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№23 - ¿Perdonar para ser libre?

Elisa

No me lo podía creer. Os juro que lo menos que me esperaba era que mi familia se presentara en la casa de Jimin. Muchas preguntas tenía pero verlos ahí provocó que muchos recuerdos y malestares volvieran a mi.

Y es que toda la paz que había conseguido tener durante todo este tiempo se hubiera esfumado de sopetón. Ya me había enfrentado a ellos, ya lo había dejado todo atrás ¿Por qué otra vez estaban enfrente de mí?

- Elisa ha estado aquí todo este tiempo - comentaba Jiyu con una sonrisa en la cara. Claro, ella no sabía el verdadero motivo por el que terminé aquí. Quiero decir, sabe que estaba vagando en busca de nuevas oportunidades pero, la verdadera relación que tengo con mi familia solo lo sabía Jimin y Sarah.

Ahí estaban mis hermanas, sus hijos que no tenían ni idea de por qué estarían ahí y mis padres. Todos se veían nerviosos.

- Ehh... mamá, vamos a dejarlos solos ¿Vale? - dijo Jimin al sentir la tensión en el aire. Jiyu inocentemente se sorprendió y accedió a dejarnos solos.

- Chicos - Jiyu se dirigió a los niños - Preparé galletitas esta mañana ¿Os apetece con un chocolatito?

- ¡Sii! - gritaron al unísono alegremente y mis hermanas sonrieron agradecidas a Jiyu por llevarse a los niños un rato.

Se alejaron y el silencio que se quedó me mató.

Quería desaparecer en ese momento. Nadie decía nada, nadie daba el paso. La incomodidad era exagerada, estaba deseando que todo esto fuera una de mis pesadillas, aunque por más que me pellizcara el brazo, no me despertaba.

- Elisa - habló Sunyee con una voz suave - Nos alegramos mucho de que estés bien.

Había perdido la confianza con Sunyee, me había traicionado años atrás y puede que sea de rencorosa, no podía olvidarlo. Ella jamás me pidió disculpas.

- Hemos venido todos porque estábamos preocupados y queríamos hablar contigo... - añadió Mina.

- Desapareciste y nos asustamos mucho... - dijo mi madre que se veía algo afectada. No me creía nada. Me salió una risa sarcástica y corta.

- ¿Desde cuando os preocupáis por mi? - pregunté y bajé los últimos escalones que me quedaban para acercarme a ellos. Miré a todos a los ojos, quizás desafiantemente. Si venían a manipularme iban claros. No iba a callarme, no tenia ningún miedo.

- Siempre, Elisa - respondió mi padre, él se veía más serio, como siempre.- Siempre nos hemos preocupado por ti.

- Quizás no de la manera mas correcta... pero lo que dice papá es cierto, Eli - colaboró Mina.

Negué con la cabeza.

- Eso es mentira. Nunca os he importado, así que no entiendo por qué estáis aquí. Si os habéis dado cuenta que habéis sido malas personas, os aguantáis con vuestros remordimientos.

- Estás siendo muy dura, Elisa... - dijo Sunyee y eso me enfureció.

- No, no lo soy. Os estoy devolviendo todo lo que me habéis hecho a mí. Me habéis ignorado y despreciado durante años, no penséis que con venir a ''por mí'' se me va a olvidar todo. No, señores, así no va la cosa...

- Queríamos hablar contigo tranquilamente y dejar las cosas claras... Hay muchas cosas que debes saber... - siguió hablando Sunyee serenamente. Me miraba con tristeza mientras yo seguía con las cejas fruncidas, mostrando una clara expresión de enfado - Por favor, danos una oportunidad para que hablemos.

- No, y tal como habéis venido os podéis ir yendo. Ni siquiera quiero saber cómo habéis conseguido localizarme. - solté cansada y me di la vuelta para subir las escaleras pero Sunyee me detuvo tomándome la mano.

- Elisa - se le rompió la voz y me giré para mirarla. Se veía extremadamente triste. Tal como el último día que la vi, en el momento cuando coincidí con ella en la cocina - Hemos conducido por mucho tiempo hasta llegar aquí, por favor... No nos queremos ir hasta hablar contigo. Luego puedes tomar la decisión de cortar relación con nosotros - mi madre se quejó de fondo pero Sunyee le indicó que callara con la mano y siguió hablando - Aunque nos duela, lo aceptaremos. Lo prometo.

Un trueno sonó fuerte y me hizo sobresaltar. Tal vez salir ahora con la tormenta que había podría ser muy peligroso, sobretodo para conducir... Además, mis sobrinos son muy pequeños para pasar todo el día en un coche... Deberían descansar...

Les eché un vistazo rápido a todos y finalmente suspiré.

- De acuerdo... Dadme un segundo.

Me dirigí a la cocina maldiciendo por lo bajo. Allí me encontré con un ambiente divertido que habían creado Jimin y su madre con mis sobrinos. Ellos se reían por las tonterías que Jimin hacía y comían las galletas que Jiyu había cocinado esa mañana. Qué graciosos eran...

- Jiyu - capté su atención y suspiré antes de hablar. Se acercó a mí para que pudiera escucharme sin la necesidad de gritarlo.

- ¿Qué pasó, cariño?

- ¿Podría mi familia pasar aquí la noche? Yo me encargo de pagarlo.

- ¡Ay! Por supuesto, Elisa. Y no te preocupes, no tienes que pagar nada - dijo alegremente y salió de la cocina para dirigirse a la entrada donde estaban ellos esperando por mi.

- ¿Os vais a quedar aquí unos días?

- Un día - mascullé detrás de ella pero parecía ignorarme.

- Bueno, los que necesitéis - dijo ella sin esperar la respuesta de ninguno de ellos y se puso a buscar entre el mostrador de la entrada. Al momento sacó las llaves de las habitaciones de la primera planta. Tres llaves, una para mis padres, otra para Sunyee y sus hijos y la última para Mina.

- Muy amable... - habló mi madre y espero que Jiyu se presentara.

- Jiyu. Y no es nada, estoy encantada de conocer a la familia de nuestra Elisa. Es toda una valiente y trabajadora. Debéis estar orgullosos de tener una hija como ella.

Tierra trágame, qué vergüenza estaba pasando.

Mi madre asintió con la cabeza - Sí, lo estamos. Mucho - dijo lo último mirándome fijamente. Aparté la mirada. - Ay por Dios, discúlpame por no presentarme... Yo soy Hyori, mi marido Jae y mis hijas; Mina y Sunyee. Estamos muy agradecidos que nos dejéis pasar la noche aquí.

- ¡Un placer! Podéis estar en cualquier sitio de la casa, sin problema. Cualquier cosa, no dudéis en decírmelo.



Me encerré en mi cuarto, por fin, sola. Me dejé caer en mi cama y cerré los ojos escuchando las gotas de la lluvia golpear el cristal de la ventana. Quería descansar un poco, al menos, despejar mi mente por un momento.

No podía. Había una cuestión rondándome la cabeza.

¿Cómo había sido posible que mi familia conociera mi ubicación? Yo jamás les había dicho nada y no es nada fácil terminar aquí. Estaba muy lejos de la capital. A unos 6-7 horas. No lo entendía.

Que alguien tocara en la puerta de mi cuarto fue lo que me sacó de mis pensamientos. Maldije en voz baja, no quería hablar ahora con nadie.

- Elisa - era Jimin que estaba asomándose por la puerta - ¿Puedo pasar?

Gruñí y resignada me incorporé de la cama.

- ¿Qué quieres? No quiero hablar de lo de antes...

- No, no quiero hablar de eso... - se acercó a la cama y se sentó a mi lado. - Solo quería preguntarte si estas bien.

- No, estoy disgustadísima. No quiero que estén aquí. De verdad, que no quiero. No quiero escucharles. Yo había salido de ahí para poder por fin ser libre.

- Bueeeno... Y si quizás... después de esto ¿De verdad serás libre?

- ¿Qué?

- Me refiero que, quizás, aún no había terminado. Quizás esto es lo último que debes enfrentarte para conseguir lo que quieres.

- Pero yo ya lo dejé claro. Desde el primer momento. Qué estrés...

- Sé que estas muy enfadada, y con toda la razón del mundo pero... Tal vez tienes que escucharlos para entender qué pasó y perdonarlos si de verdad lo sienten.

- ¿Qué? ¿Perdonarlos? Ni loca. No merecen mi perdón. - estaba muy indignada como para darle la razón a Jimin. De hecho todo lo que decía me parecía una locura.

- Tú misma decidirás, yo simplemente opino que perdonar también te hará libre.

- No se yo... - estaba muy encabezonada, tenía mis razones, lo único que quería es que esa gente que lastimosamente era mi familia, desapareciera de mi vista. No quería explicaciones, ni motivos, ni disculpas.

- Perdonar aunque sea algo imperdonable te hará sentirte libre de todo el rencor y odio que le tienes a esas personas. Sanaras las heridas que te hicieron y algún día echarás la vista atrás y te darás cuenta que, aunque ahora te suene a locura, gracias a ellos todo esto no lo habrías vivido. Tú misma tomaste la decisión de poner las cartas encima de la mesa, fuiste sincera contigo misma. Lo dejaste todo y te enfrentaste a nuevas experiencias. Espero que te sientas orgullosa de ti misma.

Me quedé callada sintiendo mi corazón latir muy fuerte por sus palabras.

- Bueno, Elisa... Solamente quería comentarte esto... - Jimin se levantó soltando un suspiro. - Nos vemos luego... Baja a cenar, eh.

- Vaaaale... - contesté resignada pero no le dejé irse de ahí sin que antes le agradecería - Gracias Jimin. - vi como antes de salir me dedicó una sonrisa achinando sus ojos.

Volví a tumbarme en la cama una vez este desapareció de mi cuarto.

Ahora con un caos en mi cabeza.

...

No quería pasar el momento más incomodo de mi vida pero aún así, ya estaba de camino al comedor para compartir la cena junto con mi familia y los Park. Antes de que yo llegara pude escuchar la risa de mi padre junto con el padre de Jimin y cuando me asomé al comedor vi que estos disfrutaban de una conversación algo entretenida. También me fijé en mi madre que ayudaba a Jiyu con la cena, estas también parecían tener una buena conversación. Mis hermanas estaban ocupadas intentando mantener a sus hijos sentados en la mesa y que dejaran de liarla e intentar huir para seguir jugando. Jimin les ayudaba diciéndoles que si se quedaban toda la cena sentados luego jugarían. Ese chantaje les hizo muy felices a los peques.

Al momento hice contacto visual con Miyeon y todo lo bueno que me habían trasmitido esas personas, desapareció cuando sentí que me mataba con la mirada.

- Hola... - saludé entrando en el comedor. Mis hermanas se pusieron tensas al notar mi presencia, no sabían cómo actuar y la verdad es que me sentí hasta un poco mal. Me senté justo al lado de Sunyee, evitando su mirada. Jimin me sonrió contento de verme ahí y no sé por qué pero yo también se la devolví. Miyeon no quería ni mirarme o iba a estallar. Hasta se mordía los labios para no hacerlo justo en ese momento.

- Bueno, ya estamos todos - anunció Jiyu saliendo de la cocina junto con mi madre, esta se sorprendió de verme ahí. - ¡A cenar! - dejó la bandeja de la lasaña de carne que había preparado encima de la mesa. Tenía muy buena pinta.

Cené con un poco de incomodidad, no puedo negarlo. No intervine en ningún tema conversación. Tampoco se habló de nada importante, simplemente mis padres hablaban con los suyos de algún tema de negocios. No sé, yo estaba ida en mis pensamientos. Jimin tampoco hablaba y se veía muy concentrado en terminarse la comida del plato. Miyeon intentaba mantener una conversación con él pero nunca le seguía. Aquello la frustró y finalmente se quedó en silencio hasta que todos terminamos de cenar.

Ayudé a recoger la mesa y coincidí a solas con Miyeon en la cocina. Le tenía que preguntar algo sí o sí.

- ¿Por qué me miras tanto, eh? - preguntó a la defensiva. Me quedé en silencio y ella solamente soltó un suspiro y dejó los platos encima de la encimera. Estaba por salir de ahí cuando la detuve.

- ¿Has sido tú la que avisaste a mi familia? ¿Verdad? - pregunté directa y ella abrió los ojos como platos, sorprendida por mi pregunta. Movió los ojos de un lado a otro, buscando alguna salida o pensando alguna excusa o mentira para huir de ese momento pero de nuevo me miró directamente a los ojos, fulminándome.

- Sí.

...♥...

Aquí estamos un capítulo más...

¿Qué os esta pareciendo? ¿Os ha gustado? ^^

Espero que sí

Os leo!

Nos vemos pronto ♥

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