X. Algo confuso, señales claras
Jimin no puede negar que ha estado pensando en exceso sobre la noche de la fiesta: en la conversación con Seokjin —más bien, su hyung contándole su historia de amor virtual a distancia— y en Yoongi, aunque en el último tiempo que el chico pálido hiciera acto de presencia en su mente se ha vuelto bastante frecuente.
Ciertamente si se quejaba de la monotonía en la mayor parte de sus horas y la falta de novedades, aquella noche tuvo una buena dosis de sorpresas, entre la confirmación de algo que pensaba como una compleja película mental sin sentido y la afirmación: "dormí en la cama de Yoongi", cosa que tiempo atrás habría sonado por completo ilógica.
Ahora pensar en Seokjin viene de la mano con su amigo de la infancia.
Es imposible no pensar en Jungkook cuando sabe que vendrá a visitarlo en un par de semanas más. Claro, él le dijo cuando recién se mudó: "en vacaciones puedes venir a verme a Daegu las veces que quieras".
El verano anterior durante el par de semanas que estuvo en Busan pasaron bastante tiempo juntos e insistió que debía venir a su ciudad.
¿Se lo habrá dicho en al menos cuatro o cinco ocasiones diferentes? Bueno, ya no puede retractarse y no hay plazo que no se cumpla una vez que Jungkook lo confirmó.
Pensar en Jungkook y Seokjin, es inevitable. Ahora que están saliendo la presencia de uno significa la aparición del otro por añadidura.
Además está convencido que su amigo más que visitarlo a él viene por su novio y casi se lo dice, pero su filtro está funcionando mejor de lo esperado.
Tuvieron una conversación por teléfono en la que se esforzó por no transmitir la incomodidad que prácticamente la exudaba por los poros.
—Hyung, estoy ansioso por verte.
Y apenas Jungkook soltó esa frase despreocupada se mordió la lengua para no corregirlo con un: "ansioso por ver a Seokjin".
—También yo. —Quiso pensar que no mentía. Al menos no del todo, cuando hablaron de su visita tiempo atrás realmente le entusiasmaba la idea.
Después su amigo agregó una frase que no mejoró las cosas.
—Se suponía que sería yo quien te lo contara, ya regañé a Jin hyung por adelantarse, iba a ser una especie de sorpresa.
"Vaya sorpresa". Si alguna vez dijo que le gustaban las sorpresas, se arrepiente. Lo que puede ser una noticia divertida y novedosa para una persona —Jungkook—, puede ser un horror para otra —Jimin—. "No más sorpresas, que mis días sigan su curso rutinario".
Si es sincero y claro consigo, no es que no quiera a ver a su amigo de Busan. Adora a Jungkook y no puede ser injusto y culparlo cuando nunca le mencionó explícito sobre su enamoramiento por Jin. Solo que el contexto es incómodo y eso anula el entusiasmo que habría sentido antes por su visita.
"Oh, Jungkookie, olvidé contarte que llevo cerca de un año enamorado de tu novio y deseando que se fije en mí, ¡sorpresa!".
Realmente hubiera apreciado que en lugar de sorpresas presenciales, le escribiera a tiempo: "me gusta un chico de Daegu, se llama Seokjin y estamos en algo a distancia".
Bueno, solo será una semana. Siete días pasan volando, así como lo hizo su semestre, más los últimos meses en compañía de Yoongi.
Ahí está el punto de inflexión, la inserción de la presencia del sujeto pálido a su vida, aquello que le ha ayudado a que su mente no se vuelque ansiosa en la visita de su amigo y que posiblemente será el mal tercio.
Todavía recuerda varios detalles de su estadía en la casa de los Min.
Dicen que el olfato como sentido primitivo conecta de inmediato con las emociones, de ahí que no le sorprende que su aroma hubiera quedado impreso en su memoria, asociado a todo lo que pueda significar estar en una zona segura.
Había empujado la cara contra la almohada, para disfrutar un poco más de la agradable mezcla de fragancias de shampoo y detergente. Se preguntaba si así olía el cabello de su hyung, debiendo retener la tentación impulsiva y curiosa de querer hundir la nariz entre las hebras azabache.
Fue cuando Yoongi dijo "buenas noches" y le dio una suave palmada en la cabeza que quiso incorporarse y oler su cabello.
Agradece tener un buen control de impulsos.
Son varias las veces que sus curiosidades tontas quieren llevarlo a cometer acciones irracionales, como cuando hace poco almorzaba con Taehyung en la escuela, vio restos de salsa en su pulgar y como si fuera el propio quiso chuparlo para limpiar la yema manchada, lo bueno es que se detuvo a medio camino antes de llegar al dedo, encontrándose de lleno con la mirada extrañada de su amigo.
Acciones impulsivas como besarle la mejilla a Seokjin minutos antes que sus ilusiones terminaran por evaporarse.
Acciones impulsivas como haberle dicho a Yoongi por la mañana, cuando todavía estaba más dormido que despierto, que su cama olía muy bien. Vergüenza instantánea apenas reaccionó tras la cara de confusión del mayor.
Luego se topó con la expresión de sorpresa de Hoseok, apenas pronunciado un "buenos días", como tratando de entender qué hacía Jimin ahí. Wendy, en cambio, se dedicó a reír del golden sunbae y su saludo torpe.
El resto de la mañana fue compartir un reponedor desayuno-almuerzo preparado por Yoongi y su amiga —otro punto que añadir a su lista de cosas sobre su hyung: cocina muy bien—. También se enteró sobre detalles adicionales de la fiesta ocurridos unas vez que se fueron.
Sospechaban que debió de ser algún vecino quien llamó a la policía y apenas escucharon las sirenas y las voces circulando de un lado a otro, se largaron a correr antes de involucrarse en un problema mayor a diferencia del pobre anfitrión. Yoongi le restaba el peso, diciendo que no era la primera vez y que para los Wang no era particularmente doloroso pagar una multa y zafar del asunto.
Bueno, si quiere más chismes de la fiesta los tendrá por la tarde. Ya han pasado dos días y ha acumulado preguntas de sus amigos que quieren saber por qué y cómo fue que se quedó en casa del novio de una de las animadoras, del denominado chico malo de la escuela —uno de tantos que carga con esa fama—.
Taehyung le envió un audio queriendo indagar cada detalle, incluso le preguntó cómo era su habitación y si había algo extraño en ella.
La verdad es que la habitación de Yoongi es un espacio pulcro y agradable, a diferencia de la suya que cíclicamente es un caos —la ordena y al poco tiempo todo está revuelto hasta que su desorden lo colapsa y vuelve a ordenar—. Cada cosa en su lugar, estante de libros, un par de posters, figuras y una simpática colección de Kumamon en la parte alta de la repisa.
Todas sus respuestas las pospuso para cuando se juntaran en la misma cafetería de siempre.
Tae no se resistió a contarle en otro audio su desgracia: justo cuando el golden sunbae le dijo "¿bailamos?", comenzó el griterío alertando de la llegada de la policía. Se quejó al menos tres veces de su mala suerte y las injusticias.
Gracias a ello fue que unió dos piezas, encajando a la perfección cuando Wendy riendo contaba que Hoseok fue tan dramático al lamentarse camino a casa de Yoongi sobre el destino interponiéndose, acompañado a una cara de crisis existencial —efecto del alcohol, insistió su hyung pálido, Hoseok pasa por dos etapas: de borracho feliz a uno con crisis—.
Ahora le insistirá a Taehyung que le dé contra a las injusticias del destino —ambos trágicos, tal para cual, reía para sus adentros— y lo invitara a salir. Que aproveche la oportunidad que ofrece el verano, especialista en hacer florecer romances.
Sus expectativas de un romance bonito de verano —o cualquier estación— con el chico que le gusta, está más extinta que los dinosaurios, lo asume.
Injusticia del destino es que este haya juntado justo a dos personas que le han gustado en dos periodos diferentes de su vida. Es un jodido chiste que le hace carcajear entre divertido y frustrado.
Por sanidad mental quiere dejarlo ir, sin rencores, que sea una anécdota —con tintes de chiste—, algo de lo que reír.
Y de repente ahí está...
Todo lo que necesita leer resumido en dos mensajes.
[Miércoles]
[Tú, yo, algún centro comercial]
Yoongi y los panoramas que lo sacan de sus cavilaciones conflictivas.
Es inevitable sonreír extenso mientras escribe su respuesta:
[Propuesta aceptada]
Hoy es uno de aquellos días "madre-hijo" con dosis inusual de amor, cuya explicación radica en más de una semana de ausencia. Con dosis de amor se refiere a su madre hablando con entonación suave, una caricia en la cabeza y un pellizco leve en la mejilla; adicional al café frío que acaba de preparar para los dos, acompañado de los bollos rellenos con frijol dulce. Por lo general ella suele ser tan reservada como él con las muestras de afecto física, quizá de ahí la reticencia a los abrazos y al contacto, aunque personas como Hoseok han atravesado cada barrera y no le desagrada que le eche los brazos al cuello cuando se le da la gana.
Le gusta aquellos pocos intervalos de tiempo que comparten juntos. Por lo general hay desfases en los horarios, Yoongi sale antes que su madre en periodo de escuela y llega por las tardes a casa, mientras ella aparece cansada entrada la noche si es que no toma turnos extras. A eso le suma que hace más de dos años tiene pareja, bueno, desde antes él sabía que tenían una relación no formal y entre indirectas insistió que no tenía que contenerse si quería estar con alguien, ya no era un mocoso como para lloriquear por la ausencia de su papá y celos infantiles de que otro hombre le quitara a su mamá.
Le gusta verla sonreír alegre, contándole cada detalle de sobre su linda semana descansando en Jeju con su pareja. También le enseña fotos, cada una con su respectivo relato. De tanto en tanto le agradece por mantener la casa ordenada en su ausencia y él responde lo que resulta obvio "vivo aquí", razón más que suficiente para asumir tareas que son compartidas.
En algún punto se distrae cuando Jennie le pregunta si se verán mañana. Casi lo olvida, lo hablaron el día de la fiesta. Ella quiere que la acompañe a comprar. Confirma el plan, aunque siendo sincero no lo consume el entusiasmo, a veces le frustra querer esconder algo y con su novia presente no puede. Bueno, lo ha hecho una o dos veces con objetos muy pequeños solo para sentir que los latidos retumban raudos en sus oídos, pero por lo general se contiene.
Pensar en ello hace que instantáneamente aparezca su compañero de delito en su cabeza. Quiere escribirle a Jimin.
Su madre sigue hablando y está con la atención repartida entre escucharla y pensar en sujeto que esconde golosinas diversas cada vez que entran juntos a un supermercado.
Lleva al menos cinco minutos con el celular sobre el muslo, el chat abierto, meditando si escribirle algo al sujeto en cuestión; un saludo, proponer algún plan.
Cree que el verano es una buena instancia de tiempo libre —aunque su madre insiste que debiera estudiar para el examen de admisión, no es que no lo haga, solo que no con ahínco—, seguro vendría bien para salir con su dongsaeng de vez en cuando. No viven lejos el uno del otro y tienen gustos en común por ciertos panoramas. ¿No es suficiente excusa para una propuesta?
Lo hace y a los pocos segundos obtiene una respuesta que forma un amago de sonrisa en sus labios. Uno que su madre identifica perfectamente.
—Pareces distraído, ¿qué estás escondiendo? —pregunta divertida. Yoongi quisiera responder "varias cosas"—. ¿Hiciste alguna fiesta en mi ausencia?
—Las fiestas no son lo mío —contesta honesto acompañado de sus hombros que se alzan—. Me conoces.
—Tal vez una fiesta no, pero sí alguna otra cosa —insinúa con una risita suave—. Todo bien mientras no me hagas abuela tan temprano, eres muy joven y deben cuidarse con Jennie.
Y cada vez que su madre hace aquel tipo de comentarios sus mejillas se calientan, algo avergonzado, no tanto como las primeras veces que inició charlas de sexualidad responsable.
De todas formas niega, pero sin intenciones de hablar más al respecto. ¿Cuándo fue la última vez? Alrededor de un mes o más, aunque lo justifica entre la presión académica y el estrés de las recientes semanas previo a que finalizara el semestre. Incluso él tuvo que destinar largas horas en las noches estudiando para sus exámenes y preparando presentaciones, aunque tuvo la casa a solas por más de siete días no pudo hacer nada particularmente divertido.
Su mamá no insiste con el tema, solo ríe y le pregunta qué maratón de películas pueden ver, sumado a qué se le antoja comer por la noche. No alcanza a responder cuando ella alegre responde que comprará brochetas de cordero.
Una noche de comida y películas que le permite aplazar por varias horas los pensamientos que en tiempo reciente buscan taladrar su cabeza.
Pensamientos de los que no puede escapar por la noche, de espalda tendido en la cama, todavía con el aroma de Jimin almacenado en algún rincón de su memoria.
Aquella tarde mientras ordenaba su cama fue fácil notar la fragancia ajena mezclada con la suya en la funda de su almohada y en las sábanas. Ni siquiera pensó lo que hacía cuando se recostó con la mejilla sobre la superficie blanda, para segundos después preguntarse por qué acababa de hacer eso.
Bueno, debería intuir la causa cuando hay un hormigueo insistente surcando en sus entrañas.
Todo es confuso.
Lo es porque no ha querido asumir las consecuencias de clarificar las cosas.
Yoongi sabe que algo ocurre, que las cosquillas en el estómago cuando Park está tan cerca tiene nombre. Lo siente y si quisiera podría ponerle palabras. Aquello que nació desde la curiosidad distante y con el paso del tiempo y su compañía fue tomando forma, una cuyo intelecto perfectamente podría identificar, pero se ha negado a hacerlo.
Darle nombre implicaría comenzar a complicar el rumbo de su vida y salir de una zona que si bien no es del todo satisfactoria, es cómoda.
Estar con Jennie es cómodo y sabe que para su novia es similar.
No hay energía, una reacción química violenta, cosquillas retorciendo el organismo caliente. No es intenso. Es cómodo. Hay cariño y complicidad, más de un año que se les ha hecho costumbre tenerse el uno al otro.
Una vez Jennie admitió que una de las cosas que le agradaba de tenerle como novio era que le transmitía tranquilidad, además que a sus padres les simpatizaba y ya no escuchaba a sus parientes quejarse sobre "¿y el novio para cuándo?", ya que podía llevarlo a cada reunión y zafarse la conversación sobre parejas y formar familia apenas terminara la universidad.
Su madre suele bromear —aunque Yoongi sospecha que sus bromas tienen parte de verdad sobre lo que percibe de su hijo—, diciendo que Jennie "es una chica demasiado buena para él" y la aludida se sonrojaba como un alegre tomatito si lo mencionaba en su presencia.
Su familia le tiene cariño a su novia. Está convencido que para su mamá es una especie de alivio saber que su hijo está en compañía de alguien, intuye que es la culpa por todo el tiempo que estuvo solo en casa, tema que cuando lo ha querido conversar, ella lo elude de forma magistral.
De la misma forma aprecia a Hobi y a Wendy, a quienes trata como si fueran un hermano más. Se pregunta qué tan bien se llevaría con Jimin, su dongsaeng es encantador. Una de esas sonrisas de ojitos cerrados y quizá diga "es demasiado bueno para ti".
No quiere ponerle nombre a lo que siente por Jimin, pero piensa demasiado en él y tarde o temprano las palabras estarán ahí, presentes con fuerzas.
Ya están presentes y no quiere leerlas, aunque insistan hacerse visibles como carteles neón en su oscura autopista.
Leerlas y comprenderlas significa tener que enfrentar la relación cómoda que tiene con su novia y lleva meses evitándolo, incluso desde antes que Jimin —cuando se resumía en algo presente y distante— terminara mezclándose en su vida.
Para ser justos, fue mutuo esto de mezclarse en la vida del otro.
La tarde con Jennie lo arrastra a sus silenciosos límites. Batallando con el tortuoso impulso de querer esconder en el bolsillo un pañuelo con estampado de flamencos que ni siquiera le gusta, solo por el hecho de que quiere y podría hacerlo, tal y como lo ha hecho otras veces. Aunque sigue siendo menos tortuoso que el cúmulo de pensamiento y confusiones que lo aturden. Entonces lo único que parece claro en su cabeza es que puede llevarse aquel pañuelo o cualquier otra cosa sin problemas. Sin que su novia lo descubra, un desafío más sencillo que hacerle frente a su relación.
De esos desafíos que siguen dentro de su zona cómoda, aunque en este momento no se siente cómodo, en ningún sentido.
Algo que disfrutaría como ayudar a su novia a escoger un traje de baño y jugar con la imaginación mientras ella estuviera en el probador deja de ser una escena llamativa. Jennie tampoco insinúa nada coqueto a diferencia de otras veces que compraba prendas ajustadas y susurraba alguna idea sucia en su oído, solo le muestra tres modelos y pregunta cuál diseño le gusta más.
Hoseok le comentó tiempo atrás algo obvio, del tipo de consejos útiles que nunca siguió, quedando a la espera que todo se arreglara solo: las parejas deberían conversar de esas cosas. Jennie tampoco lo ha hecho, pero no puede quedarse con aquella justificación.
Antes conversaban más, quizá no de todo lo que debieron, pero era más sencillo intentar llevar un diálogo fluido sin intervalos incómodos.
Ahora ni siquiera sabe qué decir o qué quiere hacer. Si así como no han hablado, tal vez esperan que todo se solucionara solo o quizá dejar que todo termine por acabarse sin más intervención que la inoperancia y la falta de comunicación.
No puede.
Mientras está sentado a su lado en el sofá con el enorme televisor encendido y ella recarga la cabeza en su hombro, algo que identifica como culpa se hunde en su estómago.
Tiene que decir aunque sea una de las tantas cosas que se han ido acumulando.
Está nervioso, pero por respeto a todo el tiempo que llevan juntos y los códigos que han puesto como intransables en la relación tiene que exponerlo.
Ella lo hace de tanto en tanto, pero siempre con las intenciones claras, a diferencia suya que no sabe lo que quiere y no quiere soltar lo que tiene.
—Creo que —hace una pausa buscando las palabras con las que quiere configurar su oración— ...me siento atraído por alguien más.
Se supone que cuando uno confiesa algo importante es como un alivio. No lo siente así. Quizá porque fue muy suave, poco específico, una sinceridad a medias.
Una especie de buena intención que lo arrastra más hondo.
Jennie no pregunta quien es la chica y no sonríe como otras veces que hablan del tema.
—¿Eso qué significa exactamente? —indaga jugando con un mechón de su cabello largo—. Lo único que te pido es que seas sincero conmigo.
Jennie nunca se ha mostrado insegura, pero ahora la ve titubear. Nunca ha sido demandante de exigencias irracionales, solo le pide que sea claro con ella.
Es lo justo, lo entiende, pero no sabe cómo lidiar con la incomodidad y la culpa, menos cuando ni siquiera ha decidido qué quiere hacer.
A veces desea que sea su novia quien tome la decisión y él descansar aliviado.
—No tienes que contestarme ahora. —Suspira abatida sin soltar el pelo que enroscaba entre sus dedos.
Que su novia tenga esa clase de respuestas comprensivas solo lo hace más difícil.
Intenta buscar una señal, pero la expresión de Jennie transmite tanta confusión como la propia.
Debería dejar de buscar señales cuando ya las tiene iluminadas de colores neón.
Cuando camino a casa le llega un mensaje de Jimin con dos sugerencias de lugares a los que quiere ir.
El miércoles llega, acuerdan reunirse en una parada de autobús y partir rumbo a uno de los centros comerciales más alejados de la ciudad. Eligen uno que no han visitado juntos, pero sí por separado, en el camino conversan en voz baja y de forma implícita mencionan detalles relevantes de las tiendas a las que han entrado, nivel de seguridad, factibilidad.
—El verano lo hace todo más difícil —se queja el chico de mejillas gorditas haciendo un mohín que a Yoongi le resulta...tierno—. Ya no tengo excusas para llevar abrigos gruesos con bolsillos internos o para esconder cosas en él —continúa hablando apenas en susurros.
Le da la razón a Jimin, asintiendo, es verdad que verano reduce la cantidad del botín que pueden obtener, pero no es imposible, al menos si hay imaginación y estrategias rápidas se puede armar la ocasión perfecta y aprovecharla.
Todavía recuerda el verano pasado en compañía de Wendy paseando por una tienda de accesorios variados, la chica en menos de un segundo metió en su vaso desechable vacío una cadena y una pulsera, poco rato después un guardia la reprendió por entrar con un bebestible y ella disculpándose le guiñó un ojo, diciendo "te espero afuera, oppa".
Cree que con Jimin cubriéndose mutuamente las espaldas podrían idear buenas estrategias o replicar el sistema de turnos: seleccionar prendas, uno las esconde y otro distrae disimuladamente al guardia de la entrada.
Dos cabezas piensan mejor que una, se supone.
Se convence de ello cuando Jimin sonríe al momento de entrar a su primera tienda y se preparan para hacer un despliegue de habilidades que les permitieran obtener lo que quisieran y altas dosis de adrenalina.
Una tarde Jimin mencionaba que si se detenía a analizar el tema llegaba a la conclusión que las personas subestimaban esto. Explicaba con entusiasmo que no era solo "obtener las cosas de forma floja y fácil", que si bien no era precisamente correcto, requería cierta cuota de valentía —no de aquella noble asociada a los héroes— especificaba.
—Es decir, asumes el riesgo que corres al hacerlo, puede ocurrir al primer descuido —decía acomodando las prendas en su mochila—. Pero no es tan sencillo, si no planeas estrategias rápidamente serás atrapado, requiere que seas un buen observador, agilidad, a veces actuación. No todos se pueden mezclar y pasar desapercibidos. No cualquiera tiene la agudeza para captar el momento preciso.
Yoongi no quiso interrumpir, lo escuchaba atento bebiendo un sorbo de malteada. Una vez le comentó algo parecido a Hoseok sobre los distintos usos de una buena capacidad de observación y análisis, su amigo por supuesto contestó con un "pero no así, Yoongi hyung, algún día te van a pillar".
—Me dije a mí mismo: el día que me descubran, pararé. Mientras eso no pase seguiré.
Yoongi también piensa similar. Hacerlo, seguir desafiando, hasta que alguien lo venciera en el juego. No pretende tener una hoja de continuos antecedentes manchados. Es una especie de "ahora que soy joven y puedo hacer locuras", la adultez ya será otra etapa.
Seguirá hasta que lo atrapen.
Los dos.
Yoongi espera que no los atrapen.
Y esta vez no es la ocasión.
Su mochila está llena y Jimin sonríe satisfecho a su lado.
—Ahh, hyung, lo único que quiero es quitarme los tres pantalones que llevo puesto, estoy muriendo de calor.
—¿No crees que fue un exceso?
—Los pantalones nunca son suficientes —responde risueño.
—Se nota que caminas incómodo.
—Estoy muuuy incómodo.
Buscan un sencillo local de comida que se ajuste a su presupuesto estudiantil. El principal objetivo es el baño, uno que les permita quitarse las prendas adicionales. Yoongi lleva una camiseta y un pantalón bajo su ropa, también se siente como andando por el infierno, asumiendo que llegará a lavar sus nuevas adquisiciones impregnadas de sudor.
Jimin regresa con expresión de alivio a la mesa que comparten, ahora es el turno de Yoongi, quien batalla con quitarse la ropa en el baño estrecho, para luego doblarla y meterla en su mochila.
Al volver se encuentra que sobre la mesa hay un plato con brocheta de cordero y otro con dumplings. Jimin está untando uno en salsa ante de llevarlo a su boca.
—Te prometí brochetas —menciona tras limpiarse la comisura de los labios con una servilleta, los mismo que se extienden en un gesto alegre.
—Prometiste que serían muchas.
—Las pagaré en cuotas —negocia manteniendo su encantadora sonrisa—. Además así tienes la excusa para seguir saliendo conmigo.
Ahí están de nuevo...las cosquillas aniquiladoras.
"Ah, qué haré con este dongsaeng".
Y mientras Jimin recarga el peso contra su costado, apoyado perezoso en su hombro camino de vuelta en el autobús, se convence que podrá hacer un montón de cosas incorrectas, pero necesita hacer algo bien.
Necesita hablar con Jennie. Le debe una respuesta clara o definitivamente le dará la razón de forma absoluta a su madre cuando afirma "es demasiado buena para ti".
Necesita ser transparente consigo mismo.
Porque podrá hacer cosas incorrectas, pero al menos quiere ser honesto.
Las palabras brillan como letreros luminosos: Le gusta Jimin.
Le gusta bastante.
***
Lentamente vamos avanzando~
Gracias por llegar hasta aquí 💖
Lo comparto porque a mí me enterneció el día uwu
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