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Parte 5~ El arte de la espada


El olor de un estofado inundaba la habitación de Hayami. Ella abrió sus ojos los cuales solo miraban ese techo rocoso fijamente.

Luego de pasarse las manos por la cara unos segundo procedió a levantarse de la cama. Recordaba aquella charla con Arthur el día anterior.

***

Bienvenida a la ciudad de Camelot, eres Hayami ¿Cierto? —empezo un hombre mayor de cabellos largos y canosos, de barba frondosa que recaía en su pechera que tenía dibujada una cruz blanca con rojo centrada en su pecho.

—Asi es —Extendio su mano cortésmente.

El hombre extendió su mano igualmente.

—Arthur, ya deben haberte hablado de mí.

—En efecto —respondió—, Tristán me comentó que usted llevaba este lugar muy bien.

—Tambien te habrá comentado que me gusta conocer a los nuevos habitantes de Camelot personalmente —Se levantó y empezó a dar vueltas por la habitación—, Veras, Camelot no es como las demás divisiones de la rebelión, resistencia o como quieran llamarla, está, es especial porque además de los reclutas, aquí también viven personas, con vidas, vidas ordinarias.

»El propósito de su existencia va más allá de pelear batallas ajenas, ellos están aquí para crear una sociedad real.

Hayami había notado niños jugando en camino a su oficina, lo cual le pareció extraño dadas las condiciones de su estadía allí.

Podriamos considerarnos una utopía, aunque suena blasfemo y egocéntrico— Salto interrumpiendo su pensamiento. —Creo que nos lo merecemos tomando en cuenta lo establecido que es este lugar comparado a las otras divisiones de los rebeldes.

—¿Y no corren peligro llamando tanto la atención?

—Querida, si alguien intentará invadir este lugar no lograría ni llegar a la primera torreta de la entrada. Además, algún sabio dijo que la mejor forma de ocultarse era a simple vista.

—¡Whou! Este lugar es bastante impresionante.

Ella no podía evitar sentir inquietud de la perfección, pero, también alivio de poder descansar en paz, al menos un tiempo.

Tristan sera tu instructor mientras estés aquí. Te enseñará su propio estilo y técnicas, y así algún día tú serás la que los heredé.

—¿Instructor?

—La verdad, aquí preferimos que las técnicas pasen entre generaciónes familiares, pero, ese chico no sentará cabe ni porque le paguen.

—¿Se refiere a que será mi único maestro?

—No seas tan formal niña, no muerdo ja, ja, ja.

—Lo siento je, je—Prosiguió —No es nada, solo que pensé que tendría más entrenamiento además de Tristán.

—No lo subestimes pequeña, ha vivido mucho más de lo que piensas a pesar de parecer joven. Es de nuestros ejemplares más fuertes y nobles.

—¿Ejemplar?

—"Los caballeros, así nombrados por el rey noble, Arthur, reposarán sobre la gran mesa redonda esperando pacientes su destino, cada uno más valiente que el anterior y más fieros que un león son ejemplos de valentía y superación para el pueblo hoy nombrado Camelot"

»Ese mensaje fue transmitido por el Rey Arthur I, mi abuelo, primer rey y líder de la división Camelot, muchos creen que murió como un demente que fantaseaba con caballeros, incluyéndome, aunque demente murió, su idea de un pueblo noble no descanso con el y mi padre siguió el legado de la única acción cuerda que hizo mi abuelo.

—No sabía que Camelot fuera tan antiguo...

—Mas de lo que piensas créeme, se han nombrado y muerto incontables caballeros, todos peleando por Inglaterra y su libertad, protegiendo su linaje.

»Aunque los libros cuenten algo está batalla es más antigua que kira y su dictadura.

El anciano camina hacia Hayami desenvainando su espada.

—Solo debo hacerte una pregunta ¿Estás lista para ser un Caballero?

***

El recuerdo de esa conversación la ponía nerviosa de la responsabilidad que daban a todos allí, pero, a la vez la emocionaba ya que todo el asunto de los caballeros siempre le había gustado.

Eran las 6:00 am, Hayami descubrió que el horario de Camelot era bastante estricto a las malas, lo cual interfería gravemente con su acostumbrada vida de vagabunda.

Sus ojos cansados y su pensamiento vago fue interrumpido por alguien que tocaba su puerta.

—Hayami, soy Tristán, el entrenamiento diario empieza en una hora en el campo 2. Ve primero al comedor, desayuna algo y te verás allí con el profesor Elliot, el te explicará todo lo demás— Dicho eso Tristán se marchó.

Seguía recostada en la cama con el peso del cansancio encima, se levantó y dio unas vueltas a la habitación observandola un poco.

Un escritorio con una pequeña lámpara beige, junto a ella plumas y papel viejo y amarillento.

Se levantó de la cama y se acercó a un lavabo que había en una esquina de la habitación. Limpio su cara, cepillo sus dientes, y se puso sus botas saliendo de allí.

Al salir del lugar esperaba que la luz del sol lastimara sus ojos, pero, el sol recién salido daba una calidez agradable y una iluminación suave.

—¡Eh! ¡Recluta! —Dijo un chico joven corriendo hacia ella— Soy Cassidy, Tristán me pidió que te guiara al comedor y luego al centro de entrenamiento, Bienvenida. Hace tiempo no teníamos reclutas nuevos. —explico descansando sobre sus rodillas.

—Gracias. Tengo mucha hambre, desde mi habitación olía un rico estofado, se me antoja bastante.

—Pues... Te quedarás con las ganas, la comida buena es solo para los de insignia negra.

—¿Insignia negra?

—Ven, te explicaré en el camino al comedor, solo tenemos una hora para almorzar y se va más rápido de lo que crees —Dijo haciendo un ademan con las manos.

—Muy bien.

—Veras, en el lugar hay tres rangos según tu insignia, los insignia roja, nosotros, son los reclutas nuevos, entran por envío de otras legiones, como tú, o los empiezan a capacitar cuando cumplen los dieciocho años; los insignia negra, son reclutas listos para hacer misiones, atacar puestos de soldados reales o emboscadas, todo el trabajo que es lo suficientemente fácil para los caballeros; y por último y mayor rango están los insignia dorada, caballeros, la elite del reino, son asignados con el nombre de algún caballero de la mesa redonda original, ellos se encargan de las misiones más difíciles las que incluyen otras legiones o tropas elitistas del comando de Kira.

—No sabía que Camelot estuviera tan organizado.

—Te sorprenderías —Dijo abriendo la puerta del comedor.

Al entrar se observaban grandes mesas de madera con bancos largos del mismo material a su lado, en ella habían platos, vasos y cubiertos de hojalata.

—¡Cassie! ¡Aquí! —Se oía una voz entre tantas en la sala.

Entre los reclutas se levantó un chico un poco mayor de corte militar.

—Supe que irías a buscar a la nueva y aparte dos bandejas para ustedes —Dijo mientras daba un lado para permitirles sentarse.

—Gracias Kenn, que considerado —Agradecio Cassidy.

—Solo está siendo amable porque quiere ligarte —Hablo una chica al final de la mesa que apenas se notaba antes.

Que hablara fue la única forma de haber notado su presencia de aquella chica con la mirada baja y su cabello castaño corto y ondulado que tapaba su rostro de piel clara.

—Melissa, un gusto —Se presento sin dejar su comida.

—Melissa, podrías dejar de ser tan imprudente, solo estoy siendo amable... Sin ninguna razón para ello —Agrego Kenn con las mejillas enrojecidas.

—Dejen de molestar a la nueva —Interrumpio Cassidy— Te lo resumo, Melissa es tímida pero no tardará en tomar confianza, Kenn estuvo un tiempo en el ejército antes de llegar aquí, por eso no tiene cabello, y yo, nací y crecí aqui, soy experto en armas de largo alcance y herrería básica.

—Que equipo tan interesante —Dijo Hayami sardónica.

—¡Pues bienvenida! —Se levantó Kenn

Todos rieron mientras ella seguía preguntándose en qué se había metido golpeando su cabeza en la mesa.

—Termina de comer rápido o no comerás hasta el mediodía.

***

Una hora después todos estaban en el gimnasio haciendo estiramientos y habían algunos dando pequeños saltos.

—¡Bien chicos en fila!

Una figura femenina y esbelta entraba en el gimnasio con su mirada en una tablilla con notas.

—Me dijeron que tenemos nueva alumna —Dijo buscando aquella con la mirada—, porfavor levanta la mano.

Hayami segura levanto la mano.

—Aqui estoy —Se presento ella.

—Bien —Volvio a mirar la tablilla—, Hayami. Te explicaré rápidamente cómo va todo por aqui, primero estiramientos, trote y pista de obstáculos, tendrán un descanso de 30 minutos y luego iremos al cuadrilátero y entrenarán la lucha de cuerpo a cuerpo, y... —Volvio a su tabla—, en la tarde irás con Tristán para tu entrenamiento de esgrima.

Parecía gustarle mucho esa tablilla.

—Muy bien, ¡Todos a correr! ¡No quiero holgazanes este día!

Todos los jóvenes empezaron a dar vueltas trotando por el gimnasio, ella los imito y empezó a correr.

Todos parecían estar en perfecta forma mientras después de unos minutos ya Hayami sentía un dolor agudo en si abdomen, gotas corriendo por su frente y pesadez en su cuerpo.

—Los primeros días siempre son duros —Dijo Kenn pasando a su lado y adelantando rápidamente.

—¡Lo haces ver muy fácil! —Grito un poco molesta.

—¡Para mí lo es! —Lo devolvió sin siquiera voltear.

—Talvez en la pista de obstáculos me vaya mejor, el atletismo siempre fue lo mío.

***

Esa positividad se fue en la tercera caída en la pista de obstáculos.

—Crei que serían troncos y redes no una pared de 2 metros y bordes altos para correr.

—Es entrenamiento intensivo —Jade Melissa subiendo rápidamente su lado— Nos entrenan para todo lo que necesitamos, saltar medio metro no te ayudará en nada.

—Tengo mucha hambre, estoy cansada y sudorosa —Dijo casi llorando colgada a la mitad del muro—. ¡Cuando terminara esto!

—¡No te estanques o te volverás a caer, novata! —Advirtio la entrenadora desde abajo mientras tomaba una taza de café y miraba a todos.

—¡Es muy fácil decirlo desde abajo! —Grito frustrada.

—Talvez en tu clase de esgrima te vaya mejor —Grito Kenn quien estaba al lado de la entrenadora.

—¿Y tu porque no estás en el circuito? —Replico.

—Acabe hace 5 minutos —Respondio orgulloso.

—No sabes cuánto te odio, Kenn.

***

Y tal como dijo Kenn a Hayami le fue sorprendentemente bien en su primera clase de esgrima.

—Muy bien, bienvenidos a todos a su clase de esgrima, no son muchos, pero, son mis estudiantes y eso los hace especiales —Entro Tristán.

—¿Porque hablas como si fuéramos más personas? —Interrumpio Melissa—, solo estamos Hayami y yo.

—Lamentablemente los demás estudiantes pueden escoger a sus profesores, pero, ustedes no. Que bueno ¿No? —Respondio sardonico.

—Si, viva —Añadio Hayami.

—Son bastante amargadas. Levantense que aunque no seamos muchos trabajaremos arduamente, está será su rutina.

Tiro dos espadas de madera al suelo.

—Harán diariamente 500 cortes horizontales, verticales, diagonales y estocadas al muñeco, luego de eso ya les diré que hacer —Dijo mientras daba paso para salir del lugar.

—No deberías darnos una clase —Lo atrajo Hayami.

—Esa es su clase.

—Golpear un muñeco no es una clase, si es entrenamiento, pero, no una clase.

—Interesante.

—¿Qué te parece interesante?

Tristán desenvaino la espada y la apunto al suelo.

—La espada, no es un arma de destrucción ni venganza —Dijo mientras con la espada hacia giros y movimientos extravagantes—. Esta es una extensión de tu cuerpo, tu brazo, uno filoso, y aunque poderoso, también es frágil y delicado, un mal movimiento y está se quebrara, y así perderás tu espíritu.

—Supongo que ahora sí dará la clase —Se sorprendió Melissa con los ojos bien abiertos.

—Lo que nunca deben olvidar es que como mis estudiantes, lo más importante de la técnica, es la delicadeza, la calma, en el campo de batalla es la clave —Envaino su espada—. Un movimiento errático es un movimiento desperdiciado, y si pierden el control allí fuera, empiecen a cavar su tumba. Fin de la clase, ahora golpeen el muñeco, mañana les daré el primer instructivo de como no perder el brazo.

Aunque al principio Hayami pensó que no le enseñenaria nada útil se sorprendió de lo volátil que era la espada en sus manos, y la sabiduría que podía aplicar en el campo de batalla.

Así como esa primera clase, todas las demás fueron igual de instructivas, pasaron las semanas y cada vez Hayami aprendía más sobre las estrategias de aquel joven pero diestro maestro de la espada, cada día se le hacía un poco más fácil levantarse de la cama cada mañana, las horas en el circuito se convertian en minutos, la facilidad con la que podía ahora atravezar el circuito, el cansancio al trotar ya era nulo, pero, aunque ya su cuerpo se había adaptado al campo debia adaptarse a la espada.

—Bien, llevan un mes en Camelot, estoy orgulloso de todo lo que han avanzado hasta ahora. —Empezo Tristán paseándose por el patio— Bueno, no estoy orgulloso de que Hayami siempre llegué tarde, pero, que puedo hacer.

—Pero si en todo el mes no has dejado que tomemos una espada —Agrego Melissa

—Claro que si, las de madera, están hechas para ser más pesadas, así cuando tomen una de verdad se les hará fácil de manejar.

—Todas las demás clases ya han practicado con la espada, y nosotros solo hemos golpeado un muñeco y escucharé hablar acerca de como hacerlo.

—Esa es la parte buena, niña, la teoría es igual de importante que la práctica.

—¿Y cuando piensas darnos una espada real?

Su pregunta fue interrumpida por pasos acelerados llegando al lugar.

—Siento llegar tarde —Se disculpo Hayami cansada y acelerada.

—Perfecto ahora que todos están aquí... —Dijo Tristán.

—Seguimos siendo dos —Añadio Melissa.

—... Hoy empezaremos el entrenamiento con la espada, las de verdad —Silencio— ¿No están emocionadas?

—Pues ya era hora —Dijo Melissa evitando el contacto visual.

—¿Porque lo haces? ¿Porque siempre evitas el contacto visual? —Replico.

—No lo sé —Respondio cabizbaja.

—Algun día deberemos arreglar eso.

—Yo no veo necesidad —Susurro.

—Bien, necesito que se levanten y tomen una espada del montón de la esquina.

Una caja con múltiples espadas algunas oxidadas y melladas.

—Como caballeros deberán elegir una espada la cual será la que represente su valor y su presencia, está podrán elegirla al final del año, en su graduación, cuando consigan su insignia negra y su armadura. El día de hoy es importante, a pesar de que yo les enseñe a manejar sus hojas ustedes mismas decidirán qué estilo usarán.

Tomó algunas espadas del montón y las tiro al suelo, todas ellas eran diferentes, unas largas otras cortas, livianas y pesadas, de un solo filo y de estoque.

—Su cuerpo está acondicionado para un estilo específico, se define tanto por su musculatura como su mente. Elijan una.

Melissa dio un paso adelante emocionada y lista, dudo un poco mirando las todas antes de tomar una espada corta sin guarda.

—Uhh tomaste la más desbaratada, es una buena elección, menos distancia, pero, más precisa, con una armadura ligera serás como un ratón escurridizo y letal —Bromeo—. Hayami.

Esta se levantó, observó el piso y las vio todas, parecía dudosa, parecía no ver nada que le gustará. Dio media vuelta y busco una diferente en el montón.

—¿Que haces? Todas las que se usan están justo aqui.

—Te equivocas —Le replico.

Tomó una fina espada de color latón con un acanalado en medio, tenía una guarda en forma de alas y un pomo afilado.

—Quiero está —Siguio con los ojos brillantes.

—¡Whou! Parece que encontraste oro —Se acercó y la tomo—. Parece estar sucia, pero, con una capa de pintura y una buena lavada estará lista para el uso.

—Espera, creí que elegiriamos solo el estilo, no esperas que usemos estas hojas de afeitar —Los interrumpío Melissa.

—Les revelare un secreto —Le respondió Tristán tomando la espada de Melissa— Nadie sabe cómo fueron creadas estás cosas, pero, saben que son duras como los meteoritos y duraderos como mi madre.

—Estan muy oxidadas y viejas —Replico.

—Es óxido superficial, observa —Desenvaino su espada y la rozo por la superficie—, Brillante como el platino.

Cómo si hubiera vuelto en el tiempo la espada tomo un brillo y pulcritud casi perfecto.

—Lo mismo pasará con la espada de Hayami, todas en esta sala fueron conseguidas por los caballeros originales, con el tiempo acumularon suciedad y lluvia, pero, jamás pierden su pureza inicial. Eligieron sabiamente, que su sangre y sudor marquen sus nombres en sus hojas, felicidades.

—Eres mejor dando discursos cuando no lo intentas —Dijo Melissa, burlona.

—Me alegra que ya estés tomando confianza. A partir de hoy empezaremos las prácticas especializadas, técnica básica de el estilo centinela.

—¿Centinela? —Preguntó Hayami.

—Asi llamaban a los mutantes hace tiempo, y así como ellos nuestro estilo es impredecible, pero, suave y controlado. Cada portador de este le da un poco de su propia alma, lo marca como un estilo universal pero lo domina como su propio cuerpo.

—¿Nos enseñaras a movernos como mutantes? —Añadio Melissa.

—Estamos peleando contra fuerzas mayores que simples humanos, nadie sabe hasta qué punto el ejército de Kira también usa a los mutantes, y si quieren poder combatir contra eso deben estás abiertas a aprender cosas diferentes, salir de la cotidianidad —Respondio.

Melissa no respondió, solo asintió y mantuvo el silencio y la mirada en su espada.

—Dentro de tres meses serán las pruebas para subir de rango y no espero que quieran participar, será una batalla contra otro contrincante del reino el que gane subirá y el que no se queda, simple.

—Una pregunta —Hayami levantó la mano—, ¿Será una batalla con espadas reales?

—Asi es —Afirmó—, hay normas pero, en teoría es totalmente una batalla real, por rendición o sumisión, se permiten cortes leves y golpes a la armadura, todos tendrán sus armas oficiales para el día de la prueba.

—¿Mientras les hacen mantenimiento como entrenaremos? —Preguntó Melissa.

—Confeccionare espadas de madera para el tamaño y un poco más pesadas que las suyas así entrenarán. En caso de que no quieran presentar la prueba podrán hacerlo dos meses después.

—¿En tres meses estaremos listas? —Preguntó Hayami.

—Eso dependerá de ustedes, de su esfuerzo y lo que pongan para superarse. Para eso solo deberías dejar de llegar tan tarde a las clases, nos retrasas y perdemos tiempo valioso.

—Lo siento.

—Tu disculpa es tan buena, llegó directo a mi corazón —Respondió sardonicó.

—Ja, Ja.

A pesar de su irresponsabilidad Hayami ya había replanteado sus opciones y pensaba esforzarse todo lo que pudiera para de verdad ayudar, estaba cansada de para todos ser alguien irresponsable y floja.

Al pasar del primer mes hicieron ejercicios prácticos, aunque Hayami estaba en una buena condición física aún le costaba demasiado aprender como luchar con la espada.

Cada mañana Hayami, iría a comer, trotaria más rápido que nadie, y superaría la pista de la forma más limpia y ágil que se puede, ahora verdaderamente se estaba esforzando. La diferencia con toda su vida anterior es el fin, todo una vida de irresponsabilidades cambiarían por una razón.

Luego de eso, almorzaba y antes que nadie iba al campo de entrenamiento y daba tantos azotea al muñeco como podía, golpes al aire, y agilidad con la espada.

La expresión de impresión de Tristán al pasar y verla esforzándose era algo nuevo para todos, pero, también de orgullo ya que para el sus estudiantes era algo nuevo y era extraño ese sentimiento de orgullo por alguien ajeno a el.

Ya habían pasado dos meses desde que Hayami había empezado a entrenar tan arduamente, ya sentía como tomaba el hilo de el estilo con la espada. Aunque se esforzará en reforzar sus tajos aún necesitaba experiencia en batalla real. Partiendo de esa idea a Tristán se le ocurrió la idea de orquestar una batalla de entrenamiento entre Melissa y ella.

Aún después de todo el entrenamiento Hayami estaba muy nerviosa de luchar contra Melissa, fue extraño que eligiera a Tristán como su mentor ya que todos los instructores se peleaban por tener una estudiante como ella, varios de ellos ya la habían catalogado como una prodigio de la espada a la edad de quince años.

Llegó el día de la batalla, Tristán le había ordenado llegar lista al campo, era medio día, fue a su habitación a alistarse tomo una pechera de cuero y una abrazadera de metal, mientras se alistaba paso la mano por su pecho y pudo sentir su agitada respiración, cerro sus ojos mientras controlaba sus pulsaciones, tomo una bocanada de aire y siguió alistándose.

Se detuvo un momento a apreciar su abrazadera de platino brillante, se levantó luego de abrocharse sus botas, se recogió el pelo con una cola y salió.

Camino hasta el campo de entrenamiento, allí estaban esperando Tristán sentado leyendo una revista y Melissa levantándose al verla.

—Bien, las reglas serán iguales a las de la prueba con excepción a las espadas reales y aquí no usarán una armadura. Un golpe en el cuello o la cabeza es perdida inmediata para el herido, golpes a la abrazadera suman puntos pero no los herirá, si logran que el otro se rinda ganan si lo dejan incapacitado ya sea por dolor o falta de movimiento también ganan, se valen golpes a las piernas y torso. Si digo que se detengan se detienen ¿Entendido?

—Entendido —Afirmó Melissa de inmediato.

—Entendido —La siguió Hayami.

Ambas se situaron a una distancia prudente en medio del campo, tomaron sus espadas envainarón y prepararon. Había un silencio casi irreal, el viento zarandeada sus cabellos. Se acercaban poco a poco; la tensión podía sentirse en el aire.

Melissa parecía no estar nerviosa, nisiquiera tímida como siempre estaba cabizbaja y penosa.

Melissa dio un paso brusco adelante, Hayami tropezó sobre si misma, con esfuerzo logro mantenerse en pie.

Dio un paso adelante, y una estocada; Melissa lo esquivo y acertó un golpe a la pierna izquierda.

—¡Hayami, no bajes la guardia! —Gritó— ¡Y no me mires!

Acató sus órdenes, tomo su posición nuevamente y se abalanzó sobre ella, varios tajos lanzados a su oponente, izquierda, derecha, izquierda, abajo. Todos bloqueados con el arma, no obstante el último logro desestabilizarla.

Melissa parecía frustrada, soplo quitándose el cabello de la cara, lo peino detrás de su oreja y siguió.

Esta vez, ella tomo la iniciativa de dar el primer golpe, dio unos pasos atrás con la guardia en alto y la punta de su espada hacia su oponente.

Al llegar al borde del campo, tomo carrera y corrió hacia ella, dio un salto cayendo con una estocada en el pecho, Hayami intento bloquearlo con su arma, está se deslizó y permitió que pegará en su pecho.

Hayami quedó en calma con el arma en su pecho y miro a su profesor.

—Sigan —Comentó.

Hayami deslizó el arma de su pecho con su antebrazo y se levantó rodando hacia atrás.

Hayami se acercó y lanzo tajos horizontales, todos esquivádos o bloqueados. Chocaron armas mientras forcejeaban por el poder.

Hayami dio una patada y se separó, dio un tajo diagonal inmediatamente que acertó en el hombro.

Melissa se tambaleó con su mano en el hombro derecho, lo tenía, por su expresión sabía que ese golpe le había afectado.

Melissa se acercó cuidadosamente cubriéndose con el brazo izquierdo y envainando con el derecho.

Hayami atacó bruscamente con un golpe vertical. Melissa detuvo el golpe con la abrazadera en su antebrazo y dio un golpe directo a las costillas.

Hayami cayó al suelo soltando su arma retorciéndose de dolor.

Ella dirigió su espada a su cuello.

—Rindete —Le exclamó.

Era todo. Había terminado.

Perdió.

Lo prometido es deuda no me tarde tanto en subir y espero que apoyen porque este cap es más largo que de costumbre y me costó bastante la escena de batalla. Lo hice más largo ya que si lo dejaba más atrás de toda la batalla quedaría muy corto, gracias por leer 7w7

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