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Capítulo cinco: "Bieber número cuatro"

El glorioso y esperado día había llegado. Me sentía totalmente nervioso, tan así, que durante en la noche, no pude cerrar ni por unos segundos mis ojos. Toda ésta situación me tenía con los pelos de punta.

Y nada más, ni nada menos, que por la culpa de la calentura de un fastidioso y horrendo perro, Sir Donald, señores y señoras.

Pobre de mí Esther, que cayó en las patas de aquél apestoso animal.

Eran exactamente las tres de la tarde, Esther se mantenía tranquila, por supuesto, seré yo quien pasará vergüenza al contar como ocurrió todo esto; "Mi perrita fue violada por un animal en la vía pública, doctora".

Qué descarado animal.

Hace una hora aproximadamente había hablado con Violett, para así acordar donde nos íbamos a encontrar. Porque sí, yo no iba a ir solo a una consulta médica, sobre un supuesto embarazo canino, eso es para mujeres.

Y por lo que yo sé, hasta esta mañana, aún seguía siendo un macho musculoso. Mi gran amigo y mis fuertes bíceps seguían allí.

Iba a pasar a buscar a Violett, a las cuatro de la tarde, para estar justo a tiempo en la clínica. Y no esperar más.

Pero todo lo planeado se vino abajo, cuando mi padre me envía un mensaje de texto.

Papá Jeremy👑: Bieber número dos, tú hermano estará en el aeropuerto junto a Ben a las tres, no lo olvides😊.

¿Saben lo gracioso de todo esto? Lo había olvidado, como siempre.

¡Oh! Y él es el Bieber número uno.

Rápidamente tomé a Esther en mis manos y cogí las llaves del primer automóvil que encontré. Engreído, lo sé.

Mi celular estaba muriendo, literalmente. Por lo cual, no le avisé a Violett que pasaría por ella más temprano de lo acordado. No importa, me encontraba en apuros y debía solucionar todo.

Ya eran las tres de la tarde, Jaxon ya debe estar en el aeropuerto junto a Ben, y yo aún no iba por él.

Qué asco de día.

En unos diez minutos, me encontraba estacionado el auto fuera de la casa de Violett, me bajé de mi vehículo y corrí hasta su puerta principal, para luego golpearla cómo desquiciado.

No pasaron ni dos minutos, cuando la puerta se abría, y una desarreglada Violett apareció en ella.

—¡Hola! ¿Qué tal? No me interesa, cambio de planes, te paso a buscar a las tres —observo mi imaginario reloj en mi mano—, pero mira nada más... ¡Ya son las tres! ¡Vámonos!

Y sin esperar que contestara, tomé su mano y la arrastré hasta mi auto. Ella estaba totalmente desorientada, con suerte sus ojos se abrían, y su cabello no estaba para nada bonito.

—¿Pero qué rayos ocurre contigo? —murmuró, pasando sus manos por su rostro.

—Ya dije, cambio de planes. Debo de ir por mi hermano, ahora.

—¿No se te ocurrió enviar un mensaje de texto para avisar? Genio —bufó, acomodando su cabello e intentando arreglarlo, algo casi imposible.

—Mi celular está sin batería, una lástima.

—Te odio tanto.

—El sentimiento es mutuo, querida.

Ella guardó silencio, mientras cruzaba sus brazos bajo su pecho. Observé la hora, eran las tres con quince minutos, ya iba muy atrasado.

Conocía a mi hermano, y algo que él no tenía, era paciencia. Volé por los aires, bueno, eso decía Violett, porque sí, murmuraba cada maldición hacia mi persona por ir a tan velocidad.

Pero debía de llegar rápido, porque aquél pequeño rubio teñido, era peligroso cuando se enojaba.

Y llegué, pensé que nunca lo haría, pero lo logré. Un logro más para Bieber, anótenlo, por favor.

Con rapidez bajé del auto, Violett se quedó allí, mejor para mí, más rápido, ella suele ser lenta.

Jaxon se encontraba en la entrada junto a Ben, su ceño estaba fruncido, mientras observaba a su alrededor, se veía enojado, lo estaba, por supuesto.

—Perdóname, mocoso. Se me hizo tarde, todo por la culpa de Esther. ¿Te lo comenté? ¡Voy a ser abuelo! —alcé mis brazos, mientras besaba ruidosamente la mejilla de él.

—Tardaste demasiado, Bieber número dos.

—Pero estoy aquí, contigo. Serán los mejores tres días de tu vida, campeón —acomodé su cabello, para luego golpear su hombro suavemente.

—Aún sigo enojado contigo —sonrió ligeramente—, entonces, ¿es verdad que Esther será mamá? ¡Ella aún es pequeña! No debería de ser madre, Justin. Tú fuiste un mal padre con Esther.

—¡No es mi culpa que esté embarazada! Ella fue la irresponsable, también Sir Donald, asqueroso animal, mugriento.

—¿Quién es Sir Donald? —preguntó, mientras se despedía de Ben, agité mi mano en forma de despedida también.

—El animal que metió su amigo en Esther, y así hacer que ella sea madre.

—Yo no debería de saber eso, Justin —rió.

—Es verdad, no se lo digas a papá —apunté, para luego bajarlo de mis brazos y hacer que suba a mi auto.

Al estar arriba de él, observé nuevamente la hora, eran las cuatro de la tarde, perfecto. Creí que iba a tardar más, y así atrasarme.

—Jaxon, ella es Violett, es la madre del tonto Sir Donald —sonreí con sarcasmo, por supuesto, el apestoso animal no era de mi agrado.

—No le digas tonto a mi mascota, Bieber —golpeó suavemente mi nuca—, un gusto, pequeño.

Jaxon solo asintió, mientras se sonrojaba levemente, su vista se concentró en Esther, para luego acariciarla.

Al llegar a la clínica, mis manos comenzaron a sudar, me sentía realmente nervioso. ¡Solo sería el abuelo! ¡Nada más!

Aun así, seguía nervioso, me sudan las bolas, tengo que admitirlo.

—¿Vamos? —dice Violett, abriendo la puerta del auto.

Moví mi cabeza, en un gesto de afirmación, tomé a Esther, y bajé. Jaxon también lo hizo, y caminó hasta a mí, para tomar mi mano.

—Hermano, estás sudando.

Guardé silencio, y caminé hasta el interior, al ver un asiento, rápidamente fui hasta allí, para sentarme.

—Claro, yo voy, no te preocupes.

—Justin, quiero ir al baño.

Los ignoré a los dos. Esther temblaba en mi regazo, o tal vez era yo, sí, creo que soy yo. Violett caminó hacia mí, y tomó a Esther, para luego dirigirse hacia una señorita que se encontraba allí.

Violett cambió algunas palabras con ella. Estaba a minutos de saber si realmente Esther estaba embarazada.

—Justin, quiero orinar.

—Después, Jaxon.

Violett se dirigió hasta el interior, junto a Esther y la señorita. No pude ni despedirme de Esther, no pude decirle mis palabras de consuelo, dándole mi apoyo, ni nada.

Mordí mi dedo pulgar, ¿aproximadamente cuando se tarda alguien en atender a una mascota? ¡Soy nuevo en todo esto!

—¡Jesús niño, eso no se hace! ¡Cómo se te ocurre hacer aquello! ¡Deseo hablar con la persona que está contigo, ahora! —un grito hizo que saltara de mi asiento.

—¡Justin! —exclama Jaxon, mientras corre hacia mí.

Oh no, ¿qué rayos hiciste, Jaxon?

—Dios, ¿usted le enseñe a hacer aquello a este niño? ¡Edúquelo, por favor! ¡No puedo imaginar que un nene pueda hacer eso! —la señora se acerca a mí, gritando y moviendo sus brazos.

—Perdón, señora, yo hablaré con él en casa, le pagaré todo, no sé preocupe —murmuré, tomando en mis brazos a Jaxon.

—Eso espero, muchacho —bufó, para luego salir de mi campo de visión.

—¿Qué rayos hiciste ahora, Jaxon?

Él suspiró, mientras bajaba su mirada, apoyando su cabeza en mi hombro.

—Solo oriné al lado de la puerta. Debía orinar, Justin. Ya no aguantaba.

Dios mío, esto es de familia, orinar en lugares públicos, lo acaba de hacer el Bieber número cuatro, solo falta la Bieber número tres.




***

HOLIIIIII, ACÁ YO, DEJANDO UN HERMOSO CAPÍTULO, AH.💘😊

Debía de estar la perfección de Jaxon aquí, por supuesto🎉🎊😏.

¿Verdad que es hermoso? 💗

Jaxon debía de salir aquí, #sorrynotsorry🙌🙊

Amadas mías, ¿me hacen un enorme favor?😞😣 ¿Se pasan por mi nuevo proyecto? Se título: "Peligro al Volante" también es de humor, sé que la amarán💘🙊

¡Por favor! Voten y comenten, los comentarios han ido bajando lentamente😥💔.

¡Las amo un montón!💝💕.

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