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I. Algo en común

Jimin resumiría desde el viernes del desastre a su fatídico lunes como: días del terror.

Sus padres están enfurecidos, por decir lo menos, ni hablar de la directora de la escuela y algunos profesores; otros no están enfados, pero le demuestran que no pasó desapercibido su actuar descarado y vergonzoso. Su hermano menor sonriendo le dijo que bailó genial, sus primos también le han escrito mensajes sorprendidos por su osadía. Para sus amigos es una especie de héroe, un revoltoso revolucionario LGBTQI+ —una exageración de parte de ellos, según su punto de vista—; para una buena parte de estudiantes simplemente es el "freak show", una "loca desatada", un "necesitado de atención" y "¿todo bien en casa?", sobre lo último diría que "por lo general sí, bastante bien, gracias".

Da igual, se cumplió el objetivo de dejar en la mira el tema para observadores externos y envalentonar a otros estudiantes temerosos y bajo perfil.

Para Jimin siempre ha sido reconfortante cuando uno que otro compañero de mayor o menor grado se acercaba agradecido por defenderlo o por infundirle valor para asumir y revelar una parte de su identidad que por miedo solían esconder. No los culpa, la escuela no es un lugar amigable.

Lo sabe, pasó por lo mismo, aunque su salida de clóset no fue una catástrofe, sus padres y su hermano lo tomaron con naturalidad, una especie de "ya lo sabíamos". No así otros familiares, compañeros y, en general, su antigua escuela.

—...Entonces de verdad creí que no me había visto y seguramente parecía un bobo mirándolo, igual a un cachorro al que le regalas una croquetita y te sigue hasta el fin del mundo, quería decirle alguna frase ingeniosa, pero no, me dejó paralizado. Es injusto que me pase eso, pero es que es como mirar al sol y mirar directo al sol es dañino...¿y sabes que me dijo? —Taehyung habla incesante, Jimin apenas levanta la mirada de su libreta de apuntes que tiene abierta sobre las piernas.

—¿Qué te dijo? —pregunta intentando no sonar hastiado, porque su amigo lleva al menos diez minutos, o sea casi todo el receso, hablando del sol de la escuela, del golden sunbae que todos aman porque es la amabilidad personificada: Hoseok.

—"Buenos días, Taehyung-ssi" y me dedicó una de esas sonrisas brillantes. —Sus labios se estiran, incluso muestra sus dientes y sus ojitos se entrecierran de felicidad—. ¿Sabes que significa eso?

—¿Qué se sabe tu nombre?

—¡Exacto! —Golpea su muslo y Jimin brinca, sobando de inmediato la zona—. Y yo que pensaba que era un completo ser anónimo para ese astro bonito.

Jimin no quiere sonar como un destructor de ilusiones, pero desde hace un tiempo es raro que algún alumno de la escuela no sepa quienes son ese pequeño grupo llamativo de marginados, si hasta los llaman como el club de los "maricas y las tortilleras". Tienen hasta su rincón de mesas en la cafetería y pareciera que esa etiqueta los acompañará el resto de tiempo que les quede hasta graduarse.

Todo tiene una ridícula etiqueta y pareciera que en la adolescencia el peso de esta es mayor que nunca. Ese algo que define tu identidad como si no hubiera más que añadir de ti. Y es inevitable caer en la rueda y no hallar la forma de escapar de ahí.

Jimin siente que tiene muchas expectativas ajenas encima y que a momentos trata de cumplirlas y en otros, solo quiere tirar todo por la borda.

O es que sencillamente es una amalgama de comportamientos y pensamientos erráticos y momentáneos, a veces un poco perdido queriendo encontrarse a sí mismo.

Mordisquea la figurita de un perrito con un hoodie amarillo que adorna su lápiz nuevo, no entiende cómo Taehyung está tan tranquilo después del castigo que les cayó encima. Seulgi se lamentó toda la mañana porque sus padres decomisaron su celular y ahora está incomunicada con su novia, Jimin pasó por la misma mala suerte, pero escondía un segundo celular que no dudó en prestárselo un momento a la chica para que informara a sus contactos importantes de su actual estatus de aislamiento cibernético.

Lo cuida como un tesoro, no fue fácil obtenerlo, debió vender algunas cosas para comprarlo, pero es su salvación cuando sus padres deciden que decomisar su celular es una buena consecuencia —no castigo, dicen, consecuencia, porque es el resultado de sus acciones—.

Seulgi es de las pocas personas que saben una pequeña dimensión secreta de sí mismo y cómo fue que tejió el camino que le permite obtener mucho de lo que desea —netamente en plano material—. A momentos se tienta en cortárselo a Tae, pero su boca se afloja con facilidad, al igual que Roseanne, o tal vez los está subestimando. 

—Al final no me contaste que te dijeron tus padres —le dice a Taehyung desviando el foco del tema.

—Ah, eso, le regalaron una de mis consolas nuevas y los juegos a uno de mis primos pequeños —contesta apenado con un puchero— y no podré salir los fines de semanas que quedan del mes.

Había pensado que los señores Kim eran blandos, pero sabe lo mucho que su amigo ama las consolas y los videojuegos, que preferiría hasta limpiar los baños por un año entero antes que lo separaran de sus preciados bebés.

—Lo siento, Tae-Tae. —Acaricia su hombro y cierra la libreta cuando el timbre suena anunciando que deben regresar a sus aulas.

—No lo sientas, un amigo de otro instituto me cuenta que estamos en boca de varias escuelas del sector...

—Eso no me anima.

Si algo definitivamente no reconforta al muchacho bajito de cabellos castaños es saber que ha dejado de pasar desapercibido. Para algunos resulta irónico que a alguien que le gusta bailar y robarse miradas en el escenario se muestre tan introvertido, Jimin responde que se trata de contextos, que depende del ambiente si se muestra o no abierto. "La emoción que te embarga cuando pones los pies en las tablas frente a una audiencia aturde y se siente genial", había intentado darse a entender. Más genial todavía es poner en juego todo el trabajo ensayado por meses. Un goce colectivo, un fruto del esfuerzo. 

Brillar por un trabajo bien hecho.

—Bailaste genial, muchos piensan que eres jodidamente sexy y si sirve de consuelo, las personas que alcanzaron a grabar no lograron acercarse demasiado y tu rostro no se distingue tan bien.

Palabra clave de la oración: tan.

Lo sabe, ha mirado que su video circula por redes sociales, pero después de un par de veces se ha negado a seguir mirando. También ha recibido varias solicitudes que tampoco ha querido aceptar, quizás una que otra de personas que no lo agregan con ánimos de burla como varios cretinos de su escuela y otras de los alrededores.

—Nada de lo que digas puede animarme en este momento —murmura resignado y con ganas de esperar a que en algún momento por obra divina todo mejore.

Cuando ingresan al aula de química el profesor anuncia un examen sorpresa. Taehyung emite un pequeño gemido lastimero, luego su expresión se ilumina al segundo que avisa que será en pareja y clava los ojos directo en los suyos, para después volver a quejarse tras el anuncio del hombre que empieza a designar las duplas al azar.

Le toca junto a Jennie, chica bonita, extraña, a veces es amable y en otras ocasiones puede ser insufrible. No es que se lleven mal, tampoco bien, diría en realidad que no se llevan, ni siquiera se hablan; lo poco que sabe de ella es que es de las porristas principales de la escuadra, futura capitana, que fue uno de los crushes de Rosé y que sale desde hace algún tiempo con Min Yoongi —otro sujeto extraño, pero no desconocido, suelen toparse en los mismos espacios con cierta frecuencia—.

Jennie suele ser tema de la farándula. Se sabe de rumores de sus varios ex novios de esta escuela y otras. Las chicas que la envidian la tildan de zorra —y sinónimos—, tantos otros chicos estúpidos también porque ella "que se cree tan inalcanzable" y no les da la oportunidad.

En general diría que se ha encontrado con muchas personas a lo largo de su corta vida que creen que su libertad de expresión incluye ofender a otros a diestra y siniestra. Piensa que es detestable.

Jennie sigue firme y con la cabeza en alto, hermosa, paseando orgullosa con el uniforme de su escuadra y el cabello tomado en una cola, sabiéndose deseada y envidiada. Pretendiendo que los rumores e insultos vacíos le resbalan.

Jimin solo piensa que es una chica bonita y extraña, que las personas también suelen ser injustas con ella.

—¿Haces los primeros tres ejercicios y yo los otros tres? —sugiere con ese tipo de amabilidad que a Jimin le da escalofríos—. Luego los revisamos.

Nota que su compañera está molesta, porque la amabilidad de su voz no concuerda con su mirada apática, aunque no tiene intenciones en indagar en el porqué y se limita a afirmar con la cabeza.

¿Es mucho pedir que se termine el lunes? ¿El resto de la semana? ¿Todo lo que queda hasta la graduación?

Es mucho pedir.

No le gustan este tipo de evaluaciones en parejas, especialmente si no es con algún amigo, siente la presión adicional que si falla cae con alguien tan ajeno, tiene un peso doble.

A ocuparse en lugar de preocuparse, le ha dicho su madre desde niño para que le haga frente a las tareas.

Terminan de los primeros, no estuvo tan complicado como parecía a simple vista e incluso se atrevería a afirmar que tendrán un buen puntaje.

Jimin no entiende si tendrá cara de ser un buen confidente o qué, pero el que ahora Jennie se queje de sus problemas diarios con él le parece por completo uno de esos fenómenos inusuales, casi una experiencia paranormal. Está enojada porque Nayeon volvió con su ex novio cretino de primera y eso la distrae de los entrenamientos, también porque su novio no podrá acompañarla a un evento familiar debido a que está en detención y el sábado es el día de servicio comunitario a la escuela.

Eso quiere decir que verá al sujeto críptico en aquel periodo.

Jennie continúa hablando a susurros, sonriendo un poco más, contando algunos pequeños dramas al interior de la escuadra de animadoras y ciertas enemistades de las que no tenía ni la más mínima idea.

—No pensé que sería tan agradable conversar contigo. —Su expresión se ha suavizado.

Quisiera corregir que no se trató exactamente de una conversación, pues Jimin ni siquiera tuvo un espacio para abrir la boca y comentar algo —tampoco se le habría ocurrido qué mencionar—, pero volvió a asentir. Al menos le ayudó a que la hora pasara rápido.

—¿Gracias? —trata de que suene como una afirmación, pero no está seguro si lo consiguió.

Ambos recogen sus cosas y caminan juntos fuera del aula. Jimin no sabe qué hacer exactamente, así que espera que sea la porrista quien se aleje primero a seguir con su rutina. Además, aguarda por Tae que de seguro batalla hasta el último minuto antes de entregar la hoja de ejercicios.

—Siempre dicen que toda chica necesita un mejor amigo gay.

Nunca sabe qué contestar frente a esas frases que lo descolocan. "Mejor-amigo-gay"... ¿No puede acaso ser el amigo de alguna chica solo porque se lleven bien y se transmitan confianza? Está bien, está acostumbrado y no ve que Jennie lo diga con mala intención.

—Es mi mejor-amigo-gay, consíguete otro —espeta Seulgi con el ceño fruncido a un par de personas de distancia que observan la escena con curiosidad.

Y antes que la castaña de cabellos largos pudiera reclamar, el profesor golpea la puerta y exclama por silencio porque aún hay estudiantes terminando de rendir el examen.

Mira a Jennie como disculpándose por su amiga, no quiere pelea de bandos —el suyo habitualmente tiene todas las condiciones para perder—, sabe muy bien que las porristas unidas son asunto serio.

Taehyung aparece frente a ellos con expresión de derrota, dando a entender que él y su compañero eran un cero a la izquierda y les fue fatal, pero que al menos hubo muchas risas y referencias a memes que retrataran la tragedia que sería su calificación.

—¿Qué pasó con Jennie? Se veía la tensión.

—Estaba salvando a Jiminnie de una de las arpías con pompones —dice la chica de cabello oscuro, reacomodando su flequillo, murmurando algo vago acerca de tener que recortarlo.

—No parece mala —comenta Jimin alzando los hombros.

—Las porristas expulsaron a Rosé —recuerda Taehyung como si fuera la razón de por qué deberían ser enemigos naturales.

—Aunque Rosé nos dijo que Jennie fue de las pocas alumnas que la defendió...

—¿La estás defendiendo? —pregunta Seulgi al borde de la indignación.

Ambas jóvenes no se llevan exactamente bien, tensión generada el año pasado cuando Jennie hablaba a las espaldas de Joohyun y la "mala" gestión de ella como presidenta del comité estudiantil, Seulgi saltó como oso enfurecido a defender a su, en ese entonces amiga, actualmente novia.

Jimin no quiere involucrarse en el fuego cruzado, menos con Seulgi a quien adora, no aguanta estar en plan enojo ni con ella, ni con Taehyung, tampoco con Roseanne. Así que recurre a su mayor arma de ataque ablanda corazones y con pucheros consigue que su amiga ceda y olvide temporalmente el tema.

Todo es tan innecesariamente problemático.

Quizá necesita un suéter nuevo, de esos holgados en tonos pasteles que Seokjin dice que le sientan muy bien. Muerde su labio y las cosquillas surgen burbujeantes en su estómago. Después, cuando termine el bloque de detención podría dar una vuelta por el centro comercial antes de regresar a casa. Su madre llega tarde los lunes y su padre nunca aparece temprano. Su hermano menor es un torbellino y asiste a clases de taekwondo para drenar el exceso de energía.

Ignora los comentarios groseros e incluso obscenos que algunos compañeros sueltan camino a la cafetería, también le exige entre susurros a sus dos amigos que no quiere más problemas de los que ya tienen armando peleas con esos estúpidos. Ha recibido burlas e insinuaciones todo el día, desde los comentarios de pasillo, hasta las notas que dejaban en su casillero o en su escritorio. Prefiere ignorarlo, por más reclamos que había hecho a las autoridades de la escuela por comportamientos de acoso, no hacían mucho por cambiar las malas prácticas de profesores y estudiantes —quejas que expresaron el viernes: no más vista ciega a los acosadores—, solo talleres y jornadas de oración por si en una de esas Dios tocaba las almas corruptas por la maldad.

Seguramente rezan por él y su grupo, pidiendo que lo suyo se trate "solo de una fase."

Muchas veces cuestionó a sus padres si no les parecía una mala idea meter a su hijo homosexual a una escuela privada y católica, pero la respuesta era el prestigio y lo bien que preparaban a sus estudiantes para acceder a buenas universidades. No estaba conforme con aquellas explicaciones, pero no tenía mayor injerencia en las decisiones que no pasaban por sus manos —y que deberían—.

—¿En cuál sala les tocó la detención? —pregunta Roseanne sentándose junto a su grupo, dejando con cuidado su bandeja en la mesa.

—15B —suspira Jimin queriendo entrar en modo piloto automático y recobrar la noción tiempo-espacio cuando comiencen las vacaciones.

Nooo, me tocó en la 6A —se quejó Taehyung picoteando los trocitos de pollo con sus palillos.

—6A también. —Sonríe Seulgi chocando los cinco con Tae.

—6A —avisa Yugyeom, otros de los chicos que salió con su pancarta al escenario. Adorable muchachito de primer año.

—Jiminnie, eres el excluido del club de los 6A —anuncia Rosé con un par de palmaditas al hombro de su amigo.

—Quizás a Jinyoung le tocó en el mismo salón que a ti.

—A Wheein o Hyejin.

Eso espera también, no quiere estar tan solo en el salón de detención rodeado de varios chicos problemáticos que no dudarán en meterse con él apenas el profesor no tenga el ojo encima, siempre lo hacen y a veces Jimin solo ignora, en otras contesta, en el peor de los casos ataca y nuevamente acaba con regaños y sermones. Ha estado algunas veces en detención,  una de ellas fue por repartir y pegar volantes en las paredes junto a su grupo sobre diversas injusticias cometidas en el establecimiento, otras tantas por contestarle a maestros,  ¿por liarse a puñetazos? Nop, sospecha que es porque no querrían dar explicaciones del por qué sancionan a un chiquillo homosexual que se defendía de sus compañeros abusadores y, más importante aún, ¿por qué la escuela no hacía nada útil al respecto?

Jimin piensa que a los mandos a cargo no le importa, su mayor preocupación es mantener una reputación académica intachable y egresar a una mayor cantidad de alumnos que logren quedar en buenas universidades y realzar el nombre de la escuela.  

Se aproxima el final de su jornada, el día se ha sentido menos eterno a diferencia de otros lunes, claro, hasta que recuerda que deberá permanecer algunas horas más en detención. Antes que el tedio inundara su ánimo, experimenta una satisfacción que le hace sonreír cuando recibe una calificación perfecta en su ensayo de historia. Los buenos puntajes siempre ayudan a persuadir a sus padres.

Sea lo que decidas hacer siempre intenta ser el mejor. Parece ser el decreto que inculcaron en él desde que tiene memoria. A veces traía gratificaciones cuando estaba en la cima, mejores promedios, mejor bailarín de la generación en su antigua academia; así como también era un suplicio cuando llegaba esa expresión reprobatoria de no lograr sostenerse en la cúspide.

No son solo sus padres. Su sistema educativo lleva décadas incentivando la competencia desgastante entre pares.

Jimin, más que competir, solo quiere superarse y sentirse satisfecho, aunque no puede evitar mirar hacia el lado a ver quién lo está superando y a quién está dejando atrás en la carrera.

Actualmente no está en ninguna cima. Apenes cree estar a mitad de la montaña.

—Si tan solo evitaras meterte en problemas podrías ser de los mejores alumnos de la escuela —había dicho su maestra luego de felicitarlo por el ensayo.

Ojalá fuera así de fácil, pero varias veces es inevitable. Como la ocasión que uno de los imbéciles de último año intentó bajar su pantalón dentro del baño mofándose que tenía un simpático culo de chica y Jimin sacando fuerzas de toda la rabia contenida estrelló el puño directo en su nariz.

—¿Otra vez, joven Park?

—Intentó bajarme el pantalón...

—Hablaremos con él, no necesita recurrir a la violencia.

"¿Entonces qué? ¿Dejo que me pase a llevar?", no lo dijo, porque sabe que insistirá en que siga un conducto regular que nunca mejora las cosas.

¿Cuántas veces había estado en mediaciones con la orientadora y el abusón de turno? En este y su antiguo establecimiento educacional.

Los protocolos de expulsión no aplicaban cuando había influencias y amiguismos de por medio. No solo en su escuela, en todos lados. Jimin solo batallaba con las armas que encontraba a su paso, a veces tan básicas y primitivas como los puños, pues las palabras hacía rato dejaron de funcionar.
 
  
  
  
  
  
 
 
 
 
La frase sobre poder ser un alumno sobresaliente si no se metiera en problemas, sigue dando vueltas en su mente. Al menos sus calificaciones son más importantes que el expediente. Incluso negocian para borrar anotaciones mientras el promedio sea más alto. El chico de mejillas abultadas toma eso como su carta de salvación.

Luego se pregunta, ¿salvarse de qué? Cuando en el fondo solo se guía por las expectativas de su familia.

Entra al salón 15B con un cuaderno y un libro de matemáticas en las manos, algunos lo miran, otros lo ignoran. La chica que está al lado suyo lleva audífonos camuflados en su cabello largo. El otro puesto está vacío, aunque no por mucho, empiezan a llegar los estudiantes problemáticos, según reza el estigma. Brinca ligero cuando Yoongi deja caer sus cosas en el pupitre contiguo al suyo.

El chico críptico, el novio de Jennie. No es que sepa tanto más sobre él que las especulaciones en base a sus observaciones casuales. Solo tiene la certeza que comparten un pequeño placer oculto en común. Lo más cercano a una conversación fue una vez que Yoongi le susurró algo, el resto de interacciones se limitan a cruce de miradas ocasionales —varias ocasiones— como diciéndose "lo sé, lo sabes, no tenemos que decir nada al respecto". Duda que hoy cambien las cosas y de repente se hallen a sí mismos intercambiando consejos y hablando como si fueran esa persona a quien querrías decirle "dónde estuviste todo este tiempo".

Yoongi pone el libro en posición vertical y se acomoda para ver si consigue tomar una siesta.

Curioso.

Yoongi le parece curioso.

—No viene aquí a dormir, joven Min —se escucha la voz imponente del profesor.

El chico de cabellos negros bufa como un gato enfurruñado, asomándose tras su libro.

Jimin se pregunta qué tan eterno puede sentirse estar atrapado un par de horas en silencio, tenso y mirando los lentos minutos pasar en el reloj de la pared. Espera que las matemáticas lo ayuden, aunque en lugar de eso, piensa que Yoongi, sujeto raro y curioso, le ha traspasado el sueño.

Mira con sorpresa a su alrededor cuando un pequeño papel arrugado llega hasta su mesa. Lo estira y se encuentra con otro mensaje a similar tono de los que ha visto durante el día: "si bailaras como el viernes sobre mi polla me olvido de que eres hombre". Su expresión se contrae en una mueca de asco, más al mirar de quien proviene, un imbécil monumental sentado al lado de Yoongi.

No va a temblar de rabia, ha lidiado con eso todo el día —y bastante más, desde antes de su salida de clóset—, observa el papel extendido pensando si arrugarlo y guardarlo, si meterse en problemas por arrojárselo de vuelta o metérselo en la boca y así drenar la ira...

No es necesario, escucha el molesto gruñido de Yoongi que toma el trozo de hoja, lo lee, lo arruga en una pelota compacta y lo avienta con violencia en la cara del chico.

—Otra notita más que vuele por encima de mí, te parto la cara —advierte con un semblante que asusta.

—Una más de ustedes tres, van derecho a conversar con el director.

Se hizo el silencio y Jimin mordisqueando el perrito de su lápiz prefirió centrarse en su tarea de matemáticas, meditando si agradecerle o no a Yoongi por el gesto, aunque sintiéndose tonto, puesto que seguramente ni lo hizo por él, sino porque la nota voló sobre su cabeza.

También recuerda que Jennie está molesta con el sujeto arisco por no acompañarla al ¿aniversario? O lo que fuera.

Ni siquiera debería interesarle.

Yoongi tiene un lunar pequeñito en el rostro. Eso tampoco debería parecerle tan interesante que no consigue apartar los ojos de ese puntito café.

Voltea casi avergonzado. Su atención busca otro foco, el cabello de la chica a su lado tiene ondas muy bonitas...

¿Por qué todo tiene que parecer más interesante que su tarea de matemáticas?

Mira el reloj, recién han pasado veinte minutos...

Maldice. Hoy no se siente amigo de los números.

Maldice de nuevo cuando al terminar lo dejan junto a Yoongi y el sujeto imbécil barriendo y ordenando la sala como sanción adicional.

Tendrá que caminar solo a casa. Tampoco hay alguien que lo espere, Seulgi se escapó un par de horas para ver a su novia, mintiendo sobre estar estudiando en la biblioteca; y Taehyung tiene prohibido aparecer tarde si no quiere perder más videojuegos de su colección. Los demás chicos de su círculo estrecho viven en direcciones opuestas a la suya.

En casa tampoco lo esperan, más bien al revés. 

Una visita al centro comercial no vendría mal. Un premio por su buen ensayo.

Algo poco.

Muerde sus labios con la vibrante ansiedad recorriendo sus venas. Mira las tiendas y planea su estrategia, no anda con una ambición descomunal, no busca enormes tesoros, solo un engañito. Entonces opta por una tienda grande, no particularmente costosa, una que justifique la mesada que recibe un estudiante en uniforme de instituto. Está en buena hora, hay personas circulando por el sector, es más fácil pasar desapercibido así.

Va tomando camisetas que luego devuelve a su lugar, deja un par de pantalones colgados en su brazo mientras se pasea tocando prendas. Observa a la chica en el sector de los probadores y sonríe un poquito. Saca dos suéteres idénticos y los junta bien.

Si su predicción no falla, la joven solo asentirá cuando le diga el número de prendas y le entregará la tarjeta plástica con el dígito, o al menos así ha sido el patrón con las personas anteriores, y si tiene tan mala suerte para que quiera contarlas, usará un puchero y dirá "me confundí", le dejará el suéter extra y maldecirá —una vez más— por su pequeño fracaso.

Espera que no, ese suéter celeste fue hecho para él.

—¿Cuántas prendas lleva? —La chica sonríe con amabilidad.

"Dulce", piensa al mirarla, bueno, no se meterá en problemas, la prenda que se llevará es demasiado insignificante, no tiene el mismo peso que las de alto valor que están contadas. Además estas cosas no las descuentan del sueldo del empleado, a diferencia de cuando un cajero entrega vuelto demás, Jimin no acepta vuelto extra —aún le quedan algunos principios intactos—.

—Cinco. —Jimin finge como si contara las prendas y luego le dedica una de sus sonrisas con ojitos cerrados y mejillas abultadas, provocando un ligero sonrojo en las mejillas de la joven.

Una vez en el probador, forcejea para reventar la pequeña alarma con las manos. Éxito, sonríe cuando tiene las dos partes separadas incluso vuelve a conectarlas a presión en uno de los pantalones. También revisa que no tenga una segunda alarma cosida a las etiquetas por dentro.

Quiere dar pequeños brincos de felicidad cuando se prueba el suéter, se ve tan bonito, le da ese aire de chico bueno que le gusta.

Jimin cree que dentro de todo es un chico bueno. No le gusta lastimar a nadie, le sienta mal ver a la gente triste y cuando puede ayudar a alguien lo hace...

Bueno, en caso de no ser un chico bueno, tiene la certeza de no sentirse como un chico malo tampoco.

Coloca su camiseta encima y la chaqueta del uniforme cerrada.

Sale del probador y le entrega las cinco prendas a la chica.

—Estoy un poco triste, subí de peso y esta talla de pantalón ya no me entra bien. —Su labio inferior se abulta.

—E-está muy bien así, no necesita perder peso —comenta nerviosa, doblando con los dedos que tiritan los pantalones.

—Eres muy dulce, muchas gracias. —Vuelve a sonreír antes de despedirse educadamente.

Si alguien le pregunta por qué hace lo que hace no teniendo exactamente la necesidad imperiosa —bueno, tampoco le sobra el dinero racionado que le entregan sus padres para que aprendiera a valorarlo—, tiene muchas aristas que pasan desde el simple capricho, a la adrenalina del desafío, de lo incorrecto, al sabor del triunfo de salirse con la suya, de tener ese pedacito de algo concreto llenando un poco el sinsabor y el vacío cotidiano con un shot de miedo-euforia. Un algo que tiene que ver con el poder, con tomar y con decidir —aunque no sean las decisiones que los demás esperan de él—.

Esa sensación es adictiva.

Es el problema en el que decide involucrarse ya que obtiene las ganancias que desea —hasta la fecha—.

Y es inevitable ese momento en que intercambia miradas a distancia con Min Yoongi, quien revisa, junto a otra chica, blusas en el sector femenino mientras Jimin cruza la entrada de la tienda airoso con un nuevo suéter celeste pastel bajo su ropa.

Camino casa no entiende por qué sigue pensando en los pequeños y oscuros ojos de Min sobre los suyos. Es extraño, no solo el chico de cabellos negros en sí mismo, sino esa especie de magnetismo que los lleva a sostener la vista el uno en el otro cuando se topan en algún lugar.

Todavía recuerda cuando recién llegado a Daegu con mil emociones revueltas y contradictorias, Yoongi le dijo al oído: —tienen alarmas por dentro, ¿se las quitaste?

Joder, cómo había olvidado ese tipo de detalle. Y aquel día el sujeto pálido cruzaba la entrada de la tienda con la mochila llena.

Y Jimin sintió el temor inminente de ser descubierto hasta que la vida le puso un apuesto ángel guardián como si fuera una señal.
 
  
  
  
  
 
  
  
  
  
  
 
***
Lo tenía hace tanto metido en borradores, el esqueleto armado, varios capítulos listos, pero no me decidía a publicarlo.

En fin, he aquí un hijo nacido una noche enferma después de maratón de series y pelis de adolescentes xD.
Hacía rato tenía varias ideas para fics distintos de estudiantes de instituto, pero como que las metí en la licuadora mental y salió una mezcla de todo y con varios clichés -pero son clichés con cariño uwu-.

Advertencias: smut todavía no lo sé, aunque sería en dosis mínimas a comparación de otros de mis hijos, pero si hay normalización en Jimin y Yoongi sobre esto de los hurtos a tiendas. También alusión a violencia escolar. Sí, creo que solo eso.

Gracias por empezar a leer otro de mis proyectos y espero que les dé un rato de diversión como a mí escribirlo.

Por cierto, no esperen mucho de esto, ni siquiera yo lo hago, solo quise entretenerme un poco y no elaborar nada complejo.

Las actualizaciones serán semanales ;D

Cariños para uds >u< 💕

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