XI. En compañía de un gato
A veces, en lo momentos más inesperados el cerebro de Jimin decide traer a su memoria una recopilación de frases que le hacen sentir ridículo, de esas que suenan mejor en su cabeza y que luego de pronunciarlas se da cuenta que algo falló en qué y cómo lo dijo, incluso la entonación; lo piensa en tanto Hyejin riendo le dice que se quede quieto porque no quiere meter los pelitos de la brocha en su ojo.
Se quedará a pasar la noche en casa de Roseanne, jugando con la colección de maquillajes de sus amigas. A Taehyung también le están transformando la cara, remarcando con exageración sus facciones.
A Hyejin se le ocurrió que sería buena idea hacer maquillajes exóticos y Jimin dejó de horrorizarse después que aplicaron pegamento de papel en barra en sus cejas para poder cubrirlas con base —con la advertencia previa que si quedaba sin cejas él mismo se las rasuraría a su amiga—. Pidió no mirarse a un espejo hasta que la chica morena terminara su trabajo.
Mientras continúa la brocha acariciando su párpado piensa en una de las tantas frases que ha dicho a lo largo de su vida, al menos no es peor que la vez que se le confesó indirectamente a Seokjin enunciando con ojitos brillantes que la persona que saliera con él sería muy afortunada —Jungkook, en este caso—. Ahora se reproduce haciendo eco en su mente: "así tienes la excusa para seguir saliendo conmigo".
¿Por qué tuvo que decirlo de esa forma? Está seguro que se escapó esa entonación coqueta que usa para jugar con sus amigos de mayor confianza. Coquetea con Taehyung todo el tiempo y no se siente avergonzado. También con sus amigas, con Jinyoung, algunas veces con Jungkook —un poco en broma y un poco en serio, además se sonrojaba fácil y eso le gustaba mucho—.
Al menos la frase tuvo el efecto esperado y ciertamente han salido juntos más seguido.
Yoongi propuso un nuevo centro comercial y le regaló un llavero con un peluche de Chimmy versión redondita que ahora cuelga en una de sus mochilas. Él también le entregó un pequeño presente: una libreta de Kumamon. Su hyung le dedicó una sonrisa cálida, de aquellas que querría ver más seguido.
Aunque el reciente viernes por la tarde Jimin rompió el patrón en común de sus salidas tras un almuerzo con Seokjin, quien como siempre fue dulce, pero cada vez que mencionaba algo sobre la pronta visita de Jungkook, le entraban ganas de arrojarse por la ventana y arrancar. Una vez en casa, con horas libres por delante y deseos de distraerse —escapar—, le escribió a Yoongi preguntando si tenía tiempo, que se le antojaba compartir malteadas. El chico pálido aceptó y se tendieron en el pasto bajo la sombra de un árbol frondoso, cuidado de no dar vuelta alguno de los vasos desechables.
Yoongi escuchó su desahogo, sus quejas y conflictos internos. Le dedicó una mirada comprensiva y un par de palmaditas cariñosas en el hombros cuando le contaba acerca de lo incómodo que se sentía de imaginar estar de mal tercio entre Seokjin y Jungkook.
Su hyung no dijo nada, no intentó darle consejos de libros de autoayuda y superación personal. Le brindó silencio, compresión y la mitad de su malteada. Justo la dulzura que necesitaba para tranquilizar su cabeza turbada.
Si es honesto consigo mismo, quiere seguir saliendo con Yoongi, ya sean sus panoramas ilícitos o algo sencillo como compartir comida en el parque cercano.
Su nariz cosquillea cuando una brocha más gruesa barre el polvo que sella las capas de maquillaje en crema que ha utilizado Hyejin. A momentos se pregunta "qué demonios dejé que me hicieran". Ha resistido voltear a mirar a Taehyung, más cuando las risitas de Roseanne y Wheein hacen eco en la sala de estar.
Lo admite, igual es divertido.
Hyejin lleva más de una hora batallando con las brochas, remarcando el contorno y difuminando. La ve apretar sus labios y un semblante que denota absoluta concentración.
—En los tutoriales se veía más fácil —se queja volviendo a retocar el lado izquierdo de su cara.
En algún punto bajo las capas de crema, polvos y colores, pestañas postizas y labios que lucen aún más gruesos de lo que ya son, apenas se reconoce. Emite un par de carcajadas y se examina otra vez, de frente, de perfil. No está nada mal, es decir, no se atrevería a ingresar como concursante de RuPaul's Drag Race, pero está lo suficientemente bien como para un par de sesiones fotográficas con sus amigos y risas adicionales.
Taehyung también luce llamativo, sus facciones se remarcan con mayor exageración, pero le queda bien. Muy bien. Los tonos morados y azules resaltan su mirada y su boca está perfectamente dibujada y pintada de lila.
—Mis padres se horrorizarían si me vieran pintado así —menciona frunciendo su boca lila, moviendo las cejas como intentando también asimilar que es su rostro.
—Con mayor razón deberías enviárselas —dice la chica morena con matices que oscilan entre la maldad y la travesura.
Ellas aplauden su trabajo e insisten que se tomen fotos. Jimin apunta la cámara frontal de su teléfono para una selca y Taehyung rodea su hombro con uno de los brazos, acercándose más.
Luego es turno de maquillar a sus amigas. Hyejin se queja cuando Tae intenta delinear sus ojos, exigiendo que lo haga simétrico ya que no quiere lucir como retrato de Picasso. Jimin por su parte, se entretiene jugando con las sombras de colores en los ojos de Rosé, intentando replicar un arcoíris.
—Creo que así podríamos disfrazarnos en Halloween —sugiere Tae, aplicando excesivo iluminador dorado en los pómulos de la chica morena.
Una vez listos con sus caras hechas, se dedican a posar para las fotos, jugando con las muecas.
Graban videos de una sesión improvisada de karaoke, emulando presentaciones ante público numeroso. Hyejin expresa emocionada que ya tiene en mente su nombre artístico cuando triunfe como cantante y ellos afirman que serán parte del fanclub de Hwasa.
Wheein besa la mejilla de Hyejin y ella responde rodeando su cintura, insistiendo que la acompañe en la siguiente canción.
Jimin se pregunta en qué momento ambas traspasarán el fino límite de su amistad con enormes cantidades de coqueteos mutuos y miradas cariñosas. Seulgi y Taehyung han insistido en varias ocasiones que se gustan, Jimin no lo pone en duda, pero prefiere no empujar demás, cada cosa a su tiempo.
Sus amigos lo empujaron aún más rápido hacia Seokjin sin imaginar que su hyung estaba lejos de corresponderle. Saltar y estrellarse de lleno contra el piso en lugar de la caída blanda en la colchoneta.
Tae sujeta su mano y como si fuera una propuesta seria, le pide que canten a dúo.
Roseanne acompaña con su guitarra y cuando hace un cover de una canción romántica que Jimin se encarga de grabar, Taehyung insiste que debiera enviárselo a Lisa, entonces su amiga tan sonrojada como el tono del que acaba de teñir su cabello este verano, niega una y otra vez con un pequeño gritito agudo avergonzado.
Le gustan las noches de verano así, jugando con sus amigos y viendo el desastre en sus caras al desmaquillarse. Toalla húmeda tras toalla y siguen con manchas de tinta de colores y pequeñas piezas de glitter. Cree que nunca terminará de limpiarse.
Hyejin y Roseanne negoncian, especulando a futuro cuando sean artistas famosas, cómo repartirán el tiempo de Jimin, bailarín que ambas quieren en sus espectáculos. El chico aludido comenta con un algodón presionando suave sobre el párpado que espera que cumplan con su palabra, porque no desea morir de hambre si se dedica a la danza, además de querer conocer otros países.
Entrada la madrugada están frente al televisor con mascarillas de tela de animales. Taehyung tiene una que emula a un tigre y no resiste tomarle una foto.
—Nos vemos horribles —menciona Rosé haciendo una mueca cuando el líquido de la tela ingresa en su boca.
—Cuando las compré pensé que se verían adorables —comenta Jimin, haría un puchero, pero apenas puede hablar. Bien, así como comprar es una verdad a medias, solo pagó dos al pasar por caja, el resto fue cortesía de la tienda.
Se toman una selca y la envían al chat grupal, Seulgi responde con una foto sonriente de ella y atrás su novia con cintillo aplicándose crema, sin saber que su imagen acaba de ser capturada.
En algún punto, pensar en las mascarillas y un par de sorbos de soju de la botella que trajo Wheein le hacen recordar a su hyung pálido. Se hizo costumbre el último periodo robar con él, así que fue un poco extraño volver a hacerlo solo.
No quiere darle muchas vueltas, así que solo abre su conversación y escribe:
[¿Duermes?]
Tal vez lo hace, espera no despertarlo.
En realidad, espera con más ganas que responda.
[Nah, estoy con Hoseok y Namjoon]
[Decidimos con piedra, papel y tijera que película ver, ganó Nam y ahora estamos con crisis existencial tras "La tumba de las luciérnagas", ¿acaso no pudo escoger algo más ligero antes de dormir?]
[Por cierto, un mocoso de bien como tú debería estar durmiendo]
Sonríe. Al menos una de las cosas que espera se cumple.
Le causa gracia, imagina la entonación y la sonrisilla que combina la diversión y un poco de sarcasmo.
[Un anciano como usted debería estar durmiendo]
[¿Y qué mantiene despierto a este crío irrespetuoso?]
[Estoy en una noche multicolor en casa de Rosé]
[¿Noche multicolor?]
Sin meditarlo adjunta la selca junto a Taehyung con exagerado maquillaje en sus caras. Quizá eso lo explica mejor. Seguido de la foto grupal con mascarillas de animales. Después viene la reacción secundaria, preguntarse "por qué lo envié" y sonrojarse a lo tonto.
[Quizá divierta tu noche después de La tumba de las luciérnagas]
Espera cerca de medio minuto por alguna respuesta que no llega, así que decide dejar el celular a un lado.
Han hecho una pausa para bocadillos nocturnos y terminar la película que tienen en pausa a la mitad, en tanto finalizan la rutina de skincare.
—Por eso me gustan esos productos que son tres pasos en uno —comenta Hyejin masajeando suavemente la mascarilla nocturna en crema.
Jimin asiente, a veces sacan de apuro y son productos bastante prácticos. Tiene varios potes de crema con formas adorables que ha robado en sus expediciones, ha ido probando distintos serum, contornos, tónicos y cuando uno no va acorde a su tipo de piel, Seulgi feliz lo recibe para probarlo, agradeciéndole por ser su proveedor de skincare.
Cuando el sueño comienza a atacar se reparten las camas. Tae se arrima a su lado y Jimin evita su abrazo, no porque no le guste, sino por el calor y la piel de su amigo le recuerda a las estufas.
Su teléfono vibra y estira la mano para agarrar su celular. Yoongi le ha contestado.
[Lo ha hecho]
[Podríamos salir el viernes, después de mi práctica de básquetbol]
Antes de procesarlo sus labios están esbozando una sonrisa y Taehyung le dedica una mirada curiosa, acercándose un poco más, ignorando el espacio personal.
—Es Yoongi.
—¿Te escribe seguido? —indaga todavía más curioso—. Más bien, ¿hablan seguido?
—Uh, sí, bastante.
—Está bien. —Taehyung sonríe extenso y sus ojos lucen risueños, como si insinuara algo o como si viera algo que Jimin no entiende.
—Supongo.
—Es decir, me alegro que estés conociendo a más personas, ya sabes, igual no es como que seamos exactamente la gente con quienes se peleen un lugar a nuestro lado en la cafetería...
—Lo sé.
—Ademaaás —pronuncia feliz extendiendo la palabra—, un día podríamos salir los cuatro, ya sabe Yoongi, Hoseok, tú y yo.
Examina la expresión de cachorrito de Tae, pero es débil, por lo que suspira derrotado y cierra la conversación antes que su amigo empiece a instalar ideas confusas en su ya enredada maraña de pensamientos.
—Bien, le preguntaré si te duermes ahora.
Aunque antes de dormir le debe una respuesta a su hyung. Una afirmativa, por supuesto.
[Podría ir a verte a tus prácticas, si quieres grito tu nombre si encestas]
[Me conformo con lo primero, lo segundo lo puedes omitir]
[Me siento censurado :(]
[Buenas noches]
[Hyung~]
A la mañana siguiente se encuentra con un:
[Buenas noches, Jiminnie]
Aquello le provoca una sonrisa.
¿Desde hace cuánto que alguien no arrancaba ese tipo de reacciones con sencillos mensajes? Bien, sabe la respuesta, pero prefiere dejarlo así y disfrutar de la sensación agradable que entibia su pecho.
Algo bueno para iniciar el día.
Hay zonas de la escuela que para Jimin son como territorio ajeno, que a lo mucho pone pie en ellas en clases determinadas. En este caso el gimnasio donde entrenan los jugadores de basquetbol. Intenta recordar la última vez que acudió a un partido y fue por hacerle compañía a Seokjin.
Examina el ambiente, no hay tanta gente como en periodo de clases, pero ve varias chicas sentadas en las gradas, otras apoyadas en la baranda y gritando nombres. Intenta pasar desapercibido, caminando lejos de ellas.
Se mantiene de pie buscando a su hyung con la mirada. Acaban de terminar el calentamiento y le observa secar su frente con una toalla. Su piel nívea hace contraste con los colores fuertes del uniforme. Siempre lo ve tan cubierto de ropa ancha que es imposible no analizar lo que esconde, nada del otro mundo, extremidades delgadas y fibrosas, pero al estar tapadas hace que sea novedoso.
Comprueba su teoría, Yoongi no será un jugador alto, pero es ágil, de esos que provoca satisfacción de mirar, que envuelve al espectador con sus movimientos gráciles y escurridizos, haciendo parecer tan fácil la forma en que esquiva a sus contrincantes.
Yoongi es genial.
Aprieta sus labios para contenerse de exclamar su nombre, pero la tentación es fuerte, más cuando su hyung voltea en su dirección. Alza un poco la mano en un gesto de saludo.
La hora de entrenamiento transcurre rápido, al punto que siente que apenas llegó menos de quince minutos atrás. Ahora no sabe si quedarse en las gradas o esperar a la salida del gimnasio, opta por la primera. Lo hace sentado, revisando su teléfono y respondiendo mensajes pendientes, como confirmar a Tae que sí, hoy pasará el día con Yoongi, de pasada le escribe que debería invitar a Hoseok a salir.
—¿Qué haremos?
Yoongi lo toma por sorpresa, levanta la vista hacia él antes de ponerse de pie. Su hyung le entrega una botella medio llena con agua todavía fría que agradece.
—No lo sé, pensé que tendrías algún plan en mente —contesta Jimin, girando la tapa y bebiendo un sorbo. Nunca ha sido especialmente escrupuloso con las personas cercanas. Ha perdido la cuenta de la cantidad de veces que ha compartido vasos, palillos y comida del mismo plato con alguno de sus amigos.
De vez en cuando ríe al recordar que Seulgi le dijo en una ocasión que lo más cercano a una experiencia heterosexual ha sido los "besos indirectos" por compartir botellas con él. Diría lo mismo, pero una vez rozó los labios de Roseanne en ese bobo juego de pasar de boca en boca las cartas de una baraja, no se queja, los labios de la chica eran muy suaves y su risa avergonzada fue adorable.
Se pregunta curioso si su hyung habrá tenido alguna anécdota que contar sobre los instantes en que los límites que a veces parecen tan definidos en la sexualidad tienden a diluirse en determinados contextos, con determinadas personas. Quién sabe.
—La verdad es que no, lo dejo a la improvisación, lo único que pido es escapar del sol.
—Espera, me distraje, ¿qué fue lo último?
—Elige un plan mientras no incluya sol.
—Podríamos almorzar en mi casa —le propone a Yoongi. Después de todo su casa es bastante fresca y a su madre siempre le alegra cuando lo visita alguno de sus amigos.
Cuando avanzan hacia la salida escucha cuchicheos. A Jimin no le sorprende, son comunes y ya es más que consciente que Yoongi está envuelto en ellos.
—¿Qué hace Min Yoongi con el marica de Park? —Los susurros van tomando forma.
—¿Te imaginas que le fue infiel a su novia?
—Después de todo, a Park le gusta prestar el culo a chicos con novias. —Aquella frase sí fue dicha con la intención que Jimin la escuchara al pasar por su lado.
—Me gustaría ver que cara pone su novia cuando se entere que Park dio vuelta a su novio.
Jimin nota como el semblante de Yoongi se endurece y voltea a encarar a las tres chicas, quienes al instante le dan la espalda como si nada.
No quiere conflictos innecesarios, no hoy que tiene toda la pinta de ser un buen día que no merece estropearse por comentarios venenosos.
—No vale la pena —dice apoyando las palmas en su espalda y empujando, siente el calor traspasar desde la ligera capa de ropa—. Una de ellas cree que me acosté con el novio de una de sus amigas. Al principio del semestre pasado hicieron todo un espectáculo en el pasillo y yo me preguntaba "¿y cuándo hice eso? ¿Algo más que haya hecho y me tenga que enterar? ¿Con quién más me acosté y no lo supe?", claro, después no mejoré las cosas diciendo: "debió ser poco memorable, porque no lo recuerdo".
Yoongi continúa avanzando en silencio, la quemazón de la rabia se va disipando a medida que da paso tras paso, siendo empujado suavecito por Jimin. Si no fuera porque tiene un enredo de ideas en su mente, habría reído con la anécdota y las frases provocadoras de su dongsaeng.
Admite que la atracción es fuerte, pero no por las razones que ellas plantean, así como tampoco se siente "volteado", "convertido". Solo le gusta. Bastante. Tampoco significa que vaya a correr tras él, esperando tener una oportunidad. Recién lo está procesando, no es algo con mayor forma y por lo mismo prefiere ir lento.
—Que no te sorprenda el alcance de lo que pueden hacer las personas aburridas y con tiempo. —La voz de Jimin tan cálida y tranquila atraviesa sus oídos y lo ancla a la tierra—. Siento informarte que ser mi amigo implica este tipo de rumores.
—Lo dije antes, me da igual.
—No quiero que Jennie piense...
—Ya no estoy con Jennie —suelta de golpe.
Jimin lo mira con sorpresa sin saber qué decir. Intenta leer la expresión de Yoongi a ver si con eso logra captar algo que le ayude a formular una frase coherente al malestar ajeno. Aunque su hyung no luce exactamente abatido.
En realidad, piensa que Yoongi roza lo indescifrable. A veces cuesta leerlo tras su habitual semblante indiferente —asume que es solo la punta del iceberg de un completo universo de emociones bien escondidas—.
—Siento escucharlo. —Ha fallado en su propósito, suena como una frase de manual.
—Está bien, lo veíamos venir, ninguno está destrozado —comenta con su voz ronca a bajo volumen—. Supongo que estamos procesándolo.
Jimin no podrá leerlo con facilidad, pero si logra entender que está desanimado a diferencia de otras veces que salen juntos y sus ojitos gatunos brillan, riendo de sus anécdotas.
El camino a su casa es silencioso, se debate entre buscar cualquier cosa que decir con tal de animarlo o permanecer callado, reconociendo que lo primero responde más a su propia intranquilidad y tal vez lo que más necesita Yoongi es silencio y compañía cálida. Un momento agradable que le ayude a ordenar sus ideas y emociones, a procesar la ruptura.
Cuando llegan y son recibidos por la señora Park, Yoongi hace una pequeña venia al saludar y antes de presentarse. Jimin nota que sus mejillas ya no están tan pálidas cuando un ligero rosado las cubre. De repente su hyung luce como un tímido gatito. Su madre, en cambio, parece encantada, diciendo frases como "siéntete como en tu casa" y "los amigos de Jiminnie siempre son bienvenidos", preguntándole también si quiere comer algo en especial o si hay algo que excluya de su dieta.
Yoongi se siente ligeramente abrumado con tanta amabilidad, negando despacio y agradeciendo la consideración. Siempre se le hace extraño esa parte de conocer a los padres de sus amigos. Bueno, salvo los Jung, quienes lo conocen desde que era un crío enclenque con rasmillones en las rodillas, al mismo que han visto paseando en pijama junto a su hijo en la sala de estar, así que nunca ha sido tímido con ellos.
—Vamos a estar en mi habitación.
Jimin está aliviado de haber ordenado relativamente su cuarto, por lo menos tiene la certeza que su hyung no tropezará con algún objeto en el suelo o verá un cerro de prendas sobre el escritorio.
Yoongi explora curioso con la mirada a la par que sigue los pasos de Jimin. La habitación a la que ingresa es agradable, lo suficientemente fresca como para sobrevivir al verano, aunque imagina que muy fría en invierno. Hay varios posters y fotos en las paredes, algunos libros puestos sin mayor cuidado en la repisa y varios accesorios como argollas y cadenas encima del escritorio junto a un par de cremas con forma de pandas.
—Si soy honesto —comienza a decir con la sonrisa asomándose—, pensé que tu habitación sería un desastre.
—Yah, hyung, tu honestidad duele —dice con falso drama y mano en el pecho—. ¿De dónde sacaste esa idea? Soy un chico medianamente ordenado.
—Porque siempre te llevas muchas cosas y a veces me pregunto dónde las metes.
—Eso mismo podría preguntarte, ya que todo está tan bien ordenado en tu cuarto que no sabría dónde lo escondes.
—Jimin-ah, no te atrevas a negar que si alguno de los dos es candidato al mal de Diógenes eres tú. ¿Cómo ocultas todo lo que te llevas?
—Sobre la ropa no sospechan porque suelo decir que la conseguí de reventas y usadas, el resto de mis tesoros están escondidos —confiesa en voz baja, supone que es la paranoia, porque su puerta está cerrada y su madre en la cocina.
De todas formas abre su clóset y saca un par de cajas de zapatos que pone sobre su cama, regresa por un pequeño baúl que le regaló su abuela paterna cuando era niño para que guardara sus juguetes más delicados.
Quien mejor que Yoongi para develar sus preciados objetos. Alguien que sabe que obtenerlos ha sido toda una experiencia reprochable y cargada de adrenalina. El gusto de lo incorrecto. Un crío que ha escalado sus travesuras a otro nivel.
—Vaya, Jimin-ah, sí que has acumulado cosas —dice sin borrar la sonrisa.
El menor saca con cuidado un teléfono apagado y su colección de BT21 del baúl, abundan las figuras de Chimmy en distintas versiones. Ahí está el lápiz que le regaló, todavía en su caja plástica. Entre sus tesoros.
En otra caja hay productos de cuidado para la piel y distintos bálsamos labiales ya sea en tubos o en pequeñas figuras de frutas. También un par de sombras individuales y delineadores.
—Imaginaba tu colección de maquillaje más grande.
—¿Lo dices por la foto que te envié?
Yoongi asiente quedito, sujetando una pequeña manzana, tentado de abrir y olfatear curioso.
—¿Piensas que me maquillo así habitualmente? —continúa presionando, indagando si hay algún estereotipo instalado en la cabeza de su hyung.
"Es que como eres gay imaginé que era normal que te maquillaras extravagante", le dijo un primo con una especie de decepción al ver que apenas usaba una sombra marrón.
—La verdad, no tengo idea, supongo que no —responde encogiendo los hombros—. Asumo que si lo hicieras habría más fotos en tu perfil, luce como algo difícil que tardas horas en hacer.
¿Yoongi mira su perfil? Quiere preguntarle curioso qué tan seguido lo hace, pero prefiere dejar de pensar en ello antes que el calor y los colores rojizos suban a su rostro.
—Es cierto, Hyejin estuvo más de una hora.
—Un día Hoseok y yo perdimos una apuesta contra Wendy —relata con su voz ronca y tranquila. Voz que a Jimin le agrada—. Ella quiso practicar con nuestras caras, aplicó una sombra con mucho brillo que incluso al día siguiente veía las minúsculas partículas de glitter por mi cara.
—Ya verás el día que Wendy quiera hacer un maquillaje de drag —dice con una risa bajita antes de extraer otra caja metálica de golosinas, solo que dentro hay bisutería.
Las desparrama con cuidado en la cama, hay algunas que todavía conservan su etiqueta de precio, Jimin toma algunas cadenas y anillos de plata; son de sus tesoros más preciados.
A volumen casi susurrante le cuenta cómo las obtuvo. Fue cuando sus padres le contaron acerca de la mudanza y el corto plazo que tendría para despedirse. Su penúltima tarde estaba en una joyería y la encargada había puesto varios artículos en el mesón de vidrio para enseñarle a una de sus clientas que buscaba algo para su novio. Puntualiza que se trató de uno de esos instantes de alineación cósmica o algo semejante, de un conjunto de factores en un momento dado: el guardia se iba a su turno de almuerzo y el recambio no aparecía todavía; por otra parte la clienta y la vendedora fueron a la caja, unos cuantos segundos a su favor en que nadie miraba y si había cámaras lo ignoró, porque estiró la mano y cogió cuanto pudo, previo a salir precipitado, los sensores sonaron bulliciosos y no le importó porque ya estaba corriendo con la respiración agitada, sin fijarse en los ojos sobre él, doblando por una y otra calle, corriendo hasta perderse y el corazón en la garganta —aunque anatómicamente no fuera posible, así se sentía—. No le importó porque nunca más pensaba volver.
Y por supuesto no lo ha hecho, ni lo haría. Ni siquiera quiere pasar por fuera del escaparate cuando va de visita a Busan.
—Ni siquiera sé porque entré, cuando busco anillos lo hago en tiendas más económicas e imitaciones, pero en el escaparate exhibían unas cadenas bonitas y quería saber cuánto costaban, aunque no me alcanzara con mi mesada. Las joyerías están fuera de mi liga, fue solo la ocasión —finaliza sujetando uno de sus anillos, justo ese le queda un poco apretado, quizás a su hyung le quede bien, sus dedos son largos y delgados.
Descarta la idea, es extraño regalar anillos, así que opta por una de las cadenas; es sencilla, pero bastante versátil. Arranca el precio con cuidado, sujeta la mano de Yoongi, a quien toma por sorpresa y su expresión lo delata.
—Cuídala —advierte dejándola sobre su palma. Ha sido uno de sus robos más valiosos.
Hace un movimiento afirmativo, en lugar de guardarla, la coloca alrededor de su cuello. Sabe que entre ladronzuelos como ellos intercambiar regalos es...importante.
Yoongi se siente importante para Jimin y aquello le remece por dentro. Tiene que tragar saliva porque su garganta está seca.
Jimin guarda sus tesoros, los devuelve a su escondite protegidos de los ojos ajenos, mientras acomoda las cajas en el clóset se escucha un par de golpes en la puerta y a la voz cariñosa de la señora Park avisando que el almuerzo está servido.
—¿Y Jihyun? —pregunta Jimin luego de agradecer por la comida.
—Hoy fue a casa de uno de sus amigos después del entrenamiento —responde su madre, sirviendo más estofado en el plato de Yoongi.
El chico pálido acepta encantado, la carne siempre es bienvenida y el estofado está delicioso. Desde que era niño su madre le enseñó a no ser quisquilloso con la comida y agradecer por ella. Aprendió a apreciarlo especialmente en aquel periodo complejo en que la carne de res era un lujo en su mesa.
A Yoongi le avergüenza pedir repetición, es Jimin quien insiste que ponga más comida en su plato con la sonrisa burlona en sus labios mullidos, agregando que su amigo es un jugador de básquetbol en crecimiento.
Por debajo de la mesa y cuidando de no equivocarse de objetivo, le dio una suave patadita a su dongsaeng en la pierna, acompañada de una sonrojada expresión de falso reproche, provocando risas en el menor.
—Hyung, todavía no pierdo la esperanza que tanto tú como yo podamos ganar un par de centímetros más —insiste con la risa fresca en los labios y los ojos entrecerrados.
—Yo que tú pierdo esa esperanza.
Yoongi nuevamente le da las gracias a la señora Park, incluso se ofrece a hacer algo que irregularmente hace: levantar las cosas de la mesa. Puede realizar variadas tareas domésticas y arreglar desperfectos hasta con gusto, pero recoger platos y lavarlos no entra en la lista.
Vuelve a la habitación de Jimin, ahora se dedica a husmear con más confianza mirando los libros de la repisa y examinando cada foto pegada en una parte de la pared, la mayoría son de su dongsaeng con sus amigos y familia. Hay una en que sale con sus ojitos cerrados y sonrisa amplia al lado de Seokjin, Yoongi no olvida que al menor le gusta alguien más.
—Podemos ver alguna película, salir, aunque todavía hay sol; videojuegos —propone señalando su consola—, puedo llamar a Tae y le damos una paliza en línea.
Lo distrae vibración insiste del celular en su bolsillo y la voz del chico que sonríe con la mirada.
—No contaría con eso Hobi me acaba de escribir que va camino a la cafetería a juntarse con tu amigo. —Le enseña el mensaje que acaba de leer.
Jimin sonríe extenso y revisa su celular olvidado. También tiene un mensaje de Taehyung, declarando un corto y preciso:
[¡Lo hice! (。•̀ᴗ-)✧]
—En escala del uno al diez, estoy seguro que Hobi lo evalúa con un diez o más.
—¿Le preguntaste? ¿Eso te dijo? —cuestiona con entusiasmo, acercándose más de manera inconsciente.
—No exactamente, pero cuando le pregunté, me respondió "yah, por qué me preguntas eso" —imitó la voz de su mejor amigo—, además de reír nervioso y ponerse rojo.
—Bien, me alegra oír eso —afirma con un pequeño movimiento de cabeza—. Aunque lo mismo que te dije hoy al salir de la escuela sobre las consecuencias de salir conmigo aplica para Taehyung y Hoseok sunbae.
—No creo que a él le importe, Hobi es alegre y se relaciona con todos sin distinción, ya ha enfrentado rumores, así que no sería novedad —aclara dejándose caer sobre la cama.
—Es que Tae-Tae es sensible y no puedo evitar querer protegerlo, no soporto que se metan con él, me he metido en varias peleas por defenderlo a él más que por defenderme a mí. —Se sienta a su lado.
Yoongi entiende a la perfección el tipo de cariño al que se refiere. Él adora a Hobi con la misma fuerza y por supuesto que si puede cuidarlo que le hagan daño, también lo hace.
—A ustedes les queda más tiempo en el infierno llamado instituto que a nosotros —menciona con una pequeña palmada en el hombro de su dongsaeng—. Un último semestre, rendir el examen de admisión, las últimas calificaciones, graduación —deja de hablar, Jimin lo está mirando con cara de perrito mojado y el asomo de un puchero, apenas se da cuenta de su expresión, intenta recomponerse.
—Si lo dices así me da nostalgia anticipada, me haces desear haber hablado antes contigo en lugar de solo mirarte a lo lejos.
—¿Me mirabas?
—C-claro que sí —afirma con la sangre tiñendo sus mejillas llenas—. Pensé que eras consciente de la cantidad de veces que nos mirábamos donde fuese que nos cruzáramos.
—Quería confirmarlo, más de alguna vez pensé que eran ideas mías.
—Yah, me haces sentir avergonzado. —Y si bien la vergüenza quema en su rostro no aparta la vista de su hyung—. Te observaba con frecuencia, me llamaba la atención lo fácil que entrabas y salías con la mochila llena de las tiendas.
Al menos Jimin siente alivio de no ser el único sonrojado hasta las orejas. En la piel blanca de Yoongi es mucho más notorio.
—Debimos haber hablado desde antes —confirma el azabache con la voz rasposa y un poco tímida.
El televisor está encendido, pero no le prestan atención, en algún punto Yoongi comentó una ocasión que lo vio metiendo cuatro barritas en un bolsillo y sonreírle descarado al guardia al salir. Jimin menciona la vez que el mayor hizo sonar los sensores y revisaron las bolsas de un par de clientes que salieron al mismo tiempo que él.
Hay varias anécdotas que dan cuenta como el otro ha estado presente constantemente, aún si no cruzaban palabras. Yoongi sonríe al igual que Jimin en tanto comparten aquellas piezas del puzzle compuestas de interacciones vagas.
—...Ese día necesitaba un regalo para Jennie, ella no dejaba de mencionar que cumplíamos cien días. Siempre me costaba elegir regalos, es del tipo de personas que si quiere algo se lo compran, entonces no tenía idea qué podría ser especial si lo tiene todo, luego Hoseok trato de iluminarme con eso de que lo importante era el gesto y toda esa cursilería.
—Hoseok sunbae tiene razón.
—Lo peor es admitir que sí, aunque sea una cursilería.
—A veces las cursilerías pueden ser bonitas.
Y puede que sea una cursilería admitir que la cadena que le ha regalo Jimin es realmente importante y tiene un valor mucho mayor a lo que cuesta.
Justamente es la cadena que le regaló su compañero de aventuras.
Es la cadena obsequiada por el chico que le gusta.
Eso no lo pretende admitir.
—Jennie no parece frívola, seguro que cualquier regalo le hacía sonreír.
—Es cierto —afirma con un matiz nostálgico y cariñoso en su entonación—. Me di cuenta que mejor que darle regalos era cocinar, ella disfrutaba cuando preparaba sus platillos favoritos.
—Y así confirmas que bajo la expresión de gato arisco eres muy dulce.
Yoongi hace un pequeño gesto negativo con la cabeza, pero hay un amago de sonrisa que tranquiliza a Jimin.
—¿Cómo te sientes con todo? ¿Quieres hablar de eso? —pregunta suavecito.
—Fue...—el chico pálido guarda silencio unos segundos para reordenar la información en su cabeza. Lo había conversado el mismo domingo que rompieron con Hoseok y Wendy, posteriormente con Namjoon. Cada uno terminaba arrancando los trozos de información que Yoongi no hallaba cómo explicar.
—¿Fue...?
—Pese a que ambos lo sabíamos, dolió asumir en voz alta que estábamos juntos porque era cómodo. —Es lo más sincero y claro que logra configurar en palabras.
—Pero sentirse cómodo junto a alguien es importante.
—Sí, pero no cuando es lo único que sostiene una relación, la quiero, pero ella no merece que alguien la quiera a medias —intenta explicarse—. Me sentía muy egoísta al estar con ella así, de esa forma...
—Entonces tomaste la decisión correcta —acepta Jimin, luego de comprender de qué iba todo, recordando parte la conversación de la tarde que compartieron churros en el parque—. Tampoco me gustaría que alguien estuviera conmigo porque se siente cómodo, me hace pensar en esos matrimonios de gente vieja que no se quiere y se soporta por costumbre y quizá cariño.
—Tampoco era tan así como un matrimonio de viejos —se defiende. Honestamente suena como a una justa comparación. Quiere reír.
—Hyung, usted es viejo —dice con excesiva formalidad.
—Eres un mocoso terrible.
—No lo niego.
Yoongi con toda confianza se recuesta en su cama, extendido y perezoso, cerrando los ojos por varios segundos de agradable silencio.
—No quiero sacarla de mi vida, sigue siendo importante y le tengo cariño; creo que esa es la parte confusa.
Eso y que le gusta Jimin. Dos cosas confusas.
—¿Por qué habrías de sacarla de tu vida? Quizá solo necesitan tiempo.
—Tiempo —repite con lento, arrastrando sílabas. El tiempo viene bien para todos. Incluso para Jimin, ya que sabe que el menor carga con el malestar de no ser correspondido.
Ambos necesitan tiempo para reordenarse.
—Sabes, te pareces al gato que tiene mi abuela en Busan —menciona Jimin con la mirada sobre el mayor —, cuando vaya de vacaciones me aseguraré de tomarle fotos y enviártelas. —Sin pensarlo dos veces extiende la mano y revuelve ligero el cabello negro.
El mayor mantiene los ojos cerrados, pero la sonrisa está dibujada por sus labios cerrados, extendida sin fuerza en su rostro de mejillas tersas.
Por un momento Jimin siente que Yoongi descansando en su cama y con una sonrisa perezosa es todo lo que está bien en la vida.
***
Como siempre este humilde animalito está agradecida de su apoyo a esta historia 🥺💕
¡Feliz fin de semana!
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