Un día antes de la depuración del 2019.
Primera imagen: Na Jaemin, Lee Jeno, Huang Renjun y Zhong Chenle. (Así están ordenados en la foto).
Segunda imagen: Lee DongHyuck (o Haechan), Mark Lee y Park Jisung. (Mismo método, están ordenados como vienen escritos).
Un día antes de la nueva depuración anual.
20 de Marzo, 2019.
7:00 AM.
Siete chicos se encuentran en la habitación perteneciente a Jaemin, el cual se mantenía en silencio desde que sus amigos llegaron, excepto Jeno, el cual se había quedado a dormir por una razón y ella lo tenía algo nervioso, puesto que no hacía más que sentirse un poco descolocado ante lo que sus ojos veían.
Diferentes armas se posaban en su cama, alguna de ellas podía reconocerlas y a otras no, pero Jeno le comentó un poco sobre éstas y aunque quiso preguntarle el porqué de su gran sabiduría, optó por callarse ya que sería muy tonto.
El padre de Jeno es uno de los primeros en apoyar la depuración y claramente tenía armas permitidas para el dichoso día. El cual sería dentro de nada.
—¿Estás seguro de lo que quieres hacer, Jaemin?— Mark, el mayor de ellos le preguntó con un atisbo de preocupación al ver que él no articulaba palabra alguna.
— Muy seguro, Mark. — Luego de un largo minuto, el castaño responde y levanta su vista para enfrentarlo. — No puedo quedarme de brazos cruzados y mucho menos voy a desaprovechar esta oportunidad.
— Pero asesinaras a personas...— Jisung murmuró con un poco de incomodidad con respecto al tema.
Él era uno de los que estaba en contra de la depuración, o al menos, es quién prefería quedarse en casa y mantenerse a salvo junto a su madre.
—¿Y que es lo que hicieron con sus padres, Jisung?— Renjun contraataca y alza una de sus finas cejas. — Los asesinaron. No tuvieron compasión por ellos ni por Jaemin.
— Eso lo sabemos, Huang. No hace falta que lo recuerdes.— DongHyuck tomó la palabra y freno algún que otro insulto por parte del chico. — Pero es tan extraño saber que Jaemin mañana tomará estas acciones.
— Las personas cambian con el paso del tiempo, DongHyuck. — El nombrado musita llamando la atención de todos. — Mañana no existirá la ley por doce horas, así que lo que haré no será un delito.
— Lo que haremos, querrás decir.— Chenle le corrige y suelta una pequeña sonrisa.— Recuerda que nosotros también iremos contigo.
— Les dije que no era necesario, Chenle. No necesitan ensuciarse las manos por mí.— Y aunque Jaemin intenta sonreír, una mueca se forma en sus labios.
—¿Acaso no te ayudamos a espiarlos durante casi un año?— Por primera vez, Jeno toma la palabra y obtiene la atención de todos.— Te prometí ayudarte en esto, así como Renjun y Chenle.
Ambos nombrados asienten, mientras que los otros tres solo se mantienen en silencio dándoles miradas desaprobatorias. Claramente fueron invitados a llevar a cabo dicho plan pero se negaron excusándose con palabras tontas, un poco torcidas a decir verdad.
Y desde ese momento, Jaemin comenzó a desconfiar.
—¿Podemos dejar de hablar sobre mañana? Se nos hará tarde, tenemos que irnos si no queremos quedarnos afuera de las clases. — Haechan los interrumpe e intenta cambiar el ambiente.
Todos asienten en silencio y poco a poco, comienzan a salir de la habitación perteneciente al castaño, el cual mira una vez más las armas y suspira pesadamente antes de morder su labio inferior.
—¿Necesitas ayuda?— Una voz habla detrás suyo y él se da vuelta encontrándose con Renjun, el cuál sonríe apenas.
— Si no es molestia, sí.— Murmura antes de tomar la primer arma y llevarla abajo de su cama.
Renjun camina hasta Jaemin y también toma distintos rifles, alguna que otra pistola y por último, un francotirador que llama su atención. En silencio guardan todo ello y cuando por fin terminan, siente la necesidad de apretar el hombro de su amigo intentando darle confianza para lo que sería mañana.
Sabe y puede compadecerse de lo que está pasando por la mente del castaño, pues él perdió a su padre dos años anterior que Jaemin y fue a manos de los mismos trabajadores de la fábrica donde su paterno trabajaba incansablemente. Aún no entiende el motivo, nunca lo supo. Quizás estaba mejor así, sin enterarse de eso.
— Jaemin, sé que no te gusta hablar sobre lo que sucedió, pero quiero que sepas algo.— Renjun toma su atención y cuando la obtiene, suspira antes de hablar:— Te ayudaremos a hacerlo, sin importar las opiniones de los demás.
Y con los «demás» se refiere a aquellos tres que están en total negación de que salgan a las calles a cumplir con lo que Jaemin deseó desde el primer momento en donde, se vio a si mismo solo, sin ningún amparo.
— Sé que Mark, DongHyuck y Jisung buscan protegernos, pero no puedo quedarme de brazos cruzados. Es una oportunidad única. — Jaemin responde mientras ambos salen de aquella habitación. — Todo cuenta, a partir de las siete de la tarde de mañana, nada será ilegal.
Y quizás eso es lo que le permitía tomar la valentía necesaria. Porque si aquellos decidieron atacar a sus padres esa noche en donde estaban más que desamparados, ¿Por qué él no podía hacer lo mismo? Y mejor aún.
— Lo sé, Na. Por eso estamos contigo.
Esas fueron las últimas palabras de Renjun antes de separarse de Jaemin e ir donde los demás, los cuales, los esperaban pacientemente con sus mochilas colgadas en ambos o un solo hombro. El menor de todos, Jisung, hablaba animadamente con Chenle, mientras que Mark y Jeno permanecían en silencio con sus móviles y por último, pero no menos importante, DongHyuck comía una galleta y tarareaba una canción al azar.
—¿Que tanto tardaban?— Una vez que Jeno se da cuenta de la presencia de ambos, les pregunta con media sonrisa.
— Estábamos hablando, nada importante.— Renjun le resta importancia dándole un pequeño ademán de mano.—¿Vamos?
Todos asienten y poco a poco comienzan a salir de aquella pequeña sala de estar, claro está, no sin antes dar una reverencia a la mujer que les abre la puerta.
Suzy, una adorable fémina de unos cuarenta y seis años. Ella trabaja con la abuela de Jaemin desde sus veinticuatro, así que ya es considerada una más de la familia.
— Jaemin, ¿Te sientes bien? Estás un poco pálido. — Suzy le pregunta algo preocupada cuando lo ve tomar su mochila y su rostro se endurece aún más al tenerlo cerca. — Pequeño...
— Estoy bien, Suzy. No te preocupes— Él la interrumpe sin ser descortés—, ¿Mi abuela ya se ha ido, verdad?
Suzy suelta un suspiro al saber que el joven Na no diría nada, ya se acostumbró al «nuevo Jaemin». Toda su luz se apagó desde la gráfica noche del 2018.
— Sí y me pidió que volviera a insistirte en qué pasarás la noche de la depuración aquí, no en la casa de Jeno.
«Si tan solo supieras, abuela» Jaemin piensa para sus adentros y lo único que hace es sonreír falsamente.
— Y yo vuelvo a repetir que ir a la casa de Jeno no implica muchos riesgos, sus padres salen a depurar y él se queda en su habitación bajo cinco llaves hasta que dan las siete de la mañana. — Le vuelve a explicar.
Claramente mentía. No iría a la casa de Jeno. Volvería a su antiguo hogar, uno que nunca debió abandonar pero al ser menor de edad y el haberse quedado huérfano, la custodia la obtuvo su abuela materna y luego de varios meses de papeleos horribles, finalmente comenzó a convivir con Kyulkyung y aunque no era malo, no estaba muy contento por ello. Porque al final del día, seguía sintiéndose solo.
— Jaemin...
— Suzy...— Él imita su acento y ambos ríen levemente— Debo irme, me están esperando y no quiero llegar tarde a clases de Química. — Le comenta cuando escucha el llamar de Mark — Adiós, cuídate.
Y sin más que decir, le deja un casto beso en su mejilla para luego salir corriendo hasta la entrada de la gigantesca casa que su abuela posee por herencia, y cuando está cerca de sus amigos, los mira uno por uno sonriendo apenas.
—¿Que tanto tardabas? Perderemos el bus y luego no hay otro hasta 45 minutos después. — Chenle indaga mientras caminan hacía la parada.
Allí notan a varios chicos de su misma institución esperar el bus, por lo que, ello les da la indicación que no lo perdieron.
— Suzy intentaba convercerme de que me quedará en casa de mi abuela y no fuera de Jeno. — Decide contestarle.
—¿No irás de Jeno?— Jisung frunce su ceño y acomoda sus cabellos.
— No. Iremos a su antigua casa, allí prepararemos todo lo necesario— Jeno interviene. —, aunque pensándolo bien, ¿No crees que la usen otras personas?
Todos se quedan callados ante aquella pregunta. Eso es cierto, las casas que quedaban en completo abandono, algunos las tomaban esa noche para cometer actos como los que ellos pensaban llevar a cabo.
— Si les da tranquliidad, iré dos horas antes de que comience y podré llevarme armas conmigo, claro que escondidas porque, en teoría, estaría portando algo ilegal. — Chenle se ofrece sin problema alguno.
— La idea no suena mal. — Renjun apoya.
— Entonces...
—¿Pueden dejar de hablar sobre mañana, muchachos?— Mark ruge molesto. — No quiero saberlo, no necesito escucharlos y creo que tampoco lo necesitan los demás.
Jaemin mira a todos y los únicos que poseían un rostro de incomodidad eran Jisung y DongHyuck, pero había algo más que le estaba jodiendo. ¿Por qué estaban tan a la defensiva ante la depuración?
Él mismo creyó escuchar una vez a DongHyuck decir lo mucho que le gustaría asesinar a alguien.
— Bien, no hablaremos sobre ello en lo que queda del día. — Jeno acepta. — Pero tampoco intenten jodernos con sus «No lo hagan, es peligroso» «Va contra la Ley», o, «Pueden ir presos», porque muy bien saben que durante esas malditas doce horas, todo el mundo puede hacer lo que quiera sin ser condenado, la política lo usa como un método horrible, pero lo tomaremos esta vez.
— Es increíble— DongHyuck susurra y ríe por debajo. —, como sea. Son sus vidas y hacen lo que se les plazca.
— Exacto, tú lo has dicho. — Renjun comenta y mira con recelo al moreno.
De repente el ambiente entre ellos se había vuelto mucho más tenso de lo normal y Jaemin carraspea incómodo, hace días la situación se volvió pesada y nunca supo en qué momento o acontecimiento sucedió ello...
— Miren, el bus llegó. Muevan sus culos si quieren tomar un asiento, sino les tocará ir parados por los próximos veinticinco minutos. — Jisung habla sacándolos de sus pensamientos.
Todos comienzan a apresurarse antes de que la cola sea peor y cuando están allí, Jaemin cierra sus ojos por unos segundos y como si a su mente le encantara molestarlo, el ruido estremecedor de las ochos balas lo aturden.
«Falta poco, Jaemin. Tú puedes hacerlo».
Sí, faltaba poco para la nueva depuración anual.
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