Capítulo 26
Lio de mantas

Goldie saltó a la espalda de Mihawk y el la sostuvo por los muslos mientras dejaba escapar un pequeño suspiro, apenas la rubia miró como él terminaba su entrenamiento con su espada ella había saltado hacia el hombre y besó sus mejillas apretándose más contra él sintiendo el fuerte aroma que emanaba el hombre.

No lo entendía, ¿Qué era ese aroma?

Mihawk soltó una pequeña risita mientras sentía cosquillas en su cuello mientras la chica lo olisqueaba con gran curiosidad, es cierto, era la primera vez que ella lo veía entrenar ya que normalmente se levantaba antes que la rubia y entrenaba, luego se bañaba y hacía el desayuno para despertar a Goldie, atender las tareas del hogar, leer un rato, jugar con Goldie y luego finalmente irse a acostar.

-Mmmm... -gimió la chica sintiendo su nariz picar levemente y sus mejillas sonrojarse, era rico, le agradaba ese aroma y su colita se movió frenéticamente mientras acercaba su rostro aún más al cuello del hombre.

-Goldie, no me lamas, estoy sudado -habló el hombre tranquilamente sintiendo la resbaladiza lengua de la chica recorrer su nuca y cuello-. ¿Goldie?

-Estás salado y rico -murmuró la chica.

-Goldie, no me muerdas -frunció el ceño el hombre y acarició las orejas de la chica para intentar distraerla, pero no funcionó y le apretó un poco la colita haciendo que ella soltase un pequeño quejido y él aprovechase eso para sacársela de encima y mirar el rostro de la chica.

Goldie estaba perdida y desorientada, ¿Qué había hecho hace unos pocos minutos? ¿Qué fue eso? ¿Por qué su humano se escuchaba tan lejano? ¿Por qué le desobedeció? Goldie frunció su ceño con confusión mientras Mihawk se tocaba el cuello levemente sintiendo su piel hundida por los caninos de la mujer y miró como Goldie tenía una expresión desorientada y perdida, ¿Acaso no estaba del todo consciente? Eso le hizo fruncir el ceño.

-Goldie, ¿Estás bien? -preguntó suavemente el hombre y miró a la chica con preocupación.

-¿Uh? ¡Sí! Goldie está bien, ¿Goldie hizo algo malo? ¡Goldie lo siente! -exclamó la rubia mirándolo con sus grandes ojos verdes y el hombre suspiró aliviado, parecía su misma Goldie de siempre.

-Vamos a casa, me daré una ducha y prepararé algo para comer -el hombre le tendió la mano y Goldie se lanzó a su mano para entrelazar sus dedos y abrazar su brazo completamente mientras apoyaba su cabeza en el hombro de Mihawk con una gran sonrisa en su rostro y sus mejillas sonrojadas.

Mihawk sonrió levemente mirando a la chica y movió levemente su nariz al sentir un aroma dulzón de la chica y negó con su cabeza levemente al pensar que quizás era su imaginación. Caminando hacia el interior de su imponente hogar, el hombre sintió como Goldie estaba más cariñosa, pero le restó importancia.

La primera semana decidió ignorarlo, pero a la segunda semana se dio cuenta de que algo estaba sucediendo mal con Goldie y se preguntó si estaba enferma o si era algo por sus genes caninos, ya que de todas formas ella alguna vez fue un pequeño cachorrito que lo seguía por todas partes e incluso iba con él al baño.

Cuando el hombre buscó en sus libros sobre canes, se dio cuenta de lo que sucedía y salió levemente sonrojado sin saber como tratar con el lío en el que estaba, ¿Cómo iba a saber que su Goldie también podía estar en «esa temporada» también como humana? Hum... tal vez se tomó muy a la ligera a Goldie.

Mihawk parpadeó levemente sorprendido al ver como su habitación estaba desordenada y su ropa esparcida en una pequeña bolita en una esquina cubierta por mantas y una Goldie jadeando levemente en el lugar quejándose suavemente. Con lentitud e indecisión se acercó a la chica y tocó su frente la cual parecía estar hirviendo al igual que todo su cuerpo.

Una mirada complicada apareció en el rostro del hombre y la tomó en sus brazos, pero cuando la empezó a alejar del lio de mantas dispersas en el suelo ella se quejó levemente y le enseñó sus dientes con sus ojitos nublados a la vez que se soltaba del agarre y se volvía a acurrucar en su lio de mantas.

Viendo como ella no se iba a mover de ese pequeño desorden de su ropa, las mantas y una almohada, decidió que sería mejor bajarle la fiebre en la que estaba con toallitas húmedas y frías, sería mejor a que le esté gruñendo mientras le mira con sus ojitos desenfocados y perdidos.

Goldie se sentía caliente y perdida, no entendía que le sucedía hasta que recordó vagamente que a veces se sentía así en el pasado, pero esta vez no era doloroso ni peligroso, sino que tenía a su humano cuidándola con suavidad y bajándole el calor con algo frio que la hacía estremecer, se sentía contenta y agradecida, por lo que lamió suavemente la palma del hombre que acariciaba sus orejitas con suavidad y apartaba su cabello de su rostro.

Mihawk miró la pequeña sonrisa en el rostro sonrojado y sudoroso de la chica y supo que había tomado la decisión correcta de no moverla de su sitio.