Death
Su aliento se fue en un segundo. Cayó rendido en el suelo y aguantó las náuseas que le revolvían el estómago. Sus fuerzas ya estaban agotadas, pero el dolor en su cuerpo o los temblores incesantes no eran lo que más le cargaba de una pena inamovible.
Perdió.
Había sido un inútil.
Estuvo a centímetros de ganar, pero no.
Un jadeo salió de sus labios. Su piel se sentía espesa por el sudor y la sangre que le recorría. El olor a sangre era muy fuerte y se sentía demasiado anublado como para mantenerse en pie. Las heridas eran profundas y ardientes como brasas.
ㅡHas sido un buen contrincante, lo admito. Creo que nunca me he enfrentado a tal grado con alguien.ㅡ expresó el sujeto, apartándose de frente Nam Joon y caminando hasta el mayor de cabello castaño y anchos hombros.
Le miró, recorriéndole de pies a cabeza y sacó su deslumbrante sonrisa diabólica. Seok Jin se tensó inmediatamente. El hombre alzó la mano libre y le ahuecó las mejillas, para hacer que el mayor abriera la boca y poder ver sus perfectos dientes, su rosada lengua y delinear sus carnosos labios. Toda la cavidad estaba cubierta por un hilo de sangre que provenía de la herida hecha en la mejilla interna. Observó sus ojos acuosos, castaños. ㅡNo puedo decidir... Dime Jack. ¿Qué crees tu? ¿A cual puedo elegir?ㅡ cuestionó Mark, enfocando sus ojos en su compañero.
ㅡEse de allí al menos a luchado por su vida como puede. Incluso se ha atrevido a enfrentarte. ¿No querrías despedazarlo por eso?
ㅡEstas muy resentido por el brazo, ¿no?ㅡ sonrió con ironía. ㅡNo lo sé. Me parece tentador...ㅡ no dijo otra palabra, arrebatando la navaja que sostenía Jackson sobre el cuello de Seok Jin y pasó el filo sobre los labios, sobre el cuello, hasta llegar al inicio de los botones de la camisa.
Seok Jin intentó hablar, pero las palabras estaban trabadas por el temor. Nunca ase había sentido tan intimidado en su vida, tan deseoso de que todo aquello terminase. Cesaba suplicar, rogar que los dejasen ya, pero la locura de aquellos hombres era más poderosa que cualquier muestra de compasión o misericordia.
Mark hizo un corte en el sitio donde había dejado la punta del filo, luego prosiguió con otros más largos y profundos por todo el pecho. Seok Jin reprimía sus quejidos y apretaba sus ojos. El dolor era insoportable, lacerante y malévolo. La mezcla de sensaciones de desesperación impotencia y terror eran las que desprendía su pecho.
Como si quizá ellos pudieran escucharlo empezó a rogar. Rogar por la vida que se iba a desprender de su pecho y destilaría sobre los dedos contrarios.
ㅡ¡Espera! Por favor, no...ㅡ la voz de Nam Joon se quebró cuando los sollozos de Seok Jin llegaron a sus oídos. Flexionó una de sus piernas arrodilladas, incorporándose lentamente. Estaba débil. ㅡHagamos otra ronda.ㅡ indicó, viendo como el asesino miraba por sobre su hombro y se reía a carcajada limpia en su propia cara.
ㅡNo me apetece. Creo que ha sido suficiente. Te aconsejo que te vayas antes de que me arrepienta de mi decisión e intente matarte también.ㅡ el sujeto aferró el arma blanca, seguro y apretó el cabello de Seok Jin en su mano libre. Con un certero movimiento enterró el metal en uno de los brazos de Seok Jin.
ㅡ¡No!ㅡ gritó Nam Joon. ¿Porqué su cuerpo no reaccionaba? Tenía que hacer algo. No podía dejarlo allí...
El grito de Seok Jin reveló su desasosiego. La mascara del pecado cometido, posaba sobre el maligno hombre que se sonreía deleitado en la escena de un hombre apuñalado ante sus ojos. Nam Joon no podía creerlo. El llanto le arropó, la tristeza, imposibilidad. Estaba siendo testigo de una de las muertes más horrendas y nefastas en su existencia.
Corrió, para apartarlo. Pero este lo golpeó con la misma base del hacha, cayendo el moreno al suelo. El golpe lo desequilibró totalmente. La cabeza empezaba a darle vueltas, el gélido sonido de las estocadas abruptas y los ahora gemidos eran lo único que podía percibir.
Tan sólo un intento más...
Cuando el moreno se colocó en piel, volvió a sentir el vértigo atacarlo. Las gotas saladas no dejaron de caer por su cara, viendo la pesadilla ensangrentada delante suyo. Su cuerpo estaba tieso, estático, quebradizo. Su mente empezaba a recibir ráfagas de desquicio. Fugaces rayos de descontrol y locura.
Estaba anestesiado.
Seok Jin era un simple recuerdo de su mente. Porque ya no existía. El hombre que lo había ayudado sin recibir nada a cambio, el que le había pedido no fuera Sólo, el que a pesar de sus miedos se había enfrentado a todo, estaba allí. Un sacó de huesos y carne. Inerte en el suelo, con marcas de su desdichada muerte.
La sangre espesa era un charco bajo su cuerpo, sus ojos ya no estaban en su cara y no se sabe que otro órgano más. ¿Cuán rápido había pasado todo eso? La angustia le carcomió el alma y la conciencia le gritó una y otra vez que el era el culpable del hecho.
El sujeto que seguía de espaldas a él se incorporó, mostrando sus dientes manchados de sangre y relamiéndose una y otra vez.
Las emociones estaba a flor de piel en el sistema de Nam Joon. Odio, desbordada de sus pupilas cuando su vista se posó en el sujeto e intentó controlarse, pero todo aquello lo superaba.
Se sentía vacío y desolado.
Aunque quisiera despedazar al anatema delante suyo, un flechazo de cordura llegó a su mente, con el recuerdo de su esposa e hijos. El hombre pareció ignorarlo de repente y volvió a acuclillarse. Cosa que Han Joon aprovechó para salir corriendo de allí. Sumido en todas las emociones que lo derrotaban.
Perdóname.
Se repitió mil y un veces más, corrió como un loco. Como si aún no existiera el peligro a su alrededor, hasta que las lágrimas se volvieron lípidos y sus piernas no dieron para más.
Repasó en la pared del edificio, respirando profundamente y golpeando con sus puños el concreto. Colocó sus manos sobre su cara restregandola y volvió a abrir sus ojos. Miró a todos lados, escuchando unos murmullos y descubrió una puerta de cristal rota.
Reconocía ese lugar. Era el hospital allí seguro encontraría medicamentos. Cruzó el terreno en silencio y miró a todos lados. No había indicio de gente allí, si que empezó a caminar encontrando al fin en la sala de emergencias uno de los cuartos donde mantenían el registro de las medicinas.
Las etiquetas tenían que decir para que servía cada cosa ¿no?
Empezó a rebuscar y sólo mencionaban los complementos, el nombre, pero nada de indicaciones. Frustrado, intentó nuevamente encontrar algo. Viendo varias veces los mismos frascos para comprobar que no decía nada más.
ㅡOye.
Nam Joon saltó del susto, tomándose la camiseta manchada en puño sobre su pecho. La persona frente a él se acercó para socorrerle, pero lo detuvo con una mano, suspirando para tranquilizar el frenético pulsar de su corazón magullado.
Alzó la cabeza al fin, después de unos minutos.
ㅡLo siento.ㅡ dijo el joven frente a él, de cabello negro. ㅡNo intentaba asustarse.
ㅡNo te preocupes.ㅡ contestó el mayor, desviando su vista a una pila de cajas a un costado sobre una mesa.
ㅡPero...ㅡ el hombre abrió los ojos como plato y se acercó para sostener delicadamente el brazo afectado. ㅡEstas mal herido. Eso no puede quedarse así o se infectará.ㅡ indicó, soltando a Nam Joon, para buscar el agua oxigenada, las herramientas para hacer una sutura.
El moreno sólo veía como se movía por todo el lugar, conociendo cada cosa.
ㅡ¿Eres medico?ㅡ preguntó, dejándose guiar fuera del cuarto y caminando con el hasta llegar a un área con un pasillo. Allí las luces estaban encendidas y dos personas con armas permanecían de pie vigilantes.
ㅡJung Ho Seok, medico generalㅡ asintió el mayor sin verlo. Entraron a una de las habitaciones donde habían dos camillas. Un joven de cabello dorado dormía plácidamente. ㅡSiéntate.ㅡNam Joon atacó el mandato y se acomodó en la cama. El médico cortó la ropa con las tijeras, viendo la profundidad de la herida. Estaba abierta y en el pecho también tenía dos más. ㅡEsto dolerá, pero es mejor a que se infectar y luego puedas morir.ㅡ anunció el pelinegro, preparándose para realizar los puntos.
Nam Joon asintió.
Ho Seok tomó en sus manos el algodón empapado y lo pasó por el brazo, luego otro por el pecho. El moreno se quejaba por el ardor, apretando los puños sobre sus muslos y los dientes.
ㅡ¿Cómo has logrado llegar hasta aquí?ㅡ inició conversación el médico, para distraer al contrario. ㅡLas cosas no están nada bien allá fuera.
ㅡRealmente, fue por casualidad.ㅡ respondió en un hilo de voz.
ㅡ¿Qué hacías en el almacén? ¿Querías curarte tu mismo?
ㅡBuscando algo para salvar a mi esposa.ㅡ respondió, soltando un gruñidos esta vez.
ㅡLamento eso. Se ha terminado la anestesia. Hay muchos heridos aquí y he tenido que atender las heridas más riesgosas. Los bandidos han terminado con el hospital. Todo se volvió un caos. Creo que la estupidez del gobierno a causado una rebelión. ¿Dónde está ella? ¿No vino contigo?
Nam Joon negó.
ㅡEstá en un almacén del otro lado. Muchas personas están allí y algunas heridas. Intentábamos encontrar algo para curarlos y permanecer allí hasta que pase la noche. Y...
ㅡVenías con alguien más ¿cierto?
ㅡSi.ㅡ las lágrimas fueron derramadas nuevamente.
ㅡLo siento mucho.ㅡ expresó Ho Seok, entendiendo la tristeza del contrario.
Nam Joon entendía que las palabras del hombre frente suyo eran sinceras, y las aceptaba, pero su mente le estaba jugando muy sucio, repitiéndose que él mismo no debería sentirlo pues era el culpable de aquella muerte. Mientras este se debatía una y otra vez con sus demonios, el médico se encargó de terminar su trabajo.
Cuando lo hubo hecho, le indicó que tomará unas pastillas para el dolor y le pidió un poco de reposo. Porque las heridas eran profundas y dolorosas.
Nam Joon entonces cerró sus ojos un segundo. Para no pensar en Jin, para no pesar en el futuro incierto que el sobrevenía. Porque no tenía respuesta de lo que podría pasar. Sólo quería que su vida siguiera como antes junto a las personas que amaba.
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