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Decide

Miró con detenimiento como los dos jóvenes. El rubio se había ido y dejado al castaño tirado en una de las mesas. Yoon Gi estaba ansioso por acercarse al menor, porque su curiosidad la sentía por los cielos.

Sin embargo; en el momento que iba a hacer acto de presencia, delante suyo, su primo apareció con un gran tazón de estofado de res, guarniciones y arroz. Su estómago gruñó. Relamió sus labios luego de sentir el aroma colarse por sus fosas.

ㅡEspero que te guste.ㅡ expresó, dejando los demás cuentos en la mesa. El pálido tomó de inmediato los palillos y empezando a comer. Cuando emitió varios bocados, sus ojos se arrastraron al menor que continuaba cabizbajo. Soltó los palillos sobre la mesa y se incorporó para quedar frente al chico que jugaba con el vaso que tenía enfrente.

El menor alzó sus ojos para posarlos  en los oscuros del pelinegro, preguntándose que quería aquel Hyeong.

ㅡHola. ¿Sería mucha molestia para ti si te pido que me acompañes? Estoy en aquella mesa.ㅡ indicó el mayor con cortesía, señalando El lugar que ocupaba. Jungkook titubeó un momento. Parpadeó, sin creer que era a él quien hablaba el de cabello oscuro y saliendo de su trance, asintió a la invitación.

Yoon Gi volvió al asiento, solicitó otros palillos y se los extendió al chico. Jungkook tímido, tomó los palillos y agradeció un sinnúmero de veces la amabilidad del mayor. Aunque también se quejaba de que no era necesario que lo hiciese.

ㅡNo tengo ningún problema. Es demasiada comida y no la comeré toda yo sólo. Además, odio desperdiciarla.ㅡ comentó el mayor, carraspeando. ㅡQuiero preguntarte...ㅡ se acomodó mejor en el asiento y rascó su oreja. ㅡ¿Porqué discutían tu y ese chico? ¿Porqué dices que todos vamos a morir?

El castaño sacó la cuchara que estaba entre sus labios y puso atención a su superior.

ㅡNo pretendo que usted me creerá, como han hecho los demás, pero hoy vi un anuncio muy extraño en las noticias. Ese anuncio decía...

Un grito interrumpió la conversación y calma que recorría todo el lugar. Una mujer apareció con las manos cubiertas en sangre y empuñando su costado, cayó al suelo. Los demás clientes empezaron a hablar entre ellos, sorprendidos de que una persona en ese estado apareciera tan repentinamente.

Seok Jin, al ver a la persona herida en el suelo, no dudó en dejar lo que hacía para socorrerla.

ㅡ¡Llamen a los paramédicos!ㅡ gritó a los que le rodeaban. Colocó a la mujer sobre su espalda y miró su cara con ojos desvanecidos. Yoon Gi acompañó a su primo, al otro lado del cuerpo, elevando la muñeca para detectar las pulsaciones.

ㅡNo contestan.ㅡ murmuró un hombre de cabello verde, que los rodeaba como los demás clientes y trabajadores.

Yoon Gi soltó un improperio. Si no hacían algo rápido, aquella mujer moriría. El sonido agudo de una sirena al fondo se escuchó, al junto de unas palabras pronunciadas por una voz mecánica a través de los altavoces dentro del pequeño restaurante:


"Esto es una aviso definitivo.
Después que la sirena suene, estará oficialmente iniciado el periodo de purga nacional.

Todos los delitos estarán permitidos.
Las armas de todo calibre hasta la clase cuatro, estarán permitidas. 

La policía, servicios de urgencias y bomberos, estarán fuera de servicio hasta ya finalizado el periodo. 

Gracias por participar a este nuevo régimen para declarar una nación libre de desperdicios. Una nación pura."

Yoon Gi frunció el ceño al notar aquella voz detenerse. Descubrió que la mujer bajo ellos ya no tenía vida. Su piel estaba ya pálida, llegando casi a una tonalidad violácea. La soltó y miró a su primo negando. Ya no había nada que hacer. La gente que estaba allí empezó a hablar. Algunos estaban alterados, otros lloraban a un lado y algunos suplicaban a Dios de rodillas, los salvara de aquella desgracia.

El pelinegro se incorporó para buscar una respuesta entre la gente. Todo quedó suspendido en cámara lenta, cuando un grupo de sujetos apareció en un extremo de la calle, accionando sus ametralladoras y matando a todo el que estaba enfrente.

Yoon Gi alzó las cejas escuchando los gritó ahogados. Se volvió. La reacción en los demás le alertó. Niños, mujeres y hombres se escogieron del miedo al ver las acciones. El gran ventanal les permitía ver a perfección como eran mutilados y asesinados sin compasión. Las caras de los sujetos eran cubiertas máscaras de plástico neutras y manchadas con la sangre de los inocentes. Eran la viva imagen de la psicopatía. De la corrupción mental en el hombre.

ㅡ¡Tenemos que hacer algo!ㅡgritaron unos. Todos estaban nerviosos.

ㅡPor favor, necesito que todos se calmen.ㅡ solicitó Yoon Gi con voz profunda, llamando la atención de todos.

ㅡ¿Cómo pretendes que nos calmemos, sabiendo que nuestras esposas e hijos están en peligro? ¿Es que no ves lo que está sucediendo allí?ㅡ Expresó un moreno alterado, con las manos apretadas a sus costados.

ㅡSoy demasiado consciente.ㅡ dijo volviendo su cara a los demás. Seok Jin, se cubría el rostro con las manos a unos metros de él y luego las separó, dejándole divisar unas espesas gotas cristalinas deslizarse en sus mejillas.

El pelinegro se conmovió por un momento, pero trato de dejar sus sentimientos a un lado para concentrarse en lo importante ahora. El local tenía unas quince personas, tal vez veinte incluyendo a los empleados.

Veinte, veinte vidas que estaban ahora en su responsabilidad; por que lo sentía así. El era fiel a su patria, a su nación, a cada uno de los que decían llevar el nombre y sentirse orgulloso de su país. Ahora no era el sistema que buscaba el bien de los suyos, y el debía desobedecer a el para ayudar a los que realmente lo necesitaban.

Aunque no comprendía del todo la causa por que estaban realizando aquella barbarie, tenía un deber que sobrepasaba sus pensamientos y moral. El bienestar de su pueblo.

>>Quiero que por favor, me escuchen. Se que soy menor que muchos aquí y posiblemente no tenga una gran capacidad en algunas áreas, pero soy parte del ejército y mi deber es mantenerlos con vida, aunque la mía sea arrebatada de por medio.ㅡ Seok Jin abrió los ojos como platos al escuchar el discurso de Yoon Gi. ㅡNecesito que confíen en mi.

ㅡ¿Cómo podemos confirmar lo que nos estas diciendo?ㅡ preguntó uno de cabello rubio y brazos cruzados.

El mayor sacó de su cuello la chapa de identificación militar, accesorio característico de soldados, donde estaban grabados algunos de los datos más importantes. Los presentes empezaron a murmurar entre ellos, mirando luego con recelo al hombre de cabello negro.

No podemos confiar en él.
¿Y si es una trampa para matarnos a todos? ¿Y si él sólo esta distrayéndonos para luego actuar?

Todos hablaban a espaldas de Yoon Gi. El joven esperaba la respuesta, descubriendo que no tenían tiempo. Corrió hasta la entrada del local y se dispuso a cerrar la puerta con la seguridad que le permitía. Su primo se encontró con él. Lo ayudó a sellar la puerta.

ㅡCreo que fue mala idea colocar una puerta de cristal.ㅡ susurró el de anchos hombros a su lado. Yoon Gi colocó su mano en el y y le planeó varias veces.

ㅡNo te lamentes. Nadie tenía en mente la idea de que sucedería algo como esto.

Los dos primos se volvieron, encontrando al grupo de gente pelearse entre ellos. Unos decían que Yoon Gi era confiable y otros que era un asesino. Gritaban sus argumentos una y otra vez, pero la gente sólo se estaba enfocando en lo que era menos importante. El impacto de las balas en el cristal lo hicieron añicos, empezando los gritos de horror que llenaron el entorno, el sonido de los cuerpos impactando contra el piso, las carcajadas tétricas de los ejecutores. Todo se volvió un caos.

Sin perder el tiempo, Yoon Gi tomó a las personas más cercanas y corrió con ellas tras el mostrador, dejándolas allí. Luego vió como Seok Jin sostenía al chico con el que antes había hablado, detrás de una columna. Notó que dos de los sujetos se acercaban y como pudo, salió de su escondite, golpeó con fuerza su puño contra la cara contraria, derribándolo y sacándole la AK-47 de sus manos. Apuntó a los demás con los ojos enfocando y disparó a la frente de algunos sujetos.

ㅡ¡Salgan de allí, joder!ㅡ gritó Yoon Gi, que continuaban disparando a diestra y siniestra. Esos mal nacidos no se terminaban, parecían ser un ejército de sádicos. Seok Jin ayudó a un mal herido Jungkook y pasaron tras el cuerpo del pálido, cruzando la puerta con las demás personas que Yoon Gi había salvado.

El mayor continuó respondido a los enfrentamientos, pero su suerte no estaba de su lado del todo. Ya no tenía balas y estaba acorralado.

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