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№29 - Mentiroso

Elisa

Jimin apartó a Miyeon de encima de mi e intentó contenerla en sus brazos. El alcohol me tenía muy mareada y me estaba empezando a sentir muy mal. Noté a alguien levantarme del suelo y preguntarme que cómo estaba, pero no me salía la voz y solo visualizaba a Miyeon totalmente desbocada intentando zafarse del agarre de Jimin para volver atacarme. Lo veía todo borroso y sentía mi cara arder por culpa de los arañazos. Seguramente hasta me sangraba la mejilla.

- ¡Te lo advertí! - me chilló asustándome y señalándome con el dedo - Te advertí que te alejaras de Jimin.

- ¡Basta Miyeon! - Jimin gritó mostrándose muy enfadado y la sacó a la fuerza del bar bajo la mirada de todos los que estaban ahí presentes.

Intenté recuperar la compostura, pero mi tobillo se torció por culpa del tacón que se había roto. Me miré, hasta el tirante del vestido me lo había roto.

- ¿Elisa? ¿Elisa me escuchas? - reconocí a Sarah delante de mí cuando mi vista se puso algo nítida. - Madre mía... Salgamos de aquí... - tomó mi mano. Jungkook se puso a mi lado y pasó su brazo por mi cadera para ayudarme a salir.

El aire fresco de la noche acarició mi cara, me venía bien porque empezaba a sentir el sudor frío y un malestar terrible. Me sentaron en el bordillo de la acera mientras escuchaba barullo por el fondo. Jungkook y Sarah estaban muy nerviosos por lo ocurrido. Yo solo tenía la mirada perdida en el suelo. De repente Sarah se agachó delante de mí y me puso un trapo húmedo en la cara.

- No me puedo creer que haya ocurrido esto... - comentaba Sarah sin mirarme a mí, seguramente se lo comentaba a Jungkook que estaba dando vueltas de un lado a otro histérico.

- Joder... - mascullaba.

Observé mi alrededor y a lo lejos visualicé a Jimin y a Miyeon, estos estaban discutiendo, sobretodo ella, quién le estaría recriminando. De repente, Jimin le cogió de la cara diciéndole algo importante, supongo que también intentando calmarla. Al rato Miyeon se escondió entre sus brazos rompiendo a llorar. Jimin hizo contacto visual conmigo al reconocerme a lo lejos.

Aparté la mirada.

Esperé unos minutos largos, Jimin y Miyeon ya habían desaparecido de ahí. Yo no sé por qué seguía ahí sentada. Separé de mi aquel trapo de mi cara y me puse de pie, tambaleándome un poco. Me encontraba cada vez peor debido todo el alcohol que había ingerido. También me sentía sofocada y me dolían muchas partes del cuerpo.

- Me voy a casa - les anuncié a Sarah y a Jungkook y comencé a andar, con un tacón en la mano y otro puesto. Yendo coja por la calle.

- ¡Espera! No vas a ir sola en ese estado... - dijo Sarah preocupada. Ya me daba igual todo.

Jungkook y Sarah me acompañaron, aunque yo iba delante de ellos a un paso ligero. Lo único que quería hacer en ese momento era desaparecer de la faz de la tierra.

- Adiós - me despedí de ellos en la entrada de la finca sin ni siquiera mirarles a los ojos. No era capaz de decirles algo más y ellos seguramente estaban preocupados.

Entré en la casa tambaleándome y aguantándome las lágrimas. El dolor en el pecho se estaba haciendo insoportable. Tenía la boca seca, necesitaba beber algo, así que me dirigí a la cocina intentando no hacer ruido ya que eran las tantas de la madrugada.

- Ay, qué susto, Eli - expresó mi madre al verme entrar en la cocina. Al parecer ella también había bajado a beber agua ya que observé que llevaba un vaso en la mano. Me quedé estática en la puerta y me observó de arribabajo. - ¡Ay por Dios! ¿¡Qué fue lo que te pasó!? - se acercó a mi analizando todos los rasguños, las heridas ensangrentadas, el pelo alborotado, el vestido roto y mi tacón en la mano.

Ahora sí no podía aguantarlo más.

Rompí a llorar preocupando a mi madre.

Mi madre al ver que sus palabras no provocaban ni un efecto en mi, decidió abrazarme y dejarme llorar en su hombro. Nunca la había visto tan preocupada, le había cambiado la cara a una de miedo absoluto. La abracé fuertemente, de verdad lo necesitaba. Sollozaba intentando no hacer mucho ruido pero estaba completamente destrozada.

- Déjame ver bien la cara - me separé un poco y pasó sus manos con cuidado de no hacerme daño. Estaba enrojecida y escocía mucho - Vuelvo enseguida. Siéntate aquí. - me movió una silla y me senté. Intentaba no caerme por los lados, aún estaba borracha. Salió corriendo de la cocina y a los pocos minutos llegó con un botiquín. - Lo vi el otro día en el baño... - lo dejó encima de la mesa y rápidamente sacó algun botecito para limpiarme las heridas. No podía dejar de llorar, me ahogaba con mi propia pena.

Terminó de limpiarme la cara y se sentó a mi lado, cogiendo mi mano. No había manera de calmar mi llanto así que, solo me quedó llorar en el hombro de mi madre lo que quedaba de noche.

Jimin

- ¡Para ya! - le grité a Miyeon una vez habíamos salido del bar y la solté. Ella se separó de mí viéndose muy enfadada. Al parecer también había salido para celebrar su despedida de soltera, sus amigas estaban observando todo desde lejos.

- ¡Lo he visto todo! - me chilló moviéndose de un lado a otro desesperadamente - ¿¡Qué es lo que estabas pensando!? ¿¡Por qué estabas bailando con ella de esa forma!?

- Solo... solo bailábamos, Miyeon - expresé intentando mantener la calma a pesar de sentir el corazón a mil. Esta situación iba a superarme. No podía creerme lo que estaba pasando.

- ¡NO! - se acercó a mí rompiendo a llorar - ¡Hay algo más, Jimin! ¡Lo sé! ¡Has estado comportándote muy raro desde que ella llegó! Es que ¿¡Ya no me quieres!? - sus lágrimas de la desesperación que estaba viviendo en ese momento rodaban por su cara.- ¿Es eso? ¿No me quieres?

- Miyeon, escúchame - puse mis manos en su cara para que no quitara la mirada de la mía - No... No hay nada más... Solo somos amigos... - aclaré mostrándome seguro y ella se quedó en silencio pensando - Y... claro que te quiero.

- ¿Se...seguro?

Asentí con la cabeza. Miyeon me miraba a los ojos, quizás intentando leerlos, intentando verificar que lo que estaba diciendo era real.

Luego me abrazó y lloró en mi pecho mientras yo le correspondía y acariciaba su pelo.

Miyeon se calmó un poco y nos marchamos a su casa. Habíamos estado todo el camino en silencio hasta que llegamos a su cuarto.

- Jimin.

Me había sentado en su cama soltando un suspiro cansado. Estaba mareado por el alcohol y empezaba a sentirme cada vez peor. La miré cuando se sentó a mi lado.

- ¿Seguro que quieres casarte conmigo? - aquella pregunta me dejó helado.

- Sí - afirmé y ella parecía no estar muy segura.

- Dime la verdad ¿Ha pasado algo entre Elisa y tú?

- No. No ha pasado nada, en serio.

Mentiroso. Mentiroso. Mentiroso.

Miyeon suspiró sintiéndose aliviada y me abrazó de mientras me sentía la peor persona del mundo. Volví a corresponderle el abrazo.

- Ya falta poco para que empecemos nuestra nueva vida. Estoy deseándolo... - musitó contra mi pecho. Luego me miró a los ojos - Te quiero mucho, Jimin.

- Yo también te quiero.

Acortó la distancia juntando sus labios con los míos. Cerré los ojos e intenté no pensar en nada, en ignorar todas las voces de mi cabeza y dejarme llevar cuando Miyeon metió las manos por mi camiseta y se deshizo de ella.

Elisa

Desperté con un dolor de cabeza horrible. La boca seca y el estómago revuelto. Tenía una resaca que me iba a matar. Trataba de recordar el momento qué me había acostado en mi cuarto, pero imposible. Me encontraba arropada entre las sábanas y con ropa cómoda. Algunos rayos de sol entraban por la persiana pegando directamente a mis ojos y aquello me molestaba exageradamente por el dolor de cabeza que tenía.

De golpe, imágenes de la noche empezaron a reproducirse en mi cabeza y aquello me hizo gruñir contra la almohada. Había sido horrible. Me tapé la cara con las manos sintiendo de nuevo las ganas de llorar. Me hacía algo de gracia pensar cómo era posible que aún me quedasen lagrimas con todo lo que ya había llorado. Tampoco me atormentaba llorar, si tenía que hacerlo, lo hacía.

Esa mañana no quería salir del cuarto porque aparte de no encontrarme bien, no quería toparme con nadie de la casa. Se me veía mal y no quería preocupar. Tampoco quería encontrarme con Jimin. De hecho, a partir de ese día quería evitarlo a toda costa. Estaba muy segura que había mentido a Miyeon para salvarse el culo y eso me decía mucho de cómo él es. Si quería fingir y vivir en una mentira, adelante. Yo no era nadie para decirle qué hacer.

Tampoco iba a ser tonta.

Se acabó.

Me quedé toda la mañana en la cama, ni siquiera bajé a desayunar, no tenía hambre. Solo quería dormir, recuperarme del malestar e irme de ahí.

Alguien tocó la puerta, no contesté esperando que no abriesen la puerta.

- ¿Elisa...? ¿Estas despierta? - abrí los ojos al reconocer la voz de mi madre. Esta asomaba por la puerta. Se veía preocupada.

- No - respondí - estaba durmiendo...

- ¿No tienes hambre? - se adentró al cuarto con una bandeja donde trasportaba una apetitosa sopa casera y agua.

- No mucha... - en realidad un poco de hambre sí empezaba a tener.

- Bueno... - dejó la bandeja en el escritorio - Lo dejaré aquí para cuando quieras... - luego se sentó en el filo de la cama y me miró - ¿Cómo estás?

- Mal.

- Lo que hizo esa chica estuvo fatal...

- Ah ¿Ya te has enterado? - me quería morir de vergüenza.

- Sarah ha venido para verte porque estaba muy preocupada, pero estabas descansando así que no ha querido molestarte. Me lo ha contado ella.

- Entiendo... - me incorporé de la cama.

- Tengo el pensamiento de que quizás sí me lo merecía... - confesé pues era un pensamiento que me estaba haciendo mucho daño.

- ¿Qué dices, Elisa? - preguntó mi madre cambiando su expresión a una seria. Al parecer no estaba muy de acuerdo.

- Me metí en una relación - expresé y me encogí de hombros - jugué con fuego y pues me quemé.

- ¿Sabes que no es culpa tuya?

- En parte sí.

- El que tendría que haber salido perjudicado era Jimin y no tú - me acarició la cara que aún me dolía. Algo de razón tenía. Miyeon fue directa a mí.

- Bueno, da igual. - ladeé la cabeza y suspiré - El amor es muy bonito y lo superarán. Se casarán, tendrán 20 niños y serán felices y comerán perdices. - dije sarcástica con una sonrisa, pero se veía desde lejos que me habían roto el corazón.

- Sé que duele mucho ahora... - me cogió de la mano para apoyarme - Tan solo quédate con lo bueno... Y tampoco tienes que atormentarme por haber hecho algo que sentías en ese momento. Tienes una vida por delante para descubrir y experimentar. Vas a conocer a un montón de personas, fallarás, acertarás, caerás y te levantarás. De eso se trata la vida.

- Qué filosófica te has vuelto, mamá. No conocía yo esa faceta tuya... - dije riéndome y eso le hizo soltar una carcajada.

- He tenido que aprender de muchos errores. La perfección no existe y yo estaba obsesionada. He sido muy exigente y eso casi me hace perder a mis hijas. Me habéis abierto los ojos. Por eso quiero verte feliz tanto a ti como a tus hermanas. Feliz siendo tú misma, no como mi imaginación ha querido desde siempre.

- Gracias. He pensado durante mucho tiempo que no necesitaba escuchar esas palabras venir de alguien como mi misma madre, pero sinceramente, me reconforta mucho. Así que, gracias.

Me abrazó fuertemente y eso arregló algo en mi corazón. Me salió una sonrisa en mi cara. Por una vez sentí que de verdad me hablaba sincera.

- Por cierto - se separó de mí y arregló mi pelo- ya sabes que papá tiene unas ideas muy raras...

- ¿Y...?

- Bueno... - se pasó la mano nerviosa por la cara - Cuando puedas, baja al comedor. Quiere hablar contigo.

- Entiendo... Bueno... Voy a comerme la sopa y bajo...

Mi madre asintió con la cabeza y con una sonrisa en su cara. Luego se despidió y me dejó sola.

Qué rica estaba esa sopa.

Bajé al salón como me pidió, vestida y algo más o menos arreglada, en condiciones, vamos a dejarlo así.

- ¡Hija! - mi padre se sorprendió cuando me vio entrar en la sala.

- Hey... - nunca había tenido una relación muy estrecha con mi padre. Se levantó del sofá viéndose ansioso y me pregunté que qué estaba pasando.

- Elisa, sé que siempre te he puesto dificultades en todas las decisiones que has tomado en tu vida. Nunca te he dado visto bueno pensando que siempre merecías algo mejor. - se le veía nervioso, aunque agradecía su sinceridad. - Quizás esto te sorprenda, pero... - miró a la puerta que conectaba con el comedor y gritó - ¡Muchacho ven!

Arqueé la ceja confundida y casi se me cae la boca al suelo al verlo entrar por la puerta. No me lo podía creer.




- ¡Minho! ¿¡Qué haces aquí!?

...ʕ•́ᴥ•̀ʔっ...

a Elisa le va a dar un chungo de tantas sorpresas que le dan, pobre mi niña

y, Jimin cagaste fuertemente

cada vez que tengo vacaciones tomo decisiones que hacen que mi vida se descontrole, por favor, no me dejéis tener vacaciones que la lio parda (ㆆ_ㆆ) estoy bien, simplemente tomé una decisión rotunda en una relación y la verdad es que ha sido muy triste y doloroso ser la que ha tomado dicha decisión, pero lo necesitaba. Creo que han sido las vacaciones con menos descanso he tenido... si estoy deseando volver al trabajo para no tener que enfrentarme a más cosas de mi vida JAJAJAJA

en realidad ya estoy curtida, qué se atreva la vida a ponerme más obstáculos que los reviento (ง︡'-'︠)ง

espero que os haya gustado este capitulo, déjamelo saber en comentarios que yo os leo y os mandaré galletitas

nos vemos pronto ♡

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