Jaemin y Chenle.
Penúltimo capítulo.
El castaño y el rubio caminan con decisión, sus armas están listas para ser usadas cuando la ocasión lo amerite, mucho más si se trataba de los tres malditos que un día llamaron «amigos» y «hermanos».
¿Cómo pudieron terminar así? ¿Cómo?
Eso es algo que no deja de atormentar a Jaemin, quien lloraba en silencio. Su mente no podía parar de reproducir la imagen de Suzy, su cuerpo entero duele de solo pensar en todo lo que tuvo que pasar antes de morir.
Un maldito dejá vù. Un sucio y asqueroso dejá vù.
— Jaemin, espera— Chenle sostiene su brazo y lo obliga a frenar. —. Quiero decirte algo.
Observando la dirección en dónde se encuentra el agarre de su amigo, Jaemin solo puede asentir en silencio y lo mira fijamente esperando a que hable.
— Pase lo que pase esta noche, prométeme que jamás volverás a participar en las siguientes depuraciones— Le pide conectando sus miradas. —. No necesitas seguir en esto.
¿Por qué sonaba como una despedida?
« No Jaemin. No es una despedida, no puedes perder a Chenle. Suficientes muertes por hoy ».
— Lo prometo, Chenle. No volveré a participar en esta mierda— Lo dice con tanta seriedad que el menor no duda un segundo en creerle. Jaemin siempre cumplía sus promesas—. Pero ahora necesito matar a esos hijos de perra.
— Confío en ti— Dándole una leve sonrisa que puede ser vista gracias a que no llevaba la máscara ya, Chenle abraza furtivamente a su amigo y se separa. —. Vamos.
Sin decir algo más, Jae vuelve a caminar e intenta obviar como algunas personas lo miran desde sus casas, ellos están tan bien protegidos que por un momento, deseó volver al pasado y poder protegerse así con su familia.
Si tan solo sus padres vivieran, él no estaría en estás circunstancias porque nunca en su corta vida, pensó en unirse a la masacre que se da un día al año.
Pero todo cambia, la vida no es como uno la planea, la vida misma va amoldeandose a la forma que a ella le plazca y aunque no quieran, por mucho que deseen una cosa imposible de alcanzar, deben de aceptar lo que se les ofrece y luchar por lo demás.
Ahora él estaba luchando para conseguir una paz que creyó encontrar cuando los causantes de su desgracia terminaron muertos, pero no. Ahí estaba, yendo por otros locos desquiciados que asesinaron a su preciada Suzy...
— Estamos a pocos metros, prepara tu...— Jaemin frena sus palabras cuando de reojo puede captar a alguien acercarse detrás de un Chenle bastante distraído con su celular.—¡Cuidado!
El chico se da vuelta con rapidez y corre hacia el menor para cubrirlo de un posible disparo, pues el maldito estaba apuntandolo. Ni siquiera lo conocía, pero si deseaba matar a Chenle, no tenía tiempo alguno de pensar en asesinarlo el primero.
Jaemin jala el gatillo dándole tres disparos en su abdomen, el hombre suelta un quejido de dolor y su sufrimiento acaba cuando el mismo Chenle perfora su cabeza con una sola bala.
Ambos se quedan estáticos en sus lugares divisando como la sangre comenzaba a hacer un charco notorio para ellos.
— Vamos, Chenle — Jaemin susurró obligandolo a seguir. Podía sentir su tensión y temblor.
— Lo asesiné para sobrevivir, ¿verdad? — Esa pregunta fue más para sí mismo que otra cosa, pero el castaño asintió—. Así como lo hice con los demás.
Joder. Luego de esto, necesitarían un especialista con urgencia.
—¿Que hacías con el celular?
— Nada— Rápidamente Chenle murmura—. Suéltame, estamos llegando.
Y era cierto, ya estaba prácticamente frente a la casa, la cual lucia con un terrible aspecto. Además de haber asesinado a Suzy, se encargaron de romper ventanas, manchar las paredes, destruir todo a su paso.
¿Tanto deseaban hacerlo? ¿Tanta necesidad tenían de saciar su sed de sangre?
— Entra detrás de mí, no dudes en disparar o atacar. Ellos lo harán sin importar qué, Chenle— Jaemin sostuvo su arma y suspiró antes de decir sus últimas palabras.—. Y si la situación se complica, vete. Déjame solo.
— N-no lo haré...
— Tendrás qué, tú tienes que vivir— Sentenció—. Hazme caso, por favor.
Chenle no respondió a eso, solo tragó con fuerzas y como Jaemin, comenzó a caminar dispuesto a luchar contra sus amigos, o bueno, a quiénes creía amigos.
Poco a poco se fueron acercando hasta el umbral de la puerta principal, todo estaba a oscuras pero rápidamente una luz blanca los alumbró casi obligándolos a bajar su guardia pero no lo hicieron, solo permanecieron quietos en su lugar.
— Oh, pero si son Jaemin y Chenle— Aquella voz con un tono petulante pertenecía al mismísimo Jisung.—¡Muchachos, llegaron nuestros amigos!
El pequeño Jisung que parecía no matar ni una mosca.
— Cállate pedazo hijo de puta — Jaemin gruñe y no deja de apuntarlo—¿Que mierda pasa por sus cabezas?
— Solo queríamos divertirnos, después de todo, ustedes también salieron a depurar. ¿Por qué nosotros no?— Con una sonrisa inocente, pregunta y deja caer la linterna.
— Yo lo hice por...
— Sí, por tus padres, blah blah blah— Interrumpiendo a Jaemin, el menor de todos suspira pesadamente revolviendo sus cabellos—. Conozco la historia, un chico devastado por la muerte de sus seres queridos, totalmente traumado por haber visto como los asesinaban a sangre fría, jurando vengarse cuando la noche de depuración llegara, arrastrando a otros tres idiotas obligándolos a ensuciarse las manos para no parecer el desquiciado que eres, sí. Efectivamente escuché esto muchas veces.
Jaemin suelta una risa ronca, irónica y molesta.
— Este desquiciado va a matarte, Park Jisung— Anunció—.
— No si lo hacemos nosotros antes.
Y lo próximo que los dos muchachos pudieron sentir es las pisadas de alguien detrás suyo, el primero en darse la vuelta es Chenle quién reacciona con rapidez y se abalanza contra Mark, quien estaba a punto de acuchillarlo por la espalda.
—¿Así que te has tomado literalmente el apuñalar por la espalda, Mark?— Forcejeando con el mayor, Chenle pregunta con repudio.
— Lástima y no pude hacerlo como planeaba, supongo que iré por el plan B.
—¡Jaemin, vete por Jisung! — El chino exclama cuando lo ve dudoso si dejarlo solo o no—. Yo me encargo de Mark.
Algo gritaba en Jaemin que no dejará a Chenle solo, pero cuando volvió la vista hacia Jisung, este estaba corriendo escalones arriba, así que solo pudo optar por salir detrás de él.
Tomando un gran impulso, se abalanzó contra el sujeto atrapando uno de sus pies logrando que este cayera en mitad de las escaleras, subiendo sobre él como podía, se colocó lo suficientemente cerca de su rostro para dejar notar sus expresiones cargadas de odio y repudio.
—¿Por qué ustedes?— Preguntó más para sí mismo.
—¿Por qué no nosotros, Nana?
Jisung le propina un puñetazo en su mejilla sacándole un quejido, intenta sacárselo de encima pero la fuerza de Jaemin lo sobrepasa. Y cuando menos lo espera, siente como su pómulo recibe el mismo golpe que dio segundos atrás, y no es sólo uno, sino tres.
—¡DongHyuck!
—¿Necesitas a Haechan para defenderte, Park?— Expulsa y luego de un cuarto puñetazo.
—¡Hey, Jaemin!
Sintiendo su nombre resonar por todo el lugar, aún con Jisung abajo suyo, mira hacia arriba y nota como DongHyuck tiene una cubeta, la cual no demora en vaciar directo a su cuerpo. Jaemin tarda en darse cuenta del contenido, pero cuando éste entra un poco en su boca, puede notar el sabor y su fuerza disminuye dándole la oportunidad a Jisung para tirarlo hacia atrás haciéndolo caer por las escaleras.
—¿Que tal la sangre de Suzy, Na?— DongHyuck se mofa y suelta una carcajada.
Los nervios de Jaemin se vuelven intensos, casi imposibles de controlar, un quejido se escapa de sus labios, sus costillas le duelen y aún más cuando siente a Jisung encima suyo y por mucho que quisiera deshacerse de su agarre, éste afianza su agarre con ambas piernas sobre sus caderas impidiéndole moverse.
—¿Unas últimas palabras, Jaemin?
Intentando safarze, el joven lo empuja con fuerzas pero un filo roza su brazo dejándole una herida superficial pero que ardía demasiado. Jisung lo había lastimado.
—¿Vienes o qué, DongHyuck?
— Prefiero admirar desde aquí arriba como lo matas, Jisung.
—¡Hijos de puta!— Vocifera furioso. —¡¿Que demonios les he hecho?!
Y por mucho que DongHyuck quisiera responder, alguien llama por él en un acto desesperado, eso alerta a ellos tres. En especial a Jaemin.
—¡Haechan, Haechan!
Era Mark.
Y si ese era Mark, Chenle estaba en peligro.
— No, no, no...— Jaemin comenzó a negar con efusividad cuando vio a DongHyuck bajar con rapidez las escaleras desenfundando su arma.
No. No podía dejar que asesinaran a Chenle.
Juntando todas sus fuerzas, logra soltar uno de sus brazos del agarre de Jisung y vuelve a propinarle un puñetazo en su nariz haciendo que éste sangre, tomándolo de su cuello, aprieta tanto como puede pero el chico también tenía con que darle y le da un golpe dejándolo sin aire por unos cuantos segundos, segundos suficientes para que Jisung alce el cuchillo y claro está, quiera acuchillarlo.
Pero la mente de Jaemin estaba en salvar a Chenle de DongHyuck y Mark, así que dándole un manotazo fuerte en el brazo a Jisung logra que este suelte el arma blanca y pierda el balance.
—¡Los odio!— Exclama con rabia y saca a Jisung de encima suyo. —¡¿Que demonios les hice?! ¡¿Que hice?!
Sus manos fueron a parar al cuello del menor y ejercía la suficiente fuerza como para dejarlo sin aire, Jisung sólo podía pegarle manotazos, Karla sus cabellos y tratar de herirlo. Una desesperada forma de intentar salvarse.
— S-sueltame, hyung.— Con total dificultad, susurra atemorizado.
Las imágenes de ambos juntos riendo, sonriendo, gastándose bromas y haciendo cualquier cosa, pasan como una bonita película para Jaemin pero que tendría un trágico final.
— Lo siento. — Utilizando el mismo tono que el chico, Jaemin toma su arma y con su mandíbula temblando a causa de la tensión, mira a Jisung una última vez.
Éste sólo cerró sus ojos y el disparo salió causándole la muerte de inmediato.
Quería quedarse a su lado, lo anhelaba, tenía un sinfín de emociones recorriendo su cuerpo, pero Chenle lo necesitaba.
Así que con rapidez salió de encima del cuerpo de Jisung y resbalandose un poco a causa de la sangre esparcida por todo su cuerpo, corrió como pudo hasta la entrada notando como había otro cuerpo tirado en el césped.
Mark estaba allí, su pecho no subía ni bajaba y una gran herida yacía en su cuello.
— DongHyuck— Jaemin lo llama.
El chico se da la vuelta con Chenle en sus manos, este lo estaba ahorcando y mantenía la navaja también en su cuello.
Jaemin nota la herida que hay en el rubio, sí. También fue herido, lo comprobó cuando la sangre caía lentamente desde su torso hasta manchar la acera. Eso lo alertó aún más.
— DongHyuck, suéltalo— Le pide acercándose lentamente—. Vamos.
Sin embargo, Haechan se encontraba totalmente cegado, sus ojos desprendían lágrimas espesas y apretó más su agarre contra Chenle el cual soltó un gemido y llevo sus manos hasta el ante brazo de quien lo sujetaba.
—¿Por qué dejarlo vivir? ¿Por qué dejarlos vivir?
— No te hemos hecho nada, DongHyuck— Jaemin se acerca un poco más aún con su arma apuntandolo—. Esto no tendría que haber comenzado desde un principio.
— Siempre los aborrecí, Jaemin. Siempre— Confiesa entre dientes—. Siempre.
— D-donHyuck, suéltame— Chenle le pide entre jadeos de dolor y desesperación—. Hazlo.
—¡Cállate, maldita sea!— Escupe furioso—¡Mark está muerto por tu culpa!
Y lo próximo que hace el chico es clavar un poco la navaja en el cuello de Chenle. Eso es algo que Jaemin no puede tolerar y se acerca lo suficiente como para que Haechan se aleje unos pasos advirtiéndole que si lo hacía otra vez, no dudaría en matar al rubio.
—¡No te muevas, Jaemin!
—¡Suelta a Chenle, maldición!
Chenle cada vez parecía más débil, su cuerpo buscaba ceder y caer allí mismo. El cansancio estaba predominando cada parte de su anatomía, quería llorar y aunque intentó guardar sus emociones, las lágrimas no tardaron en salir empapando todo su rostro.
Iba a morir en manos de Haechan, al cual le confío tantas cosas y una vez llamó «Hermano de otra madre».
— Tendría que haberte asesinado esa noche, lástima que no me dejaron hacerlo, que mala decisión ha sido por parte de la madre de Jeno— Cada palabra que soltaba eran con un total rencor. —. Si tan solo hubiera podido pegarte un tiro en medio de la frente...
—¿D-de que hablas?
DongHyuck soltó una risa casi parecida a una de aquellas que se escuchan en las películas de terror. Y volvió a afianzar su agarre en Chenle.
Jaemin observaba al menor cada vez más débil, temía por lo que podía suceder. No quería perderlo.
—¿Acaso tu mejor amigo no te lo contó? — Burlón, pregunta. Al ver el rostro de Jaemin supo que no—. Vaya, puto mentiroso. Dijo que lo haría, pero en fin, Mark, Jisung, Jeno y yo estuvimos en la noche donde tus padres fueron asesinados. Tranquilo, solo hicimos guardia por si planeaban escapar, pero déjame decirte que tonta la idea de intentar hacerlo por las ventanas de tu habitación, aunque pensándolo bien, podría haberme llevado a uno de ustedes...
Las manos de Jaemin comenzaron a temblar. Su cuerpo le pesó y sintió unas profundas náuseas.
Sabía de Jeno, lo sabía porque reconoció la voz de aquella mujer tiempo después. Supo que se trataba de su madre, los hilos fueron atandose poco a poco para él hasta llegar a la conclusión de que todo había sido más que premeditado, por algo mandó a Renjun con Jeno porque sabía que podría matarlo si así hiciera falta...
¿Y si cometió un gran error?
¿Y si también perdía a Renjun?
—... Tu madre era odiada por todo el instituto, esa faceta de «buena mujer» se le cayó cuando se acostó con Taeyong y luego lo rechazó e incluso, amenazó con decirle a todo el mundo que él la había acosado cuando la verdad es que...
—¡Calla la puta boca!— Jaemin gritó desgarrando su garganta.—.Suelta a Chenle, yo soy el problema aquí. Suéltalo.
— Ambos lo son, en realidad los cuatro— DongHyuck masculló—. Jeno fue un hijo de puta que nos traicionó y decidió ayudarte, doble moral.
—¿De que moral hablas, Haechan?— Con un fuerte suspiro, Chenle pregunta— La moral no existe hoy, ustedes nunca la tuvi...¡Ah!
—¡Chenle!— Jaemin grita por su amigo.
Y todo es en cámara lenta ante sus ojos, DongHyuck acuchilló a Chenle en su estómago, pero alguien dejó escapar dos disparos dándole justo en la cabeza del causante de la herida del rubio.
Ambos chicos cayeron al suelo segundos después de aquella acción, Jaemin tiene que mirar sus manos para saber si él ha sido el causante de ello, pero no. No había disparado.
—¡Jaemin, Chenle!
Alzando su vidriosa mirada se encuentra como Jeno y Renjun corren en su dirección. Un nudo en su garganta se desata y sin perder tiempo va hasta Chenle, el cual soltaba pequeños quejidos sin moverse.
— Chenle, Chenle...— Moviendo el cuerpo de DongHyuck, saca al chico de allí y puede notar su tez pálida, tan pálida que daba miedo.
Renjun y Jeno se tiran prácticamente encima de ambos y hay lágrimas corriendo por sus rostros, parecen tan desesperados como él.
— D-duele mucho— Una lágrima cae por la mejilla de Zhong y sonríe apenas—. C-chicos...
— Tranquilo, Chenle. V-vamos a curar tu herida, vas a ponerte bien y luego de que suene la sirena podrás ir al Hospital, nosotros te llevaremos. ¿Verdad?— Renjun había tomado la mano del chico y la apretaba con fuerzas.
— Sí, Renjun tiene razón— Jeno apoya la idea y limpia otra lágrima que cae por el rostro de Chenle—. Solo no cierres los ojos, quédate aquí, con nosotros.
Jaemin había recostado la cabeza de Chenle en su regazo y mantenía su vista fija en las heridas mientras hacía presión, Jeno se sacó su hoodie y lo colocó intentando frenar el sangrado pero no había suerte, ni siquiera tenían consigo el equipo necesario para la situación.
—¿Lo h-hice bien, v-verdad?— Alzando su mirada, se encuentra con un lloroso Jaemin.
El chico solo puede asentir y afianzar más su agarre.
— Perdóname, Chenle. Perdóname— Repetía con hipidos—. Perdóname.
— T-tranquilo, después de todo...— Chenle cerró sus ojos por unos segundos ante el inminente dolor pero luego los volvió a abrir— Y-yo estuve de acuerdo.
— Venga, Lele. Mantente despierto— Renjun apretaba tanto como podía su mano, pero la fuerza de Chenle estaba disminuyendo en demasía— Chenle, oye...
Jeno al escuchar el tono desesperado de su amigo alza su vista encontrándose como la respiración del rubio comenzaba a ser cada vez más pesada, así que tomó su rostro entre sus manos y lo movió un poco.
— Chenle, Chenle— Lo llamaba una y otra vez—¡Chenle!
Sin embargo él ya no podía soportar más, su débil mano buscó la de Jaemin y cuando la encontró, llegó a darle un suave apretón que a los segundos fue disminuyendo.
— Perdóname, Lele. Siempre fuiste importante para nosotros aunque tú pensaras lo contrario.
Ninguno dijo nada ante esas palabras, Renjun había sentido como su mano también fue liberada de un agarre frío, sus ojos se cerraron y un sollozo escapó otra vez de sus labios, mientras que Jeno miraba incapaz de creer lo que estaba sucediendo en el momento.
—¿Chenle?— Jaemin farfulla cuando no siente más su agarre y al verse envuelto en una atmósfera de llanto y lamento—¡Chenle!
Lo movió con brusquedad y no hubo respuesta, volvió a hacerlo dos veces más pero alguien lo detuvo.
—¡Basta, Jaemin!— Jeno lo frena con un grito ahogado—¡Chenle se ha ido!
—¡No, no!— Negándose ante la cruda realidad, Jaemin se separa un poco del cuerpo perteneciente al chico y lo mira. — Chenle, no. Tú no te has ido, no.
No. Él no podía dejarlo, él tenía que estar vivo.
—¡Chenle!— Grita otra vez.
— Se ha ido, Jaemin— Renjun susurra aferrándose al cadáver de su amigo y repite lo mismo que Jeno.
Con su mirada desesperado, busca a DongHyuck y a Mark, allí ve también sus cuerpos, recuerda a Jisung y todo encaja.
Temblando con agresividad, el primer llanto desconsolado brota de su garganta y se lanza otra vez contra Chenle. Abrazando el cuerpo, posa su cabeza contra el pecho de su amigo con la vaga esperanza de que fuera una mentira.
Necesitaba despertar de esa pesadilla.
Jeno por otra parte mordía su labio inferior con fuerzas hasta crear una herida.
— Ellos se han ido...— Murmuró.
Sus padres, Mark, Haechan, Jisung y Chenle se habían ido. Y no volverían jamás.
Lo único que podían hacer los tres chicos era llorar con fuerzas lamentándose todo lo sucedido, así no debían acabar. No debían de terminar de esta forma.
— Por favor, vuelvan.
Es lo que susurra Jaemin apegado a Chenle.
¿Estaba en una pesadilla? Porque si era así, no podía despertar y eso le pesaba.
Él no asesinó a Jisung ni dejó morir a Chenle, ¿verdad?
Todo tenía que ser una mentira. Todo.
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