Capítulo seis: "Fantaseando con Violett"
Estuve una hora sentado en aquél incómodo sofá, mi trasero ya está comenzando a doler, sin contar el pesado cuerpo de Jaxon en mi regazo.
Aproximadamente unos diez caninos habían llegado, han sido atendidos, para luego irse con sus dueños, no tardaban más de quince minutos, estaba empezando a desesperarme.
¿Qué ocurría con Esther? ¿Por qué ella aún no sale? ¿Estará bien? Miles de preguntas invadían mi cabeza, pero no había respuestas concretas.
Pero todo se acabó al ver la cabellera pelirroja de Violett salir por la puerta, no traía a Esther en sus manos, mi corazón se agitó y rápidamente me levanté de allí, junto a Jaxon.
Sin embargo, logré suspirar con tranquilidad, al ver a Esther en las manos de un hombre joven, con una limpia y brillante bata blanca, él debe de ser el doctor.
Me acerqué a Violett, para así tomarla suavemente del brazo y acercarme a su oído.
—¿Por qué rayos tardaron tanto? Te juro que por unos segundos creí envejecer sentado allí —murmuré, frunciendo mi ceño.
Ella rió ligeramente, y mordió su labio inferior.
—¿Qué? Tú solo mira al doctor. ¡Es tan sexy! Debía de hacer algunos trucos con él.
—¿Trucos? ¿Estuviste coqueteando con el Doctor y yo acá afuera preocupado por mi hija? Serás una mala abuela.
—Vamos, Bieber. Admite que él está bastante bueno —ella se volteó a verlo, mientras agitaba sus pestañas.
—¿Tienes algo en tus ojos? ¡Ya sé! Tienes una pestaña en el ojo, déjame, yo la quito —me acerqué alzando mi mano, para así tomar su rostro.
—¿Qué? ¡No! Aléjate, él pensará mal —golpeó mis manos y las quitó de su rostro.
Escuché el agudo ladrido de Esther, caminé hasta el sensual Doctor y quité a mi perrita de sus sucias y pervertidos manos. Acaricié su cabeza y deposité un beso en su pelaje.
—¿Seré abuelo? ¡Por favor! Dígalo despacio, tenga compasión de un abuelo primerizo —cerré mis ojos fuertemente, junté más a Esther a mi pecho, también sentí como Jaxon se aferraba a mi cuello.
No obstante, él guapetón Doctor solo rió, que asco de risa, pensé que Violett se reía horrendo, pero al escucharlo, ella quedó en el segundo puesto, claramente.
—Tranquilo, Bieber. Acá está la cuenta, esta semana había un pequeño descuento... —comenzó a decir, pero rápidamente lo interrumpí.
—¡Me importa un maldito pene los descuentos de aquí! ¡Solo quiero saber si mi perrita me hará abuelo! —grité, alternándome un poco, solamente un poco.
—Justin, cálmate —la voz de Violett se hizo presente, sentí como su mano se apoyaba en mi espalda.
—¿Violett? —susurré, observando sus ojos cafés.
Ella sonrió levemente, y se acercó, depositando un pequeño beso en mi mejilla. ¿Desde cuándo ella era cariñosa?
—Hablaremos de esto en casa, creo que en cualquier momento te dará un infarto o algo por el estilo —ella rió despacio, tomando a Esther en sus manos, y haciendo que Jaxon tocara el suelo.
Sentí mis brazos libres, pasé una mano por mi cabellera y luego solté un largo y profundo suspiro.
—Está bien —me acerqué hasta la secretaria—. ¿Cuánto es?
Luego de pagar todo, y despedirme con un frío gesto del Doctor, Violett, Jaxon, Esther y yo, caminamos hasta el auto, para subirnos todos en él, y así encenderlo y conducir hasta mi hogar.
Supuse que Violett no quería volver a su hogar, además ella aún debía de decirme con cada detalle que ocurrió adentro. Omitiendo su coqueteo con aquél Doctor, por supuesto.
Solo tardé unos diez minutos en llegar a mi hogar, estacioné el auto y me bajé, junto a todos los demás.
Al entrar a mi casa, Violett dejó a Esther en el suelo, ella salió disparada hacia adentro. Jaxon corrió tras Esther, de aseguro que iba hasta la habitación de juegos. Sí, tengo una habitación llena de juegos para él... O bueno, para mí. Sí, lo admito.
—Espera, deja sentarme, necesito estar sentado —hablé, caminando hasta mi sofá y sentándome en él—. Se me puede bajar la azúcar o algo así. Es realmente extraño eso de la azúcar baja. ¿Sabes qué? Trae el jarro con azúcar, creo que debo de comer de ella para que vuelva a la normalidad. Quiero azúcar, Violett. Tráeme azúcar —pero no pude terminar la oración, cuando un fuerte golpe llegó a mi nuca.
Solté un fuerte grito, no tan fuerte cuando encontré aquél cabello gris en mi cabello. Esta vez fue más silencio, y corto.
—Lo siento, creo que mi mano es pesada.
—Creo que me dejaste sin cabeza —solté un quejido, mientras pasaba mi mano por la zona afectada.
Me levanté del sofá y fue hasta mi cocina, al estar allí, busqué hielo, para poner en la zona golpeada anteriormente por Violett.
—Realmente lo siento. ¿Necesitas ayuda? Yo creo que sí, deja que te ayudo.
Ella se acercó a mí y tomó el hielo, ella misma dejó éste en mi nuca, se acercó aún más a mí. Violett está invadiendo mi espacio personal, repito, Violett está invadiendo mi espacio personal.
—¿Aquí? —ella susurró, o tal vez no, pero mis ojos solo estaban puestos en los suyos, y no podía oír con claridad.
—Sí.
Ella siguió presionando en el lugar, pero sus ojos estaban puestos mirando fijamente mi cuello, solo era yo el embobado que observaba cada centímetro de su rostro.
Observé su pequeña nariz, respingada, luego miré sus pómulos, se veían suaves. Sus ojos, ahora se veían verdosos, una combinación extraña, entre el color verde y marrón. Sus largas pestañas hacían que aquella combinación sea perfecta. Bajé hasta sus labios, delgados, rosas, completamente apetitosos.
¿Qué se sentiría sentir sus labios bajo los míos? De aseguro que debía sentirse fascinante, dulces y melodiosos.
Entonces comencé a acercarme... O eso creía yo.
—¡Justin! Hace más de cinco minutos que te estoy hablando. ¿Me estás ignorando, Bieber? Porque a mí nadie me ignora —ella chilló, golpeando mi estómago.
Joder, estuve fantaseando con Violett. Qué asco.
—¿Disculpa? Es que me quedé pensando en tu horrenda y chillona voz.
—¡Pero que te crees, rubio teñido! —ella saltó sobre mí, golpeando mi cuerpo con todo lo que tuviera a su alcance.
—¡Basta, basta!
—Yo te estaba ofreciendo ayuda, y tú me insultas. Así no se puede, renuncio a nuestra relación.
—¿Relación? —grité, abriendo mis ojos al máximo.
—Claro, de consuegros. ¿Qué pensabas idiota?
—Nada, yo... Nada —balbuceé, pasando por su lado, hasta llegar nuevamente hasta el sofá y sentarme allí.
—Entonces, ¿ya quieres saber si Esther será madre o no? —preguntó, sentándose en mi lado.
Con mucho cuidado me hice a un lado, debía se guardar distancia. ¡Joder!
Esther y su posible embarazo. Por unos segundos lo había olvidado por completo, rayos.
***
Realmente por unos momentos iba a hacer que pasara algo con ellos, pero no😊😏.
Ustedes se han portado mal, ah.
Hay muy pocos comentarios a comparación de los primeros capítulos😣😒.
Las amo mucho, pero me gustaría que comentaran un poco más💗💘.
¿Recuerdan que esto es una historia corta?💔
Creo que faltan unos cinco capítulos, más o menos😞💁.
¡Pero sigan disfrutando!
Por favorrrrrrr, voten y c o m e n t e n🙌😍.
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