OO3 ╏ Buenas compañías
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El sonido del retrete al ser tirada la cuerda, en la mañana ya comenzaba a ser una rutina en Mingi, debido a las náuseas y vómitos matutinos junto a las enormes ansias de hacer pipí, y a pesar de ello Mingi aún no se acostumbraba a su nuevo estilo de vida, con un pequeño ser en su interior.
Se lavó la boca para quitarse en mal sabor y después salió del baño directo al pequeño armario donde estaba su ropa, busco algo holgado para ponerse y salir a reabastecer la alacena.
Desde que había salido del colegio no tenía otra manera de obtener dinero, antes la obtenía de su beca cuando estudiaba pero debido a que desde hace dos días abandonó el colegio, sabía que ya no podría contar con ese pequeño apoyo económico, sin embargo logró cobrar su último depósito y con ello lograría comprar lo necesario para alimentarse y sobrevivir, pero sabía que debía buscar un trabajo y pronto, por lo que creyó que mientras salía de compras aprovecharía la oportunidad para buscar algún trabajo.
Una vez que se vistió y se arregló lo mejor posible, tomó las llaves, una bolsa de tela y salió de casa rumbo al súper.
Las holgadas sudaderas que usaba evitaban que se notara lo más posible su embarazo que ya era notorio, aunque amaba frotar su linda y pequeña pancita, había momentos en que la gente lo veía de manera desaprobatoria y comenzaba a pensar que mostrar su embarazo en público no era buena idea, por lo que solo se limitaba a estar libre en su departamento.
Camino tranquilamente por las calles transitadas de Seúl hasta llegar a lo que sería el enorme supermercado, suspiro largamente y entro decidido. Al pasar la entrada sintió muchas miradas encima y no pudo evitar agachar la mirada, por lo que camino rápidamente adentrándose al primer pasillo.
Con su mirada pudo darse cuenta que estaba en la sección de frituras y bebidas gaseosas y Mingi sabía que aquello había sido una mala idea porque las últimas tres semanas habia tenido unos antojos enormes por consumir todo tipo de frituras y ni se diga que las gaseosas, era capaz de ingerir una soda de tres litros solo él mismo y el estar en aquel pasillo lo hacía querer tomar tantas frituras como pudiera, pero con el poco dinero que tenía sabía que solo debía comprar únicamente lo necesario e importante para él y su pequeño bebé.
Suspiro negando y salió de aquel pasillo para caminar por los pasillos de cereales e ir checando los precios, tomo una de las canastillas que estaban apiladas a un costado de cada pasillo y comenzó a ir metiendo en la canasta lo necesario. En el proceso de darse la vuelta logra chocar con alguien y rápidamente comenzó a hacer reverencias en modo de disculpa.
ㅡL-Lo siento, fue culpa mía, yo...
ㅡ¿Mingi?
El peligris levanta la mirada lentamente topándose con Nayeon. Sin evitarlo sonrío aliviado.
—¡Nayeon!
La chica no tuvo tiempo de responder de vuelta porque fue abrazada fuertemente por los brazos del más alto.
—No tuve la oportunidad de darte las gracias por lo que hiciste por mi ese día —comenta Mingi sin dejar de abrazarla, ella solo sonrió acariciando su espalda.
—Eso es lo que haría un amigo por quien lo necesite —mencionó separándose del abrazo.
El peligris sonrió animosamente y observó por un segundo el carrito semivacio de la joven.
—Veo que también vienes a hacer las compras.
La castaña sonrió ampliamente mientras asentía y veía de reojo la canastilla detrás de Mingi.
—Y tú también, por lo visto.
Él asintió no sin antes hacer una pequeña mueca, algo perceptible para ella.
—Lo poco que puedo comprar, debo racionar el poco dinero que tengo hasta que pueda averiguar cómo lograr obtener más.
—¿Has intentado conseguir un trabajo de medio tiempo? —el peligris asintió cabizbajo.
—Nadie acepta a gente embaraza, menos a un chico al que no dejan de juzgar con la mirada, solo logran hacerme sentir mal.
Nayeon no pudo evitar sentirse mal y trató de alentar a Mingi con la mirada, pero justo cuando estuvo a punto de decir algo, el cuerpo de Mingi se desvaneció y ella rápidamente fue en su socorro, tratando de sostenerlo, pero pesaba demasiado y a ella le costaba trabajo.
—¡¿Mingi, qué sucede?!
—De pronto sentí un gran malestar, sentí mucho calor y luego me vino un mareo, no pude mantenerme de pie —dijo mientras se sentaba con dificultad.
—¿comiste algo antes de venir aquí?
Mingi negó y en automático Nayeon suspiró molesta.
—¡¿Como no te vas a sentir mal si no has comido nada?!
—No me grites ¿ok? Suficiente con sentirme mal —Mingi se tapo el rostro y la castaña pudo observar como una lágrima salía resbalando de su mejilla y se sintió aún peor por gritarle.
—L-lo siento Gigi, nunca fue mi intención gritarte, es solo que me preocupa lo que te pueda pasar, escucha... si no comes por la falta de dinero yo puedo ayudarte en lo que pueda —rápidamente ella se levanto y de su carrito saco una barra de las que iba a comprar, la abrió y se la tendió a Mingi, que aún yacía sentado en el suelo—, come esto, de todas maneras pienso comprarlo, así que olvida todo y come esto, ahorita compraremos lo necesario para que puedas alimentarte bien, pero ya no llores.
Y como si de un niño pequeño se tratase se levantó con ayuda de la castaña y comía de la barra, sin embargo, ella pudo notar como el peligris no dejaba de sudar.
—¿te sientes bien?
—Si, solo que tengo calor.
—Quítate la sudadera, como no vas a tener calor con esa cosa enorme puesta...
—No puedo —negó— no sabes lo incómodo que es que medio mundo te juzgue solo por estar así, es molesto e incomodo, por eso solo lo mantengo oculto en la calle.
—Tonterías Mingi, ven, apuremos a hacer las compras para que llegues a quitarte eso.
Mingi obedeció mientras sólo seguía y observaba a la castaña escoger alimentos y depositarlos en el carrito. El peligris no pudo evitar sentirse como cuando era pequeño y acompañaba a su mamá al súper.
Mingi coloco el código y la puerta del departamento fue abierta y de ella entraba una Nayeon llena de bolsas.
—Te dije que ya estaba bien ¿por que no me dejaste cargar nada?
—Porque no.
Nayeon sacaba los alimentos y los colocaba tranquilamente en la alacena.
—Quítate esa sudadera y ponte a comer algo ¿quieres? —dijo sin mirarlo y Mingi solo asintió.
Fue a su habitación y se quitó la sudadera para después observar su reflejo en el espejo, el suéter que llevaba debajo era largo y lograba ceñir a la perfección su silueta, dando una imagen realmente hermosa de su pequeña pancita. Nayeon observaba eso desde el marco de la puerta y sonrió melancólica.
—Es una sensación hermosa ¿verdad?
Mingi salto del susto y después asintió con una gran sonrisa mientras acariciaba su vientre.
—La simple sensación de sentir que un mini tu se mueve dentro de ti quizás sea extraña, pero conforme avanzan los días, puedes sentir ese amor maternal del que todas hablan, es un sentimiento único que hace valer la pena el sufrimiento y dolor...
Las palabras de Nayeon habían cautivado a Mingi, quien estuvo a punto de preguntarle sobre cómo sabía eso pero el teléfono de la castaña había interrumpido aquel conmovedor momento.
—¿hola? ¿Si?
Nayeon asentía mientras escuchaba a través de su teléfono, después hizo una mueca de susto y asintió de vuelta para después agradecer y colgar el teléfono.
—¿Qué sucede?
—Surgió algo y tengo que irme.
—Te acompaño —Nayeon pensó un momento y asintió sin más.
Ella salió de la habitación rápidamente con Mingi detrás suyo y observó atentamente cómo iba a colocarse nuevamente la enorme sudadera y ella se la arrebató.
—No irás si no te pones otra cosa.
La castaña regreso a la habitación con la sudadera para después de un par de minutos volver con un saco grande color gris.
—¿por que no usas esto?
—Esa es ropa de San y desde que se fue... no he tocado nada de su ropa.
La mirada de Mingi decayó y ella suspiró antes de acercarse a él y ayudarlo a colocarse el saco.
—San siempre estará contigo y estoy segura que él hubiera estado molesto de verte en mal estado por no comer correctamente —habló de una manera relajada a pesar de tener prisa por irse—, sobre todo por llevar a su hijo en tu vientre.
El peligris asintió y una vez que terminó de acomodarse el saco, notó que su vientre casi no se notaba y sonrió ampliamente, así ambos salieron del departamento rumbo a donde tenía que ir Nayeon.
Los dos jovenes caminaban a prisa y en el proceso Mingi comía unas galletas de avena, según palabras por Nayeon son saludables para su embarazo, más la mirada del más alto se extraño al ver que ambos llegaban a una guardería.
—¿Venimos a recoger a tu hermano? No sabía que tenías uno.
—Este...
—¡Mami!
Una pequeña vocecita hizo aparición y un lindo niño de cabello oscuro corría en dirección a ellos y se abrazaba a las piernas de la joven.
—Señora Im, ¿puede pasar para firma la salida del niño, por favor?
La castaña asintió mientras ingresaba al lugar y le pedía a Mingi que esperara un momento, algo que no le demoró mucho tiempo, pues después de un par de minutos salió la joven con el pequeño niño cargado en brazos.
—Mingi, te presento a mi hijo, Hyunjin. Jinnie, él es un amigo mío.
El pequeño niño veía fijamente al peligris y simplemente asintió mientras le daba la manita, sin pensarlo Mingi estrechó su manita y la agitó delicadamente.
—Ya es tarde y debo irme al trabajo ¿Quieres que te deje en tu departamento o gustas acompañarme un rato? —preguntó ella curiosa al algo.
—Creo que no sería mala idea acompañarte.
Ella sonrió y con su hijo en brazos caminaron por las estrechas calles.
—¿En que trabajas?
—Trabajo en una cafetería, el dueño es un viejo amigo mío, así que él me apoyó bastante cuando estuve embarazada de Hyunjin... si te preguntas el padre de mi hijo nos abandonó cuando supo que él venía en camino.
—Lo siento mucho...
—No importa, logre superar esa etapa difícil.
En cuanto llegaron a la dichosa cafetería Mingi pudo perceptir en el ambiente el agradable aroma de la avellana y su estómago comenzó a crujir, amaba el chocolate sabor avellana. También pudo observar que el lugar era demasiado acogedor, pequeño pero agradable.
—Vaya, al fin llegas —dijo la voz de un hombre, tras el mostrador.
—Lo siento Donghae, a Hyunjin se le ocurrió mentir a su maestra de sentirse mal para poder salir temprano —el pequeño sonrió como si nada y corrió tras el mostrador para saludar al sujeto y después correr a sentarse a una mesa para poder colorear su cuaderno de dibujos animados—, por cierto, él es Mingi.
—Un gusto conocerte Mingi, soy Lee Donghae, dueño de Dream Coffee —dijo mientras ambos daban una reverencia—. Siéntete bienvenido.
Mingi agradeció y se sentó, observando a su alrededor, Nayeon se sentó un momento a su lado.
—¿No te gustaría trabajar con nosotros? Seguramente si le cuento a Donghae tu situación quiera ayudarte...
—No es necesario, de verdad, creo poder sobrevivir.
—A base de malpasadas no Mingi, piénsalo....
Mingi meditó la situación, no quería ser una molestia... más de lo que ya lo era, pero de verdad necesitaba un trabajo.
Pero primero pensaría mejor las cosas.
Me doy cuenta que pasaron 6 meses desde que actualicé esta historia jsjsjs pero como ya ando de vacaciones decidí terminar el capítulo.
Ya se imaginarán quien es el pequeño hijo de Nayeon <3
Espero les haya gustado el capítulo, los quiero ✨
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