En el templo de los recluidos
Las luces me lastiman los ojos mientras que el sonido taladra mis oídos, no sé dónde estoy. No sé en donde me encuentro pero lamentablemente si recuerdo quien soy y por qué estoy aquí. Miro a mi alrededor y veo cientos de medicamentos apilados en pequeñas botellas de vidrio. Es una ambulancia, festejo de modo vago e inconsciente...Y luego nada.
Resulta que nuestra consejera es alguien que viene cada año a "ayudar" a los jóvenes, por lo menos eso escuche con los murmullos señalándonos. Odio esto, odio que tengan tanta atención hacia mi persona. Skara escuchaba música sin escuchar a Amity mientras que Boscha anotaba cosas en una libreta que tomo apenas salimos de la cabaña.
Por mi parte, miraba a todos. Eran desde adolescentes de no más de 14 años hasta los casi adultos rosando los 21 años. Supongo que pensaron que era buena idea para que los más jóvenes temieran su futuro y los más viejos se reflejaran en los jóvenes rostros de la inmadurez.
Boscha toco mi hombro para sacarme de mis pensamientos pues Amity me miraba extrañamente molesta como cansada.
-Escucha... ¿Luz, cierto?-
-Si-respondí con la voz apagada
-Mira, se nota a leguas que no quieres estar aquí. Nadie lo quiere y dobre todo yo- pauso para ver si prestaba atención –Pero, por lo menos debes de fingir que me escuchan- dijo quitándole a Skara sus audífonos
Skara bufo molesta, Boscha soltó una ligera risa y yo solo dije: "Si" a su regaño. Las cuatro seguimos en lo nuestro mientras que variados grupos iban y venían de todas partes del lugar. Los concejales (que según Boscha son monjas) paseaban vigilándonos, varios chicos más con la misma ropa negra con verde de Amity iban con su propio grupo.
-"Los niños de dios"- bromeo Boscha causando que solo diera un pequeño salto por el tocar brusco de mi hombro -No eres muy social, ¿Cierto?-
-Creo que eso quedo claro- respondí un tanto molesta por la casi obligatoria charla social que Boscha quiere tener
-Mira, Noceda. Estaremos "atrapadas casi todo el verano", ¿No crees que sería mejor llevarnos un poco bien?-
-Es cierto eso- segundo Skara entrando a la plática –La drogadicta tiene razón-
Boscha evito a Skara y se centró en mí, tanta atención me dio náuseas y en una medida desesperada maniobra fui directo con Amity la cual al solo verme expreso su desagrado con un: "Que bien"
Una vez visto todo el lugar (el cual consiste en unas 10-12 cabañas, un comedor, baños y unas oficinas más la pequeña capilla por si alguien debe de acordarse de dios en el verano) Con hambre pare en el comedor, esperanzada de ser la única de mi grupo en tener esa idea. Pero en cosa de nada tanto Skara como Boscha se sentaron frente a mí con una charola cada una.
-¿Qué vamos a comer?- pregunto Skara mirando mi plato con espaguetis
Suspire un tanto moleste pero como es de costumbre, mi voz apenas y salió de mi boca y con ello, el pensamiento de que posiblemente mamá tenga cierta razón con mi grado de asocialidad.
A falta de mi respuesta y de que mis dedos jugaran los unos con los otros, Skara decidió dejar su pregunta de lado perdiendo el interés en mí y preguntando a Boscha algo que me irrito y asusto:
-¿Qué te metías?- pregunto como si fuera lo más normal del mundo, como si preguntara que día es o como estuvo su mañana
-¿Importa?- pregunto dejando de comer
-Vamos a vivir juntas varias semanas, supongo que es justo el saber de la otra-
Boscha suspiro pesadamente y con un: "Cierto", levanto molesta la manga larga (que apenas note) a pesar del calor. Diferentes puntos tanto morados como amarillentos se veían en el mismo lugar de su vena, la respuesta era clara incluso para mí.
-Un hospital, un llanto y ahora estoy aquí- dijo levantando el tenedor señalando el lugar -¿Cuál es tu historia?- pregunto Boscha
-Nada, es simple de hecho. Primero sobre peso, burlas, saltarme comidas y al darme cuenta... Vomitaba, no comía. El hospital fue también una gran ayuda... Ese día fue –
-Como despertar de una pesadilla- interrumpí escuchando un chirrido de llantas proveniente de mi mente –Mamá me dice eso, pero jamás lo he sentido-
Ninguna dijo nada pero en el aire se sentía la tensión, no solo la nuestra, sino en toda la cafetería. Hilera tras hilera de jóvenes o no tan jóvenes recordando sus demonios, las personas que aman o sus pesares más oscuros. Boscha me miro y con una delicada sonrisa hablo:
-No siempre hace falta un hospital o el estar cerca de la muerte-
No dije nada pero mi vista se quedó mirándola, esperando a que ella dijera algo más especial que eso. Con la esperanza de que su nueva palabra se pareciera en algo a lo que me dijo aquella tarde lluviosa antes de morir en mis brazos.
-Si no nos quieres decir no pasa nada- continuo –No todos tiene la fuerza, ¿cierto?- pregunto a Skara la cual miraba a una chica llorar al lado de nuestra mesa
-Cierto...-
Deje detrás a esas adictas, locas y desviadas para centrarme en una de las cosas por las que verdaderamente vine a este aborrecido lugar. Mientras más me acercaba más plantas encontraba y con ello sacos y sacos de estiércol y otros materiales que jamás he preguntado para que sirven realmente a pesar de los años.
Un leve tarareo de una canción desconocida para mí y mis piernas corrían directo a ese viejo lugar olvidado por las personas.
-¡Willow!- grite llamando la atención de ella para ser abrazada en el aire –Cuanto te extrañe- dije sin separarme de ella
-Yo también- dijo acariciando mi cabello –Como no tienes idea-
El verla tan sonriente, tan alegre y tan cordial como siempre hace que mis mejillas ardan. Me hace olvidar todas las enseñanzas de mis padres y me hace el cuestionar el hecho de mi malestar y bienestar cerca de ella, como si no quisiera que se alejara pero al mismo tiempo lo quisiera hacer.
-¿Cómo estuvo el último día de clases, como te fue?-
-Yo...- El habla se me corto al verla, sudada, sucia pero misteriosamente... Deseable –No hice mucho, ya sabes. Escuela... Amigo... si-
-¿Pasa algo?-
-¡Para nada!- respondí nerviosa -¿Este año también tienes a alguien a tu cuidado?-
-Sí, un pequeño grupo de no más de tres personas. ¿Supongo que tu igual?-
-Así es- dije en un suspiro pesado –Se llaman:... Boscha... Skara y... Joder... ¡Luz!-
-Se nota el empeño- bromeo tomando la pala de la tierra que soltó al verme –Amity, tengo una duda... Te conozco de años y eso pero... ¿Por qué sigues viniendo? Sé que odias este lugar-
-Ni yo lo sé- respondí un tanto dolida por el aparente desprecio de Willow –Solo... No lo sé- dije perdiéndome en sus ojos –Solo sé que quiero venir, porque es el único lugar en donde te encuentro sin problema de por medio-
Willow sonrió y con un dulce gesto tomo mi mano. No me importo la tierra o la aparente humedad pues solo me centre en la mano de Willow, hasta que finalmente dijo algo que me provocó la muerte cerebral.
- Para ser sincera... Yo también vengo por eso-
Mire a Willow estupefacta y con una amplia sonrisa nuestra calmada platica siguió y siguió sin pensar más que en su bella sonrisa y esos verdosos ojos que me hipnotizan.
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