, tres veces, tratando de mantenerse en la realidad. Yoon Gi lo recorrió de pies a cabeza y abrió los ojos como platos. No había notado aquello antes. Con parsimonia, intentó voltear al rubio que hizo una mueca de dolor, descubriendo allí que su ropa estaba empapada de sangre.

¡Carajo! No se había preocupado por ello. Estaba tan atormentado con sus pensamientos, el salvarlos y la idea de su madre que no había visto la gravedad del asunto en el pequeño. El malnacido ese le había desgarrado por dentro y posiblemente él mismo lo había lastimado.

Las lágrimas ahora se desprendían de sus ojos dándole a entender que ya no podía más. Que las pastillas no iban a quitar el dolor y la miseria que había en su interior, pero Yoon Gi no quería  perderlo. Porque ese pequeño le daba esperanzas. Ese chiquillo lo sacaba del infierno y le brindaba deseos de seguir y no volverse loco en el proceso.

Limpio sus mejillas.

Necesitaban un hospital. Si perdía más sangre, moriría. Así que, tenía que arriesgarlo todo. Estaba decidido a salvar a esa tierna alma. Porque aunque no lo conociera, él entendía que lo era. Un ángel que le mantendría bajo el efecto de la cordura. Que le estaba mostrando su humanidad y no la frialdad del mundo que los rodeó en tan solo segundos.

Tan despiadado y macabro.

ㅡEspérame.ㅡ indicó Yoon Gi. ㅡTe sacaré de aquí. Saldremos de esta te lo juro. Y cuando lo hagamos, te invitarte a comer. Saldremos a donde quierasㅡ prometió, regalándole una sonrisa sincera y cargada de dudas, de vacilación que experimentaba el mayor por primera vez.

Nunca en el ejército se sintió tan temeroso como allí. Quizá era por el efecto psicológico de la situación o sus propios sentimientos, pero lo sentía. Él era uno de los más jóvenes y le demostró a sus superiores cuán lejos podía llegar bajo presión. Lo resistente que era su cuerpo a los achaques más abruptos y ahora por un chiquillo era un completo mojigato.

Jimin se quebró al ver su expresión. Mordió su labio inferior para impedir salir un sonido. Yoon Gi estaba haciéndolo otra vez. Estaba dejándolo todo por él y no podría hacer nada. Se sentía importante y poca cosa delante suyo. Lo admiraba por ser tan fuerte y valiente, pues él mismo no lo era. Rodó sus ojos por su cara hasta su boca su sonrisa era muy bella, pero no estaba dando el efecto esperado por el otro. No lo calmaba. Lo estaba rompiendo más y eso le recordaba mucho a Jungkook. Lo había dejado de lado sin atender a sus advertencias, pero él era un idiota de los grandes y lo había ignorado. A parte de que estaba muy enojado. Una pelea se había emprendido entre ellos dos. De las tantas que siempre tenían por los caprichos de Jimin. Por sus celos.

¿Dónde estaría su amigo ahora?
¿Estaría muerto o al borde? No se imaginaba en que condición se encontraría. Y era dichoso de cruzarse con aquel pálido de ojos de gato y corazón sencillo. Era privilegiado de tenerlo en su camino. Pero no quería perderlo. Porque no soportaría perder a dos amigos. Ya había perdido su dignidad y no quería perder los motivos de su fuerza.

ㅡNo...ㅡ emitió sacudiendo su cabeza.

ㅡNo hagas ruido y si te llegan a poner un dedo, grita. ¿Bien?ㅡ Jimin estaba negado. El pálido despegó sus manos de su piel y lo dejó oculto, moviendo un estante para cubrirlo. No cargaba con su pistola, pero encontraría la manera de responder cuando recibiera un ataque.

Se recurrió sigiloso, deteniendo cada tanto la mirada en los personajes. Estaba cerca del gran vehículo y notaba que dos de los enmascarados se veían descuidados. Al parecer no imaginaban que alguna persona les cayera de sorpresa en aquel lugar y eso le hizo regodearse en deleite, pues le daba la oportunidad de actuar con tiempo. Aún agachado, enfocó su vista, para agrandar las pupilas y dar con algún artefacto de ayuda entre los intrusos. Uno de ellos sostenía una pistola de alto calibre en una mano y la otra reposaba reluciente en la base de cuero y hebilla que se enroscaba en sus caderas. El otro le hablaba, riéndose a carcajada limpia, tenía una especie de oz curva en la espalda.

Ambos le daban el perfil.

Yoon Gi meditó las posibilidades. Relamió sus labios y estiró la pierna sin hacer ruido, para estar lo suficiente apegado como para tomar el arma próxima y disparar al de la oz. Tragó saliva, retrocediendo. Si se apoderaba del arma y disparaba sin ningún silenciador de por medio, sería cuestión de milisegundos en los que los cuatro restantes se volvieran y le atacaran; Y eso no le daría la oportunidad de mantener al menos a Jimin fuera de peligro. Si lo mataban lo encontrarían igual y esos desgraciados frente a él no se veían capaces de perdonarle la vida a nadie.

Buscó entre los estantes un material punzante que le permitiera perforar con celeridad y perfección. Sostuvo el objeto adecuado a su percepción. Con un resoplido, llegó hasta el varón y clavó el pedazo de acero en su cuello. Su amigo de enfrente calló y elevó su mano para aferrara el elemento punzante. Yoon Gi se lo impidió, tomando el mismo brazo y torciéndolo hasta hacer a este caer. Cogió las pistolas que yacían a su lado.

ㅡ¡Hey , Hyeong! Mira lo que nos encontramos.ㅡ dijo una voz gruesa arrastrando al muchacho que anteriormente peleaba con Yoon Gi.

Lo llevaban de los cabellos, mientras este gritaba palabrotas.

ㅡ¿Qué te parece si te sacas un poco la frustración con este?ㅡ dijo con cinismo. El mayor del grupo, que devoraba una sopa instantánea se volteó. El pelinegro no podía creer la calma que llevaban esos imbéciles, mientras él lo daba todo para mantenerse de pie y con vida.

El pálido vió al mayor del grupo y aparente líder, que ya no tenía la máscara puesta, colocarse frente al joven dueño de la tienda. Le hacía preguntas. El muchacho le respondía despectivo y este le propinó un golpe en la mejilla con la base de la pistola de uno.

Recordó que el de la oz aún seguía bajo su cuerpo y sin más tomó entre sus manos la cabeza, rodeando el mentón y con un movimiento forzado, su cuello crujió.

ㅡ¿Quién es usted?ㅡ preguntó una voz ronca y gruesa a un lado de Yoon Gi. El mayor espantado, vio la silueta de un chico de cabello bicolor con una mirada curiosa. Sostenía una máscara semejante a la del grupo, pero su semblante no era para nada comparado al de esos sujetos. Se veía demasiado inocente para su bien, pero él no podía fiarse de ello.

Llegó a notar que por más que planificara las cosas algo siempre iba a salir mal.

Esa noche era su mala suerte.

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